Son días de listas, de balances varios de lo que ha representado el año con respecto a esto o a lo otro. Como frágil letraherida que soy, lo cierto es que no me da por confeccionar listas de mis lecturas preferidas pero, lo que es peor, me da ¡por hipnotizarme con listas ajenas sobre sus libros escogidos del 2025! Craso error. Escucho a uno, a dos, a tres... a mil. Y la cabeza ya no sé si me va a volar, como dicen los jóvenes ahora, o se me va a hacer agua, como decía mi madre. Qué maravilla la riqueza del lenguaje con todos sus disfraces según las distintas épocas. Utilicemos la expresión que utilicemos, aunque me reencarnara "n" veces, no tendría vidas para leer los mil y un libros que he anotado en estos últimos días. ¿Estamos locos? Yo estoy loca y solo yo.
Hoy es el último día laborable que trabajo en el año 2025, y como decimos siempre, el trabajo nos da de comer pero, al menos en mi caso, me alimenta poco. Necesito salpimentar mi vida de más actividades que las laborales, o corro el riesgo de que el ánimo se me grape a cualquier insípido documento. Aún trabajando, una hace lo que puede por viajar, leer, visitar exposiciones, hacer hueco a la literatura y otras artes. Pero no basta, también quieres interiorizarlo, aprehenderlo, con esa "h" intercalada. Y ahí... ahí ya vienen los agobios de la escasez del tiempo para reseñarlo, en el vano intento de no olvidarlo.
Gastados ya casi todos los días de este año, alguna que otra obra de teatro y exposición se quedaron sin pasar por el tamiz de las palabras. Cuando fuimos a ver a Yllana en el teatro Pavón, cuando fuimos a ver las últimas exposiciones de las salas del Canal de Isabel II: "Catorce millones de ojos" y "Expresionismo. Un arte de cine". Tampoco os hablé del Museo del Escritor, un curioso y reducido reducto dentro del Centro de Arte Moderno llenito de objetos personajes de varios escritores de habla hispana. Ni del Museo de Artes y Tradiciones Populares, ubicado en una vieja corrala de la zona de el Rastro de Madrid, que pretende ahondar y transmitir el arte tradicional, el de los artesanos. Quedaron faros y murales atesorados en todas partes, en España y fuera de España este verano, por atrapar entre las palabras. O cuartos de baño curiosos, nombres de tiendas elaborados. Qué sé yo... Aquellos rincones de La Gomera, El Hierro, Las Azores o la Puglia. Tanto que llevamos dentro y nos remueve.
Valgan estas pinceladas por si ya decido darlos por reseñados, aún ni lo sé. Pero como son del 2025 que queden en su año atesorados. Una manía más de esta letraherida que vive más deprisa que escribe. Cuánto me gustaría, sobre todo para mi salud mental, que llegara el día en que ambos, vivir y atesorar dentro de las palabras lo vivido, fueran en paralelo. Pero en eso estoy, en conseguirlo.
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| Exposición "Expresionismo" en Sala Canal de Mateo Inurria en Madrid |
| Mural en Murcia |
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| Museo de Artes y Tradiciones Populares |
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| Exposición "Catorce millones de ojos" |
| Calabria |





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