Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 11 de septiembre de 2020

11 de septiembre de 2001

Fotografía de Paloma Madruga Alonso-Vega


El primer día de aquel viaje visitamos Ankara, vimos el Mausoleo de Atatürk y el Museo Hitita de las Civilizaciones. 

Acababa de empezar el circuito, y no había sido demasiado espectacular, pero nos quedaban por conocer lugares realmente preciosos como las chimeneas de las Hadas de la Capadocia o las cascadas de algodón de Pamukkale, con ese acento invisible en la ú. 

En aquel país, cinco veces al día, las voces de todos los Imanes de cada mezquita llamaban al mismo tiempo a la oración, sobrecogiéndote de pronto.

Aquel eco impresionante al atardecer, aún sobrevuela mis recuerdos, como lo hacen las imágenes de sus ciudades antiguas. Toda la vida las recordaré como las mejores ruinas que he visto en mi vida: Afrodisias, el teatro de Aspendos, la famosa biblioteca de Effeso. Tan bien conservadas que, inevitablemente, siempre volverán a mi memoria cuando visite otras en distintos países.

Pérgamo y aquel paseo al atardecer entrando y saliendo con Serkán, nuestro guía, de los baños turcos, las tiendas de antiguedades, las de comida, disfrutando de la vida cotidiana de ese lugar remoto y especial. Estambul y su Mezquita Azul, Santa Sofía y aquella Cisterna, enorme y en penumbra, medio cubierta por el agua bajo la ciudad.

En aquel país donde la hospitalidad se derramaba en gotas de colonia sobre nuestras manos todas las mañanas, y se caldeaba por la tarde ante un humeante té de manzana, devolviéndonos uno de los mejores viajes que he hecho en mi vida. Un viaje donde conocí a buenísimos amigos, de Zaragoza, de Santiago, amigos con quienes volveríamos a viajar siempre que tuviéramos oportunidad y ya nunca dejaron de estar presentes en mi vida.

Ay.

Quién nos lo hubiera dicho, cuando aquel primer día del circuito, aquel que habíamos visitado Ankara y volvíamos cansados al hotel para cenar y dormir, vimos esas imágenes en las televisiones del vestíbulo mientras esperábamos las tarjetas para subir a nuestras habitaciones.

Unos aviones se estrellaban, a cámara lenta, contra las torres gemelas. 
¿Qué película es? preguntó alguien. 

Las imágenes se repetían una y otra vez: aquellos aviones, la humareda, el estupor. 
Se repetían, y nosotros, hipnotizados por ellas, no dejábamos de contemplarlas, aunque no entendíamos qué decían los subtítulos. 

Vaya si nos enteramos después.

El horror había golpeado Nueva York, pero se había sentido en todo el mundo, mientras nosotros estábamos en Turquia, ajenos a todo, comenzando un viaje que duraría quince días. 

Y allí seguimos. Paradójicamente disfrutando de aquel país,  mientras mi madre en casa, preocupada, pensaba: "Con lo que ha pasado y esta chica por esos mundos, tan lejos...", deseando verme aparecer de nuevo.  

Qué largos le debieron parecen esos quince días que a mí se me fueron volando felices por el Bosforo.

Inevitablemente los olores de las especias y del interior de las mezquitas, las puestas de sol y los madrugones, las risas y fotos de aquel viaje, permanecerán trenzados, también, a aquel primer día, aquella noche de estupor, de incompresión y pena.


Nunca olvidaremos ese vestíbulo de hotel y aquellas televisiones.

Porque todo el mundo recuerda dónde estaba cuando ocurrió, cuando se enteró.

Aquel 11 de septiembre de 2001.




martes, 8 de septiembre de 2020

"La melodía de la oscuridad" de Daniel Fopiani



Se me había quedado sin reseñar una novela. Ainssss. Y ya tengo dos más esperando su turno... Ainsss otra vez.

Bueno vamos a poner orden.

"La melodía de la oscuridad" de Daniel Fopiani.

Cuando en julio iba a viajar unos días a Cádiz y Málaga, me quise leer un par de novelas que transcurrieran en estas ciudades.

Ambientada en Málaga me leí "El paseo de los Canadienses" de Amelia Noguera, cuyo reseña la escribí el pasado 12 de agosto:

Pues bien ambientada en Cádiz me leí "La melodía de la oscuridad" de Daniel Fopiani.

¿Qué nos cuenta el argumento? "Adriano es un hombre acabado, nada queda de aquel aguerrido sargento que sufrió un atentado en Intxaurrondo que le dejó ciego. La explosión le reventó las cuencas oculares y la vida entera: ahora es un monstruo desfigurado, invidente, que vive en Cádiz dependiente de su mujer, Patricia, que apenas soporta la rutina y que, a pesar del profundo amor que siente por su marido, no puede dejar de estar angustiada, además, por el dolor incesante de no haber tenido hijos."

