Dice mi blog, que qué me pasa que no le escribo.
Dice que echa de menos las cosquillitas que hacen las letras en el blanco impoluto de sus entradas.
Dice que espabile, que es finde, que no tengo excusa.
Y aparco la aspiradora y la ropa tendida que no tienen glamour ninguno. Aparco los email que ya veré más tarde. Guardo el ebook que me tienta. Y le digo al jogging, al shoping, y todas las cosas que hago terminadas en "ing" los sábados por la mañana, que esperen, que luego.
Porque ahora tengo que hablar de una cosa que me lleva días rondando la cabeza.
¿Nos parece que en nuestro idioma no hay palabras suficientes para denominar lo que queremos decir?
Porque yo creo que sí, que tenemos vocabulario de sobra... Nuestras palabras no huelen a garbanzos o a ajo como decía aquella... No, de verdad que no, nuestras palabras huelen a Cervantes, a Siglo de Oro, a la edad de Plata o Generación del 27, solo por poner algunos ejemplos.
Pero, cada vez utilizamos más extranjerismos. Nos están atacando por muchos frentes (gastronomía, internet, la moda, los deportes, los espectáculos...) y nos están venciendo.
Y no sé si es que no nos damos cuenta, o que no queremos verlo, que es peor...
¿Por qué decir "newsletter"? ¿Que es una newsletter? Una publicación digital que se utiliza para comunicar. ¿Y por qué no decimos boletín de noticias, boletín informativo, boletín de novedades?
No, decimos "newsletter".
Como decimos "black friday" y en "streaming".
Decimos tablet, email, ebook, glamour, casual, chic, celebrity, cool, show, performance... Y para todas estas palabras, a poco que pensemos, encontraremos nuestra palabra correspondiente en español.
Decimos coach, feedback, back-up, hacker…
Decimos blog, link... ¿Y OK? Lo decimos muchas veces.
Hemos perdido la batalla ya con muchos términos: Nadie dice "almazuelas" sino patchwork, ni nadie dice "tienda de productos descatalogados", decimos outlet. Perdimos la batalla con bacon, boicot, casting, hobby, parking, ticket, gay, marketing...
¡Checking! ¡¿Cuántas veces hemos dicho checking cuando íbamos a volar?!
¡Ay! tantos y tantos ejemplos.
Supongo que, muchas veces, es por comodidad, porque son más cortas, o porque creemos que son más universales. No sé.
Pero una cosa está clara:
Tendríamos que cuidar más nuestro idioma, o seguiremos perdiendo batallas.
Ea.
Mi blog luce una sonrisa ladeada, mientras me mira de reojo.
Vale, me he levantado reinvidicativa.
Pero he vuelto ¿no? le digo sin decírselo.
Y mi blog, qué tunante, me guiña un ojo.
No hace falta deciros que la viñeta es del gran Forges ¿verdad?
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