Estación de metro de Sevilla de Madrid |
Mira Mari pues que vas por el metro de Madrid y ¡zas! a la que te descuidas, tropiezas con huellas de tiempos remotos que se quedaron durmiendo el sueño de los justos. Como te lo estoy contando. Durmiendo, y lo que es mejor, a salvo cobijaditos en cualquier rincón.
Pa chasco no lo voy a saber. Pues claro que sé que existe la estación de Chamberí de la línea 1. ¿Por quién me tomas? Donde no solo es que haya quedado alguna huella sino que la descubres igualita que cuando funcionaba. Echále. Impecable toda la estación. Ordenada, limpita, un primor. La cerraron en el 66 porque los nuevos vagones no se adaptaban a ese andén, y después de permanecer sin utilizarse mucho tiempo, la adecentaron y ¡hala! en un pispas organizaron horarios y visitas guiadas para que pudiéramos disfrutarla en su esplendor de entonces. ¡Y hay que ver cómo ha cambiado el metro con el paso del tiempo! ¿Que no? Una barbaridad. Pues claro mujer. De aquella visita ya hicimos una entrada en este blog.
Pero independientemente de Chamberí, ahora te estoy hablando de otros detallitos muy apañados. Que siii. Escucha: Carteles antiguos que han quedado en otras estaciones.
Si no me interrumpieras... Te lo contaría. Pues cómo por ejemplo en la estación de metro de Sevilla, en la línea 2 y casi a la salida, donde puedes ver un cartel publicitario de Sales de Carabaña hecho de azulejos blancos. Azulejos de toda la vida. Pero como si los acabaran de poner. Hasta relucientes parece que están. Lo he colocado, tal cual, encabezando esta entrada. Como dice la cartela de debajo de este párrafo: ¡gracias a Dios que lo encontraron cuando hicieron obras de mejora en el año 2019! Así podemos disfrutarlo. Es una joyita ¿verdad hija?
Y luego también, que no he terminado, tenemos otro anuncio en la estación de metro de Bilbao, dentro de una hornacina, y en los pasillos que van hacía la línea 1 desde el vestíbulo de la entrada que hay en la glorieta.
Pues ¡vete tú a saber los años! que estuvo ahí semi escondido deteriorándose lustro tras lustro. Lo descubrieron cuando retiraron un kiosco que había delante. Imagínate, ahí cogiendo mierda na más. Menos mal que que también lo restauraron no hace mucho. La restauración duraría un par de meses. ¿Y yo como lo voy a saber? Pues leyendo Mari, leyendo. Que en los libros se aprende mucho, y en los rotulos de la calle, también. Como el anterior, también es de azulejos aunque enorme, y en vez de ser de sales es de Radioseguro, una empresa de reparación de radios.
"Radioseguro. Presencie la reparación de su radio garantizada por un año". Rezaba el anuncio.
La estación de metro de Bilbao es más antigua que el hilo negro Mari. Es de la línea 1, y la inauguraron en el año 1919, acuérdate de que asistió el Rey Alfonso XIII, así que el anuncio tiene que ser bastante antiguo. ¡¿Pero cómo voy a pensar yo que tú eras de aquel tiempo?! Pero que es sabido Mari, es sabido. Sí, mujer, de aquellos años en los que la radio era muy importante, aunque imagino que de alguna década posterior, porque he leído que la primera emisión de la radio en España fue en noviembre del 1924. Imagínate tú, de los tiempos de Maricastaña. Luego llegó su éxito y por tanto los aparatos de radio y sus reparaciones. ¿O ya no te acuerdas de cuando tú eras jovencita y todo el mundo escuchaba el transistor? ¿No me digas que de eso no te acuerdas? Que de lo que quieres bien te recuerdas... Así que el anuncio será posterior. ¿Finales de la década de los 20 o década de los años 30? Pues echa cuentas. Seguramente.
En la restauración que han hecho ahora han colocado también algunas fotos de la época para adornarlo. De lo más requetebien lo han dejado.
Y cómo luce ¿verdad?
Pues eso Mari, no te digo más, que hay que ir por la vida con los ojos bien abiertos. Pero bien abiertos.
Y venga maja, que ya estamos tardando. Hasta más ver. Otro día te cuento más cosas. Hija qué pena, tener marido y no tener cena. Pero eso ya... si eso, otro día.
Estación de metro de Madrid |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios me enriquecen, anímate y déjame uno