Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

lunes, 11 de junio de 2012

"Amistad de juventud" Alice Munro




Tengo pendiente de reseñaros algunos libros que he leído, antes de "Dientes de Leche" que es el último libro que os comenté.

Pues bien, antes de él me leí "Amistad de juventud" de Alice Munro. 

Es una colección de diez cuentos que son pequeñas novelas, porque son cuentos largos.  Diez historias muy bien escritas donde se narra la cotidianeidad de algunas vidas sencillas, cómo las decisiones que se van tomando van perfilando éstas, desde que eran jóvenes hasta lo que han llegado a ser. 

Son historias entretenidas. Historias de personas que viven en pueblos, sobre el amor, sobre el tiempo, y esa necesidad de enfrentarse al  interior de cada uno, lo que eran en la infancia, lo que han llegado a ser. 

La mayoría de sus personajes son femeninos, mujeres que llevan su historia con pragmatismo. Mujeres que no se arrugan, que no se resignan, pero que van sobreviviendo a su existencia aparentemente sencilla. Porque ninguno de sus personajes en el fondo es simple o sencillo, sino complejo y profundo, personajes que rebuscan en el interior del mundo.

No son historias dulces, no, son realistas, escritas con una buena prosa, minuciosa, detallista. 

Lo que menos me gusta de estos relatos son los finales, quizá demasiado abiertos para mi gusto. 

Por lo demás se disfruta leyéndolos, porque sabes que está leyendo buena literatura. E incluso piensas una vez leído, que deberían releerlos, porque seguro que algo se te ha escapado.




"Estaba algo borracha para entonces, y pensó en decirle a Dudley Brown que quizá "estaba" haciendo felices a esas dos mujeres. ¿Qué querría decir con eso? Quizá que les estaba dando algo en qué centrarse. Un duro límite que quizá un día una podría atravesar en un hombre, un nudo en su mente que una podría deshacer, una tranquilidad que una podría sacudir o una ausencia que se le podría hacer lamentar..., esas cosas que harán que una preste atención, aunque crea que se ha enseñado a no hacerlo. ¿Podría decirse de eso que le hace a una feliz?
Entretanto, ¿Qué hace feliz a un hombre?
Tiene que ser algo totalmente distinto."
Pág. 125
Agárrame fuerte, no me sueltes


ALICE MUNRO
Escritora canadiense de cuentos que refleja el Canadá actual en sus relatos. Nació en Wingham (Ontario) y estudió en la Universidad de Western Ontario. Empezó a escribir cuentos a los 15 años y publicó el primero, Las dimensiones de una sombra (1950), en una revista de estudiantes. Se trasladó a Vancouver (Columbia Británica), y continuó escribiendo. Su primer libro de relatos, Danza de las sombras felices (1968), fue un éxito instantáneo y ganó el Governor General’s Literary Award, premio que volvió a conseguir con los libros ¿Quién te crees que eres? (1978) y El progreso del amor (1986). Su segundo libro de cuentos, Vidas de chicas y mujeres (1971), recibió el Canadian Bookseller Award. Volvió a Ontario y, después de publicar Algo que he intentado decirte (1974), fue nombrada escritora residente en la Universidad de Western Ontario. The New York Times calificó su libro de relatos Las lunas de Júpiter (1985) como uno de los mejores del año. Amistad de juventud (1990), La mendiga (1991), Secretos abiertos (1994) y El amor de una mujer generosa (1998) también fueron elogiados por la crítica. Como Margaret Atwood, observa el mundo con ojos feministas y realiza en sus obras un fresco de las actitudes y modos de enfrentar la vida de las mujeres.

sábado, 9 de junio de 2012

"El almacén de los libros olvidados" y "El asilo del libro"


Tengo muy buenos amigos. Lo sé. Y cuando están por ahí de vacaciones si ven algún letrero o algún nombre de una tienda, a cualquier frase que saben que me va a gustar, me la traen de recuerdo, para mi blog.

Marián me trajo hace ya tiempo "El almacén de los libros olvidados" una tienda de libros de segunda mano, cuyo nombre enseguida le gustó, y no me extraña, porque es de lo más literario, de lo más evocador. Aquí os dejo con este lugar que está en Santander y dónde habrá que ir algún día, desde luego.



