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Siguiendo con mi viaje por Granada (ya sabéis que el mes pasado, en octubre, estuve allí leyendo mis relatos invitada por "Encuentros Literarios" www.encuentrosliterarios.es ), quería dejaros dos fotos también con sabor a letras.
Cuando estuvimos en la casa de García Lorca, en la Huerta de San Vicente, el señor de las entradas me dijo que podía acercarme a ver donde se reunía el poeta con otros literatos de la época. Era en el antiguo Café Alameda, en la Plaza del Campillo. Ahora es un restaurante que se llama Chikito, pero me dijo que allí había una placa recordando aquellas reuniones.
Aquí están las fotos de ese lugar.
He encontrado en internet un artículo del periódico Ideal que habla precisamente de ésto. Se titula "Las tertulias más granadas", jugando con el doble sentido de la palabra "Granada". Dejadme que os copie solo los parráfos que se refieren a este lugar. Aunque al final os dejo el enlace, por si os interesa, para que podais leer el artículo entero.
La reina de las tertulias tanto por la altura intelectual de sus
componentes y su trascendencia allende las fronteras granadinas fue la
de El Rinconcillo, que se desarrollaba en el Café Alameda, que estaba en
la Plaza del Campillo, en una casa que hoy se encontraría junto al
restaurante Chikito. Mora Guarnido describe el ambiente de aquel lugar
en el libro 'Federico García Lorca y su mundo'. Se denominó de tal
manera debido a que sus miembros se situaban al fondo del café, detrás
de un pequeño tablado donde actuaba un quinteto musical, en un rincón
que bien podría acoger a dos o tres mesas.
El personaje dinamizador, como se diría en la actualidad, de aquellas reuniones era Francisco Soriano Lapresa, un hombre leído y provocador de la 'carcundia', que abastecía a los jóvenes de literatura rusa y de lo último de la música europea contemporánea. Al grupo, además de los hermanos Federico y Francisco García Lorca, se sumaba Melchor Fernández Almagro, Antonio Gallego Burín, Miguel Pizarro Zambrano, el filólogo José Fernández-Montesinos, José María García Carrillo, Fernando de los Ríos, el arabista José Navarro Pardo, Manuel Ángeles Ortiz, Ismael González de la Serna, Hermenegildo Lanz, Juan Cristóbal, Ramón Pérez Roda, Luis Mariscal, Ángel Barrios y un jovencísimo Andrés Segovia. El compositor Manuel de Falla también frecuentó aquellos encuentros, aunque en muy pocas ocasiones porque era un maniático de los ruidos. Otro de los más veteranos de aquel jovencísimo grupo era el socialista Fernando de los Ríos, quien fuera ministro de Justicia e Instrucción Pública, y una especie de tutor de los hermanos García Lorca.
Fruto de esta tertulia es la creación de un poeta apócrifo, Isidoro Capdepón Fernández, cuyos textos se atribuyen a Lorca; y los primeros dibujos que de él se conocen. Los 'rinconcillistas' hicieron recibimientos 'apócrifos' a Capdepón, un poeta llegado de las 'Américas' y que venía a representar toda aquella poética que denostaban los jóvenes vanguardistas granadinos.
La tertulia acogió la llegada de personajes tan variopintos como Wels, Rudyard Kipling, Rubistein y Wanda Landovska. Entre los rinconcillistas visitantes se encontraba Nakayama Koichi, alias 'Nakita', 'Torero de Emoción', tal y como rezaban sus tarjetas de visita, y es que era un gran aficionado a los toros. Uno de los personajes escasamente mencionados era el camarero que atendía al rincón, Navarrico, quien había servido en los barcos de la Compañía Transatlántica y decía: «Yo sé llamar hijo de puta a una persona en cincuenta lenguas». Era parecido a la imagen del bufón 'Don Antonio el inglés', de Velázquez. Cuando los 'rinconcillistas' se la mostraron dijo: «Soy yo 'pintao', pero el malángel que lo hizo me pudo poner en un traje decente y no esas ropas de payaso».
El personaje dinamizador, como se diría en la actualidad, de aquellas reuniones era Francisco Soriano Lapresa, un hombre leído y provocador de la 'carcundia', que abastecía a los jóvenes de literatura rusa y de lo último de la música europea contemporánea. Al grupo, además de los hermanos Federico y Francisco García Lorca, se sumaba Melchor Fernández Almagro, Antonio Gallego Burín, Miguel Pizarro Zambrano, el filólogo José Fernández-Montesinos, José María García Carrillo, Fernando de los Ríos, el arabista José Navarro Pardo, Manuel Ángeles Ortiz, Ismael González de la Serna, Hermenegildo Lanz, Juan Cristóbal, Ramón Pérez Roda, Luis Mariscal, Ángel Barrios y un jovencísimo Andrés Segovia. El compositor Manuel de Falla también frecuentó aquellos encuentros, aunque en muy pocas ocasiones porque era un maniático de los ruidos. Otro de los más veteranos de aquel jovencísimo grupo era el socialista Fernando de los Ríos, quien fuera ministro de Justicia e Instrucción Pública, y una especie de tutor de los hermanos García Lorca.
Fruto de esta tertulia es la creación de un poeta apócrifo, Isidoro Capdepón Fernández, cuyos textos se atribuyen a Lorca; y los primeros dibujos que de él se conocen. Los 'rinconcillistas' hicieron recibimientos 'apócrifos' a Capdepón, un poeta llegado de las 'Américas' y que venía a representar toda aquella poética que denostaban los jóvenes vanguardistas granadinos.
La tertulia acogió la llegada de personajes tan variopintos como Wels, Rudyard Kipling, Rubistein y Wanda Landovska. Entre los rinconcillistas visitantes se encontraba Nakayama Koichi, alias 'Nakita', 'Torero de Emoción', tal y como rezaban sus tarjetas de visita, y es que era un gran aficionado a los toros. Uno de los personajes escasamente mencionados era el camarero que atendía al rincón, Navarrico, quien había servido en los barcos de la Compañía Transatlántica y decía: «Yo sé llamar hijo de puta a una persona en cincuenta lenguas». Era parecido a la imagen del bufón 'Don Antonio el inglés', de Velázquez. Cuando los 'rinconcillistas' se la mostraron dijo: «Soy yo 'pintao', pero el malángel que lo hizo me pudo poner en un traje decente y no esas ropas de payaso».
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