Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 3 de octubre de 2016

"Lugares que no quiero compartir con nadie" de Elvira Lindo





“Soy neoyorkina por la familiaridad que siento ya con la ciudad, y soy extranjera porque no tengo raíces aquí”.

Vamos a retomar el blog, y las reseñas de los libros que voy leyendo con “Lugares que no quiero compartir con nadie” de Elvira Lindo.

Cómo tenía previsto viajar por segunda vez a Nueva York, me apetecía leer mucho libros que hablaran de la ciudad, que me descubrieran lugares que yo no supiera que había que conocer. Y elegí dos libros, éste de Elvira Lindo que vamos a reseñar ya y uno de Enric González que reseñaremos otro día.

Pues bien, me han gustado mucho los dos.

“No es país para viejos, afirman con frecuencia, y lo hacen como si fueran los primeros en pronunciar la frase mientras tomamos un café con tarta de queso italiana en el Café Reggio, que se encuentra en el corazón del área de la Universidad de Nueva York. Cuántas afirmaciones no habré escuchado yo sentada en uno de estos viejos sillones de terciopelo y respaldos trabajosamente torneados. Cuántos de esos juicios implacables que se emiten tras observar la ciudad de manera superficial me han dejado preguntándome si la imagen de las ciudades o de los pueblos no depende de cuatro tópicos construidos y asumidos colectivamente por visitantes que llegan, pasan una semana y quieren marcharse a casa con un equipaje de opiniones rotundas. El hecho de que tantas veces se haya repetido esta misma conversación en el Reggio, un café de 1920 que se jacta de haber iniciado a los neoyorquinos en el arte del capuchino, tiene su porqué: se encuentra a un paso de Washington Square, en el West Village, cerca del Soho, a un paso deTribeca, en el centro del itinerario que suele patearse el visitante. Es aquí mismo donde descubre, entusiasmado, que Nueva York es también un entramado de callecillas con casas relativamente bajas, en el que todo parece estar hecho para enamorar al recién llegado: las pastelerías, las pequeñas boutiques caras pero con un encanto negligente y alguna librería, como Tree Lives, en la que parece que están a punto de entrar o acaban de irse Lou Reed o Patti Smith. Recuerdo haber pasado infinidad de tardes aquí, en el Reggio, divagando con los visitantes sobre el alma de la ciudad (o incluso sobre la del inabarcable país), escuchándolos sobre todo a ellos, sintiéndome cada vez más incapaz de afirmar o negar,porque según ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de que conocerla es aceptar que la desconoces, que hay algo en su más íntimo mecanismo que te es ajeno, de la misma manera en que uno siempre es un extraño sentado a una mesa entre los miembros de una familia que no es la tuya, por muy sincero que sea el cariño o la cercanía.”

“Lugares que no quiero compartir con nadie” de Elvira Lindo es un recorrido vital por la ciudad de la mano de esta autora que supongo que ya todos sabemos que ha vivido allí muchos años porque a su marido, el también escritor Antonio Muñoz Molina le hicieron Director del Instituto Cervantes.

No es la primera vez que leo a esta periodista y novelista, me gusta mucho su estilo directo, fresco, sencillo pero no exento de profundidad e intensidad si lo requiere el argumento. Por supuesto no es igual una novela que este caso, que podría denominarse de alguna manera “libro de viajes”, pero aún así también me ha gustado mucho por varias razones. 

En primer lugar, porque está escrito en primera persona pero no solo desde el punto de vista formal, sino en primera persona de forma íntima y personal. La autora te cuenta de su biografía en sus paseos por Nueva York, y lo hace desvelando mucho de su vida con su familia, con su marido Antonio, con sus tres hijos: Arturo, Miguel y Antonio, sin importarle “desnudar su intimidad” de alguna forma al lector. Esto hace que la lectura se vuelta más familiar, más entrañable.

Vemos Nueva York por los ojos de Elvira Lindo, que vive en el Upper West, y que te muestra la ciudad con sus paseos diarios con su perra Lolita o con sus allegados. Y al hacerlo te muestra sus recuerdos y anécdotas, ahondando en pensamientos y sentimientos. Humanizando la ciudad.

Por eso tan pronto estamos en los trágicos sucesos del 11 de septiembre de 2001 vividos en Nueva York por nuestros protagonistas, como estamos en la polémica que suscitó su pregón en Barcelona en el año 2006. Tan pronto estamos hablando de los problemas de ansiedad de la autora y que la lleva a la consulta de un especialista cada semana, como de la caída que tuvo en su ascensor, uno de esos que lleva ascensorista, que deja a varios de sus vecinos preocupado hasta tal punto que no dudan en llamar a su puerta una y otra vez para ver como evoluciona.

Cómo ya hemos dicho el tono de este libro es intimista, sencillo, efectivo desde luego, porque te identificas con la autora en sus momentos dramáticos, pero también te ríes con ella en los momentos cómicos y absurdos que vive. Y aunque espacialmente no salimos de Nueva York y alrededores, temporalmente va dando saltos, como siguiendo el hilo caótico y narrativo de los pensamientos de la autora, el hilo de sus recuerdos que tan pronto son más antiguos cómo más modernos. 

