Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 28 de enero de 2025

Cuarenta y tantos años

 



V y A

 

Nos unió el orden alfabético y después el puro y bendito azar. 

Nacidos en el mismo año de la década que más críos engendró nuestro país y seleccionados entre la A y la H de los matriculados aquel lejano curso, fuimos a coincidir en aquella clase de pupitres diminutos, ¿eran verdes?, y grandes ventanales. 

Recién empezaban los 80 en un Instituto de barrio, trece y catorce años, las caras salpicadas de granos y casi todo aún por vivir. 

Ya no recuerdo quién se sentó primero. A nosotras, la timidez nos aplastó al fondo y contra la pared mal pintada de esa clase de 1º A donde los conocimos.  El pelo más oscuro, la cara más redonda, dos adolescentes del montón en el último pupitre de la fila de en medio. 

Ellos, dos flacos chavales, todavía a medio hacer, se sentaron en el pupitre de delante. Al más moreno le comenzamos a llamar por el apellido, era corto y sonoro, y así se quedó para la vida entera, al segundo le acortamos el nombre por la mitad más elegante y victoriosa. Y comenzaron a ser dos con una y griega en medio. Llegábamos de colegios distintos que tampoco estaban cercanos, no nos habíamos cruzado por el barrio, no nos conocíamos de nada, pero por alguna extraña razón ya toda la vida cuando pensara en ellos no podría evitar una sonrisa espontánea de sincero cariño. 

No éramos su tipo y ni ellos los nuestros, qué gran suerte es eso a ciertas edades. Durante dos años cada día de lunes a viernes vimos más sus espaldas que sus caras, pero la espontaneidad y la risa campó a sus anchas en ambas direcciones. “¡Pero tía ¿tú le has oído? ¡Que me ha llamado mandril!” Desde el pupitre de detrás los vimos aterrizar con la voz más grave tras el primer verano, también fuimos testigos mudos de sus azoramientos torpes de amor. Crecíamos. 

Pero aquel lejano 3º de BUP llegó para partir el mundo entre las Ciencias y las Letras. Y unas tempranas decisiones académicas, más o menos acertadas, nos sacaron de la clase con la primera letra del alfabeto. Nuestro destino se ensanchó, se pobló de más caras, de más idas y venidas con otros protagonistas que probablemente nos llenaron o dolieron más y la vida nos dispersó. 

Cómo iba a imaginar yo que tantos años después, se iban a dar las circunstancias para que, junto a más amigos, volviéramos a sentarnos juntos. El pelo más claro en virtud del paso del tiempo o los beatíficos tintes, las arrugas bien salpicadas disimulando aquellos granos que dejaron marcas fuera y dentro, pero intactas las risas que encontraron su camino y otra vez iban y venían entre retazos de conversaciones. Cómo imaginar que volveríamos a compartir una tarde que ni era de Ciencias ni de Letras, mientras descontábamos la vida. 

A veces la vida te echa el brazo por encima de los hombros, te acerca cariñosa a ella, y sientes que vale la pena revivirla. Seguían ahí, detrás de su mirada y su voz. Y tú que no puedes evitar sonreír, sonreír sin más, porque ni tan siquiera necesitas recordar. Simplemente, están, están ahí mismo, como si no hubieran pasado cuarenta y un años.


@Rocío Díaz Gómez


 

 


sábado, 25 de enero de 2025

La Gomera 1

 



Entre un "Lo que pase en La Gomera, se queda en La Gomera" y un "La Gomera me mata" fueron deslizándose siete días impregnados de sonidos y paisajes, olores y voces a los que tendré que encontrar su justo hueco dentro de mí para volver con ánimo a la rutina. 

Abrazada a la "biodramina" he malviajado curva a curva de cada desfiladero de su difícil orografía. Después la isla me compensaba con su interminable océano refrescándome del vértigo y el asombro. Me compensaban también sus crujientes caminos, helechos y laurisilvas, donde pretendimos escapar de la diosa lluvia. Pero ¿Qué nos creíamos? Ay, pobres mortales... Logró alcanzarnos hasta empaparnos de fuera adentro sin remedio. Así nos presentó sus credenciales la dueña de aquel vergel.

