El miércoles pasado, el día 18 de enero, nos visitó en el café Ruiz el poeta Javier Lostalé. Seguramente a muchos de vosotros no hace falta explicaros quién es, pero para los que estáis un poquito más alejados de este tema, os cuento un poco de su vida:
Javier Lostalé (1942) aunque estudió Derecho se ha dedicado a la poesía y a la radio. Toda su vida profesional se ha desarrollado en Radio Nacional de España, donde ha presentado el programa cultural EL OJO CRÍTICO, codirigido LA ESTACIÓN AZUL, programa de poesía de Radio Tres, en el que sigue colaborando y, en general, se he dedicado a la promoción de la lectura. Tarea que fue galardonada en 1995 con el Premio Nacional al Fomento de la Lectura a través de los Medios de Comunicación. Hasta el momento ha publicado varios libros de poemas, algunas antologías y es colaborador y crítico de algunas revistas literarias como MERCURIO Y TURIA.
Para disfrutar de su visita nos reunimos los integrantes de las dos tertulias literarias que convivimos en este momento los miércoles en el café Ruiz. Teníais que habernos visto ahí todos apretujados, con un oído en la puerta para saludar e ir haciendo sitio a cada uno que iba llegando, y otro en lo que contaba Lostalé que nos iba desgranando su vida literaria, salpicada de sus experiencias en la radio pero con la escritura de la poesía como una constante siempre en su vida.
Tranquilo y amable, iba haciendo un repaso a toda su trayectoria. Acaba de publicar una antología en la que ha incluido poemas de todos sus libros, más alguno que otro inédito.
Me gustaron mucho algunos títulos de sus libros: “Jimmy, Jimmy” (luego nos contaría que este título viene de la película “Mirando hacia atrás con ira”) “Figura en el Paseo Marítimo” (título que también tiene su historia detrás y que más adelante os cuento), “Tormenta transparente”, “La rosa inclinada” (porque la rosa sostiene en su fragilidad lo eterno, pero quería que fuera inclinada para que la fragilidad fuera aún mayor), y también el título del libro que está preparando y que se llamará “El pulso de las nubes”.
A propósito de los títulos, más adelante nos contaría, que en una ocasión estaba firmando en la Feria del Libro y que dos señoras se acercaron a la caseta y comentaron cuánto les gustaba la portada de su libro “La rosa inclinada”, aunque no tenían ni idea de qué iba… Después de estar ahí un rato mirando y mirando, concluyeron que comprarían el libro para luego recortar la portada y enmarcarla… Otra señora le dijo otro día en un autobús que había recortado esa misma portada de ese libro suyo para llevarla a la estación de Atocha cuando el atentado… Claro he tenido que buscaros esta portada de este libro para qué sepáis de qué hablábamos.
Nos leyó algunos de sus poemas, comenzó con el de “Confesión” que es una poética, una declaración de intenciones con respecto a la poesía: “…porque nunca fue más bello el engaño.”.
Aquí os dejo para que os hagáis una idea un vídeo recitando unos de los últimos poemas que nos leyó:
Aquí os dejo para que os hagáis una idea un vídeo recitando unos de los últimos poemas que nos leyó:
Era muy agradable hacer un repaso a toda nuestra historia pasada de la mano de sus palabras. Nos contaba por ejemplo como estuvo 15 años sin escribir poesía porque estaba muy entregado a su trabajo en la radio, eran los tiempos del Golpe de Estado, el referéndum de la OTAN, las campañas de Felipe González…
Luego llegaron sus poemas en prosa, cuando estaba en Marbella y se dedicaba a hacer el programa radiofónico, que aún perdura aunque conducido por Ignacio Elguero, “La estación azul”. Poemas en prosa que abarcan desde el año 98 al 2000.
Toda su poesía tiene como eje principal el amor. Por supuesto siente que a medida que ha ido madurando escribe mejor. Le cuesta identificarse, reconocerse en sus primeros poemas, aunque éstos ya tenían como tema el amor.
Él escribe a través de las sensaciones. Sus poemas son muy sensoriales, aunque cree que cada vez es más hondo, más reflexivo.