Supongo que quiénes ya hayáis leído a esta autora ya sabéis, y si no es así os lo digo, que su estilo literario aúna la ironía con la ternura perfectamente. Gracias a la conjugación sabia de ambos ingredientes, te hace partícipe de sus historias, te hace cómplice. En este caso hay momentos que se cuentan casi hilarantes, como el que os he comentado del ascensor, pero en general no es un libro divertido. Tiene un poso melancólico. Un tono profundo, sereno.

Elvira Lindo te muestra de Nueva York sus lugares preferidos, sus restaurantes, sus tiendas, sus calles, lugares cotidianos en su vida diaria. Te muestra tanto estos lugares menos conocidos, más anónimos pero muy sentimentales, como los más públicos como el Museo de Historia Natural, o el parque High Line, o la ribera del río Hudson, que también en su caso tienen su carga sentimental.

A mí me ha gustado especialmente cuando habla de las casas de algunos autores como su visita a la casa de la autora de Mujercitas, Louise Mary Alcott, o la casa de Luis Armstrong. Cuando lo leía me entraban ganas de salir corriendo a conocerlas. Me han gustado mucho las referencias literarias de sus paseos, no en vano tanto ella como su marido se mueven en este ambiente. Las referencias a la familia de Lorca en el exilio, por ejemplo. Paseos literarios que conllevan deferencia, respeto. Me gusta mucho cómo los trata.

Acompaña la autora su relato autobiográfico con una guía de lugares al final.

Y desde luego me ha gustado mucho cómo ha finalizado el libro, con esa alusión más extensa a la dedicatoria del libro: A Antonio, porque donde está él está mi casa. Precioso. El final, desde luego, es una declaración de amor.

Lo dicho. Me ha gustado mucho este libro. Aunque lo he comenzado con la certeza de que iba a visitar ya la ciudad de la que me estaba hablando y lo he terminado ya en ella. Por supuesto eso puede influir, influye mucho, teniendo en cuenta que es una ciudad a la que no me canso de volver. Pero no es una guía de Nueva York, no habla de los lugares principales a lo que tiene que ir alguien que nunca ha visitado esta ciudad, o tal vez sí, pero de pasada. Habla del Nueva York del día a día. Nos ofrece un relato vital de lo que es vivir en ella cada día durante seis meses al año. Con sus días nevados y sus días soleados. Con sus millones de habitantes de paso, con sus jaleo, y sus imbebibles cafés en las manos.

Es un libro de doscientas y pico páginas que se leen volando. Si te gusta Nueva York, y te gusta cómo escribe Elvira Lindo yo creo que te gustará.

  

domingo, 25 de septiembre de 2016

Casa de Rosalía de Castro en La Coruña



Me gusta mucho visitar las casas de los escritores: Dónde vivían, dónde escribían... En el blog tenemos reunidas todas las reseñas de esas visitas bajo la etiqueta "CASAS ESCRITORES", por si os apetece echar un vistazo a las que ya tenemos reunidas, que son unas cuántas.

 Hoy quería dedicar esta entrada a otra de esas casas. Aunque en este caso no se puede visitar, solo se puede ver desde fuera.

Me estoy refiriendo a la casa de Rosalía de Castro en el casco histórico de la ciudad de La Coruña. Una placa te avisa de que has llegado, está en la calle del Príncipe, en el núm. 3.

No es la casa donde nació la escritora, sino donde vivió desde finales del 1870 hasta el año 1875. La placa te dice que aquí vivió con sus hijos y su esposo en 1873, pero buscando información sobre ella he encontrado que lo hizo durante esos años.

La casa es un edificio construído en el siglo XVIII con cinco plantas, de unos 180 metros cuadrados cada una, con un jardín anexo. El matrimonio Murguía vivió en uno de los pisos, porque a Manuel Murguía le nombraron Jefe del Archivo del Reino de Galicia. Aquí también nació la quinta hija del matrimonio, Amara.

La casa en la actualidad no se puede visitar, como ya os he dicho. Su historia ha sido azarosa. En los años noventa "albergó un local de hostelería, con el nombre de Casa Rosalía, en el que se daban cita poetas y escritores participantes en encuentros literarios en la ciudad o los cursos de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo". Fue propiedad de la Caixa Galicia que lo adquirió en el año 2004, hasta que lo cedió en el año 2007 a la Academia Real de Galicia que quería convertirlo en un nuevo centro cultural.

Pero al final por falta de dinero la RAG no pudo afrontar las obras que se necesitaba hacer en la casa para reconvertila en centro cultural y tuvo que devolvérseo a sus antiguos dueños, la antigua Caixa Galicia, y ahora Afundación, que son quiénes están haciendo obras ahora en ella. Parece ser que estaban arreglando los tejados y las bajantes principalmente y luego demás obras de mantenimiento.

