Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

Mostrando entradas con la etiqueta El Mentidero: palabras curiosas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El Mentidero: palabras curiosas. Mostrar todas las entradas

domingo, 22 de agosto de 2010

La tienda de los desavíos




En la esquina de la plasa, "la tienda de los desavíos", una tienda mu chica pero con una pechá de cosas, el pan, las cervesas pa el partido, las asitunas, el choper, los pañales del crío... ¡Ni el cortinglés! Mu sensillo todo, ni una mijita de adorno, pero mi arma cualquier cosa que se te hubiera olvidao... allí estaba. Cada dos por tres a ver al shico de los desavíos, a toas horas detrá del mostradó y de primeras  la alegría de la güerta, pero pá despistá, porque mi arma que malaje tenía cuando estaba la tienda hasta arriba, ná más que hablando todas de grati hasiendo la crónica sosiá y sin comprá... ¡Unas voses que las daba que pa qué! "Aquí ya no hay ná que disí ni se dise ya ná má, AQUÍ SE VIENE A COMPRÁ, A COMPRA!  Un estriñío eso es lo que era el shico de los desavíos, un estriñío, pero como tenía de to, y abría a toas horas...



Según el diccionario de la Real Academia:

desavío.

1. m. Acción y efecto de desaviar.

2. m. And. Trastorno producido a alguien.



 Me gusta mucho esta palabra "desavío", en Andalucía se usa mucho más que en Madrid, de hecho hay muchas tiendas con ese nombre: "La tienda de los desavíos".


Las fotos están tomadas en Moguer. La descubrí, exactamente ahí, en una esquina de la plaza, y claro no me pude resistír y me la traje con mi cámara...




lunes, 7 de junio de 2010

Biquini o bikini



Hoy no sé por qué, supongo que será por el calor, el verano, las ganas de refrescarnos, o no sé muy por qué o de qué hablábamos, pero de pronto uno de mis hermanos me ha preguntado si sabía de dónde venía la palabra biquini.

¿Y vosotros sabéis de donde viene?

Pues vamos a hacer un poco de memoria.

Si buscamos en el diccionario de la Real Academia Española encontramos:

biquini.

(De bikini).

1. m. Conjunto de dos prendas femeninas de baño, constituido por un sujetador y una braguita ceñida.

 
 
bikini.

(De Bikini, nombre de un atolón de las Islas Marshall).

1. m. biquini.



Efectivamente parece ser que la palabra biquini viene de bikini. En Julio de 1946, algo después de haber terminado la Segunda Guerra Mundial, EEUU decidió seguir con sus experimentos con bombas atómicas en un atolón de las Islas Marshal, llamado Bikini, al que consiguió deshabitar para siempre.

En 1947 cuando el ingeniero francés Louis Reard creó un traje de baño para mujeres de dos piezas el escándalo fue de dimensiones atómicas, tanto que no encontró a ninguna modelo que quisiera  dejarse fotografiar con él para la presentación, considerándolo como algo indecente, para lo cual tuvo que contratar a una bailarina de cabaret para poder mostrar su creación. Como eran de plena actualidad los experimientos en el atolón, de ahí el nombre con el que se quedó el traje de baño. Un acierto.



Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.


Carnes al sol

 A Pedro Zaragoza, alcalde Benidorm en 1957, intentaron excomulgarlo por permitir que las extranjeras se bañaran en biquini. Algunos ministros franquistas tenían una idea muy exagerada sobre los peligros que acarrearía  el uso de la polémica prenda en las playas españolas. El asunto llegó al Consejo de MInistros y Franco convocó al Alcalde, quién le explicó que era inútil oponerse a una prenda que se estaba extendiendo por el mundo entero y que ya vendían en los establecimientos más importantes de Madrid y que para prohibirlo tendrían que colocar a un municipal detrás de cada mujer. Franco le dió permiso para que lo fuera introduciendo poco a poco. Sin embargo, el gobernador insistía en prohibirlo y el alcalde imponía multas que él mismo pagaba después en el Gobierno Civil.

Rosas y espinas. Album de las españolas del siglo XX
Ángela Carmona



jueves, 1 de abril de 2010

Torrijas


Ya estamos en Semana Santa y es tiempo de torrijas.

Dulce que por cierto a mí me gusta mucho, sobre todo las que hace mi madre. Y no sé si sería pensando en ellas con placer anticipado, cuando he pensado de dónde vendría la palabra en cuestión.