Se reconoció deudor de varias editoriales. De Adonais, de Calambur, que siempre ha estado ahí esperando sus libros. Por supuesto también hablamos del futuro de algunas revistas literarias, ahora que el Gobierno ha dictado una Orden para que las bibliotecas no compren revistas. Se teme que desaparecerán a no ser que tengan muchos suscriptores…
Más tarde nos leyó el poema de las nubes, que también está incluido en este nuevo libro. Es una obra con un tono más confesional. Aunque subrayó que él considera que la poesía aunque confesional debe ser algo contenida. Nosotros asentimos porque es lo que hemos hablado tantas veces en la tertulia de “universalizar el sentimiento”. Uno parte de su propia experiencia o vivencias, pero luego tienes que extraer lo absoluto, lo esencial, como decía Lostalé. Para que llegue a los demás. Tiene que haber una carga confesional, sí, pero que no se note.
Por supuesto llegamos a aquellos años de la movida. Cuando estaba todo el día trabajando en la radio y luego por la noche se iba de marcha al Rockola. ¿Os acordáis vosotros de ese local? Yo sí, claro, de toda aquella época… ¡Cómo no!
Su vida está ligada desde joven a las de sus compañeros poetas de la misma generación Luis Antonio de Villena o Luis Alberto de Cuenca, con los que se reunía en casa del poeta Vicente Aleixandre. Supongo que habréis oído hablar de aquellas reuniones en esa casa. En la calle Velintonia núm. 3 en el Parque Metropolitano. Hoy es la calle Vicente Aleixandre. Tenemos que hablar algún día de esta casa en el blog.
Nos confesó que aunque él se siente más cerca de Luis Antonio de Villena, siempre tiene muy presente que Luis Alberto de Cuenca se portó muy bien con él en un momento dado con respecto a sus poemas. Por supuesto piensa que una cosa es la amistad y otra la poesía, con lo cual supone que sería porque consideraría su poesía digna. Todos fueron compañeros en ese mundo de los años 80, aunque luego han seguido caminos muy diferentes, porque cada autor es único siempre y tiene las propias lecturas que le han influido. En su caso no puede separar su poesía de las influencias por supuesto de Vicente Aleixandre y de Rilke.
De Aleixandre nos hablaba la otra tarde constantemente. De todas aquellas veces que se reunía en su casa de Velintonia a hablar de poesía, y de la vida en general, sobre todo del amor. “¿Tú serías capaz de estar toda una noche contemplando un cuerpo desnudo sin tocarlo?” le preguntó una vez Aleixandre. Y luego le dijo “Pues prueba, porque si lo consigue podrás llegar a “beber luces”. Era una relación muy cercana, muy rica.
Como veis nos contaba muchas cosas Lostalé de su vida. Muchas anécdotas. Nos contó que en una ocasión tenía un amor con el que se comunicaba por carta porque la otra persona estaba en las Islas Canarias y él trabajando en Palencia. Y cómo, según él, “la carta es la forma más maravillosa del engaño en las relaciones amorosas” sentía que aquello era tan fuerte que dijo en la radio que se tenía que ir, le dieran permiso o no, y hasta Canarias que se fue en busca de su amor. Cuando llegó allí, le fue a buscar al aeropuerto, le acompañó hasta el hotel, y allí le dejó con la promesa de luego volvería a buscarlo. Pero nunca volvió. Era la primera vez que viajaba en avión y ni tan siquiera sabía que se podía cambiar el billete y allí que se tiró los tres días metido en el hotel, paseo marítimo arriba, paseo marítimo abajo, hasta que pudo volverse. Pobre… De ahí salió “Figura en el Paseo marítimo”.
En la tarde no faltaron los comentarios dirigidos a los grandes poetas. Hablamos de los poetas de la Generación del 27, de Aleixandre y de Cernuda, según él los dos grandes de esta generación. De Lorca claro, genial, aunque él prefiera a los dos primeros. De los poetas del 50 le interesan Francisco Brines, Valente y Claudio Rodríguez. Confiesa que Gil de Biedma, aunque le parece un ensayista estupendo, tal y como decía Gamoneda, le interesa a él, personalmente, algo menos. También habló de Caballero Bonald. De Ángel González destacaría su última poesía amorosa. Era una generación, ésta de los 50, muy vividora.
