Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

miércoles, 6 de octubre de 2010

Siria y Jordania, un placer



Yo ya no tengo palabras.

Solo tengo unas ganas enormes de regatear cuando las dependientas me dicen el precio de algo. No puedo evitar en cuánto las oigo, calcular mentalmente la tercera parte, y me muerdo las ganas de decirla en voz alta, para retar a esa voz y que comience, lúdico y veloz, el juego de "tanto, pues tanto, no, tanto, bueno tanto ¿vale?, venga sí tanto...". Viendo victoriosa como va bajando el precio. Pero miro a mi alrededor y ya no estoy allí... Así que me trago las ganas de regatear, miro otra vez a la dependienta y saco cabizbaja mi monedero para pagar "cristianamente" lo que siempre estuvo marcado.

Yo ya no tengo palabras.

Solo tengo unas ganas enormes de comer jamón y tortilla de patatas y gazpacho y cocido y diez mil comidas  más que tanto he añorado en estos días de "humus", trigo y entremeses "desvaríados"...

Yo ya no tengo palabras.

Solo tengo un montón de preciosas fotografías que me recuerdan que estuve allí, que cumplí años allí, en la lejana Petra, que compartí con los mejores compañeros de viaje lo que significa una túnica y un té, una propina y una regañina, mil mezquitas de reflejos verdes orando a la vez y un único y hondo sentimiento de gratitud a la vida por  permitirme estar allí.

Yo ya no tengo palabras.

Solo tengo un montoncito de "paradojas humanas" que me hacen volver a sonreir. Tengo la sensación de estar "suelta" cuando no estoy para nada ni nadie, tengo un arabe con cara de arabe, con turbante de arabe, con voz de árabe diciéndome: "Aquí solo café americano..". Tengo paradojas  y juegos de palabras que nunca entendereis, pero que me devuelven un millón de risas y una única complicidad que me arropará en los largos y fríos meses del invierno.

Yo ya no tengo palabras.

Solo tengo la maravillosa certeza de haber estado en varios lugares únicos en el mundo, de haberlos paseado, de haberlos vivido, de haberlos sudado y respirado entre moscas y más moscas volando a mi alrededor.  Tengo la inmensa suerte de haber estado allí, echándolas una y otra vez... Qué asco tú.

Yo ya no tengo palabras.

Solo tengo un cursillo sobre la "pérdida" que comencé con mis compañeros para  poder superar lo que sería volver a la rutina, a la normalidad, a la vida monótona de todos los días. 

No, ya no tengo palabras, no me alcanzan para contar lo que solo se puede vivir. 

Vivir.

(Si no fuera por esta maldita sensación de que ese cursillo, el de "la pérdida" no lo voy a aprobar...)

Siria y Jordania
Septiembre de 2010

A Paloma, Olga, Yolanda, María, Asun, Carlos y Sergio.






viernes, 1 de octubre de 2010

"La playa de los ahogados" de Domingo Villar



Como ya os habréis dado cuenta por las entradas anteriores, el último libro que he leído ha sido "La playa de los ahogados", segunda novela de Domingo Villar (Vigo 1971). Una novela que no tiene nada que envidiar a la literatura policíaca de fuera de España. Pero no había tenido tiempo de hablaros de ella, así que  allá vamos.

Yo no había leído su primera novela ("Ojos de agua"), ahora ya la estoy leyendo.  Y desde luego a partir de ahora no pienso perderme ninguna de las que escriba. Porque lo hace tan bien, que tendrá que seguir inventando y escribiendo más casos de Leo Caldas.

El argumento es el de la aparición en una playa gallega del cadaver de un marinero, con las manos atadas y del que no se encuentra la embarcación con la que había salido esa mañana de domingo. Leo Caldas, el inspector protagonista, tiene que investigar que ha ocurrido, para lo cual se traslada desde Vigo hasta Pantxon donde residía el ahogado y donde se encuentra con el silencio de todos los vecinos o en su defecto, con el miedo a la aparición de viejos fantasmas. Ya se sabe "Haberlas, haylas".

 Leo Caldas, es un personaje que te atrapa. Fuma sin parar y le gusta tomarse un vino en la taberna del Eligio. Le disgusta el silencio de su casa y se marea con mucha facilidad. Tiene un ayudante, Rafael Estevez, un aragones muy impulsivo que no entiende el ambigüo carácter gallego, y que tampoco acaba de encajar con su jefe. 