 Sí, es una novela policíaca donde buscaremos a un asesino en serie que va cometiendo homicidios por la ciudad de Cádiz.

Tengo sentimientos encontrados con esta novela. 
Mientras la leía me parecía muy entretenida. Me atrapó con su historia, la intriga está bien dosificada, y mantiene el interés. También es cierto que no es un asesino cualquiera el que nos vamos a encontrar, es peculiar, es bastante interesante. Por otra parte, os debería decir que los crímenes no son ninguna tontería, la verdad, son un poco, bastante, truculentos, salvajes... no nos vamos a engañar, son duros.

Pero el autor ha creado un personaje, el asesino, que va a despertar nuestro interés. Porque además nos lo va a ir presentando en una segunda línea argumental a medida que se van sucediendo los asesinatos. Lo cual también aumenta la intriga.

Luego por tanto el autor creo que ha acertado, en general, en unos casos con más acierto que otros, en la creación de los personajes. Me parece que está bien perfilado el asesino y también el protagonista, ese Adriano, es un personaje potente. Un sargento retirado, invidente, a causa de una explosión en el País Vasco. Con una existencia un poco penosa por sus circunstancias, que está acompañado, permenentemente dependiente, de su mujer Patricia, a quién le salpica obviamente toda la situación, y de su perro guía. Creo que es un personaje que tiene fuerza, que está bien creado, que transmite y con el que vamos a empatizar bastante. 

También creo que el autor ha acertado con la estructura de la novela, no es muy larga, con capítulos cortos, con un estilo muy ágil, directo, sencillo, donde cómo os decía, la intriga está bien dosificada. Despierta el interés y lo mantiene.

¿Y por qué digo que me provoca sentimientos encontrados? Pues porque el final me despistó. Yo creo que no está muy bien cerrado. En mi opinión lo ha cerrado demasiado deprisa, ha dejado flecos, que despiertan dudas. En mi opinión.

Pero eso no quita para que en general me pareciera una novela muy entretenida, y que si más delante hay otros casos con este sargento Adriano al frente y yo topara con ellos, sin duda los leería. 

Cuando estuve en Cádiz fui visitando alguno de los escenarios de la novela, para refrescarlos.  El primer cadáver el asesino lo deja delante del Hércules de Farnesio en el Museo de Cádiz.





En el segundo homicidio tendrá mucha importancia  y está relacionado con "El Árbol del Mora", esos dos ficus históricos, enormes, que se plantaron en el año 1903.




 Ay que ganas de volver pronto a Cádiz.





#reseña
#novela

domingo, 6 de septiembre de 2020

Palacio de Cristal de Madrid. Exposición de Petrit Halilaj



No sé vosotros, pero a mí, de siempre, me encanta el Palacio de Cristal de Madrid. 

Ese lugar amplio y luminoso.

Si además lo reconviertes en un enorme nido con flores impresionantes y patas de pájaros,
Si le pones un guardian blanco y un cielo azul,

casi te sientes alegre y libre dentro,

casi, casi,
como si pudieras echar a volar.



Se titula:
“A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados”  

Y es de:

Del artista kosovar Petrit Halilaj (Kostërrc, Skendaraj-Kosovo, 1986).


 


 










viernes, 4 de septiembre de 2020

Juzcar, la aldea azul...



Donde todos los pueblos eran blancos, en medio de la montaña, había uno de color azul.

Y era en ese pueblo, donde podías ir menguando con cada paso que dabas, hasta creerte del tamaño de un pitufo.

Y cuando tu cabeza llegaba a la altura del pomo de las puertas, tus piernas cobraban vida y comenzaban a corretearlo buscando sus huellas.

Tuvo que ser más nuevo, más llamativo, más azul.

Pero sus latidos aún se podían escuchar, en el sopor de la siesta, si acercabas la oreja con infinito cuidado, a sus murales y paredes.

Júzcar, el primer pueblo pitufo del mundo aún está en Málaga.

Y que sepas que es mágico.

Aunque tú no quieras, 
hace sonreír.












miércoles, 2 de septiembre de 2020

Murales y trampantojos. Estepona (Málaga) 2




Os quería traer otros pocos.
¿Os acordais? 
En este enlace podéis ver los que ya os enseñé:
 https://rociodiazgomez.blogspot.com/2020/08/murales-y-trampantojos-estepona-malaga.html

  
Casi es un Museo al Aire Libre. O sin casi.
Son más o menos 50 o 60 murales. No los conté. 
Solo los busqué, o no, solo los encontré sin querer, 
pero siempre los fotografié.
Murales que duran cinco fachadas, o dos o una. 
Homenajes a tantas cosas... Siempre coloristas, impresionantes, bellos.

