Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 5 de agosto de 2018

Veletas y días felices


Cádiz. Junio 2018


Había días que nos mirábamos al espejo
y no reconocíamos la cara que nos contemplaba.
Días que no habían nacido para pensar ni decidir.

Entonces,
nos desenroscábamos la cabeza con cuidado
 y la dejábamos dentro de la vitrina donde teníamos la vajilla buena.

Respirábamos profundo y 
echábamos a andar sin más rumbo
que el señalado por la primera veleta que encontrábamos.
Hasta que tropezábamos con la segunda
y cambiábamos nuestra dirección,
que duraría hasta dar con la tercera, 
y luego la cuarta, la quinta, la...
dejándonos llevar.

Y así, solo así,
recordábamos los días felices.

Conil de la Frontera. Junio 2018



Mazagón. Julio 2018

Faro (Portugal) Julio 2018

Almancil (Portugal) Julio 2018

viernes, 3 de agosto de 2018

Los nombres de las tiendas, enésima parte. Por los pueblos de Cai...


Mari, qué buena tarde la de ayer...

Mira que te cuente: Comenzamos con el cafelito en "La taberna de Maikel". Una taberna de siempre, muy chica sí, pero con un nombre de lo más internacional, porque nosotras lo valemos y da mucho "glamur", ¿se dice así no?, decir que estuvimos con "Maikel".

De ahí, y ya más contentas, hicimos una paradita en "El tobarato" donde nos gastamos "los cuartos" que llevábamos y los que no llevábamos, que mañana a ver si nos pasamos otra vez y le pagamos al muchacho lo que nos fíó, que mira que no nos conocía y lo requetebien que se portó con nosotras que nos volvimos locas con lo barato que tenía todo...

Y más contentas que ná, con nuestro humilde "botín" de "El tobarato", cómo no podía ser de otra manera,  terminamos en el bar "Hasta aquí llegué", donde nos jartamos de pescaíto frito, puntillitas, tortilla de camarones... y todo lo que se nos apeteció... Qué te voy a contar, que estaba todo para rechupetearnos los dedos. 

Ay Mari, qué buena tarde hija por los pueblecitos de Cai, qué buena...







martes, 31 de julio de 2018

"Lejos del corazón" de Lorenzo Silva





 ...En ese momento hacía dos o tres meses que la juez Carolina Perea y yo no nos veíamos para hacerle la respiración asistida a la relación intermitente que manteníamos desde hacía años; una relación que había sido al principio plácida y sin compromiso, y que poco a poco había ido adensándose y cargándose con el peso de las deudas vencidas e insatisfechas. No habíamos llegado a pelearnos nunca: no había agravios, ella era una mujer comprensiva y de mundo y yo había aprendido, mucho tiempo atrás, a no reclamar ningún derecho sobre nadie. Y sin embargo, cada que vez que reincidíamos, recaíamos o como fuera más adecuado denominarlo, tenía más la impresión de prorrogar un error que acabaría por rasparnos el alma.

-Sabes que nunca me importa verte. Al revés -dije.
Carolina dejó que se instalara un espeso silencio en la línea.
-No acabo de averiguar si eso es un no o un sí -dijo.
-Es un lo que tú quieras. Estará bien. Así nos ponemos el día.
-O sea, un tampoco te creas que me muero de ganas.
-Nos morimos de otras cosas, señoría.
-De falta de fe, principalmente.
-Entre otras. Recuerda que hablas con un experto.
-Te dejo pensarlo. Si de aquí al viernes ves que puedes y te apetece, no tienes más que ponerme un mensaje. Yo ya me he retratado.
-Y te lo agradezco, perdóname.
-No hay nada que perdonar. Yo no perdono. Condeno siempre a alguien. Resuelvo pleitos que siempre pierde una de las partes.
-Por eso me impones tanto.
Carolina optó por reírse.
-Eres de lo que no hay -concluyó.
-No creas, yo siempre me tuve por un tipo vulgar.
-Pregúntate entonces por qué no puedo enfadarme contigo.
-Porque sientes piedad hacia los seres disfuncionales.
-Frío, frío. Anda, descansa. Te mando un beso.
-Y yo otro.
-Buenas noches.
-A sus órdenes, señoría.

Lejos del corazón
Lorenzo Silva







domingo, 29 de julio de 2018

El Faro de Trafalgar


Toda la naturaleza se alió para ofrecernos su mejor perfil. 

El sol, el más tímido, se quería esconder en el horizonte. 
Aunque su silueta, ruborizada, siguió reflejándose en el oceano.

Las dunas de arena que el mar olvidó, blandas, mullidas, 
dejaban que nuestros pies se hundieran en ellas,
como hospitalarias alfombras veraniegas.

