El Viajero
Allí de donde vengo nadie me detenía
Sé que nadie me espera donde voy.
Por la ventana inmóviles desfilan los paisajes
Sería hermoso no llegar a ningún sitio.
Permanecer así:
viajando de un lugar que ya no existe
a otro que jamás existirá.
Juan Bonilla
Tenía yo ganas de leer a Juan Bonilla. Había oído hablar muy bien de su versatililidad en géneros y sobre todo de su prosa.
Al fin he podido entrar en su mundo literario gracias a una novela que me trajo una compañera: "Academia Zaratustra". Una novela corta dentro la colección, Vive la vía, coordinada por Gabi Martínez.
Esta novela de Juan Bonilla, es una especie de libro de viajes. Como pretexto el autor inventa una especie de Academia de discípulos de Nietzsche: la Academia Zaratustra. Y persiguiendo a esta secta va pasando por ciudades de Suiza, Alemania y Dinamarca, mientras a él también le persigue alguien parapetado tras las páginas de un periódico.
La verdad es que es un libro corto que se lee volando, aunque a mí la historia no acabara de atraparme del todo. Pero seguía leyendo porque tenía algunos hallazgos con los que disfrutaba. Me gustaba mucho la prosa de este autor salpicada de ironía e ingenio, además de un fondo interesante. Por momentos disfrutaba de sus descripciones rozando la lírica y en otros párrafos del discurso sesudo.
Por supuesto aborda a Nietzsche, a su forma de ver el mundo y a ese itinerario suyo: Primero tienes que ser un león y ganar un territorio, después ser un camello y retener agua para cruzar el desierto y luego llegar al punto máximo de esplendor humano que es ser un niño. Volver a ser un niño después de haber sido un león, de haber ganado un territorio y de haber cruzado un desierto siendo un camello para después llegar a ser un superhombre. Al autor ya he leído, en alguna que otra entrevista, que le fascina el filósofo.
Cómo ya he comentado, quién lo aborde queriendo encontrar el típico libro de viajes se va a decepcionar porque el argumento narrativo es importante. Pero sí es cierto que a mí me ha gustado volver a encontrarme con algunas ciudades que conozco como Praga, Berlín o Copenhague. Y he disfrutado con la descripción de la comunidad hippie de la danesa Cristiania.
Creo que debo concluír que me ha gustado leerlo precisamente por el hecho de saborear esa prosa que tiene el autor. Me ha dejado con ganas de querer leer más de él, sus cuentos y sus poemas.
"Ser poeta es mi manera de estar solo, creo que dijo Pessoa. Contrariamente, creo que ser periodista es mi manera de sentirme acompañado. Para mí el periodismo ha sido siempre un género narrativo, quiero decir, que me gusta practicarlo, que si me siento cómodo dentro de las reglas que lo rigen -extensión estricta, atención a los asuntos de actualidad...- es porque me parece que esas reglas no contradicen los presupuestos narrativos que uno desea poner en juego..."
Juan Bonilla (Jerez de la Frontera, 1966) es uno de esos autores difíciles de catalogar. Se ha desenvuelto en casi todos los géneros literarios con gran reconocimiento de su trabajo por parte de crítica y público. Vive entre el periodismo y la poesía. Y en medio novelas que se han adaptado cinematográficamente como Nadie conoce a nadie (Ediciones B, 1996), llevada al cine por Mateo Gil, hasta varios libros de relatos por los que es considerado uno de los mejores cuentistas vivos de nuestro país. También es un reconocido poeta, y algunas de sus novelas han recibido importantes premios como el Biblioteca Breve 2003 por Los príncipes nubios (Seix Barral, 2003) y otros premios europeos. La obra con la que es finalista del Mandarache, Tanta gente sola, ganó el Premio Mario Vargas Llosa NH de relatos 2010 a la mejor antología publicada en 2009 y fue finalista del Premi Llibreter 2009.