Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 28 de septiembre de 2025

Un 29 del 9

 




Mi madre decía que yo nací de noche, casi tan terminando septiembre que nazco el último día. Decía también que la enfermera preguntó si quería cenar, y ella contestó: "Claro, sí, sí", porque a saber cuándo yo me decidiría a llegar... Ojalá hubiera heredado yo el apetito de mi madre y su delgadez. "Se conoce", como decían antes, que al final llegué a "paso alegre" útero a través, porque, aunque nací de noche, todavía era el día 29. Como era "juernes" llegué tarde a casa, aunque aún no supiéramos de la palabra por aquel entonces. Pero así fue, me decidí a entrar en este mundo un jueves, un "29 del 9", con esa rima simplona de números que, sin embargo, me gusta por cantarina. 

De pequeña mi madre nos contaba muchos cuentos: Garbancito, Los siete cabritillos, La ratita presumida... Nos los contaba poniendo distintas voces, como se deben contar los cuentos. Imitando el eco en la tripa del buey cuando Garbancito hablaba. O impostando la voz del lobo cuando pretendía hacerse pasar por la madre de los cabritillos con la pata enharinada. De ella debí heredar yo esta querencia por las historias. Me encanta que me cuenten... lo que sea. Y si es una historia de la que, además, pueda aprender algo, mejor que mejor. Eso también es lo que más me gusta de los viajes organizados, la posibilidad de que nos toque un guía majo que mientras estemos de un lado para otro, vaya descontándonos en el oído la historia del lugar o sus particularidades.

Y seguramente será por eso, también, que yo cuento. Cuento historias. Y, una vez cada 365 días, también cuento años. Otro 29 del 9. Y aquí estamos.

Casi sin querer, echo la vista atrás, y en las cuentas con respecto a los años que vivieron bien mis padres salgo ganando. Ellos se alegrarían y a mí me da que pensar.  

Sin embargo, doy esquinazo a las divagaciones, y elijo quedarme, solo, con esta íntima obligación moral de celebrar. Celebrar no solo el cumple, sino cada día, intentando que el tiempo no pase sin más, que no se me quede nueva la vida, que se vea gastada y con bolas, porque nos la regalaron para vivirla. 

Muchas felicidades, digo a la niña de la foto. Sonríe ¡Vamos! Celebremos un año más, sin dejar de hacerlo y dando gracias. Siempre. 


29 de septiembre del 2025


viernes, 26 de septiembre de 2025

Los faros del verano 25

 


Ojalá cada mes tropezara con un faro. 

Uno que aportara luz entre las sombras y las dudas. Uno que, además de ser guía, fuera refugio. 

Ojalá que mi faro y el tuyo tontearan con sus luces. Que se reconocieran en la misma orilla y acompasaran la secuencia regular de sus destellos hasta hacerlas mellizas y extraordinarias. 

¿Te acuerdas de aquel tiempo y sus luces?

Del verano del 25 traje un montoncito de faros para esos meses en los que no tropezaré con ninguno. Meses de tardes cortas y ausencias largas. Horas que pierdo y me pierdo. 

Juego a colocar mis faros de dos en dos por casa, para que intimen y se iluminen de historias de algas y naufragios. 

Del verano del 25 traje un tesoro de faros, un haz de luces para mi envés. 

Una ofrenda a la nostalgia.











miércoles, 24 de septiembre de 2025

Saga de Jon Ander y Eider (Chassereau y Macua) de Noelia Lorenzo Pino

 




Arrancábamos septiembre, arrancaba el curso con lectura, exactamente con la reseña de los últimos libros que había leído. 

Os contaba que en agosto me había leído la trilogía de Novela negra de Chassereau y Macua de Noelia Lorenzo Pino: La sirena roja, La chica olvidada y Corazones negros. 

Son tres casos diferentes que tienen que resolver la pareja formada por la agente de la Ertzaintza Eider Chassereau y el suboficial Jon Ander Macua. En el primer caso, La sirena roja, encuentran dos cadáveres desollados que les van a llevar hasta una tatuadora donostiarra, Lorena. Todo apunta a un asesino en serie... En el segundo caso, La chica olvidada, ha aparecido muerta una joven de 20 años y resulta que hay muchas similitudes con otro caso semejante ocurrido catorce años antes que están sin resolver. Y en el último caso, Corazones negros, nos vamos a ver envueltos en un caso de trata de blancas y corrupción. 