Ojalá que algún día esta casa pueda dedicarse a fines culturales.





viernes, 23 de septiembre de 2016

Man en Camelle. Museo y Casa


 Hace muchos años, la primera vez que viajé a la Costa de la Muerte, y conocí Camelle, también conocí a Man. 

Man en realidad se llamaba Manfred Gnädinger, y era un artista alemán que se había afincado cerca de la playa. Allí se había hecho una casa y allí, vestido únicamente con un taparrabos, se dedicaba a hacer unas curiosas construcciones alrededor de la casa en la que vivía. Teníais que haberlo visto, alto, delgado, muy delgado, con el pelo y la barba larga, y su escasa indumentaria moviéndose por su Museo al Aire libre...

Parece ser que había llegado allí en los años sesenta, en 1962 más concretamente, y desde entonces, al principio con oposición de los vecinos que no entendían por qué tenía que establecerse ese peculiar hombrecillo en su pueblo alterándoles... se había quedado. Dicen que al principio era mucho más corpulento, e iba bien vestido. También dicen que fue debido a un fracaso sentimental con una maestra del lugar por lo que terminó aislado en ese terrenito en la costa, que había comprado, y donde hizo su peculiar comunión con el mar y con la naturaleza.

Sí, Man, el amante del medio ambiente, había llegado para quedarse e inventar su peculiar edén con sus obras de arte hechas de piedras, botellas, conchas... Cincelaba las rocas con figuras geométricas, utilizaba las pinturas, las fotografías... y su ingenio.

Si tú le visitabas, costaba un euro entrar, y otro si querías hacer fotos, te dejaba una libretita para que le hicieras un dibujo. He leído que decía que “en cada papel está el alma de cada uno y mi objetivo es hacer un gran rascacielos con todas ellas”. Fuimos tres amigas, y la verdad es que yo no entré, pero una de mis amigas sí que le dejó su dibujito. 

Cuando la desgracia del naufragio del Prestige, gran parte de su obra al aire libre quedó teñida de negro, Man se deprimió por el desastre del Medio Ambiente y finalmente murió en 2002. Dicen que de pena.

Yo decir que esto no deber limpiarse nunca. Ser episodio de la historia. Quedar así debe, para todos recordar quién es hombre” “Dolor mucho dolor, porque el hombre no querer a hombre, ni querer a mar, ni querer peces, ni querer a playas”. 


Este verano he vuelto a Camelle, y por supuesto he vuelto a visitar a Man. Después de tantos años me ha gustado mucho hacerlo. Ahora sus vecinos le guardan memoria con un Museo a donde trasladaron todo lo que pudieron salvar de su casa. 

En él se puede ver gran parte de su obra. Muchos de los autorretratos que se hizo están allí, podéis verlo en las fotos.




También se pueden admirar las figuras que hacía con los botes de plástico, con las conchas, con los huesos de los animales, artilugios de pesca, con los distintos elementos que recogía de aquí y de allá, y con los que trabajaba.


Por supuesto están todas sus libretitas. Montones y montones de ellas. Se consideran ahora cuadernos de artista.





Junto a todo ello también estaban sus libros, libros de arte y de otras disciplinas.





Si seguís caminando hacia el mar llegareis a lo que queda de la casa de Man. En el Museo nos dijeron que claro, tan cerca del mar, con el clima que tienen tan extremo, esos vientos, esas olas, pues al ir pasando los años se va erosionando todo, y se va deteriorando. 

Pero aún quedan algunas de sus esculturas de roca en pie, quedan también sus figuras geométricas, la mayoría con forma de círculo que tanto le gustaban. 

Si vais a Camelle no dejéis de visitar a Man.




He encontrado este vídeo, por si os apetece saber más sobre Man y sus circunstancias, está muy bien.


https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=a39fdhGJrsg




miércoles, 21 de septiembre de 2016

Llega el otoño...




"En el Quijote, por ejemplo, hallamos cinco estaciones: «... a la primavera sigue el verano, al verano el estío, al estío el otoño y al otoño el invierno ya! invierno la primavera.» Y es que Cervantes utiliza los nombres de las estaciones en su sentido etimológico. Primavera significa literalmente ~



Comienza el otoño.

Leo en el artículo "Divertimento filológico del otoño" que la palabra "otoño" etimologicamente parece que viene del latín "augeo amnus", época de brote, tiempo de brote de las plantas. No tiene nada que ver con el sol, o el clima cómo si ocurre con los demás nombres de las estaciones. De aquí vendrían palabras como retoñar, o retoño. E incluso palabras como auge.

Parece ser que en las lenguas romances todas heredan la palabra otoño del mismo modo, en portugués, en italiano, en francés y en inglés se dice muy parecido porque sus términos vienen también de la misma palabra: outono, autumno, automne, autumm... Menos en catalán que se dice "tardor".

Leo también en el mismo artículo anterior, que nuestros poetas, Juan Ramón Jiménez y Machado han mostrado en sus poemas predilección por el otoño.