Y como todos los que estábamos allí escribimos, también abordamos el proceso de escritura. Dice que hay amigos que le comentan que parece que siempre escribe de lo mismo. Es cierto, supongo que muchos parece que siempre escribimos de lo mismo. Cada uno tiene sus temas preferidos, sus obsesiones. En su caso las obsesiones pasan por las habitaciones de los hoteles, los ascensores y las mesas con mantel. Habitaciones con dos camas siempre para que existiera la posibilidad de, aún en el caso de viajar solo, que se pudiera ocupar. ¿Manteles? Porque según Lostalé en todas las casas existe un mantel abandonado. En el mantel está el verano, la pubertad, los velatorios en la casa, las relaciones clandestinas en casa de los tíos y las carboneras…
Para terminar nos habló dos libros, que son los que se recomendarían en el siguiente programa de “La estación azul” donde ahora él es colaborador:
- de Manuel Garcia, el libro titulado “De bares y de tumbas”.
- de Carlos Pujol “El corazón de Dios”.
Me he extendido un poco comentando la visita de Javier Lostalé. Este hombre es muy agradable, muy pausado, muy cercano a la hora de conversar. Resultó una tarde de tertulia muy enriquecedora. Muy entrañable, la verdad, hablando de poesía y de radio, del amor y de la vida.
Gracias por la crónica, Rocío. Generoso detalle para los que no pudimos asistir.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ana
Hola, Rocío. Cada día sigo tu blog aunque la mayoría de los días no tengo tiempo de escribirte. Muchas gracias por todos los detalles de esta noticia. Se me ha hecho cercana porque también viví en Marbella y llegué a leer algunos de mis poemas en la radio cuyo programa lo conducía Antonio Moyano. Por aquel entonces los dos estábamos en el instituto. Corría el año 1976. No sé si este poeta coincidió allí en ese tiempo. Muchas gracias por todo lo que cuentas, Rocío. Un abrazo.
ResponderEliminarCarmen Marina.
¡PERDÓN! No se llamaba Antonio sino Paco Moyano. Un lapsus.
ResponderEliminarHola a las dos. Blogger no sé por qué no me deja poner comentarios, no sé que ha hecho con uno que ya había escrito. Así que tendré que hacer otro. Ana muchas gracias por tu comentario, siento que no llegaras a tiempo de disfrutar ayer de Cereijo, porque mereció mucho la pena. Haré una entrada como con ésta tarde de Lostalé. Cuando lo cuento lo recuerdo, y vuelvo a disfrutarlo. Muchas gracias. Carmen Marina, me alegro de volver a encontrarte por aquí. Tú tranquila, que eso del poco tiempo es una enfermedad muy generalizada, yo me hago cargo. No sé quién es ese poeta del que me hablas, o si lo conozco ahora mismo no caigo. Tampoco sé exactamente en que años estaba Lostalé por Marbella, lo siento, creo que no lo dijo o yo no lo apunté y ya lo he olvidado. Muchas gracias por dejarte caer por aquí de vez en cuando. Me gusta encontraros. Besos a las dos, Rocío
ResponderEliminarHola Rocío, después de un día dalequetepegoalateclasinparar, y a punto ya de apagar el ordenador, se me ha ocurrido hacerte una pequeña visita. Me escuecen un poco los ojos pero me ha parecido muy interesante el reportaje, y por un momento he podido salir de este cuartito donde estoy enclaustrado y me he desplazado hasta el Ruiz (menos mal que he viajado virtualmente, que ya sé que había problemas de espacio).
ResponderEliminarGracias Rocío, un abrazo.
Iñaki, mi día también ha sido goloso: trabajo mañana y tarde y luego corriendo, corriendo a la reunión de vecinos de cambio de presidente... Tengo la cabeza a punto de estallar... Pero bueno antes de retirarme a mis aposentos, te contesto que muchas gracias por visitarme. Siento no haberte podido ofrecer un cafetito con pastas, no sé si eres cafetero o no, yo mucho. Y hombre que había problemas de espacio, jo, muchos. Pero fue una tarde chula. Y la de ayer también, que volvimos a tener visita. Ya os contaré, porque valió un montón la pena. Si es que no me da el tiempo para vivir y luego contar, y claro prefiero vivir... Muchas gracias Iñaki por tu visita y tus palabras. Un abrazo
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