La vida te sorprende.
Un día ves que hay plazas para reservar en una visita guiada a una exposición de fotografía que va a comenzar en el edificio El Aguila, la sala de exposiciones de Madrid, que hay en la antigua fábrica de cervezas. Como vienen los cuatro días de Semana Santa, te apetece hacer alguna que otra salida cultural, y de pronto encontrar que quedan plazas para una de esas actividades en un Madrid donde hasta en Semana Santa seguimos siendo tantos, es una suerte, así que rápidamente reservas.
Crees que no sabes gran cosa de ese fotógrafo pero piensas, sin mirar mucho, que puede estar bien.
Y cual es tu sorpresa cuando una vez allí, al ver algunas fotografías, al escuchar a la guía te das cuenta de que ¡sí conocías a ese fotógrafo!, que ya habías visto muchas de sus fotografías, y que seguramente tú habías estado en esa exposición del año 2014 de la que está hablando la guía. Y cómo tantas veces últimamente maldices esta memoria tuya que ya no te recuerda muchas cosas.
Y piensas que cuando llegues a casa, buscarás en tu blog, porque si estuviste, que debiste estar, lo tendrás en el blog...
https://rociodiazgomez.blogspot.com/2014/02/nicolas-muller-obras-maestras-una.html
Y estaba.
Y cuánto te alegras de que haya en Madrid otra exposición de este fotógrafo, cuánto de haberla visto también.
Nicolás Muller (Orosháza, Hungría,1913 -Llanes, Asturias, España, 2000) es un fotógrafo hungaro que se fue, muy jóven, de su país cuando la II Guerra Mundial, donde vivió los principios del nazismo. A partir de ahí fue haciendo fotografías por todos los países por donde paraba: Francia, Portugal, Marruecos, España.
De hecho la muestra, que recoge 125 fotografías, son un recorrido vital: 26 fotos de Hungría, 26 de Francia, 20 de Portugal, 24 de Marruecos, donde decía que había vivido los años más felices de su vida, y 29 de España, a donde se trasladó por amor y donde se quedó a vivir hasta su muerte en Asturias.
De Hungría:
De Francia:
De Marruecos:
A mí me ha gustado mucho esta exposición. Me gustan las fotografías que hacía Nicolas Muller. Su mirada fija en los más humildes, en los labradores y las lavanderas. Su mirada limpia captando las expresiones infantiles y las caras de quién han sufrido el paso del tiempo o a quiénes la vida no les ha tratado demasiado bien.
A finales de los años 40 es cuando este fotógrafo ya recala en España donde se asentará. Aquí tendrá su estudio en el centro de Madrid y realizará dos tipos de fotografía: retratos y fotografía documental.
Hay varias fotografías famosas de nuestros escritores que yo conocía y nunca me acuerdo de quién las hizo. A ver si ya esta vez no lo olvido.
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Azorín y Baroja
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También hay muchos documentos, álbumes de negativos de sus fotografías, álbumes de las dedicatorias que les dejaban los intelectuales con los que frecuentaba tertulias, o conversaciones. También están las revistas que publicaron sus fotografías, con mayor o menor acierto para su autor.
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Dedicatorias de algunos intelectuales. La de Mingote se reconoce fácilmente. Y la de Camilo José Cela es muy cariñosa, leedla ya veréis.
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Están muy bien estas dos páginas, todas con fotografías de las manos de muchos escritores famosos.
La mayoría de las fotografías de esta exposición son inéditas, pertenecen a muchos negativos que estaban en una caja que encontró su hija en la casa familiar. Otras, las menos, sí que habían sido publicadas pero retocándolas. No conocíamos la fotografía original tal y como la había hecho el fotógrafo. Solo 49 fotografías son del Fondo Nicolás Muller.
En el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, entre otros Fondos, está el Fondo de este fotógrafo. El Fondo de Nicolás Muller. La Comunidad de Madrid se lo compró a su hija en el año 2014, y comprende un archivo personal que abarca desde el año 1924 hasta el 2014.
No puedo extenderme tanto en una entrada, pero yo os aconsejo esta exposición, esta muestra de este fotógrafo. Ahora me gustaría volver a visitar la que ya ví en su día, porque allí había otras fotografías distintas.
Y cuando vayais, si podéis uniros a alguna visita guiada mucho mejor. La guía que nos ha tocado a nosotros nos lo explicaba muy detalladamente. Iba ilustrando su explicación con otras fotografias que nos enseñaba de su tablet y contándonos anécdotas y curiosidades que enriquecían mucho la visita.
Ha merecido mucho la pena.