Otoño, triste príncipe.
de ojos celestes y cabellos áureos,
todo vestido de brocado negro,
cori hojas amarillas en las manos -

J.R. Jiménez.


El cárdeno otoño
no tiene leyendas
para mi. Los salmos
de las frondas muertas,
jamás he escuchado,
que el viento se lleva.
Yo no sé los salmos
de las hojas secas,
sino el sueño verde
de la amarga tierra. («Otoño» en Poesías Sueltas, 1898-1907)

Machado



Ojalá que ocurra lo de los dibujos, ojalá que como caen las hojas, nos caigan muchas y buenas lecturas, escrituras, y todo lo relacionado con ellas en este otoño que comienza. 




¿Cruzamos los dedos?



sábado, 17 de septiembre de 2016

Una curiosidad en Portugal, en Tavira


Hoy me vais a permitir que os deje con una imagen de algo que me hizo mucha gracia.

Se trata de una imagen que vale más que mil palabras.

Es una parada de autobús en Portugal.

Parece que el autobus suele tardar... ¿No?


jueves, 15 de septiembre de 2016

Los ángeles de hielo de Toni Hill



Bueno pues terminé de leer "Los ángeles de hielo" de Toni Hill y me gustó mucho.

Tenía un poco de apresión por si no me gustaba tanto como me había gustado su trilogía anterior, la que comenzaba con "El verano de los juguetes muertos", la trilogía del inspector Héctor Salgado. 

Pero la verdad es que sí que me ha gustado bastante. Y aunque no tiene nada que ver con la trilogía anterior me ha tenido muy, muy entretenida. 

Pero comencemos a reseñarla un poco.

Os copio el argumento que podemos leer en cualquier página que hable del libro: 

"Barcelona, 1916. A sus veintisiete años, Frederic Mayol ha dejado atrás una vida cómoda en la esplendorosa Viena y la traumática participación en una guerra que sigue asolando Europa. Psiquiatra y seguidor de las teorías psicoanalíticas, se enfrenta a su futuro puesto en un sanatorio ubicado en un tranquilo pueblo pesquero cercano a Barcelona, un enclave perfecto para superar los horrores vividos en el frente. Pero la clínica y sus alrededores no resultan ser tan idílicos como pensaba. Las sombras de un siniestro pasado se ciernen sobre los ángeles que decoran la fachada del edificio, como si quisieran revivir los acontecimientos que sucedieron en la casa siete años atrás..."

Yo creo que el tema que subyace a toda la novela es la maldad. Y teniendo en cuenta que la novela arranca con un condenado a morir en el garrote vil, que clama que es inocente, pues enseguida nos damos cuenta de que "vamos por mal camino"...

La novela tiene tres narradores principales: El doctor Freixas, el antiguo jefe del protagonista Frederic en el psiquiátrico donde éste estuvo trabajando. En éste caso es un narrador en primera persona. Después podemos hablar de un narrador en tercera persona que nos cuenta la trama desde que el protagonista Frederic, llega a Barcelona. Este narrador en tercera persona es el narrador omnisciente que todo lo sabe. Aquí la narración está salpicada de diálogos que dan mucha fluidez al relato. Y además incorpora las cartas que el protagonista se cruza con Anna Freud. Y por último tenemos un tercer narrador, que es la voz de Águeda la Directora del Internado para señoritas que ocupa años antes el mismo edificio que luego será psiquiátrico, y que nos cuenta la historia según la va escribiendo en su diario. Luego también es una primera persona con todo el sesgo al contar la historia que eso conlleva.

Esta variedad de narradores ofrece al lector una visión multiperspectivista de los sucesos que narran la novela de forma muy rica. 

Por otra parte se rompe el ritmo temporal, la trama va hacia delante y hacia atrás. Con lo cual también eso imprime mucho ritmo a la narración. El primer narrador, el doctor Freixas, nos cuenta su historia en 1930. La parte del segundo narrador, el omnisciente va desde 1916 hasta 1920 aproximadamente. Y la visión del diario de Águeda, la tercera narradora, cuenta unos hechos que sucedieron mucho antes hacia 1908.

Luego el escritor ha sabido introducir en la escritura muchos recursos estilísticos desde el punto de vista formal que ha enriquecido la lectura. Tenemos diarios, cartas, narración en tercera persona... 

Los personajes están bien perfilados. Son creíbles. 

En cuánto a la ambientación de la novela, es típicamente gótica. La atmosfera está muy conseguida. Tenemos elementos en el paisaje que enseguida nos centran en ella: Un edificio enorme con figuras de ángeles en la fachada, que fue el proyecto de un hotel que no llegó a ser porque se arruinó el dueño. Después fue un internado de señoritas donde ocurrió un desgraciado incendio. Y al final es un psiquiátrico... Además de eso tenemos algunos pasajes que claramente nos llevan a momentos de tensión con escenas casi sobrenaturales. La ambientación se desarrolla entre la Barcelona de principios del siglo pasado, donde empiezan las revueltas trabajadoras y Viena mientras está ocurriendo la Primera Guerra Mundial.