Pronto nos dimos cuenta de que una historia de amor tenía La Gomera con el Teide que andaban cuchicheando sobre nosotros mientras carantoñas iban y travesuras venían desde cada rincón de la isla. Vaya dos... La montaña es cómplice, y aunque la isla haya permitido a unos pocos diseminar sus casitas de colores, bañarse en sus ruinas, cultivar sus terrazas, juega con nosotros, atontados forasteros. Sabedora de su poder, haciéndole guiños al vecino Teide, ella es la verdadera dueña de la naturaleza y el clima, de todas las nubes y sus alisios, y anda zarandeándonos de cuándo en cuándo.

Al menos cada noche nos prestan la acogedora Casa Lili, espaciosa, bella, silenciosa, tan canaria ella, para que, descansando, hagamos el consabido cónclave del destino a descubrir el día siguiente. 

Si hiciera sol, si no lloviera... Barajamos cábalas por la noche que se traducirán en la mañana en un montón de "porsicasos" que apenas nos caben en los brazos camino del coche. 

Diminutos mortales. 

Pero si al final la isla mandaba. 

Siempre mandaba.




























viernes, 24 de enero de 2025

Tus pendientes. 24 de enero.

 


Si supieras la de veces que te he escrito... Pero nunca me gustan mis palabras, se quedan cortas, flacas, escasas, y acabo dejándolas volar, volar solas, ya llegarán donde estés.

Pero otra vez es 24 de enero y te habrías tomado el día libre como siempre hacías y pienso que te habría comprado unos pendientes, de esos que cuelgan, geométricos, de plata, con algo turquesa, unos bien bonitos que pegaran con tus ojos. Con los pendientes siempre podía acertar. O con un pañuelo. Y había que ir a lo seguro o corría el riesgo de naufragar con el regalo de cumple. Ya lo sabes, te tocó una cuñada muy pesada con que existieran regalos. Todo lo contrario que tú. 

Sería muy infantil volver a si la vida es justa o injusta. Quizá tomemos cada vez menos azúcar con el café para ir acostumbrándonos a su amargor. Bah. Esta vida es como es. Una pastilla bien gorda que uno aprende a tragar.

Otro 24, pero déjame volver a pensar que te fuiste muy, muy, a destiempo. No te tocaba. No. Me quedaban muchos regalos por comprarte. Muchos. 

Si supieras la de cosas que te contaría... Que aun te cuento. Sintiendo que me contestas con ese sentido del humor socarrón tan tuyo. Tan de todos nosotros. 

El mundo es más feo sin ti, Rosa. 

Pero ahí vamos. 

Queriéndote igual. 





domingo, 12 de enero de 2025

Pegando cromos de "aseos"

 

Cine del Círculo de Bellas Artes

Niños, niñas y niñes, venga acercaos y un poquito de atención que vamos a darle un empujoncito a los cromos de los aseos, porque tenemos la cole durmiendo desde septiembre. Anda que... Y os parecerá bonito. Que si luego, que si mañana, que si nunca. Y no, no, no, esto no puede ser... Ahora mismito, en una tarde de domingo perfecta, nos ponemos al lío. Pues menudos coleccionistas de pacotilla estamos hechos. 

La mayoría de los ejemplares que vamos a incorporar a una de las colecciones estrella de este blog "Aseos del mundo entero que destacan por su creatividad", son regalitos que me han hecho los amigos, así que no podemos echarlos al olvido. Además tenemos un variadito muy bueno, que si de cines, de restaurantes, de mercados, de tiendas y otra vez restaurantes. Hoy no nos falta de ná.

Encabeza esta entrada el que me regalo mi amiga Nati cazado en el cine del Círculo de Bellas Artes de Madrid esta misma navidad, son muy oportunamente cinéfilos.

Pero teníamos pendientes de reseñar otros muy graciosos como los que me envío Chelo de un restaurante, intuyo que asturiano, y otros más así como otros que también me envió ella que llevan el duende muy dentro, como podéis ver ¿Eran de una tasca o un restaurante andaluz? 

