Hoy que empieza un nuevo mes, voy a empezar también otra sección en el blog que llevo tiempo queriendo hacer. Una dedicada a las palabras.
No sé si os pasará a vosotros, pero a mí hay algunas palabras que me gustan sobre todas las demás. Quizás porque son muy sonoras, porque parecen tener un olor, porque al decirlas hasta podría saborearlas, o porque inmediatamente traen a la memoria un tropel de recuerdos que se ponen la zancadillalos unos a los otros…
Por mil razones yo tengo un lugar en ninguna parte donde guardo unas palabras.
No sé si os pasará a vosotros, pero a mí hay algunas palabras que me gustan sobre todas las demás. Quizás porque son muy sonoras, porque parecen tener un olor, porque al decirlas hasta podría saborearlas, o porque inmediatamente traen a la memoria un tropel de recuerdos que se ponen la zancadillalos unos a los otros…
Por mil razones yo tengo un lugar en ninguna parte donde guardo unas palabras.
Hoy quería empezar por Albricias.
“Esta palabra se emplea para referirse al regalo que se da al que trae una buena noticia, pero actualmente albricias se emplea principalmente como interjección para expresar júbilo, como hace Carlos Fuentes en este trecho de su novela Cristóbal Nonato (1987):
O sea, sobrinitos, que se acerca el Día Doce de Octubre y la celebración del Quinto Centenario de nuestro descubrimiento, o como dijesen los indios de Guanahaní al ver que se aproximaban las carabelas, ¡Albricias, albricias que hemos sido descubiertos!
La palabra proviene del árabe bisara, que significaba 'buena noticia' y también 'recompensa que se daba a quien la traía'.
La palabra se generalizó en la Península Ibérica a partir del siglo XII, bajo formas muy variadas, tales como alvices, albriças y alvíxeras, entre otras. En portugués se impuso la forma alvíssaras.”
Ricardo Soca
Sábado, 17 de enero del 2009
Me gusta mucho esta palabra “¡Albricias!”, se me llena la boca, sin querer me sonrío, y me contagio de una tibia alegría. Albricias me devuelve a la infancia, me recuerda a los tebeos de mis hermanos, el Jabato, el Corsario de Hierro, el Capitán Trueno. Aunque quizás ni lo dijeran esos personajes, pero da igual, porque cuando pienso en esa palabra veo un montón grande de tebeos y una pared empapelada de dibujos granates. Veo a Lord Bemburry con su peluca y el pie apoyado en una silla, dolorido por la gota. Y de nuevo los veranos vuelven a ser interminables y llenos de lecturas... ¿No es para decir "Albricias"?
Me gusta mucho esta palabra “¡Albricias!”, se me llena la boca, sin querer me sonrío, y me contagio de una tibia alegría. Albricias me devuelve a la infancia, me recuerda a los tebeos de mis hermanos, el Jabato, el Corsario de Hierro, el Capitán Trueno. Aunque quizás ni lo dijeran esos personajes, pero da igual, porque cuando pienso en esa palabra veo un montón grande de tebeos y una pared empapelada de dibujos granates. Veo a Lord Bemburry con su peluca y el pie apoyado en una silla, dolorido por la gota. Y de nuevo los veranos vuelven a ser interminables y llenos de lecturas... ¿No es para decir "Albricias"?
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