El autor ha dosificado bien los ingredientes de la intriga, ha creado varias tramas que al final van a ir confluyendo en una sola. Quizás lo que menos me ha gustado ha sido el final, le he encontrado un poco apresurado. Aunque por otra parte me ha gustado el detalle de que el narrador que comienza y cierra la trama te cuente que ha sido de algunos protagonistas. 

En fin, que me ha gustado esta novela. Me ha parecido muy entretenida. Me ha tenido muy pillada con su intriga y los giros que ha ido imponiendo el autor. 

Me gusta la forma de escribir de este autor Toni Hill, por ahora todo lo que he leído de él me ha gustado bastante.


lunes, 12 de septiembre de 2016

"El cielo que me tienes prometido" de Ana Diosdado


El viernes pasado, 9 de septiembre, estuve por primera vez en un encuentro con el público previo a la asistencia a una representación en el Teatro María Guerrero de Madrid.



Fue muy interesante, la verdad. Era en la sala Margarita Xirgú, que está en la primera planta, una sala pequeñita cuyo acceso es libre. La sala estuvo más concurrida de lo que yo pensaba. El tema del encuentro era Ana Diosdado, porque se esta celebrando un ciclo de actividades como homenaje a esta autora con motivo del primer aniversario de su fallecimiento. Este ciclo está organizado por la SGAE y el Centro Dramático Nacional.



En el encuentro se habló de Ana Diosdado como escritora de novela y de teatro. A cargo de la disertación sobre esta tema estuvo Pedro Villora, periodista y escritor. Y después se centraron en la obra de teatro a la que íbamos a asistir. El productor fue quién habló de ellos, Salvador Collado, quién también se la había encargado escribir a la autora. La moderadora fue Miriam Gómez. 



Nos faltó tiempo, se pasó enseguida, era muy entretenido y ameno. El tiempo hablando de la obra de Ana Diosdado se pasó volando, y después también era interesante saber de dónde había surgido la obra de teatro que íbamos a ver, cual fue su origen, cual el ánimo de la escritora al inventarla, y cómo se tomaba de en serio los ensayos, sin querer perderse ni uno a pesar de su enfermedad. Muy, muy interesante.




Me gustó después también "El cielo que me tienes prometido", la última obra de teatro que escribió y dirigió Ana Diosdado. El argumento es el encuentro entre Teresa de Jesús y la Princesa de Éboli, tras morir el marido de ésta última, y su pretensión de tomar el hábito en el Monasterio de Pastrana. La novela parte de un hecho histórico que realmente tuvo lugar, aunque la autora inventó el choque tuvo que haber entre ellas, debido a su fuerte carácter.



El tema que subyace a toda la obra es el amor. El amor a Dios, el amor entre marido y mujer, el primer amor. El amor divino frente al profano. Encarnado en los tres personajes femeninos de la obra: Maria Teresa de Jesús, La Princesa de Éboli y Mariana, una sirvienta de ésta última. 

Me gustó mucho el trabajo de las tres actrices, cada una muy metida en su papel. Maria José Goyanes es una Teresa de Jesús asentada, mayor, con un monólogo pausado que te va atrapando. La joven Mariana es Elisa Mouliaá, vehemente, simpática, un encanto, qué bien lo hace. Y la Princesa de Éboli es Irene Arcos, destrozada por la muerte del marido, pero sin perder su clase de Princesa. Me gustaron las tres, las vi muy creibles en su papel. Y la voz de Emilio Gutierrez Caba recitando versos de San Juan de la Cruz, era muy buen contrapunto. La escenografía muy, muy sencilla, sin embargo resultó efectiva. Me gustó.


El cielo que me tienes prometido
Texto y dirección: Ana Diosdado. 
Escenografía y vestuario: Alfonso Barajas. 
 Iluminación: Rafael Echeverz. 
Intérpretes: María José Goyanes, Irene Arcos, Elisa Mouliaá y Emilio Gutiérrez Caba (voz en off). Teatro María Guerrero. Madrid



miércoles, 7 de septiembre de 2016

De regalos de fotos y libros...

 

Mi amiga Piluca me regala este par de fotografías para el blog.

Aún a riesgo de ponernos escatológicos, como es un regalo, y la verdad es que me han hecho gracia, aquí os las dejo para nuestra colección de curiosidades literarias y letreros de esos que tanto nos gustan:

"Aprenda a cagar, es salud"

Dice el letrero con el que el librero ha querido llamar la atención sobre este libro "La era del estreñimiento". Y la verdad es que sí, sí que ha conseguido llamar nuestra atención.


Las fotos son de una librería de Madrid.




lunes, 5 de septiembre de 2016

Poemas para el lunes... de Roberto Juarroz




Porque esta noche no duermes lejos...
 
Porque esta noche duermes lejos
y en una cama con demasiado sueño,
yo estoy aquí despierto,
con una mano mía y otra tuya.


Tú seguirás allí
desnuda como tú
y yo seguiré aquí
desnudo como yo.