La primera sorpresa que me he llevado es que el diccionario de la Real Academia no recoge la segunda acepción de la palabra torrija, la de borrachera, tan habitual en el lenguaje coloquial. Ma ha sorprendido la verdad, y más sabiendo que recoge otras mucho más chocantes (acordaros de "almóndigas, toballa y murciégalo..."). Sin embargo el diccionario María Moliner sí que la recoge. Os copio a continuación ambas definiciones.

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua:

torrija.

(De torrar).

1. f. Rebanada de pan empapada en vino o leche y rebozada con huevo, frita y endulzada.


torrar.

(Del lat. torrēre).

1. tr. tostar (poner algo a la lumbre hasta que tome color).



En el diccionario María Moliner:

Torrija
1 f. Rebanada de pan empapada en leche y después rebozada en huevo y frita; a veces, se cubre después de frita con almibar; también se puede empapar en vino en vez de en leche.
2. (inf) Borrachera.

Etimológicamente pues, torrija vendría de torrar, que a su vez vendría del latín torrere (secar al sol o al fuego, tostar). De torrere vendría torrija, torrefacto, tostado, torrezno... Todas esas palabras. Podéis consultar a este respecto: http://etimologias.dechile.net/?turrar


Y por otra parte, parece ser que el origen del dulce se remonta al siglo XV, o al menos eso he leído en distintas fuentes. Os copio un par de ellas a modo de ejemplo:

"Su origen se remonta a la Edad Media . La torrija o torreja aparece ya documentada en el siglo XV, citada por Juan del Encina: «miel y muchos huevos para hazer torrejas», al parecer como plato indicado para la recuperación de parturientas. Su cuna la encontramos en los conventos y era el remedio perfecto para aprovechar el pan sobrante. Poco tiempo después, se comenzaron a preparar en las casas.
Las primeras recetas se remontan al Libro de Cozina de Domingo Hernández de Maceras (1607) y Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería de Francisco Martínez Motiño (1611). La torrija era a comienzos de siglo XX muy habitual en las tabernas de Madrid y se servía con los chatos de vino.
Su asociación a la Cuaresma se debe tal vez a la necesidad de aprovechamiento de pan, ya que durante el tiempo de Cuaresma no se podía comer carne..."

http://www.diles.es/noticia-435-torrijas-origen-divino.htm


"Al mismo tiempo debemos hacer constancia que tan sencillo manjar también fue, y suponemos que sigue, elaborado por los sefardíes con un origen y fin diferente, tal como nos indica su propio nombre "Rebanadas de Parida", por ser principal alimento para las mujeres recién paridas con el propósito de bajarles la leche para amantar. Sus ingredientes eran los siguientes: 10 rebanadas de pan blanco fresco, 3 huevos batidos, 1 l. de leche, aceite de oliva y miel y se preparaba calentando el aceite y mientras esto ocurría se mojaban las rebanadas en leche y luego se pasaban por huevo batido y se freían, se escurrían del aceite y mojaban en miel."

http://grupogastronomicogaditano.com/Articulos/LasTorrijas.htm


Bueno y ahora que ya nos hemos "alimentado" por dentro vamos : ¡A por las torrijas!...

lunes, 29 de marzo de 2010

WC


Cuando una viaja, el asunto de los cuartos de baño es problemático.

En unos hay que pagar, en otros no, en algunos te racionan el papel, en otros directamente solo hay un grifo al lado, en algunos da gusto entrar y en otros... crees que te vas a morir directamente en cuánto entras.

Recuerdo de forma "muy especial" mi entrada triunfal en los servicios del Templo del Cielo en Pekín nada más bajar del avión, recuerdo alguno que otro memorable en el Valle de los Reyes en Egipto, o unos a los que entramos en el Parque Natural de Yosemite en EEUU, inolvidables, y de los que salimos dejando un "apetecible" rastro oloroso de nuestros pasos siguientes...


En fin... No quería yo ponerme escatológica.


Pero no he podido por menos que recordar todas estas aventuras de mis vacaciones al pensar en la entrada que os quería dejar hoy. Se trata de el letrero de "WC"que vemos siempre en España. Os dejo con un pequeño artículo donde se explica el origen curioso de este término.



¿POR QUÉ DECIMOS WC SI ELLOS LO LLAMAN TOILET?

