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jueves, 24 de febrero de 2011

"La ladrona de libros" de Markus Zusak




Prólogo

Una montaña de escombros

Donde nuestra narradora se presenta a sí misma


La muerte y tú

Primero los colores.
Luego los humanos.
Así es como acostumbro a ver las cosas.
O, al menos, así intento verlas.

UN PEQUEÑO DETALLE
Morirás

Sinceramente, me esfuerzo por tratar el tema con tranquilidad, pero a casi todo el mundo le cuesta creerme, por más que yo proteste. Por favor, confía en mí. De verdad, puedo ser alegre. Amable, agradable, afable... Y eso sólo son las palabras que empiezan por "a". Pero no me pidas que sea simpática, la simpatía no va conmigo.


Así comienza "La ladrona de libros" de Markus Zusak. Cómo me ha gustado este libro. Me ha gustado un montón. Muy original.

Una niña que ve morir a su hermano mientras su madre la lleva hasta la familia que la va a adoptar. La alemania nazi de fondo. Una niña que roba un libro "El manual del sepulturero" sobre el que aprende a leer. Una niña que robará libros.

Un libro sobre las palabras. Sobre los sentimientos.

Una narradora de excepción: la muerte. Una narradora envuelta en la soledad, pero que aún así  se conduce con ternura.

Unos personajes entrañables, un padre que enseña a leer y toca el acordeón, una madre con un genio horrible que insulta y pega con una cuchara de madera, pero buen corazón, un niño que se pinta de negro y quiere ser Jesse Owens, un judio boxeador que dibuja cuentos, una señora que se deja robar libros...

Una forma de contar muy poética.

Una estructura al contarlo muy curiosa, con pequeños mensajes cifrados que adelantan la historia, que te llevan hacia adelante y hacia atrás. Con los que el autor llama tu atención y te tiene atrapado. Con dibujos. Con otras historias dentro.

Un beso. Un beso que planea sobre la historia desde el principio.

Un libro que quizás a algunos lectores les pueda parecer demasiado sensiblero, quízás. Pero que a mí me ha gustado mucho.

Un libro para leer despacio, para entretenerse entre sus ilustraciones, entre sus palabras. Un libro para saborear el placer de la lectura.


La ladrona de libros
Markus Zusak
Lumen editores

sábado, 29 de enero de 2011

El señor Ibrahim y las flores del Corán


"A los trece años, rompí mi cerdito y me fui de putas."

Así comienza el libro que terminé de leer la otra noche. El libro que volveré a leer muchas veces. Porque hacía tiempo que no me gustaba tanto ningún otro. Os estoy hablando de "El señor Ibrahim y las flores del Corán" de Eric-Emmanuel Schmitt.

Aparentemente es una pequeña historia, comienza en la página 9 y termina en la 95. Se lee muy rápido claro, pero es tan intensa, tan poética, tan sencilla y tan profunda al mismo tiempo que te va calando dentro, dentro, como la lluvia fina de estos días atras,  mojándote de buenos sentimientos.

Cuánto me ha gustado.

Momo, un niño que vive con su padre en un piso oscuro de la calle Azul de París, se encuentra muy solo. Hasta que conoce al señor Ibrahim, el tendero arabe de su calle. Entonces comienza una amistad que está por encima de religiones, de edades, de sexos, de tristezas. La calle Azul no es Azul, el arabe no es arabe y la vida, dice el libro, no es tan triste...

-Eso no importa -decía el señor Ibrahim-. Tu amor por ella es todo tuyo, eso no te lo quita nadie. Te pertenece. Aunque lo rechace, ella no puede cambiarlo. No lo aprovechará, eso es todo. Todo aquello que des Momo, será tuyo para siempre; lo que guardes ¡estará perdido para siempre!

Sí también habla de amor. Porque son muchos los temas que aborda el libro, ya lo he dicho:  la diversidad, ya sea en edad, en religión... El amor, la soledad, los viajes, la amistad, sobre todo trata de la amistad, que ayuda a sobrellevar y superar lo demás.