Mi boca es ya muy larga y piensa mucho
y tu cabello es corto y tiene sueño.


Ya no hay tiempo para estar
desnudos como uno
los dos.


Roberto Juarroz 




13
El centro del amor
no siempre coincide
con el centro de la vida. 
 
Ambos centros
se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos. 
 
Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes


30
La guillotina del día
decapita
la nomenclatura triste de las cosas
y todo pasa a tener un solo nombre,
presentido, vertiginoso, impronunciable.
Todo juega el gran juego:
desfilar,
transitar como un gesto de adiós,
temblar, saltar, pensar o no pensar,
sentir, caer, callar el nombre.
Callar el nombre,
decirlo
sin la palabra agreste de un lenguaje.
Toda la realidad al fin es esto:
decir un nombre de otro modo



Roberto Juarroz

(Dorrego, 1925-Buenos Aires, 1995) Poeta argentino. Sus poemas, de carácter metafísico, están reunidos en volúmenes que presentan el mismo título, desde Poesía vertical (1958) hasta Sexta poesía vertical (1975). Sus composiciones han sido reunidas en Nueva poesía vertical (1977). Miembro de la Academia Argentina de las Letras desde 1984.



sábado, 3 de septiembre de 2016

Nostalgia, la palabra y su origen



Es viernes, el primer viernes de septiembre.

En Madrid se nota que ha venido ya mucha gente, me temo que para muchos se han terminado las vacaciones... Dentro de nada comenzarán los colegios, la rutina se irá imponiendo y el tiempo del sol, del aire libre, del ocio poco a poco irá quedándose atrás. No será dificil que la nostalgia, esa nube húmeda y plomiza, comience a formarse sobre todas las cabezas.


nostalgia.
Del lat. mod. nostalgia, y este del gr. νόστος nóstos 'regreso' y -αλγία -algía '-algia'.
1. f. Pena de verse ausente de la patria o de los deudos o amigos.
2. f. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida.

Real Academia Española © Todos los derechos reservados

La palabra nostalgia que, como ya hemos visto en la definición, se formó gracias a la unión de la palabra griega "nostos" que significa regreso y la también griega "algos" que quiere decir dolor. Es decir el dolor que causa el deseo de regresar.

Eso mismo fue lo que quería que significara el médico suizo Johannes Hofer, quién inventó la palabra en su tesis médica escrita hacia el año 1668. Es un neologismo. Una palabra nueva. El médico quería buscar la palabra que significara esa tristeza, ese dolor por estar separado de tu casa, de tu familia, o de una alegría que has perdido. He leído que creó la palabra a raíz del estudio del sufrimiento que experimentaban tanto un estudiante, como su sirviente por estar alejados de su casa. Enfermaron, y solo la vuelta al hogar les curó de su dolor.

Tiene un significado muy parecido a la palabra "saudade" portuguesa.


Me gusta a mí mucho esta palabra, es sonora.

¿Y a vosotros?



jueves, 1 de septiembre de 2016

El cementerio de los Ingleses en la Costa de la Muerte, La Coruña




 Para nuestra colección de cementerios, hoy os traigo uno muy especial. Se trata del Cementerio de los Ingleses en la Costa de la Muerte de La Coruña.

Es díficil acceder a él, la verdad. Si vas caminando, es una buena caminata. Puedes ir también en coche, pero no hay carretera es una pista de arena desde el faro de Cabo Vilán, que precisamente se construyó a raíz de los naufragios que habían tenido lugar en esta Costa.

Exactamente está en lo que se conoce como Punta de Boi, a la derecha de la playa del Trece. En este lugar fatídico en el siglo XIX tuvieron lugar tres naufragios muy desgraciados: el Iris Hull (1883), el Serpent (1890) y el Trinacria (1893).

El Iris Hull era un barco de vapor inglés que había salido de Cardiff con destino a la India vía Gibraltar, tripulado por 38 hombres. A las cuatro de la madrugada del día 5 de noviembre de 1883, en medio de un fuerte temporal del noroeste, choca con los llamados Baixos de Antón, en Punta Boi, destrozando el buque. Solo hubo un superviviente.

Siete años después naufragó el buque Serpent, un barco de la corona británica, que había zarpado de Plymouth el 8 de noviembre de 1890 con 175 hombres. Solo se salvaron tres hombres.

Los vecinos de Xaviña y Camariñas ayudaron a dar sepultura a los otros 172 restantes, consagrando el lugar donde ya estaba enterrados los del Irish Hull con un pequeño cementerio, hoy llamado Cementerio de los Ingleses. La construcción del faro Vilán se aceleró a raíz de estos tres naufragios.

En el lugar del Cementerio Inglés no hay mucho que ver, ya lo veis en las fotos. Además está en un lugar que sufre constantemente la erosión del clima. Es más su valor testimonial. Pero a mí me gustó mucho por lo agreste, lo solitario, y la memoria que encierra.








lunes, 29 de agosto de 2016

"Lujuria" de Eslava Galán



"Mujer que sabe latín, no tiene buen fín"


Ya me he terminado Lujuria de Eslava Galán. 