A mi la verdad es que me ha gustado mucho. Me ha parecido muy entretenida. Y amena. Cada capítulo empieza con una palabra y su definición. Palabra que desde luego tiene algo que ver con el capítulo que viene a continuación. Y no hay cabos sueltos, sino que lo que después se va descubriendo es a raíz de  cualquier dato que ya en algún momento había aparecido.  

Está contada en tercera persona lo que te mantiene a distancia de la acción y la trama. Pero siempre con un lenguaje muy sencillo y cercano, salpicado de ciertas dosis de fina ironía.

El ambiente gallego y de los marineros está muy bien descrito, suavemente te vas sumergiendo en aquellas poblaciones, en sus playas, en su clima, en los oficios y las costumbres de la gente del mar.

Lo dicho. Me ha gustado mucho. Y desde luego que si os apetece leer novela policíaca yo os recomiendo ésta. Nuestra novela policíaca. Y de la buena.


Domingo Villar: La playa de los ahogados

Madrid: Siruela, 2009. 448 págs. 19,90 €.

 BIOGRAFÍA


Domingo Villar, gallego emigrado a Madrid, ha ejercido como guionista de cine y televisión. Ligado desde niño al mundo del vino, desde hace años es crítico gastronómico en una emisora de radio nacional y colaborador habitual en diversas publicaciones escritas. Obtuvo con su primera novela Ojos de agua, el I Premio Sintagma, el Premio Brigada 21 y el Premio Frei Martín Sarmiento, y fue finalista en dos categorías de los Crime Thiller Awards en Reino Unido. Hasta la fecha ha sido traducido a seis idiomas .

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Hoy, además de tantas cosas... es mi cumpleaños



De la niñez uno recuerda algunos libros especialmente. Recuerda sus tapas duras, su forro de papel coloreado que podías separar, recuerdo como olían al pasar las hojas y como me gustaba verlos todos juntos colocados en la estantería, formando una fila que podías colocar por autores o por tema.

Cuando yo era pequeña en casa había muchos libros de la editorial Bruguera que llevaban un subtitulo llamado "Colección Historias Selección". Más tarde "Joyas literarias Juveniles". 

La mayoría de aquellos libros eran de mi hermano mayor. Pero terminábamos leyéndolos todos.

Recuerdo que teníamos muchos de Julio Verne, Salgari... También recuerdo Miguel Strogoff con aquella escena dibujada en una viñeta donde le pasan la espada por los ojos y le dejan ciego...

Pero no quería hablaros de aquel, sino de uno que estaba también entre ellos, el dedicado a Lawrence de Arabia.


Hoy es mi cumpleaños. Y estoy muy lejos. Pero por esos azares de la vida el lugar donde estoy me ha recordado aquella colección y mi niñez. 

Porque estoy en Jordania, en el desierto de Wadi Rum, donde transcurrió la historia de Lawrence de Arabia.

 Quién me hubiera dicho a mí cuando tenía siete u ocho años, quién me hubiera dicho cuando leía aquellas historias, que algún día yo estaría aquí. Qué cosas...

 Aquí. Donde Lawrence de Arabia... cumpliendo un año más.


lunes, 27 de septiembre de 2010

"No hay tu tía" o "No hay tutía"



 Supongo que todos a estas alturas alguna vez habreis oído la expresión "No hay tu tía" con el significado de no hay remedio o no hay solución. ¿No os habéis preguntado nunca de donde podría venir?

Yo sí, por eso he investigado un poco y he encontrado  varios lugares donde se explica, entre ellos he escogido un artículo de Ramón Solsona publicado en La Vanguardia en agosto de este año:


PALABRAS VIAJERAS: NO HAY TUTÍA

24/08/2010
Tutía, escrito todo junto. No se refiere a ninguna tía ni a ningún otro pariente. Bien mirado, eso de la tía es extraño, porque jamás decimos 'no hay tu suegra', 'no hay tu cuñada' o 'no hay tu primo'.

Pero ¿qué diablos es la tutía? Si lo buscan en los diccionarios, lo más probable es que les diga que se trata de un óxido de cinc, lo cual no explica satisfactoriamente la expresión. Pero si tenemos en cuenta que la tutía o atutía se utilizaba para fabricar colirios y ungüentos que llegaron a ser casi una panacea para curarlo todo, entendemos que se diga «no hay tutía» cuando algo no tiene remedio o cuando alguien se ve en un atolladero.