01/10/2009


El letrero de WC, tan visto en España, apenas figura en ningún sitio en el Reino Unido.


Los ingleses utilizan la palabra toilet para ese lugar. Curioso que los españoles, tan castizos y negados muchas veces para otras lenguas, utilicemos en esto un extranjerismo; pero también es curioso que los ingleses, tan exportadores de términos a otros países, usen una palabra tomada del francés toilette. Lo mismo ocurre con los alemanes, que piden por los Toiletten tras beber sus cervezas. Lo de mirar para otro lado en esos bautizos debe de ser algo propio de los mecanismos del eufemismo.


En la vieja literatura inglesa se encuentra la palabra closed. El agua corriente dio lugar al water closed, de donde la singular economía lingüística del anglasajón originó el WC. Pero probablemente la siglas aún remitían excesivamente a lo significado, y se optó por la sonoridad de un término extranjero que al hablante no le hace pensar tan directamente en la realidad que no agrada llamar por su nombre.


Lo propio ocurrió en castellano. Nosotros, que extrañísimas veces hablamos en siglas, hemos utilizado durante mucho tiempo la expresión uvedoblecé (ahora está algo más en deuso). Lo más llamativo del caso es que hemos incorporado váter al diccionario, un término que ningún inglés usa. Los anglosajones tienen varias palabras para el menester que nos ocupa, como lavatory, bathroom o restroom (como nosotros tenemos baño y servicios), pero si un turista hispano en Londres exclama wáter lo que conseguirá no será que le lleven a una taza sino que le traiga un vaso.


Autor

Emili J. Blasco

participacion.abc.es, España

Miércoles, 30 de septiembre del 2009


lunes, 22 de marzo de 2010

Gaznápiro


Hoy me ha venido a la cabeza una palabra que me ha hecho sonreír: "Gaznápiro".

No sé que asociación extraña he hecho en el trastero imposible y revuelto de la memoria que de pronto he vuelto a tropezar con ella. Hace años y años que no se la escucho a nadie. Pero la he entresacado de mi niñez, la he limpiado el polvo y la he puesto guapa para dejárosla en mi blog.

¿No os parece curiosa la palabra "gaznápiro"? A mí me encanta.

Llega de la época en que mis hermanos y yo eramos pequeños. Mi hermano el que va detrás de mí, el cuarto, que entonces era muy flaco y tenía el pelo rubio siempre largo y rizado todo alborotado, cogía manias con mucha facilidad, y de pronto no hacía más que estirar los brazos o mover la cabeza o cosas por el estilo de los nervios que tenía siempre y lo inquieto que era. Entonces mi madre cuando ya se hartaba de verle hacer monerías le decía: ¡Pero te quieres estar quieto so gaznápiro!

Y ahí se me quedó a mi la palabra colgando de un clip de las tonterías de mi hermano, o lo que es lo mismo, colgando de aquellos tiempos revueltos y alegres... (Afortunadamente ahora mi hermano ya no hace todas esas tonterías... hace otras. No, no las hace, es broma... por supuesto.)

En fín pues que quería dejaros aquí con esta palabra que según el diccionario de la Real Academia significa:

gaznápiro, ra.

(De or. inc.).

1. adj. Palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa. U. m. c. s.



He buscado su etimología pero hay varias versiones os dejo con un par de ellas:



Extraído de la página: http://www.elcastellano.org/palabra.php?id=1672

Este adjetivo se aplica hoy al sujeto ‘palurdo, simplón, torpe, que se queda embobado con cualquier cosa’. Está registrado en nuestra lengua desde la primera mitad del siglo XIX, aunque el Diccionario sólo lo incorpora en su edición de 1884.

Su origen es incierto, pero Corominas propone el vocablo gesnapper, supuestamente formado por los soldados españoles en Flandes con las palabras neerlandesas gesnapp ‘parloteo’, ‘charla’ y snapper ‘charlatán’.

Estos textos ha sido extraídos de los libros de Ricardo Soca La fascinante historia de las palabras y Nuevas fascinantes historias de las palabras.



Extraído de http://etimologias.dechile.net/?gazna.piro

La palabra gaznápiro, en Andalucía como en México, se usa para el "tonto palurdo". La Academia la ha dejado sin etimología (ver DRAE), pues estas palabras de expresividad popular son de las más difíciles para seguirles la pista, quizá porque no lleguen a los textos escritos sino muy tarde, con todo su camino evolutivo ya hecho en la expresión oral. Por eso me voy a atrever a proponer alguna hipótesis sobre ella, imitando las sugerencias de Don Maxi para chirona.