Teníamos un montón de juegos. Él me hacía entrar en los templos religiosos con una venda en los ojos para que yo adivinara la religión por el olor.
- Aquí huele a velas, es una iglesia católica.
-Pues sí, es San Antonio.
-Aquí huele a incienso, es ortodoxa.
-Sí, es Santa Sofía.
-Y aquí huele a pies, es una mezquita musulmana. ¡Oh, en serio, aquí apesta...!
-¿Qué? ¡Pero si es la Mezquita Azul! ¿Un lugar que huele a persona no es lo suficientemente bueno para tí? ¿Qué pasa, es que a ti no te huelen nunca los pies? Es un lugar de oración que huele a hombre, que está hecho para los hombres, con hombres en su interior, ¿eso te da asco?..."

Está contado en primera persona, lo cuenta Momo, desde su punto de vista de adolescente. Pero está salpicado de diálogos entre él y el señor Ibrahim, que hacen la narración mucho más ágil y entretenida.

La verdad es que seguiría y seguiría contandoos cosas del libro de tanto cómo me ha gustado. Vamos que os podría hacer un comentario casi tan o más largo incluso que la historia misma. Pero claro eso no es.

Hay que leerlo, dejarse transportar, volar a la calle Azul y vivir con ellos dos para sentirlos. Y yo, lo pienso volver hacer cualquier día. Pero mientras voy a intentar ver la película, protagonizada por Omar Sharif y que también debe estar muy bien. Aunque no sé, no sé, ya os contaré, porque el libro me ha gustado tanto...


miércoles, 12 de enero de 2011

"La forja" de Arturo Barea



El último libro que me he leído ha sido "La forja", la primera parte de "La forja de un rebelde" de Arturo Barea.

Supongo que habréis oído o incluso muchos lo habréis leído. Bueno quizás también recordeis la serie de televisión que hicieron. Pero como yo ni vi la serie ni la había leído,  y había oído tantas veces hablar de él,  pues ya le estaba tocando el turno porque tenía muchísima curiosidad.

Se trata de una novela autobiográfica del autor que nació en Madrid en 1897.

Por tanto el primer libro se corresponde con su infancia y adolescencia en ese Madrid de la primera mitad del siglo XX. Está contado en primera persona a través de los ojos de un niño, por eso es una visión muy particular, muy sugerente, que me ha gustado mucho.

El argumento es el de la vida de un niño, hijo de una lavandera de Lavapies que va a lavar al Manzanares. Como es viuda y no puede hacerse cargo de sus hijos, los tiene repartidos entre los distintos familiares. El protagonista está  viviendo con unos tíos que tienen una situación social mucho más holgada y cuya casa está por la zona del Palacio Real. Tendrá gracias a ellos una educación mejor que la de sus hermanos que le envidian. 

Es un libro que refleja muy bien las desigualdades sociales que existían en ese Madrid de principios de siglo. Es un retrato de la sociedad, y de la época, impecable. 

Cuando el protagonista crece, no quiere estudiar una carrera y comienza a trabajar primero como dependiente y luego como empleado en un banco. Y ahí se va despertando su conciencia social. 




"Yo sería socialista de buena gana, pero la cuestión es saber si soy un obrero o no. Esto parece muy sencillo pero no lo es. Indudablemente, si cobro por trabajar soy un obrero, pero no soy un obrero más que en esto. Los mismos obreros nos llaman "señoritos" y no quieren nada con nosotros" (pag. 233).

A mi me ha gustado mucho. Es uno de esos libros que lees por el  placer de cómo está contado. Me gustan mucho también los párrafos donde dice como era aquel Madrid, cómo eran los itinerarios para ir a cualquier parte, la vida cotidiana. Os dejo con algun texto donde lo cuenta, para que veis lo que han cambiado las cosas...