Son tres casos diferentes pero que ocurren sucesivamente en la vida de los protagonistas ertzaintzas con lo cual vamos a poder seguir también las vicisitudes de éstos. De ahí que me los haya leído los tres seguidos como si fueran una misma novela con tres partes. Eso no quiere decir que no se puedan leer por separados, pero conviene hacerlo en su orden. Viven en Irún, así que están ambientadas las novelas en el País Vasco, y entre los años 2013 y 2014. 

Yo ya me había leído otra saga de la autora, la de Lur y Maddi, "Blanco inmaculado" y "Purasangre" que son más actuales. Me engancharon y salté a la otra saga.

Me ha parecido una lectura muy entretenida, tienen un buen ritmo y te absorbe. Es literatura para evadirme, y me gustan especialmente dentro de la novela negra porque la autora no se recrea en la maldad, como ocurre con otras novelas negras, ni en "la casquería" de los asesinatos. En la última novela el ritmo también se intensifica al cambiar de narrador, hay un narrador omnisciente que va contando la evolución de los acontecimientos en la resolución del crimen y por otra parte hay un narrador en primera persona. Como suele ocurrir en todas estas sagas te vas encariñando con los personajes que están bien perfilados, con sus claroscuros, pero van evolucionando a medida que vas avanzando con las diferentes historias. Los temas que trata son actuales y está muy bien dosificada la intriga, siempre hay más de un punto de giro que te deja descolocado... Yo siento que libro a libro están más elaboradas las historias. 

Y ahora pues no sé si seguir leyendo a esta autora porque resulta que mientras las leía me he enterado de que faltan dos libros más de la saga o pasar a otra historia totalmente diferente. Ya os contaré... 

Y como nunca llegué a publicar esta entrada porque se me enredó la vida pues ya os cuento que finalmente seguí con los dos siguientes libros de esta misma saga: La estrella de quince puntas y Animales heridos. 




Y, sin proponérmelo pero al mismo tiempo con determinación, los cinco libros seguidos de la saga que me he leído entre agosto y septiembre. Como podéis ver me han resultado muy entretenidos, ideales para evadirte ya sea en casa trabajando o de vacaciones. He seguido la historia de Jon Ander y Eider bien contenta, han ido evolucionando en su relación a medida que iban resolviendo casos. Cada vez la autora nos ha ido presentando casos más enrevesados, más opacos, con personajes más grises con aristas, con lo cual la intriga ha sido mayor. 

Es una saga que he disfrutado mucho. Y ahora ya sí que habrá que esperar si vienen más casos de esta pareja de ertzaintzas.




domingo, 21 de septiembre de 2025

El último día del verano del 25

 



Retomo la escritura el último día de verano del 25. 

Mi boca atesora el gusto del delicioso café del sur de Italia, mientras Doménico Modugno sonará para siempre en un septiembre caluroso salpicado de buenos momentos. 

Correspondo con otra sonrisa a tantas caras que no volveré a ver pero me sonreirán siempre desde todas las fotos que esperan, pacientes, las ordene. 

Mi particular puzzle encaja a la perfección la pieza del aromático café a la de un granizado de vermú murciano, mostrándome una playa cálida donde logro sumergirme despacio para mecerme y mecerme y mecerme. 

Hasta que un ejército de albornoces blancos me secuestra para llevarme en volandas hasta un nuevo mundo, acuático y relajante, uno que añoraré terriblemente en este inevitable otoño que se anuncia ya, no solo en el calendario, sino también en el viento que mueve las hojas y mis quejas. 

Retomo la escritura como quién retoma la vida de los días iguales. 

Necesito un flotador, llámalo letras, escritura. 

Erguida, barbilla arriba, 

a por los días iguales, iguales, iguales. 









viernes, 5 de septiembre de 2025

Era primeros de juio y Ponta Delgada callaba.

 


Me gustaba tanto aquel rincón, aquel parque llenito de flores, destilando tranquilidad. Volvía una y otra vez a aquel kiosco donde tomabas el zumo de frutas del día, contemplando la preciosa fachada del Museo, la Biblioteca, o simplemente sintiendo discurrir, plácido, el tiempo. 

Era primeros de julio y Ponta Delgada callaba. 

¿Por qué no te conté más de esa ciudad limpia situada en aquella isla preciosa que palpitaba en pleno océano? 

Una isla llenita de hortensias y lagos. 

Una ciudad que caminábamos sin prisa. 

Aquel viaje extrañamente lento. 

Su paz.


Desde sus fotos me reclama tiempo y mimo. 

Y no le falta razón. 