Me luce que algo tiene que ver con gaznate, porque muy a menudo se relaciona la tontuna con la capacidad de engullir, como que el tonto a veces no vale para trabajar pero bien que come como una lima sorda. También al torpe malcriado se le llama zampatortas, al necio se le llama badulaque, que era antiguamente un guiso de vísceras y desperdicios, el pan duro es un mendrugo, y mendrugo se llama también al tonto. Pero, además, por otro lado, la palabra parece influída por la voz chápiro, que es un derivado regresivo de chapirón, que es el paralelo de origen francés [chaperon "caperuza", recuérdese el cuento de Perrault de "Le petit chaperon rouge" = "la Caperucita Roja"] de capirote, que, entre otras acepciones tiene la del conjunto formado por la muceta (esclavina que cubre pecho y espalda) y el capillo (gorro con flecos) del color respectivo de cada facultad, que usan los doctores en ciertos actos solemnes de las universidades, de manera que un tonto de capirote es un tonto graduado de doctor en tontería por prestigiosas universidades de todo el mundo, p.e. doctor por lo vaina (9ª acepción del DRAE).

Así que si juntamos el gaznate del tonto tragaldabas con el chápiro verde del tonto graduado, aparece la voz gaznápiro. Es hipótesis que someto al superior criterio de esta docta asamblea.


¿Alguien da más versiones?


lunes, 1 de marzo de 2010

¡Albricias!


Hoy que empieza un nuevo mes, voy a empezar también otra sección en el blog que llevo tiempo queriendo hacer. Una dedicada a las palabras.

No sé si os pasará a vosotros, pero a mí hay algunas palabras que me gustan sobre todas las demás. Quizás porque son muy sonoras, porque parecen tener un olor, porque al decirlas hasta podría saborearlas, o porque inmediatamente traen a la memoria un tropel de recuerdos que se ponen la zancadillalos unos a los otros…

Por mil razones yo tengo un lugar en ninguna parte donde guardo unas palabras.



Hoy quería empezar por Albricias.
“Esta palabra se emplea para referirse al regalo que se da al que trae una buena noticia, pero actualmente albricias se emplea principalmente como interjección para expresar júbilo, como hace Carlos Fuentes en este trecho de su novela Cristóbal Nonato (1987):

O sea, sobrinitos, que se acerca el Día Doce de Octubre y la celebración del Quinto Centenario de nuestro descubrimiento, o como dijesen los indios de Guanahaní al ver que se aproximaban las carabelas, ¡Albricias, albricias que hemos sido descubiertos!
La palabra proviene del árabe bisara, que significaba 'buena noticia' y también 'recompensa que se daba a quien la traía'.

La palabra se generalizó en la Península Ibérica a partir del siglo XII, bajo formas muy variadas, tales como alvices, albriças y alvíxeras, entre otras. En portugués se impuso la forma alvíssaras.”

Ricardo Soca


Sábado, 17 de enero del 2009



Me gusta mucho esta palabra “¡Albricias!”, se me llena la boca, sin querer me sonrío, y me contagio de una tibia alegría. Albricias me devuelve a la infancia, me recuerda a los tebeos de mis hermanos, el Jabato, el Corsario de Hierro, el Capitán Trueno. Aunque quizás ni lo dijeran esos personajes, pero da igual, porque cuando pienso en esa palabra veo un montón grande de tebeos y una pared empapelada de dibujos granates. Veo a Lord Bemburry con su peluca y el pie apoyado en una silla, dolorido por la gota. Y de nuevo los veranos vuelven a ser interminables y llenos de lecturas... ¿No es para decir "Albricias"?

jueves, 25 de febrero de 2010

De murciégalos, toballas y almóndigas...



Si yo os contara que "anoche, recogiendo una toballa tendida, sin querer metí en casa un murciégalo que empezó a sobrevolar las almóndigas que me iba a cenar...", por muy mal que sonara a vuestros “tiernos” oídos mi disertación, yo estaría hablando perfectamente…

Otra cosa sería que el murciégalo de mi toballa no sobrevolara mis almóndigas, sino mis “cocretas” … ah no, entonces estaría cometiendo una falta garrafal para la Real Academia de la Lengua.