 Ya veis resulta que viene de un ungüento, un colirio o un medicamento, la tutía o tuthía, lo he encontrado escrito de ambas formas y parece ser que era de origen arabe attuttiya.

Por otra parte en el blog de Lengua Española de Alberto Bustos, se explica como se ha llegado de la expresión "No hay tutía" a la de "No hay tu tía". Ha sido como ocurre otras veces, el hablante transforma la expresión en palabras que conoce, apoyándose en ellas cambia la expresión originaria hasta convertirla en otra que para él tiene más significado. Hace una falsa separación. Él conoce las palabras "tu" y "tía", mucho más que "tutía" de ahí el cambio. Pero os dejo con el vínculo de dicho blog donde lo explica.


http://blog.lengua-e.com/2007/no-hay-tu-tia-etimologia-popular/

sábado, 25 de septiembre de 2010

La playa de los ahogados de Domingo Villar



"La entrada de un médico en la habitación arrancó al enfermo una mueca de disgusto.
-Alberto, ¿Cómo va? -preguntó el médico, y recibió por toda respuesta el balanceo de una mano.
El doctor descubrió la sábana y palpó varios puntos del abdomen del enfermo, que en el refugio de plástico verde que le aireaba los pulmones desencajaba su rostro con cada presión.
-En un mes está usted nuevo -dijo al concluir el examen y, tras guiñar un ojo al padre de Leo Caldas, abrió la puerta y abandonó la habitación.
Los tres hombres permanecieron en un silencio incómodo hasta que el tío Alberto, con un ademán, pidió a su hermano que se aproximase. El padre del inspector se acercó al borde de la cama y su hermano se retiró la mascarilla.
-¿Me harías un último favor? -preguntó con voz fatigada.
El padre cruzó una mirada con Leo Caldas.
-Claro.
-¿Aún conservas tu libro de idiotas?
-¿Cómo?
-¿Lo conservas o no? -Insistió el enfermo, esforzándose por elevar su bisbeo sobre el soplido del oxígeno.
-Sí, creo que sí.
-Pues apunta a ese médico -dijo, y señaló con su dedo caquéctico la puerta por la que había salido el doctor.
Luego se colocó la mascarilla sobre la nariz y la boca durante unos instantes para despúes retirársela y volver a susurrar:
-Es el doctor Apraces. ¿Lo recordarás?
...

Al salir del hospital, el inspector encendió un cigarrillo y su padre abrió un paraguas.
-Cabemos los dos -dijo.
Leo se arrimó a él y echaron a andar hacia el aparcamiento entre el recital de cláxones que ofrecían los conductores exasperados por el atasco.
-¿Tienes un libro de idiotas?
-¿No lo sabías? -contestó el padre sin mirarle, y Caldas advirtió que tenía los ojos acristalados.
..."

La playa de los ahogados
Domingo Villar

jueves, 23 de septiembre de 2010

La estrategia del agua de Lorenzo Silva



Llevo varios días queriendoos hablar del último libro que he leído: "La estrategia del agua" de Lorenzo Silva.

Os hice una especie de introducción en una entrada: http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/09/una-preguntita-sobre-un-libro.html, donde os animaba a que me dijerais a que libro pertenecía el extracto que os copiaba. Efectivamente se trataba de la pareja Bevilacqua y Chamorro, protagonista de esa serie policíaca de libros del novelista Lorenzo Silva. Y concretamente era de este último.

"La estrategia del agua" es el quinto libro de la serie. Comenzó con El lejano país de los estanques (1998), y después llegaron El alquimista impaciente (Premio Nadal 2000), La niebla y la doncella (2002), La reina sin espejo (2005) y éste último. Sin contar con el libro de relatos "Nadie vale más que otro"(2004) con los mismos protagonistas.