"...Bajamos por la cuesta de la calle Segovia chirriando el coche: la cuesta es tan pina que los frenos aprietan hasta que no giran las ruedas, y aun así el coche se echa encima de las mulas. Algunas veces ha volcado en mitad de la calle y no se ha podido hacer el viaje. Al final cruzamos el puente de Segovia y empezamos a subir la carretera de Extremadura que también es muy pendiente. En el puente de Segovia termina Madrid y empieza el campo. Esto del campo es una manera de decir, porque no hay más, a los lados de la carretera, que unos arbolitos secos, sin hojas, llenos de polvo, unos campos de hierba amarilla con manchones negros de lumbres, y unas cuántas casitas de traperos, hechas de chapa, con montones de basura a la puerta, que huelen hasta la misma carretera..." Pág 38

"...Enfrente de mí va el hombre gordo. Ha sacado una libreta con una tortilla dentro que huele muy bien. Va cortando trozos con la navaja y se los va comiendo, a y a mí, de verle, me entra un hambre feroz. De buena gana le pediría un cacho. Vuelvo a pedir  la merienda a mi tía, pero ahora en voz alta. Si no me da de merendar seguro que este hombre me da un cacho de tortilla. Quiero enfadarla y que no dé la merienda, porque lleva pan y chocolate y lo que yo quiero es tortilla. Mi tia se enfada, me da un pellizco en el muslo y no me da de merendar. El hombre gordo corta una rebanada de pan muy grande y un cacho de tortilla que parece medio ladrillo, y me los da. Mi tío que los coja y, además, le regaña a mi tia: "Siempre tienes que hacer el ridículo". Entonces mi tía saca el pan y el chocolate, pero ahora no los quiero. La tortilla está estupenda, y el hombre me da además unas rajas de chorizo. Me sabe mejor porque me he salido con mi iedea, y además me ha dado la razón mi tío..." Pág. 39

Y no me resisto a copiaros uno de los diálogos, pero con ésto termino:

-Mira hijo, eso no se hace. Es un pecado y además es muy malo. Los niños se vuelven tísicos y se mueren.
Nos mandan rezar unos padrenuestros de penitencia y en paz.
Pero el padre Vesga es distinto:
-¿Tú sabes lo que dice el sexto mandamiento, hijo mío?
-Sí, padre. El sexto, no fornicar.
-Explícame lo que es fornicar.
-No sé, y no puedo explicarlo. Sé que es una cosa mala entre hombres y mujeres, pero no sé más. -El padre Vesga comienza a ponerse serio.
-No se puede mentir en el santo tribunal de la penitencia. Me dices que sabes lo que es el sexto mandamiento y ahora te desdices, diciendo que no sabes lo que es fornicar.
-Fornicar, padre, es... cosas que hacen los hombres y las mujeres y que es pecado.
-¡Hola, hola! Cosas que hacen los hombres y las mujeres. ¿Y qué hacen los hombres y las mujeres sinverguenza?
-No lo sé padre, yo no he fornicado nunca.
-¡Estaría bonito, mocoso! No te pregunto si has fornicado o no; pregunto si sabes lo que es fornicar.
-No lo sé. Los chicos dicen que fornicar es hacer hijos los hombres a las mujeres. Cuando están casados no es pecado; cuando no están casados sí lo es.
-Pero yo lo que necesito saber es que me digas cómo hacen los hijos los hombres y las mujeres.
-¡Yo qué se! se casan, duermen juntos y tienen hijos. Pero no sé más.
-No sabes más ¿eh? El niño es un inocentón , no sabes más. Pero sí sabrás tocarte tus partes.
...
...Sigue y sigue durante media hora, y me habla de pelos sueltos, de senos temblantes, de caderas lascivas, del rey Salomón, de bailes obscenos, de las mujeres de las esquinas, en un torrente de palabras furiosas del que resulta que la mujer es un saco de porquería y de maldad y que los hombres se acuestan con ellas y van al infierno. Cuando me separo del cura para rezar la penitencia no puedo rezar. Tengo la cabeza llena de mujeres desnudas y de curiosidad por saber lo que hacen con los hombres..."
Pág 132