Pero visto lo visto, tiempo al tiempo.


Porque podéis consultar en el diccionario de la Real Academia de la Lengua y encontraréis que se puede decir almóndiga, murciégalo y toballa...


Almóndiga.
1. f. albóndiga.


albóndiga.
(Del ár. hisp. albúnduqa, este del ár. clás. bunduqah, y este del gr. [κάρυον] ποντικόν '[nuez] póntica' ).
1. f. Cada una de las bolas que se hacen de carne o pescado picado menudamente y trabado con ralladuras de pan, huevos batidos y especias, y que se comen guisadas o fritas.





Murciégalo.
(Del lat. mus, muris, ratón, y caecŭlus, dim. de caecus, ciego).
1. m. murciélago.

Murciélago.
(De murciégalo).
1. m. Quiróptero insectívoro que tiene fuertes caninos y los molares con puntas cónicas. Tiene formado el dedo índice de las extremidades torácicas por solo una o a lo más dos falanges y sin uña. Es nocturno y pasa el día colgado cabeza abajo, por medio de las garras de las extremidades posteriores, en los desvanes o en otros lugares escondidos.





Toballa.
1. f. toalla (‖ pieza de felpa).


Toalla.
(Del ant. tobaja, y este del germ. *thwahljô).
1. f. Pieza de felpa, algodón u otro material, por lo general rectangular, para secarse el cuerpo.
2. f. ant. Cubierta que se tendía en las camas sobre las almohadas.
~ sanitaria.
1. f. El Salv. y Ven. compresa higiénica.
arrojar, o tirar, la ~.
1. locs. verbs. Dep. Dicho del cuidador de un púgil: Lanzarla a la vista del árbitro del combate para, dada la inferioridad de su pupilo, dar por terminada la pelea.
2. locs. verbs. coloq. Darse por vencido, desistir de un empeño.


lunes, 15 de febrero de 2010

"Los impertinentes"




El otro día estuve visitando el Museo del Romanticismo. Ha estado durante mucho tiempo cerrado por reforma. Es una casa museo aquí en Madrid, en la calle San Mateo, donde de pronto puedes sumergirte en el siglo XIX solo con atravesar el umbral de su puerta.

Pero la verdad es que no os quería hablar del Museo en sí, sino de un objeto de los muchos que tienen allí y que ahora ya no se ven, o mejor dicho no del objeto en sí, sino de la palabra que lo define: “Los impertinentes”. Una palabra no sé si llamar moribunda o simplemente en desuso puesto que el objeto que designaba se dejó de utilizar.

Pero siempre me ha hecho mucha gracia esta denominación. ¿Sabéis qué eran “los impertinentes”?

Pues en el diccionario de la Real Academia de la Lengua en su tercera acepción podemos leer:

Impertinente.
(Del lat. impertĭnens, -entis).

3. m. pl. Anteojos con manija, usados por las señoras.


Pues sí, eran esas gafas con una sola y larga patilla que usaban sobre todo las señoras. Ahora ya no se ven, pero en el siglo XIX eran muy corrientes.

Sabemos que ya en la Europa del siglo XIII se usaban lentes para afinar la visión y tratar la vista cansada. Con el tiempo los anteojos o lentes que pueden sujetarse a las orejas se llamaron gafas. En sentido estricto las primeras datan de 1727 cuando un óptico inventó las patillas. Las gafas han recibido otros nombres como anteojos, antiparras, binóculos o espejuelos, como aún las llaman en Cuba.

Pero “los impertinentes” parece ser que era más propio del universo femenino.

He encontrado una hoja del periódico “El día de Cuenca” datado en 1921 donde se daban una serie de consejos a las féminas sobre cómo utilizar “los impertinentes” me ha parecido muy curioso. Aquí os dejo la primera página para que veáis la cabecera del periódico, el título y la fecha, y también la segunda página, donde está el artículo que os comento, en el lado izquierdo.
























Dice un extracto de esta columna titulada "Crónica femenina. El uso de "el impertinente":


"Y para terminar: sonreid tambien, cuando no sepáis por un momento donde lo habéis dejado (el impertinente) y tengáis que prescindir de él. ¿De qué os servirá enfadaros o refunfuñar? el movimiento de cabeza o el ligero fruncimiento de ojos de una miope puede ser gracioso si es acompañado de buen humor..."
Qué cosas...