Mi amiga Piluca me envió otros que cazó en los baños del Mercado de San Fernando, en Lavapies: "Santos y Santas". Creo que son los primeros que tenemos de un mercado. A continuación tenemos uno que vale para todos, porque el baño era unisex, y que pillé yo misma en el café tan chulo que esconde una conocida tienda de maletas y bolsos "Salvador Bachiller", sí una tienda. Y ya por último los que me traje de un restaurante griego donde fui a comer con mis "Bo Finn girls", otro día ya si eso os lo cuento... Estos últimos son también muy chulos ¿verdad? Como era un griego pues Onassis para los chicos y para las chicas María Callas.

Muchas gracias amigos, vamos creciendo. 

Y con esta tanda creo que nos ponemos al día pegando todos los cromos que teníamos atrasados. ¿Veis? Tanta pereza, tanta pereza... Contra la pereza, diligencia. Si solo era ponerse... 

Ya sabéis que si queréis darles un repaso solo tenéis que abrir la etiqueta de "Aseos" y ahí están todos:

Rocío Díaz Gómez : Resultados de la búsqueda de aseos













viernes, 10 de enero de 2025

"Pescado" de Aureliano Cañadas

 


Hoy me acordé de aquel poema de Aure (Aureliano Cañadas 1936-2024), aquel que siempre le dije que me conmovía, que me calaba muy dentro por su sencillez, por su profundidad, por su ese diminutivo "despacito" que se te va clavando como un eco que no deja de martillearte el corazón mientras se alejan los poquísimos versos.

Se titula "Pescado" y en está su poemario "Doble vida".

Y después de rememorar el poema ya no logré detener ese tropel de recuerdos, envueltos en su voz suave, que llevo semanas evitando: 

Cuando me dijo "Niña hoy te voy a laurear como te mereces" y me trajo aquella maceta con un laurel pequeñito recién plantado. Cuando al principio solo venía para los recitales de fin de curso para participar casi el último y le temblaban la voz y los papeles. Esa forma suya de entrar cada miércoles a la tertulia despacio, en silencio, abrigadito, con su media sonrisa y su carpeta llena de papeles. Cuando me enviaba sus poemas por guasap, y me decía a continuación las correcciones y por qué era así o asá. El jaleo ese que tenía con su fecha de nacimiento. Cuando tomaba la palabra para liarnos en otra aventura con sus ideas para hacer exposiciones o libros. Cuando nos regalaba sus cuadros de flores secas que iba trayendo a poquitos cada vez a un compañero. Cuando esperaba con José Antonio las magdalenas de las 6 en época de pandemia. Cuando hablaba de asonancias y dragones, de traducciones y gorriones. Cuando siempre me decía a solas: "Niña tú tienes que publicar, pero ya, ya tenías que haberlo hecho hace mucho. Venga . Me voy corriendo."

Y se ha ido. Mi blog tiene varias entradas dedicadas ya a los poemas de Aureliano Cañadas, no necesitaba que me faltara para dedicarle el espacio que merecía. Aure fue mi cómplice muchas veces en las letras, me pedía opinión, valoraba mi juicio, y su poesía la sentí siempre certera, elaborada y de verdad. Pero tras su poema, tras los recuerdos, hoy volví a pensar que tenía que escribir una entrada, otra, aunque en el fondo sabía que por el hueco que nos ha dejado se me iban a caer las palabras, las frases, los poemas y tantas ocasiones compartidas. Y así no, así no debía escribir sobre Aure, con tristeza no, porque él era quién nos empujaba, quién nos animaba tanto a pelear por y con la literatura. 

Por eso nada más quería contaros que hoy me acordé de aquel poema de Aure:


PESCADO

Y me enganchó la boca

con el terrible anzuelo de su boca,

me arrastró hasta la luz del sol, el aire,

y me dejó morir sobre la arena,

                                                  despacito. 


Aureliano Cañadas. Poeta. (Almería 1936 - Madrid 2024)

domingo, 5 de enero de 2025

5 de enero. La noche de los sueños

 

¿Y tú con que sueñas?



No hay noche que sume más sueños. No hay noche en la que todos los soñemos a la vez. 

Ojalá todos pudieran ser cumplidos, ojalá a todos nos hicieran caso y nos volviéramos felices a un mismo tiempo. No habría diferencias entre nosotros. El mundo sería otro, uno a estrenar.


