Decían en aquella película, en "El secreto de tus ojos", que "Uno puede cambiar de vida, de amigos, de casa... pero de pasión no, de pasión uno no cambia". O algo parecido. Luego volví a escuchar una frase similar en "Buscando a Eric". Y es cierto.
Mi pasión es la literatura. A estas alturas de la vida yo sé que el placer que siento al escribir un relato, al leerlo en voz alta, al intentar transmitir, al intentar llegar al interior de los demás a través de las palabras, al escuchar a los demás leer sus textos, al conversar de literatura, al compartir las letras, ese extraño placer, es mi pasión. Y eso no se puede explicar, solo sentir.
A mi no me gusta el futbol, no entiendo nada de nada, sin embargo, creo que es algo parecido a lo que sienten los aficionados cuando están viendo un partido. O lo que siente alguien que pinta, o que cose...
El sábado pasado volví a sentir que la creación literaria me arropaba, porque el sábado pasado, el 27 febrero, la tertulia Rascaman volvió a trasladarse por un día a Guadalajara. Y entre todos hicimos sesión continua de nuestra pasión.
Esta es la tercera vez que nos reuníamos con el taller de poesía de la Biblioteca Pública Municipal. Un lugar por cierto, precioso. Es un privilegio que nuestros compañeros de Guadalajara puedan disponer de la Sala Multiusos de ese edificio tan elegante y silencioso que invita nada más entrar a la concentración y al estudio. Siempre es muy agradable volver a verlo, con ese patio interior techado, con sus columnas de piedra, y todo él decorado en su interior de madera y plantas.
Como las dos últimas veces que hemos ido, los compañeros de Guadalajara nos han recibido con mucha hospitalidad, con alegría y nos hemos sentido muy bien tratados. Esta vez había, además de los integrantes del taller de poesía de la Biblioteca Pública, compañeros del Club de lectura que habían querido acompañarnos. Así que al final éramos bastantes conversando en torno a esa enorme mesa que tienen.
En esta ocasión dedicamos la primera mitad del tiempo a conocer la obra y charlar con el poeta y narrador Jesús Jiménez Reinaldo y la segunda mitad la dedicamos acompartir poemas y relatos de los miembros de las dos tertulias buscando como excusa el humor. Pero dice Javier Díaz que él no tiene "ná más que poemas tristes..." Lo dice en broma, claro. Pero una broma no exenta de cierta cantidad de verdad, porque la mayoría de mis compañeros poetas se quejaban de que por más que rebuscaban entre sus repertorios, de humor, de humor, lo que se dice de humor no es que tuvieran mucho...
Así que también se leyeron poemas de otros autores como Lope de Vega o Enrique Gracia.
Como las dos últimas veces que hemos ido, los compañeros de Guadalajara nos han recibido con mucha hospitalidad, con alegría y nos hemos sentido muy bien tratados. Esta vez había, además de los integrantes del taller de poesía de la Biblioteca Pública, compañeros del Club de lectura que habían querido acompañarnos. Así que al final éramos bastantes conversando en torno a esa enorme mesa que tienen.
En esta ocasión dedicamos la primera mitad del tiempo a conocer la obra y charlar con el poeta y narrador Jesús Jiménez Reinaldo y la segunda mitad la dedicamos acompartir poemas y relatos de los miembros de las dos tertulias buscando como excusa el humor. Pero dice Javier Díaz que él no tiene "ná más que poemas tristes..." Lo dice en broma, claro. Pero una broma no exenta de cierta cantidad de verdad, porque la mayoría de mis compañeros poetas se quejaban de que por más que rebuscaban entre sus repertorios, de humor, de humor, lo que se dice de humor no es que tuvieran mucho...
Así que también se leyeron poemas de otros autores como Lope de Vega o Enrique Gracia.
De Jesús Jiménez Reinaldo yo ya os había hablado en otra de las entradas de este blog (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/10/un-poema-de-jesus-jimenez-reinaldo.html )
así que no voy ahora a volver a deciros quién es. En esa entrada tenéis uno de sus poemas (este sí que en clave de humor) y podeis releerlo.
así que no voy ahora a volver a deciros quién es. En esa entrada tenéis uno de sus poemas (este sí que en clave de humor) y podeis releerlo.