No pases cuidado, 

dame tiempo, 

Volveré. 












martes, 2 de septiembre de 2025

Septiembre

 



Septiembre atesora un aroma a libro nuevo y papel de forro transparente que, a la que te descuidas, te hace cosquillas desde la memoria. Abro carpetas en mi pc con la ilusión de llenarlas de escritos con la misma ilusión que años atrás comenzaba a tatuar cuadernos cuadriculados con mi bolígrafo azul de punta fina. Septiembre me devuelve a los compañeros de trabajo como antes me devolvía a los compañeros de clase y, si me descuido, hasta me parece oler en casa la sopa calentita del cocido que apetece cuando refrescan las mañanas.

Me encanta agosto por la supuesta tranquilidad (cada vez menos) que trae, por el tiempo libre que me regala. Pero mi mes es septiembre, el mes de mi cumpleaños, de los comienzos de curso, de las ganas por emprender tareas.

Septiembre del latín “september”, que a su vez viene de “septem”, o siete. El mes séptimo para los romanos en aquellos tiempos en los que el calendario tenía diez meses y comenzaba en el mes de marzo. Pero pasados unos siglos agregaron el mes de enero y el de febrero, que iban después del décimo o diciembre. Sin embargo, corriendo el tiempo y por una cuestión de fechas de elecciones, que comenzaban el 1 de enero, este mes y febrero acabaron siendo el primer y el segundo mes, con lo cual septiembre que era el séptimo, acabó siendo el noveno mes del calendario romano. Os lo he contado súper rápido y resumiendo mucho pero seguramente ya conocéis la historia.

Septiembre y su hilera de cumpleaños, consecuencia inequívoca de frías navidades salpicadas de muchas burbujas. “Septiembre” título de libros importantes en mi vida cada uno en un momento muy distinto: Uno de David Lerma y otro de Rosamunde Pilcher. Septiembre con su cargamento de higos, gusto que heredé de mi madre. Septiembre que, generoso, acostumbra a regalarme algún viaje. Mes de matrículas en alguna actividad que uno comienza con ilusión y ya veremos como termina. Septiembre, salpicado de estrenos en los teatros y las salas de exposiciones. Septiembre y su veranillo de San Miguel haciendo de nuevo más cálidas las tardes cuando a punto está ya de despedirse el mes. 

Septiembre oliendo a nuevo, tiene voluntad de comienzo y planes, voluntad de ilusión, renovación, vida.



jueves, 28 de agosto de 2025

Un trío. Agosto se está yendo y Madrid va haciéndose más concurrido, más y más.

 


Lo nuestro era un trío. No me importa confesarlo. 

Todo el año yo esperaba el momento justo para disfrutar de las posibilidades infinitas que te otorga ser tres. ¿Qué queréis que os diga? Una mayor riqueza indiscutible. Buf. En fin, hay situaciones que solo entiende quién las vive. Y a nadie más importan.

Pero este año nos sorprendió un intruso que nos desbarató la ecuación. Un intruso, un forastero, un, un... un verdadero horror. Porque no es cierto eso de que "Dos son compañía y tres multitud". No, de eso nada, monada. Cuatro sí que son multitud. Bah. Con cuatro ya la situación se desborda, los límites se difuminan, se hacen parejitas, el equilibrio se tambalea y conclusión: se desbarata la esencia del invento. 

Pero nosotros tres, nosotros tres éramos invencibles: Agosto, Madrid y yo. Si vosotros supierais la de posibilidades lúdicas y relajantes que te ofrece ser parte activa de un trío... ¡De ese trío! Bueno, bueno, bueno. Si yo os contara... Pero que no os lo voy a contar, que no, no, porque total ya no importa. 

Porque este año llegó la ola de calor. Y que no era una olita, era una señora ola, ancha, posesiva y sudorosa, que nos abrazó más de quince días seguidos y nos dejó fuera de juego. No era cálida, era puro fuego si abrías las puertas, las ventanas y lo que quisieras abrir. Bueno, bueno, bueno. Si os cuento no acabo. Con el cuatro... no hay trato.  

Así ha pasado, que en cuánto me he descuidado advierto que ya mi trío se está desvaneciendo como un fantasma, se difumina como calima, se va, se aleja y llegaron nubecitas y viento para aliviarme de que aquí me deja, en un Madrid que cada vez está más lleno de gente, más lleno, más, sin apenas haberme dejado disfrutar de la ansiada soledad de agosto en esta concurrida ciudad donde habito. 

Con la ilusión que yo tenía... 28 ya. Jo. Y ya no sé, ya no sé qué hacer para distraer la pena, si crucigramas o pucheros.