Bueno. No ha estado mal. Ha sido una lectura distraída, en ocasiones amena. Pero tampoco es es que me haya enganchado mucho. Bueno en realidad al principio sí, pero me ha parecido que hacia la mitad del libro es un poco repetitivo. Pero bueno vamos a verlo más despacio.

Está dividido en 45 capítulos bastante breves, a los que se suman las ilustraciones. 

El tema, por supuesto, es la lujuria. En éste libro el autor hace un repaso de cómo hemos enfrentado el sexo en España en los dos últimos siglos, por supuesto monarquía incluída.

"Dado que el libro va de lujuria consignemos que la despreocupación de esta madre desalmada se debió en buena medida a su encalabrinamiento, a los dos meses de quedarse viuda, con el sargento de la Guardia Real Fernando Muñoz con el que se casó en secreto y engendró nada menos que ocho hijos. Como se daba la circunstancia de que durante su matrimonio con Fernando VII había tardado en quedarse embarazada, circuló la coplilla: "Clamaban los liberales/Que la reina no paría/¡Y ha parido más muñoces/que liberales había."

Por supuesto en este tratado se habla mucho de las prohibiciones en este sentido que ha ejercido sobre la sociedad la Iglesia, y después la dictadura de Franco. 

"Antes las mujeres respetables se veían obligadas a fingir que carecían de libido. Los maridos apreciaban esa pasividad que les certificaba que una esposa que no sentía placer se mantendría fiel. A una dama veneciana se le escapó un gemido de placer durante la consumación del acto y el marido la increpó: "O procreamos honestamente o me apeo del tálamo". Incluso en tiempos relativamente modernos, años cuarenta del pasado siglo, un manual de la Sección Femenina sugería "una leve queja al final indicará tu placer".

"Era la típica mentalidad machista de la época: si el sexo no funcionaba, era culpa de la mujer, a la que, por otra parte, se le exigía que fuera virgen y, en consecuencia, inexperta".

Está escrito con una prosa distendida, en clave de humor muchas veces, jocosa, pero sin embargo con un amplio vocabulario. Esa es una de las cuestiones que más me han llamado la atención de este libro, había muchas palabras que yo desconocía. Cuánto me gusta aprender palabras nuevas:

Encalabrinado: 
1. Dicho especialmente de un olor o de un vapor: Causar turbación en una persona o en su cabeza.

Lo dice en éste párrafo:
"No importa, no importa, dijo el encalabrinado Alfonso, que solo pensaba en prometer hasta meter. Y confiando en su buena estrella se casó con la beldad rubia en 1905. Los españoles saludaron con gran alborozo y lanzamiendo rosas en paso de la carroza nupcial, así como fuegos artificiales (con el trueno gordo de la bomba de Mateo Morral)." Sí, se está refiriendo a Alfonso XIII.

Doñeador:
Que se familiarizaba fácilmente con las mujeres o las cortejaba.

"La fama de doñeador del rey español se extendió por las cortes y cancillerías de Europa..."

Y otras nuevas palabras para mí han sido:
Neóptero: Insectos alados...

Sicalíptico:


sicalipsis
Der. regres. de sicalíptico.
1. f. Malicia sexual, picardía erótica.

Vicetiples:
De vice- y tiple.
1. f. coloq. En las zarzuelas, operetas y revistas, cada una de las cantantes que intervienen en los números de conjunto.

Fómite:
Cualquier objeto o material inerte y sin vida que es capaz de transportar organismos patógenos (bacterias, hongos, virus y parásitos). Por ejemplo, son fómites la ropa, las sábanas de la cama, el equipamiento hospitalario no esterilizado, etc.

Hipospadia: Malformación de la uretra que presenta el orificio de salida en el tronco del pene en lugar de en el glande, lo que obligaba a orinar sentado, lo que se refleja en multitud de epigramas.

"Paquito Natillas / es de pasta flora / y mea en cuclillas / como una señora" en alusión a Francisco de Asís, consorte de Isabel II.


Además también es reseñable el extenso listado final de libros dedicados a este tema que enumera el autor. Una amplia bibliografía de la que él se ha ayudado y que por supuesto ahí detalla. Muy interesante por si en algún otro momento queremos ahondar en estas cuestiones. 


Si os interesa este tema es un libro entretenido y en ocasiones ameno. Es curioso.


viernes, 26 de agosto de 2016

Letreros que son una llamada de atención

Foto procedente del cementerio de San Amaro en La Coruña


Venga vamos a por una ración de letreros para nuestra colección. 

Hoy traemos unos de esos que nos llaman la atención con advertencias. Aunque la verdad es que a mí me cuesta mucho creer que haya gente que necesite que le digan éstas cosas. Pero a la vista está que sí.

El de arriba lo atrapé en un cementerio. Sí. Está claro que hay quiénes no pretenden entrar con flores, sino que aspiran a llevárselas... ¡Vaya tela!