En esta ocasión Jesús Jiménez Reinaldo nos presentó su nuevo libro “Los útiles del Alquimista”, que saldrá publicado en abril en Tafalla. Va a ser un libro muy ambicioso, con unos 3.000 versos, algo que ahora no es usual, pues los libros de poesía suelen ser mucho más pequeños. Entre esos versos podría escoger muchísimos, pero solo os voy a copiar algunos de ellos para que os hagáis una idea de la fuerza de sus imágenes:
“Nefasto como una araña de pelos en la nuca”
“Mis pupilas se han ennoviado de las nubes”
“¿Por qué no ser como un día bisiesto?
De vez en cuando tener un día más…”
“El privilegio de envejecer”
Jiménez Reinaldo nos hizo una lectura muy rica en emociones de algunos de sus poemas, combinando algunos más tristes con otros más alegres. Nos leyó un poema que inmediatamente nos arrastró muchos años atrás ya con el título: “Sebastian se lamenta ante Charles en Brideshead” ¿Recordáis la serie televisiva? Una de las compañeras de la tertulia de Guadalajara incluso lloró con el emotivo poema-diario “20 días de julio”. Y nos hizo sonreír a todos con el poemario infantil “Agua con sal”.
Después hicimos coloquio en el que surgieron muchos temas importantes sobre el escribir, sobre los poemas medidos o no medidos, sobre el tono narrativo o no de sus poemas… Y entre esas cosas nos dijo que “El escritor no debe escribir lo que quieren leer los demás, sino lo que uno quiere escribir. Escribir es una apuesta de libertad”. La verdad es que da gusto escuchar a Jiménez Reinaldo, no sé si es por su faceta de profesor de instituto, o porque sabe muy bien explicar cuánto sabe, o sencillamente por eso, porque sabe muy bien de qué habla, es muy buen comunicador.
“Mis pupilas se han ennoviado de las nubes”
“¿Por qué no ser como un día bisiesto?
De vez en cuando tener un día más…”
“El privilegio de envejecer”
Jiménez Reinaldo nos hizo una lectura muy rica en emociones de algunos de sus poemas, combinando algunos más tristes con otros más alegres. Nos leyó un poema que inmediatamente nos arrastró muchos años atrás ya con el título: “Sebastian se lamenta ante Charles en Brideshead” ¿Recordáis la serie televisiva? Una de las compañeras de la tertulia de Guadalajara incluso lloró con el emotivo poema-diario “20 días de julio”. Y nos hizo sonreír a todos con el poemario infantil “Agua con sal”.
Después hicimos coloquio en el que surgieron muchos temas importantes sobre el escribir, sobre los poemas medidos o no medidos, sobre el tono narrativo o no de sus poemas… Y entre esas cosas nos dijo que “El escritor no debe escribir lo que quieren leer los demás, sino lo que uno quiere escribir. Escribir es una apuesta de libertad”. La verdad es que da gusto escuchar a Jiménez Reinaldo, no sé si es por su faceta de profesor de instituto, o porque sabe muy bien explicar cuánto sabe, o sencillamente por eso, porque sabe muy bien de qué habla, es muy buen comunicador.
Y finalizamos con la lectura de poemas y relatos propios o ajenos. Leyó el poeta y antiguo coordinador del taller de poesía Jesus Aparicio (http://jesusapariciogonzalez.blogspot.com/), leyó Pepe, el nuevo coordinador del taller, un romance escrito para sus hijos en la noche de Reyes, leyó David Lerma, compañero nuestro y de quién ya os he hablado, leyó otro romance otro compañero de Guadalajara, leyó Celia Cañadas, también compañera nuestra, un poema premiado de su padre Aureliano Cañadas de quién también ya os hablé en este blog (http://rociodiazgomez.blogspot.com/2010/01/aureliano-canadas-poeta-y-companero-de.htmlmpanero-de.html), y un poema suyo, leyó Javier Díaz (http://javierdiazgil.blogspot.com/) un poema suyo y dos de Enrique Gracia, leí después yo un relato de humor, leyó Carmen Frontera, también de nuestra tertulia (http://carmen-frontera.blogspot.com/ , leyo Feli, poeta y compañera nuestra de Rascamán, un soneto de Lope de Vega... La verdad es que estuvo muy ameno y muy entretenido.
Era la tercera vez que íbamos hasta Guadalajara para compartir textos, poesía y palabras, y como siempre se nos pasaron las tres horas volando. Disfrutamos mucho juntos. Y después fuimos a comer a un restaurante cercano donde seguimos conversando y estirando la sobremesa todo lo que pudimos.
Como siempre fue muy enriquecedor. Fue un verdadero placer, que habrá que repetir.
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