Africa nos contemplaba en la lejanía mientras
las gaviotas revoloteaban dandonos la bienvenida. 

Y el faro, el faro de Trafalgar, se dejaba fotografiar sabiéndose el protagonista del lugar. Descendiente de una torre vigía del siglo IX hispano musulmana, 
se erigía sobre un lugar impregnado de historia. 
A su alrededor yacimientos arqueológicos de un templo romano y una factoría de salazones. 
Y desde el pasado, el eco de la Batalla de Trafalgar, en 1805, 
donde perdimos tantas vidas y tanto poder frente a la Armada Británica.

Cuánto nos podrían contar ese sol y esas dunas, esas aves y el Faro de Trafalgar. 
Cuánta historia han vivido, conocen y guardan.

Aquella tarde de junio nos la susurraron solo a nosotros. 

Nosotros, que en verano, cazábamos faros.










miércoles, 25 de julio de 2018

Murales en Olhao


Pasar por esta calle de Olhao (Portugal) es trajinar entre pescadores.

Dos calles de una zona cercana al Puerto están completamente decoradas en blanco y negro con escenas de la vida pesquera de este pequeño pueblo.

Los artistas han recreado esa vida marinera, nos han situado en el centro de ella, y además
han embellecido esa parte cercana al puerto.

Qué suerte descubrirla por casualidad.
















martes, 24 de julio de 2018

"La novia gitana" de Carmen Mola




Terminé "La novia gitana" enseguida, porque me tuvo atrapada desde sus primeras páginas.

De vez en cuando vuelvo a la novela negra, es un género con el que es muy fácil evadirse de la realidad y hay ocasiones en que se necesita solo eso de la lectura. Lo cual no quita para que en cuánto termino una de estas novelas quiera sumergirme en otro tipo de lecturas porque sales un poco saturado de tanto criminal suelto. Y encima en esta que se mueven por las calles de mi ciudad con más motivo.

Pero bueno a lo que vamos.

"La novia gitana" es la primera novela de esta autora, aunque Carmen Mola he leído que es un seudónimo. Yo creo que para ser su primera incursión ha salido de lo más airosa.

El argumento nos dice que Susana Macaya ha desaparecido tras su fiesta de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en Carabanchel, un barrio de Madrid, en la Quinta de Vista Alegre. Su muerte ha seguido un ritual horrible, que además coincide exactamente con el  ocurrido a alguien muy cercano a ella años atrás.

No quiero contaros mucho, yo prefiero saber poco como punto de partida de una novela. Pero os aseguro que es durillo en cuánto a la forma elegida por asesino para acabar con su víctima. Me dejó impresionada.

Los personajes están bien perfilados. Tenemos a la protagonista, la inspectora Elena Blanco de la BAC, la Brigada de Análisis de Casos, de la Policía. Sus características están bien plasmadas y empatizas con ella. El resto de su equipo también tiene unas cualidades muy concretas, con lo cual son todos creíbles.

La novela está dividida en cinco partes en los que linealmente se va novelando la historia a partir del asesinato de Susana Macaya, en busca de su resolución. Pero paralelamente hay otra línea argumental sin espacio ni tiempo donde nos van contando la historia de un niño. El capítulo breve del niño encabeza cada una de las cinco partes.

El ritmo de la historia es muy ágil y entretenido. La ambientación está muy lograda porque se desarrolla en Madrid en la actualidad, y tan pronto están en Carabanchel como en la Plaza Mayor, como en otras calles conocidas tanto del centro como de los barrios periféricos, y la verdad es que yo, que soy de Madrid, he podido seguir los pasos de los personajes de forma mucho más visual y verosímil.

En general me ha parecido que esta novela tiene muchos aciertos: Personajes creíbles, dosis de intriga bien repartidas, fácil lectura. 

Novela negra ambientada en Madrid ¿Qué más se puede pedir? Y además seguro volveremos a saber de Elena Blanco, porque tenemos que seguir indagando en su propia historia, así que aquí me quedo a la espera de sus próximas noticias.

Yo os la recomiendo, desde luego.


lunes, 23 de julio de 2018

De imágenes que valen más que mil palabras



No lo pude evitar. Vi los dibujitos de las puertas y no tuve más remedio que traérmelos a mi blog porque provocaron una sonrisa en mí nada más descubrirlos. Ocurrió en Moguer.
La vida misma.


También me hicieron gracia los dibujitos de debajo de éstos párrafos. Esta vez fue en Conil.
Unos pececitos para una villa marinera, nada más adecuado.

Seguiremos con los ojos bien abiertos.