La foto está tomada en el cementerio de San Amaro en La Coruña.


Y la de abajo, pues ya veis. Debe ser que hay quién quiere llevar a su perro a misa. La foto está tomada en Pontedeume en La Coruña.


Foto procedente de Pontedeume en La Coruña

domingo, 21 de agosto de 2016

"Unos ojos que piensan" José Suarez - Exposición de fotografía



En Madrid, en el Instituto Cervantes y hasta el 11 de septiembre hay una exposición de fotografía que me ha gustado mucho. 

Me estoy refiriendo a la dedicada al fotógrafo José Suarez: 1902-1974 "Unos ojos que piensan". Ya el subtítulo te deja pensativo.

Yo no conocía a este fotógrafo, me recomendó mi hermano Alberto que fuera, y la verdad es que me encantó. Tanto por sus fotografías, cómo por su vida, su historia, los detalles que vas encontrando.

La exposición se divide en tres espacios fundamentales. La primera parte se refiere a su vida fotográfica hasta que se exilió, es decir a la década de 1930. La segunda parte sería la que corresponde al Exilio, a partir de 1936 hasta 1958 que regresa a España. Y la tercera parte sería desde su regreso hasta su muerte en 1974.

Pero vamos por partes:

 José Suarez nació en 1902 en Allariz en una familia liberal con un montón de hijos. Estudió derecho en Salamanca, porque se suponía que iba a seguir en el despacho de abogados de la familia, pero su padre le regaló una cámara cuando terminó el bachillerato y eso decidió que un buen día cambiara su vida dedicada a las leyes (pidió la excedencia) por otra dedicada a fotografiar al hombre y su entorno. A partir de este momento José Suarez fue un gallego que viajó mucho tanto por su trabajo como por sus inquietudes liberales o personales.

En Salamanca, donde estudió la carrera, fue donde comienza también su actividad con la fotografía. De este tiempo es la serie de retratos que tiene de Unamuno, o con Ortega y Gasset. También son de entonces los paisajes de Salamanca a Allariz. 



En su labor como fotógrafo se centró en la figura de El hombre. Tiene muchos retratos. Le atraía el hombre en su entorno. Después vendría la serie tan conocida de Galicia de Mariñeiros. Me encanta esa serie de fotografías. Los rostros curtidos de los marineros, sus miradas al infinito, sus ceños concentrados...


Llega la guerra y decide exiliarse por convicciones políticas, y de esa época en Argentina tiene muchos trabajos relacionados con el cine. También son las series de sus fotografías en la nieve (Nieve en la Cordillera) y las famosas de su primer viaje a Japón por el año 1953, porque aunque viaja por muchos lugares, Japón le gustó especialmente.

En el año 1958, por añoranza, regresa a España, donde sin embargo, ni vuelve con su mujer, que no se quiso exiliar con él, ni se presta demasiada atención a sus trabajos, y eso que tiene otras series de fotografías como las dedicadas a La Mancha o La tauromaquia donde trabajó con revistas internacionales. El fotógrafo comentaba que en la España a la que él había regresado, y que tanto le había desilusionado en pleno franquismo, para hacer la serie de "La Mancha. La ruta del Quijote', "él salía a buscar Quijotes y sólo encontraba Sancho Panzas".

A partir de 1967 se instala en el Hotel Miño en Ourense, donde realiza tertulias rodeado de sus amigos, y deja la fotografía. A mí me han gustado mucho también sus fotografías a los intelectuales españoles. El fotógrafo tenía una formación académica e intelectual buena que ayudó mucho a que se moviera en éstos círculos, estuvo muy cercano siempre a la intelectualidad. Ya hemos dicho que tuvo una buena relación con Miguel de Unamuno en Salamanca donde había estudiado, en la exposición aparecen las fotos que le hizo, además de dos de las pajaritas que hacía el escritor, de ésto ya hemos hablado en el blog, de la "cocotología", que era como el escritor llamaba a su afición por la papiroflexia.

http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/2013/02/cocotologia-y-don-miguel-de-unamuno.html

También tuvo relación con Bergamín, y también estuvo presente en la famosa e importante Revista de Occidente. Después cuando se exilió a Argentina tuvo contactos con Alberti, hay fotografías y un poema en la exposición, o con Ramón Pérez de Ayala o Alejandro Casona entre otros.

Es muy graciosa la carta que le escribe su perro Mambrino, que también se puede ver en la exposición. 


No os perdáis el vídeo de su vida, donde leen la carta que dejó cuando murió, en la que primero pide disculpas por las molestias que ocasiones a quién le encuentre y luego unas instrucciones para su entierro. Le encontraron muerto en el año 1974 en un hotel de La Guardia (Pontevedra). Y todos los recortes con las necrológicas de aquel tiempo. Algunas merecen mucho la pena ser leídas.

Me gustó mucho la exposición, me pareció muy interesante. Me gustó mucho saber de este fotógrafo, de su trayectoria vital y fotográfica que yo desconocía.

Ha sido un descubrimiento.