Estepona  guarda un tesoro. Tantos tesoros. Los hay para todos los gustos.

¿Cómo no querer llevármelos?
Traermelos a este Madrid que necesita agua y peces, colores y artistas.

Estepona. Verano 2020












lunes, 31 de agosto de 2020

Nombres de tiendas: "La gusa" y "El busto es mío"


Hoy traemos otros dos "cromos" para nuestra cole de "Nombres de las tiendas".

Por una parte tenemos un restaurante al que han bautizado con el nombre coloquial de "La gusa". Me hizo sonreír nada más verlo. 

¿Quien no sabe que "tener gusa" es "tener hambre? Es una más de las formas coloquiales que utilizamos para referirnos a esa sensación. Cómo me gusta el lenguaje coloquial, tan rico, tan sugerente. 

La palabra "gusa" no viene en el diccionario de la Real Academia. Pero he encontrado que en twitter alguien les hace una consulta a este respecto.

DudaRAE Hola! "Tener gusa" se refiere a "tener hambre" de una forma coloquial, pero no lo he visto reflejado en su diccionario. ¿Por qué no se contempla? ¿Tiene un uso muy minoritario? Gracias de antemano.

#RAEconsultas «Gusa» es voz coloquial usada en el español de España. Ya está en curso una propuesta para su incorporación al «DLE».

Tampoco he encontrado la etimología de esta palabra. Yo creo que viene de la expresión "matar el gusanillo". "Gusa" de gusanillo, o hambre. En todas las explicaciones que he buscado acerca del origen de esta expresión, he encontrado que los antiguos pensaban que teníamos dentro una especie de gusano que era quién se comía todo lo que metíamos para el cuerpo. Ese gusanillo se hacía notar mucho por las mañanas, después de no comer durante toda la noche. Y el que más o el que menos lo primero que hacía era entonarse con una copita de orujo que adormecía o atontaba al gusanillo y de paso distraía el hambre. 
En fin...



Y por otra parte hemos encontrado otra tienda con un curioso nombre "El busto es mío". 
Curiosa también ¿Verdad?
Han tomado el nombre del juego de palabras con la expresión "el gusto es mío. Muy ocurrentes. 


Ambos establecimientos están en Madrid.


jueves, 27 de agosto de 2020

Manuel y Julia. Un 27 de agosto...




Tal día como hoy se casaron Manuel y Julia.

Muchas veces me contó Julia como fue el día de su boda, lo largas que fueron las celebraciones en aquel pueblo donde se conocieron, que nunca sentí como mío. 
Ahora que ya no puede contármelo de nuevo, agradecería volver a escucharlo. 
Sería como sentir su brazo, el izquierdo porque el derecho hacía tiempo que no lo podía usar, echado sobre mis hombros, acercándome a ella con un gesto tan tierno como antiguo, 
para darme un beso,
en el pelo, en la sien, donde pillara.

Tal día como hoy se casaron, y se vinieron a vivir a Madrid. 
Manuel había dado el dinero para comprar un piso por la zona de Vallecas, del que no volvió a saber nunca más. Ni del piso, ni del dinero. "Gente mala hubo siempre, ya puedes tener cuidado", que diría Julia. Por eso terminaron viviendo en uno diminuto, de alquiler, un año entero, mientras ahorraban para poder comprarse otro, esta vez en un barrio más al norte, más al este, también en Madrid. El mismo donde soy la única de todos mis hermanos que llevo viviendo casi toda la vida.  

Manuel trabajaba en las oficinas de una empresa de artes gráficas. Y a medida que iba ascendiendo, nos íbamos mudando a otras ciudades. Tuy, Martorell, Granollers. Pontevedra y Barcelona. 
¿Y dónde dice "profesión de la madre" que pongo mamá? Pon "sus labores".

Cuando cumplí diez años, la brujula de mi familia se rompió, y volvimos a Madrid. 

Tal día como hoy, se casaron Manuel y Julia.
De Manuel heredé el gusto por leer y por viajar. De Julia quiero pensar que todo lo demás, todo lo demás "bueno" que hay en mí.

Hace más de cuarenta años que se me murió Manuel y cinco que lo hizo Julia.
Ya no tengo a ninguno para que me recuerden aquel día que se casaron. Ni aquel, ni tantos otros.
Por eso me obligo a recordarlo yo, a recordar todo cuánto me contaron de sus vidas: mis principios.
Mientras  pueda hacerlo, ellos seguirán muy cerca de mí, 
acompañándome,
velando por mí,
ayudándome a crecer.



Tal día como hoy, un 27 de agosto, se casaron Manuel y Julia. 


@Rocío Díaz Gómez