El 23 de diciembre no es ninguno de esos días que ya nos llega envuelto en un título rimbombante y reconocible como el de la Lotería, Nochebuena, etcétera, etcétera El 23 solo es uno más de la Navidad. Pero nosotros no nos dejamos engañar ¿verdad? porque a poco que lo pensemos nos damos cuenta de que cuánto más "normal" nos parezca algo, si te acercas lo suficiente, menos lo es. Y desde luego un 23 de diciembre, ahora que ya lo tenemos aquí y lo andamos disfrutando, podemos decir que es uno de esos días con un potencial bárbaro porque, aunque aparentemente llegue vestido de formal y normalito, lo podemos convertir en extraordinario simplemente con proponérnoslo.
Solo tenemos que esperar a que se pasen las horas laborales para que pensemos que el 23 de diciembre está llenito de posibilidades. Podríamos irnos a comprar, se lleva mucho ahora lo de consumir y comprar. También podríamos felicitar estas fiestas, indudablemente hoy es el día perfecto para hacerlo, antes de que lleguen las prisas y ocupaciones de mañana y eso de felicitar, no te creas que no lleva su tiempo... Pero, además, mira tú que un 23 de diciembre es el mejor día navideño para aprovecharlo en nuestras tareas pendientes. Y en nuestro caso, el de mi querido blog y yo, el mejor día para poner orden en todas las reseñas pendientes. Algunas ya las habíamos dado incluso por perdidas con esta escasez de tiempo que hay casi siempre, pero mira por dónde que llega este 23 y piensas: ¿Y si ordenara...? ¿Y si ordenara un poquito por este mundo que compartimos y así ya de paso nos ordenamos de fuera adentro?
En otoño fui al teatro a ver una obra "Si alguna vez hubo un nosotros" de la que no os llegué a comentar nada y la verdad es que estuvo bien. Fue un regalo que le hice a mi amiga por su cumpleaños porque le gusta mucho el actor Félix Gómez, a quién hemos visto más en series de televisión que sobre el escenario.
Los intérpretes fueron dos: Noemí Ruiz y Félix Gómez y el texto y la dirección era de Ignasi Vidal.
Fue una obra muy intimista donde dos personas, que fueron pareja, bucean dentro de su herida intentando entender qué pasó. Repasan los acontecimientos vividos juntos, los recuerdos, las expectativas que había y no se cumplieron, lo cierto de sus sentimientos. Rememoran, intentando entender por qué no lograron salvar aquella relación. Un drama, sí, pero lo cierto es que eran creíbles. Buenos interpretes intercalando sus monólogos. Eran creíbles y transmitían. A mí me gustó él especialmente aunque ella tampoco estaba mal, pero no sé, él me llegaba más.
Es de esas obras de teatro que cuando salgo pienso que me gustaría tener el texto escrito para leerlo despacio otra vez, para poder detenerme el tiempo que precise en muchas de las frases que se decían, porque con muchas de ellas no costaba identificarse. La escenografía era casi inexistente. El peso recaía sobre lo dos actores. Y eso tenía que contaros, que estuvo bien, que merecía su espacio.
Tendréis que esperar, les digo a todas esas reseñas que están en la punta de la lengua a punto de verbalizarse, esperad, que con una reseña ya es suficiente y este 23 de diciembre todavía nos tiene que dar de sí para un montón de actividades más. Es lo que tienen los días solo aparentemente normalitos, que a la que te descuidas se van llenando de actividades y variedad. Y de eso se trata. De tener días corrientes para ir llenándolos a nuestra manera.

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