Me los he leído todos. Así que sigo las peripecias del brigada Rubén Bevilacqua y la sargento Virginia Chamorro, desde el principio. Hemos madurado a la vez. Porque estos personajes van cambiando con el tiempo como el resto de nosotros. De ello y de ellos nos hablaba el autor cuando le fuimos a escuchar en una conferencia que dió en la Bilbioteca Nacional este invierno, en noviembre, y de la que ya os hablé en el blog (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/11/lorenzo-silva-el-novelista-como-cazador.html). Os copio el párrafo donde contaba lo que decía de ellos:

"Y luego también en el caso de los dos guardias civiles. Pero para evitar aburrirme tomo muchas precauciones. Por un lado escribo dejando pasar mucho tiempo, entre estas novelas hay una diferencia de quince años, entre cada una de las primeras ha dejado pasar tres años y ésta última que ya va a salir, ha dejado pasar cuatro años. Y siempre que recupero a estos personajes, han envejecido y el paso del tiempo en los libros en un buen aliado, porque el tiempo cambia a las personas y por tanto a los personajes. Por otra parte no tengo, dice Silva, ninguna prisa en contarlo. Aunque confiesa que le interesa cuando por ejemplo Bevilacqua llegue a los 50 años y tenga mucha experiencia y en cambio le digan que se tiene que ir ya a su casa. O cuando Chamorro ya tenga cuarenta y lleve 20 trabajo y se plantee que quiere una vida familiar más estable... En cada momento hay novedades. Estos personajes son versátiles y flexibles y por eso los puede seguir utilizando..."

Esa fue la primera ocasión que hoy hablar de esta novela. Solo había que dejar pasar el tiempo para que llegara a mis manos. Y como era de esperar, la he leído muy rápido. Como todas las de esta serie.


En este caso el argumento cuenta que al brigada Bevilacqua le encargan el caso de un hombre llamado Oscar Santacruz, que ha aparecido con dos tiros en la nuca en el ascensor de su casa. Este caso le pilla a Bevilacqua mucho más exceptico y decepcionado con el sistema judicial, lo que se transparenta en los primeros diálogos de la novela. Aún así, tiene que ocuparse de ello puesto que así se lo han encomendado. A primera vista parece el trabajo de un profesional, pero pronto se da cuenta de que la víctima no parece la más adecuada para este "trabajo", pues a parte de tener antecedentes menores por tráfico de drogas y violencia de género, no parece ser claro objetivo de este tipo de ejecución...

Así arranca esta novela, que en el fondo habla de los errores o aciertos de los jueces, de las relaciones humanas, de las separaciones, de las custodias, de las injusticias y del mal. Todo ello perfectamente enmarcado en la actualidad, y en Madrid.


Los personajes principales son los de siempre, Bevilacqua y Chamorro, más un compañero nuevo, Arnau, un joven guardia que soporta estoicamente la actitud negativa de Bevilacqua, pero que poco a poco se le irá llevando a su terreno.


En cuánto a los personajes secundarios, esta vez Lorenzo Silva ha hecho desfilar por la historia a varios personajes femeninos muy logrados. Está la jueza que lleva el caso del asesinato de Santacruz, que aunque en un principio a Bevilacqua no le causa buena impresión, al final resultará ser enérgica y una buena ayuda; la jueza de familia que intervino en el divorcio del informático, me gusta mucho esta parte en la que aparece, y todo lo que dice este personaje; la cabo Inés Salgado (alias Shakira). O la novia y la ex esposa de Santacruz muy bien perfiladas ambas.

Yo he disfrutado mucho con esta novela. Como ya había hecho con las anteriores. Me gustan mucho los diálogos de la pareja protagonista. Así como todas las reflexiones de Bevilacqua.


Si tuviera que poner algún pero, quizás solo pondría dos. El primero es que he echado en falta más protagonismo para Chamorro. Me ha parecido que en esta novela sabemos menos de ella. Y el segundo es que me ha faltado alguna sorpresa en la trama. Supongo que Lorenzo Silva no se preocupa por ello, sino que le interesa más la reconstrucción lenta de todos los hechos que anteceden al asesinato.


En cualquier caso lo mejor, como ya he dicho, los diálogos. Esa mezcla de ingenio con ironía, esa mezcla de humor socarron con la intimidad de algunos que son practicamente confesiones cargadas de melancolía. Qué bien los escribe Lorenzo Silva.


En fin, que estaba deseando leer esta novela, y como esperaba me ha gustado mucho y no podía dejar de leerla hasta que llegué a su final. Espero que no tarde otros cinco años el autor en presentarnos la siguente