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viernes, 28 de febrero de 2014

"Resaca Literaria": Isabel Allende

Termina febrero y lo acabo leyendo las últimas páginas del último libro de Isabel Allende "El juego de Ripper". Siento exactamente eso que cuenta el letrero que encabeza esta entrada...

¿Y ahora qué libro empezaré?

Si todavía estoy en San Francisco con Amanda, con su abuelo, con Indiana, Ryan...

domingo, 23 de febrero de 2014

La lectura es un abrazo - I. Allende





La lectura es un abrazo entre el autor y el lector.

Isabel Allende
Página 2

jueves, 9 de febrero de 2012

"El cuaderno de Maya" de Isabel Allende




“Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo...»




Os debía la reseña de “El cuaderno de Maya” de Isabel Allende, con lo que me gustó cuando lo leí hace dos libros.

A veces uno podría contar el tiempo y los recuerdos en función del libro que estás leyendo en ese momento, porque quieras o no es la otra vida que andas viviendo cuando ocurren las demás cosas que te rodean.

Hace dos libros yo estaba leyendo “El cuaderno de Maya” y me pasaba la vida saltando de Chiloé, al sur de Chile, a Las Vegas, aunque mi cuerpo físicamente estaba en Madrid.

Hace dos libros yo vivía con Maya la protagonista del ultimo libro de Isabel Allende.

El argumento es que Maya Vidal, una joven estadounidense de 19 años y raíces chilenas por meterse en algunos problemas de drogas termina fugitiva y refugiada en una isla en el archipiélago de Chiloé, al sur de Chile. Maya te va contando su vida, su pasado y su presente.

El tema es múltiple. Aborda temas sociales como el racismo, las drogas, la prostitución, las mafias... Con los temas de siempre: la libertad de la mujer, la falta de comunicación... las relaciones humanas. El amor, la muerte, la fragilidad de la vida…

Está contado en primera persona, lo cuenta la protagonista. Con la que vas creciendo. Como en las demás novelas suyas la protagonista es una mujer, pero mientras que en las otras el tiempo es pasado aquí es completamente actual todo lo que se cuenta.

Aunque no está contado de forma lineal, sino que da saltos en el tiempo, del presente al pasado y de éste al presente, continuamente. Esto hace que la narración sea muy ágil, el ritmo es rápido. El escenario, la localización también varía. Cuando cuenta desde el presente, el “aquí” es el medio rural, la isla de Chiloé, donde llueve tanto y las casas son de colores. Cuando está en el pasado está en un medio urbano, en Las Vegas, donde hace tantísimo calor, en un ambiente degenerado, sórdido de drogadictos, de mafias, de violencia…

A mí me ha gustado mucho. Claro que como todos los libros de Isabel Allende. En cuánto comencé a leerlo, sentí como si hubiera vuelto a casa. Había vuelto a esa forma de narrar que tiene esta autora, a ese estilo tan sencillo, tan cercano, tan entrañable.

Es una novela muy entretenida, muy ágil, donde ocurren muchas cosas. Una novela que ya no podía parar de leer.


Los personajes como siempre están muy bien perfilados. Personajes de carne y hueso, que desbordan naturalidad y se te hacen familiares y cercanos rápidamente. Tanto si se trata de los personajes amables y buenos, como su familia o algunos de los habitantes de la Chiloé, como si son los personajes que rodean a la protagonista en las Vegas, a mí me parecían muy bien inventados, muy creíbles. Hasta algunos de los nombres de los personajes o de los lugares me gustaba mucho, les aportaba mucha personalidad, originalidad y en algunos casos hasta ternura. Un abuelo negro que busca una estrella, una abuela hippie, un superviviente de la dictadura, un perro cojo que la acompaña a todos lados al que bautiza Fakin (por aquello de “jodido perro”)… la taberna del muertito…

A mí me gusta mucho como describe esta autora los sentimientos. Como te hace implicarte con esos personajes, sentirlos. Como te cuenta la historia para que sientas las amistades, los amores. Y como siempre no faltan las pinceladas gastronómicas, de astrología, de viajes… tan características en su forma de narrar.

¿Qué queréis que os diga? Que a mí me gusta mucho leer a Isabel Allende. Sus novelas son entretenidas, amenas, ágiles, sentimentales, tiernas. Y ésta no ha hecho más que afianzarme en mi opinión.


domingo, 7 de febrero de 2010

"La isla bajo el mar" Isabel Allende


Terminé de leer el último libro de Isabel Allende "La isla bajo el mar".

