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lunes, 1 de febrero de 2016

"El hijo de Noe" de Eric-Emmanuel Schmitt


 “Mira Joseph, a ti te gustaría saber cuál de las dos religiones es la verdadera. ¡Pues no lo es ninguna de las dos! Una religión no es ni verdadera ni falsa: propone simplemente una manera de vivir”.


Ha volado enero visto y no visto, y resulta que estamos ya a 1 de febrero de 2016. ¡Qué rápido pasa el tiempo! ¡Ya hemos vivido un mes de este año nuevo!

Ésto no puede ser, tenemos que sacarle más jugo a los meses. Así que venga vamos a por la primera entrada de este mes que tenemos muchas entradas a medias en el blog. Lo primero ir poniéndonos al día con las reseñas literarias.



"El hijo de Noe" de Eric Emmanuel Schmitt es un libro que se lee enseguida, porque es corto, entretenido, se lee bien. Es del año 2005 y tiene apenas 150 páginas.

Me gustó más de este autor "Ibrahim y las flores del Corán", es cierto, pero bueno esta novela no está mal, no es que me haya encantado, pero bueno pasable. 

Está ambientada en Belgica y en los años 40, en la II Guerra Mundial. 

El argumento es el siguiente: Una familia judia acomodada tiene que esconder a su hijo Joseph que tiene ocho años de los nazis. Al final termina escondido en un internado católico "Villa Amarilla" donde están escondidos más niños judios y donde descubre el Catolicismo y mantiene una relación especial con el Padre Pons. A Joseph empieza a interesarle el Catolicismo y al Padre Pons el Judaismo. 

El tema es la amistad más allá de las religiones. La convivencia y el respeto sobre las religiones mediante el diálogo que se puede llegar a establecer entre un adulto y un niño de distintas creencias.

El narrador es un narrador testigo: Joseph, el niño. Así que la guerra y todo lo que concierne al momento que cuenta la historia, la limpieza étnica, lo vemos a través de sus ojos, por eso no es una novela cruda sobre ese tiempo tan tragico de la historia. 

Los personajes de este autor son, por los dos libros que he leído, personajes "buenos". En este caso tenemos al Padre Pons, a la señorita Marcelle y un nazi que sale en un episodio que cuenta la novela en el internado. 

En general las novelas de este autor tienen buenas intenciones. La verdad es que a mí me gusta leerlas después de haber estado semanas con alguna truculenta o especialmente malvada, parece que necesito congraciarme con lo que hay de bueno en la humanidad. Pero también es cierto que ésta la he encontrado demasiado "azucarada". Creo que el autor ha cargado un poco las tintas con la bondad.

Todo depende de lo que os apetezca leer: Si os apetece una novelita corta con buenas intenciones y que aborde la cuestión de las diferentes creencias pues a por él.




En tan sólo una década, Eric-Emmanuel Schmitt se ha convertido en uno de los autores francófonos más leídos y representados en el mundo. Nacido en 1960, licenciado en la prestigiosa École Normale Supérieure de París, catedrático de filosofía, Eric- Emmanuel Schmitt se da a conocer primero en el teatro con El Visitante, un encuentro hipotético entre Freud y quizás Dios que ya se ha convertido en todo un clásico del repertorio internacional y al que seguirían rápidamente otros éxitos: Variaciones enigmáticas, El libertino, El hotel de los dos mundos, Pequeños crímenes conyugales, Mis evangelios y La tectónica de los sentimientos. Ha escrito el Ciclo de lo Invisible, un conjunto de cuatro relatos sobre la infancia y la espiritualidad: Milarepa, El señor Ibrahim y las flores del Corán, Oscar y la dama rosa y El hijo de Noé. Su trayectoria como narrador se inició con La secta de los egoístas (Destino, 2008), a la que han seguido novelas como Ulises from Bagdad (Destino, 2009) y volúmenes de relatos como El libro más bello del mundo y otras historias, escrito justo después de debutar como director de largometrajes con Odette Toulemonde, una de las protagonistas de estas páginas.


sábado, 29 de enero de 2011

El señor Ibrahim y las flores del Corán


"A los trece años, rompí mi cerdito y me fui de putas."

Así comienza el libro que terminé de leer la otra noche. El libro que volveré a leer muchas veces. Porque hacía tiempo que no me gustaba tanto ningún otro. Os estoy hablando de "El señor Ibrahim y las flores del Corán" de Eric-Emmanuel Schmitt.

Aparentemente es una pequeña historia, comienza en la página 9 y termina en la 95. Se lee muy rápido claro, pero es tan intensa, tan poética, tan sencilla y tan profunda al mismo tiempo que te va calando dentro, dentro, como la lluvia fina de estos días atras,  mojándote de buenos sentimientos.

Cuánto me ha gustado.

Momo, un niño que vive con su padre en un piso oscuro de la calle Azul de París, se encuentra muy solo. Hasta que conoce al señor Ibrahim, el tendero arabe de su calle. Entonces comienza una amistad que está por encima de religiones, de edades, de sexos, de tristezas. La calle Azul no es Azul, el arabe no es arabe y la vida, dice el libro, no es tan triste...

-Eso no importa -decía el señor Ibrahim-. Tu amor por ella es todo tuyo, eso no te lo quita nadie. Te pertenece. Aunque lo rechace, ella no puede cambiarlo. No lo aprovechará, eso es todo. Todo aquello que des Momo, será tuyo para siempre; lo que guardes ¡estará perdido para siempre!

Sí también habla de amor. Porque son muchos los temas que aborda el libro, ya lo he dicho:  la diversidad, ya sea en edad, en religión... El amor, la soledad, los viajes, la amistad, sobre todo trata de la amistad, que ayuda a sobrellevar y superar lo demás.

Teníamos un montón de juegos. Él me hacía entrar en los templos religiosos con una venda en los ojos para que yo adivinara la religión por el olor.
- Aquí huele a velas, es una iglesia católica.
-Pues sí, es San Antonio.
-Aquí huele a incienso, es ortodoxa.
-Sí, es Santa Sofía.
-Y aquí huele a pies, es una mezquita musulmana. ¡Oh, en serio, aquí apesta...!
-¿Qué? ¡Pero si es la Mezquita Azul! ¿Un lugar que huele a persona no es lo suficientemente bueno para tí? ¿Qué pasa, es que a ti no te huelen nunca los pies? Es un lugar de oración que huele a hombre, que está hecho para los hombres, con hombres en su interior, ¿eso te da asco?..."

Está contado en primera persona, lo cuenta Momo, desde su punto de vista de adolescente. Pero está salpicado de diálogos entre él y el señor Ibrahim, que hacen la narración mucho más ágil y entretenida.

La verdad es que seguiría y seguiría contandoos cosas del libro de tanto cómo me ha gustado. Vamos que os podría hacer un comentario casi tan o más largo incluso que la historia misma. Pero claro eso no es.

Hay que leerlo, dejarse transportar, volar a la calle Azul y vivir con ellos dos para sentirlos. Y yo, lo pienso volver hacer cualquier día. Pero mientras voy a intentar ver la película, protagonizada por Omar Sharif y que también debe estar muy bien. Aunque no sé, no sé, ya os contaré, porque el libro me ha gustado tanto...