Ya los hemos visto llegar, ya hemos celebrado con villancicos, risas y caramelos que entraron en el barrio. Les espera una larga noche yendo casa por casa, ojalá que la lluvia otra vez les preste unas horas de bonanza, como hizo con nosotros mientras les recibíamos. Aunque, pensándolo bien, no tenemos que preocuparnos, si son mágicos seguro que la lluvia no les moja. 

Eso conté a la niña de las fotos en cuánto volví a casa. Juntas hemos acercado lo más posible a los Reyes al niño y juntas nos hemos puesto el pijama, mientras no dejábamos de conversar de lo larga y chula que ha sido la cabalgata. He visto otra vez sus ojos brillantes, su sonrisa tímida y le he ofrecido un vaso de leche caliente con un pedazo enorme de roscón. Su sonrisa se ha estirado desde las comisuras hasta límites insospechados. ¿Hasta la estrella de Belén?

Me he prometido que cuidaré de ella hasta el fin de mis días. Que no la perderé de vista, que viviré a través de sus ojos cada Navidad. Con la misma ilusión y esas ganas de ver solo el lado bueno de la vida.

Mientras mojaba en el vaso de leche no he podido evitar preguntarle:

"No hay noche más bonita que la de hoy. ¿Verdad? La del 5 enero. ¿A que sí?"

Y ella, con la boca llenita de roscón, me ha sonreído, ha asentido varias veces, y cuando por fin ha podido tragar todo cuánto tenía en la boca, me ha contestado: "¡Pues claro!" 

Y ha seguido zampando roscón tan tranquila. Aunque, seguramente, también pensando: "¿Por qué me preguntas lo que ya sabes?"















sábado, 4 de enero de 2025

"Jaume Plensa. Materia interior" en la Fundación Telefónica

 




Estaba empezando a cansarme de ser una Reina Maga errante, llenando las alforjas del camello de tienda en tienda, intentando materializar deseos, cuando pasé justo delante de la Fundación Telefónica. Llevaba semanas queriendo ver la exposición del escultor Jaume Plensa: "Materia Interior". La escultura de "Julia" que está en Colón siempre me ha gustado mucho. Y mira tú por dónde, de pronto estaba ahí, a las dos de la tarde de un 2 de enero, y pensé: "Pues seguro que hoy y ahora que todo el mundo está enfrascado con las cartas, buscando dónde comer o ya comiendo, la exposición podría estar tranquila". Y no me lo pensé más y para allá que me fui. 

Dejé mis pertenencias en una de las consignas de la planta baja, subí a la tercera planta y a la derecha escuché el vídeo. 

Y lo primero que hice fue sentarme tranquilamente a ver qué me contaba Plensa. Me encandiló. En el vídeo va contando el escultor cómo han surgido algunas de sus piezas, dónde están situadas, que ha querido representar. Mientras, las vamos viendo en la pantalla, cómo se han ido construyendo, cómo las han desplazado, dónde están finalmente: En Japón, en Chicago, en Canadá, en Nueva York, en Madrid... Muy curioso e instructivo. Y me gustaba mucho lo que decía Jaume Plensa, cuando hablaba de que el poeta es el alma de una sociedad, cuando comentaba su obra "7 Poetas". Los poetas están alerta, vigilando desde lo alto, por si ocurre algo. Y claro también habla del silencio, de la introspección, de muchos temas interesantes. Es un video largo, dura bastante, pero te enriquece mucho sobre su escultura.

Y a continuación estuve contemplando las piezas de la exposición. Son en total 15 obras de sus 30 años de trayectoria. Casi no había nadie, era un gustazo pasear tranquilamente entre ellas, tan originales, a tu ritmo y acercarte, escucharlas y apreciarlas. Son muy sugerentes. 

Me sentí muy bien tras haber visitado esta primera exposición del año 25. Me gusta regalar, y me gusta elegir regalos, pero no me gusta nada emplear todo mi tiempo libre en las tiendas. Así que pude aprovechar para hacer un descanso de lo más provechoso. En poco tiempo se me olvidará qué compré o dejé de comprar. Pero la exposición de Plensa me pareció una invitación al recogimiento, a estar con nosotros mismos, un oasis dentro de ese bullicio que era el centro de Madrid un 2 de enero.