Hace pocos días también me llegó otro regalo. Esta vez me lo envió mi amigo Jose. 

"El asilo del libro" es un nombre bien chulo ¿vardad? me encantó en cuánto lo descubrí en mi bandeja de correo. Qué oportuno y qué sugerente también para otra tienda de libros usados y grabados antiguos. Esta vez está en Valencia.

Y claro, pues también alguna vez que pase por allí, habrá que ir a conocer este asilo tan peculiar.

Bueno pues mi blog estaba en deuda con los dos, y por fin aquí las teneis, ocupando el lugar que se merecen. 

Mil gracias a los dos. Me han gustado mucho para las tres colecciones que vamos aquí formando: Lugares de libros que visitaré algún día, librerías del mundo y Los nombres de las tiendas.





viernes, 8 de junio de 2012

"Dientes de leche" Ignacio Martínez de Pisón



"Había muchas cosas que Raffaele no entendía del comportamiento de los españoles, tan semejantes a los italianos en algunos aspectos y tan distintos en otros. A veces les daba por insultarse de unas trincheras a otras. Casi siempre recurrían a rimas elementales. Desde la trinchera de enfrente alguien gritaba "¡fascistillas, os vamos a hacer papilla!", y en la suya se levantaba una voz que contestaba "¡marranos republicanos!". Y a eso seguían, en uno y otro lado, unas carcajadas demasiado ruidosas. En otras ocasiones, para desmoralizar al enemigo, se reunían dos o tras soldados y le cantaban canciones y los otros no tardaban en replicar. En una trincera cantaban A las barricadas o La internacional y en la otra el Cara al Sol o el himno de la Legión, y al cabo de un rato, acababan cantando entre todos algunas canción de la época en la que los españoles vivían juntos y en paz..."



Acabo de terminar de leer "Dientes de Leche" de Ignacio Martínez de Pisón y me ha gustado mucho.

Es muy agradable de leer, poco a poco te vas sumergiendo en la historia de la familia Cameronni y ya no quieres dejar de leer su historia. La novela empieza con el nieto acompañando al abuelo a un aquelarre fascista, aunque luego vuelve al principio y cuenta la historia de la familia Cameroni a lo largo de tres generaciones, desde que Raffaele, combatiente fascista, viene a luchar a la Guerra Civil para dejar de ser pobre en su Italia, y se queda porque se enamora de una jóven enfermera, cuya familia es de izquierdas. 
 
Los personajes están muy bien construídos, vas leyendo a medida que van creciendo los tres hijos de la familia: Rafael, Alberto y Paquito. Son personajes complejos, muy bien perfilados. Aunque parecen mucho más protagonistas las dos mujeres del libro: Isabelita, la madre, y Elisa, la mujer de Alberto. Ellas son las que van sosteniendo la línea argumental con paso firme.  

Es una historia que no puedes dejar de leer.

En esta novela están representandos: el antagonismo ideológico, la venganza, la piedad, la búsqueda de los orígenes, el amor, el paso del tiempo con los avatares de la vida y de la historia.

Muy bien estrucrurado, todos los capítulos tienen entidad en sí mismos y un final efectivo. Y la historia abarca desde la Guerra Civil hasta los años ochenta. Su desarrollo es líneal, pero con elipsis que logran que la historia vaya avanzando, de forma muy conseguida. Es una estructura aparentemente sencilla, pero muy compleja.

La ambientación está muy lograda también. Están narrados los acontecimientos sociales más relevantes y sus personajes son de marcado carácter político, pero todo es pura literatura, sin lucir tintes reinvindicativos.

Creo que este autor domina la narración de forma impecable, sabe hacer malabarismos con la estructura exhibiendo una forma de escribir sencilla pero con una maquinaria muy completa en la estructura sobre la que va como dibujando la historia. 

Me ha gustado mucho, es una historia de nuestro país, con algo de nostalgia, pero de esas que se quedan en la memoria porque se te hace entrañable.

