Entre la foto que encabeza esta entrada y las dos que la terminan, no solo están todas las butacas ocupadas.
Hay también dos horas muy largas de algo parecido a la felicidad.
Hay mucho de música y mucho de emoción, mucho de alegría y mucho de sentimiento.
Y hay sobre todo las ganas de repetir un concierto como el del pasado 9 de noviembre de 2017 en el Teatro Circo Price con la música de Rozalén.
Todo eso y seguramente más, hay entre la foto que encabeza esta entrada y las dos que la clausuran.
Cuando yo sea viejecita, más viejecita, quiero seguir yendo de concierto.
Cuando yo sea viejecita, más viejecita, quiero seguir yendo de concierto.
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