Me ha gustado. No sé si tanto como otros libros suyos, recuerdo cuánto me gustó "La casa de los espíritus", "De amor y de sombra" o "Paula", pero desde luego es una historia que me ha tenido ahí atrapada durante quinientas páginas noche tras noche y en la que he saboreado esas frases que escribe, he disfrutado esa forma íntima de contar los sentimientos que me gusta tanto.

Esta vez me ha transportando hasta los esclavos haitianos del siglo XVIII. En estos días pasados en que la televisión nos bombardeaba con las tristes imágenes del terremoto de Haití, yo también estaba allí aunque mucho tiempo atrás. Qué tierra más castigada desde siempre.

El argumento cuenta la historia de Zarité, una niña mulata del Caribe que a los nueve años es vendida como esclava al francés Toulouse Valmorain, dueño de una importante planta de azúcares en territorios de lo que ahora es Haití. Zarité tiene una buena estrella y en vez de ir a recoger la caña, quedará como una esclava doméstica, sin embargo su camino hasta la libertad no será nada fácil. A través de Zarité o Teté, nos sumergimos en la lucha por la abolición de la esclavitud en América Central y del Norte. De Haití saltaremos en la narración a Nueva Orleans donde huyeron muchos terratenientes cuando sus esclavos se rebelaron contra el maltrato y la opresión.

El tema principal es la lucha de la protagonista, una mujer fuerte, Zarité, como en casi todas las obras de Isabel Allende.

A su alrededor, surgiran otros muchos personajes, el amo, sus dos mujeres, su sensible hijo Maurice, los hijos de Zarité, el médico Parmentier, el militar Relais y la cortesana mulata Violette, Tante Rose, la curandera, Gambo, el apuesto esclavo rebelde... Algunos con ese punto de magia (la cultura haitiana ya de por sí es una cultura mágica) al que nos tiene acostumbrados Isabel Allende y que a mí me gusta tanto. Y a lo largo de la novela viviremos con ellos, viviremos sus vidas, treinta largos años, desde que Zarité tiene nueve años hasta que llega a los cuarenta y ya es abuela.

A mí me gustan los personajes de Isabel Allende. Me gusta como sienten. Me gusta la forma sencilla y al mismo tiempo, aunque pueda resultar paradógico, profunda de contar de esta autora.

Comienza con un prólogo que en realidad es el epílogo, donde una Zarité ya de cuarenta años se presenta. Después volvemos hacia atrás hasta el principio de la historia, a partir de ese momento la narración será lineal en el tiempo. Es una novela que tiene dos narradores, uno omnisciente en tercera persona, intercalado por otro en primera persona, Zarité, contando su propia historia. Eso hace que la novela sea entretenida y ágil, porque permite al lector alejarse y acercarse a la historia.

Os dejo con un párrafo (página 131):

"... La primera vez que lo vi estaba tirado boca abajo en el hospital de esclavos, cubierto de moscas. Lo incorporé con dificultad para darle un chorro de tafia y una cucharadita de las gotas del ama, que me había robado de su frasco azul. Enseguida comencé la tarea ingrata de limpiarlo. las heridas no estaban demasiado inflamadas, porque Cambray no pudo echarles sal y vinagre, pero el dolor debía de ser terrible. Gambo se mordía los labios, sin quejarse. Después me senté a su lado para cantarle, ya que no conocía palabras de consuelo en su lengua. Quería explicarle cómo se hace para no provocar a la mano que empuña el látigo, cómo se trabaja y se obedece, mientras se va alimentando la venganza, esa hoguera que arde por dentro. Mi madrina convenció a Cambray de que el muchacho tenía peste y más valía dejarlo solo, no fuera a dársela a los demás de la cuadrilla...

Tante Rose nos dejaba solos en su cabaña durante las curaciones. Adivinó. Y al cuarto día sucedió. Gambo estaba tan abrumado por el dolor y por lo mucho que había perdido -su tierra, su familia, su libertad- que quise abrazarlo como habría hecho su madre. El cariño ayuda a sanar. Un movimiento condujo al siguiente, y me fui deslizando debajo de él sin tocarle las espaldas, para que apoyara la cabeza en mi pecho. Le ardía el cuerpo todavía estaba muy afiebrado, no creo que supiera lo que hacíamos. Yo no conocía el amor. Lo que hacía conmigo el amo era oscuro y vergonzoso, así se lo dije, pero no me creía. Con el amo mi alma, mi ti-bon-age, se desprendía y se iba volando a otra parte y solo mi corps-cadavre estaba en esa cama. Gambo. Su cuerpo liviano sobre el mío, sus manos en mi cintura, su aliento en mi boca, sus ojos mirándome desde el otro lado del mar, desde Guinea, eso era amor. Erzuli, loca del amor, sálvalo de todo mal, protégelo. Así clamaba yo."