 "Alberto esperaba en el salón, instalando el trípode y los focos y haciendo mediciones con el fotómetro, y mientras tanto la tía Milagros se encerraba a arreglarse en el dormitorio. Así lo exigía el ritual. Para cada sesión fotográfica debía ponerse ropa distintas, y a ella le hacía gracia volver a ponerse algunos de los muchos vestidos que a lo largo de las décadas se habían ido acumulando en su ropero. Los primeros retratos se los había hecho con piezas de su vestuario más reciente. Solo cuánto éste se hubo agotado, recurrió a las prendas pasadas de moda, primero a las de los últimos años y después a las más antiguas, remontándose por tanto en el tiempo recorriendo a la inversa las pequeñas efemérides de la historia familiar; éste me lo puse cuando el entierro de Isabelita, éste para el bautizo de Paquito... El contraste  era curioso  y (¿Por qué no decirlo?) desasosegante: mientras la tía Milagros envejecía despacio, su ropa rejuvenecía a toda velocidad, y las dos sesiones que mediaban entre una sesión fotográfica y la siguiente podían suponer un retroceso de varios años en su vestimenta."

miércoles, 6 de junio de 2012

La casa de Vicente Aleixandre, una lástima ese abandono...





 "En mayo de 1927, Vicente Aleixandre se trasladaba en compañía de sus padres, Elvira y Cirilo y de su hermana Conchita, a un chalé de dos plantas con jardín, sito en la calle de Wellingtonia, en un antiguo extrarradio de Madrid, al final de la avenida de la Reina Victoria. La nueva casa se hallaba en el parque urbanizado por la Compañía Urbanizadora Metropolitana entre 1920 y 1925 que fundaron los hermanos Otamendi y Juan Carlos Mendoza. Según rezaba la propaganda de la Compañía se propusieron «crear un parque urbanizado con hoteles modestos, rodeados de jardines y huertas, donde la clase media, al terminar sus ocupaciones, gozara del reposo y tranquilidad del hogar». De esta casa hará nuestro joven poeta su residencia definitiva hasta el mismo año de su muerte en 1984..."
 Alejandro Sanz
Presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre
«
La calle de la poesía»
(2010)


 Ya sabéis que en este blog tenemos una sección dedicada a las casas de los escritores:

Ya hemos hablado de las casas de Blas de Otero, de Unamuno, de Miguel Hernández, de Neruda, de Lorca... Pues bien hoy le toca a una que está en Madrid y que es la de las fotos de esta entrada.

Ultimamente he pasado varias veces por delante de esta casa. Es la que habitaba Vicente Aleixandre en el Parque Metropolitano de Madrid, una zona de chalets muy tranquila, muy cerca de la Ciudad Universitaria. 

Está en el núm. 3 de la calle que ahora lleva su nombre "Vicente Aleixandre" pero que de toda la vida se conoció como la calle Velintonia. Una casa ahora cerrada y abandonada. Qué lástima. Con la cantidad de poetas y escritores que la visitaron durante años. 

Os copio un artículo relacionado con ésto de Antonio Colinas. Y os dejo con el vínculo que lleva a la página de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre, donde hablan del deterioro de esta casa y de sus infructuosos intentos para que la Administración junto con sus herederos llegue a un acuerdo, la haga resurgir y pueda volver a tener la importancia en la vida cultural de Madrid, que tuvo un día. 




http://www.vicentealeixandre.es/textos.html


Antonio Colinas
«Salvar Velintonia 3»
La Gaceta de Salamanca
(2009)
Siempre entramos en la festividad de San Juan de la Cruz, el día 14, con la poesía cerca. Este día recibimos en Fontiveros al nuevo juglar, el poeta salmantino José Luis Puerto, una de las voces más decantadas y hondas de la poesía española actual, continuadora de la de nombres cimeros, como Claudio Rodríguez o Valente. Una voz, por otra parte, original, muy de Puerto. Pero el día anterior llegábamos de Madrid, de recordar el abandono de la casa del premio Nobel Vicente Aleixandre, uno de los asuntos más lamentables de la cultura española de los últimos años, en el que ha faltado una absoluta voluntad política por parte de todos, pero también intelectual. Los hechos son tercos y conviene recordarlos.

No existe ningún otro lugar en el mundo en el que la casa de un poeta Premio Nobel haya sido sometida a tal grado de incomprensión; hecho quizá unido al desconocimiento en que ha caído su obra. Mal sintoniza, en verdad, la poesía cosmovisionaria de Aleixandre, su riqueza y fulgor, con las poéticas del simplismo, lo plano y lo hueco. Y volvemos a insistir en el extraordinario valor simbólico que posee la casa. Por ella pasaron no menos de cinco generaciones de poetas, desde la del 27 (con Lorca, Cernuda o Neruda), la del 36 (con Miguel Hernández entre los mejor acogidos), la de la inmediata posguerra (Montale, Quasimodo), la de los 50 (Claudio Rodríguez, Brines), y la de los Novísimos. Este sentido de acogida radicaba en el carácter liberal de Aleixandre, en su fidelidad a la amistad y, sobre todo, como ya señaló en su día Cernuda, en el don que este poeta poseía para resolver problemas, aunar voluntades y activar el diálogo.

Valor simbólico de la casa, ideal para hacer en ella un museo del propio Aleixandre o un centro dedicado a la poesía española de posguerra, que él tanto siguió y apoyó. Como ya he dicho, la voluntad política e institucional falta absolutamente y la amenaza viene de que la casa no sólo puede ser vendida, sino que puede ser derribada, pues (sorprendentemente) estando protegido por ley el hermoso cedro del jardín no lo está el edificio. Quizá el protegerlo sería el primer paso que habría que dar. El segundo que, en tiempos de obras y gastos inconmensurables, no constituiría un problema si Gobierno, Comunidad, Ayuntamiento y herederos se pusieran de acuerdo. Pero este acuerdo no se ha dado nunca.

Así que, bajo la batalladora iniciativa de Alejandro Sanz, se abrió la casa abandonada a un grupo de poetas y músicos para recordar al maestro. No fue un acto contra nadie sino una sencilla toma de conciencia, un recordatorio, una muestra de fidelidad y de afecto hacia una persona, humanísima, que coronó su obra con el reconocimiento universal. Paradójicamente, mientras la casa de la calle Velintonia 3 se abandona, la casa de verano del poeta en Miraflores de la Sierra («Vistalegre») se respeta y enriquece con el esmero que ha puesto en ella su nuevo propietario, el escultor Miguel Rius. Y el Ayuntamiento del pueblo tiene en marcha un Centro de recuerdo para el poeta. Dos grandes y loables ejemplos de cómo se deben hacer las cosas: con voluntad y amor. Simplemente lo que en Velintonia con la placa de la calle aún vergonzosamente machacada!) falta.





lunes, 4 de junio de 2012

Motivos para sonreír




Hace semanas que tengo estas fotos guardadas para vosotros.

Iba por la calle, camino ya no sé de dónde, cuando de pronto tropecé con esa furgoneta que llevaba ese letrero:

"Si estás leyendo esto te sobran los motivos para sonreír".

Inmediatamente saqué la cámara y la atrapé. 

El aire, la calle, el movimiento, los letreros, el mundo, la vida. 

Comenzamos la semana, esperemos que sea mejor que la anterior. 

Buena semana a todos.




miércoles, 30 de mayo de 2012

71 Edición de la Feria del Libro de Madrid



Vas al Retiro un domingo por la mañana, de mayo o junio, y además del sol y el calor, te encuentras con los títeres.. 

Te encuentras también con los kioscos de siempre, ahora adornados por miles de papeles de protestas por su aviso de cierre.

Y por supuesto también te encuentras con la 71 Edición de la Feria del Libro de Madrid.  

Allí estaban todos los puestos, todos los escritores, todos los libros.

Allí estaba ese ambiente que me gusta tanto a libro y a fiesta.

Estaban muchos de los autores: Jesús Marchamalo, Eduardo Galeano, Almudena Grandes, Nieves Concostrina, García Montero, Benjamín Prado, Eduardo Mendoza, Javier Marías, Javier Moro, Marta Rivera de la Cruz, Manuel Rivas, Pilar Urbano... 

Eduardo Mendoza con una cola increíble, como Galeano o como Almudena Grandes. También estaba Mario Vaquerizo, haciendo furor...

Claro me tuve que comprar algunos libros... Ante una tentación tan grande lo mejor es sucumbir.

Os dejo algunas imágenes de la mañana.




WC lectoras y lectores

Juan Carlos Mestre y sus preciosas dedicatorias

Eduardo Galeano que estaba en una especie de tienda aparte, con una cola larguísima





Manuel Rivas también haciendo sus dedicatorias especiales