Aunque ella no lo sepa, ayer estuve con Amalia Bautista (Madrid, 1962).
Yo trasteaba por mi casa, y ella repetía para mí sola una conferencia que dio en la Fundación Juan March, el 18 y 19 de diciembre de 2008, que se titulaba “El mercurio que desaparece”. No pude estar ese día allí. Bien que lo sentí. Pero de vez en cuando la técnica y sobre todo ella tienen la deferencia de repetírmela y yo la escucho cada vez como si la fuera la primera, de tanto cómo me gusta. Ayer domingo, mientras yo recogía la ropa tendida, la doblaba, la planchaba, y organizaba los cajones, ella desde mi ordenador me recitaba poemas que acompañaban mi vida doméstica. Quién pudiera imaginar mejor compañía.
Nos conocimos hace ya unos años en el taller de creación literaria de Ágata, en Villaverde. Un día Javier Díaz, el monitor, nos trajo un par de poemas suyos para presentárnosla. Qué acierto. Desde ese día nos hemos hecho íntimas. Y muchas tardes, aunque ella no lo sepa, tomamos café juntas: ella recita y yo disfruto, disfruto mucho escuchándola, mientras me tomo mi café.
Os dejo con algunos de sus datos biográficos y sobre todo con su poesía. Qué difícil elegir solo algún poema, todos tan perfectos para mí, de tan sencillos, tan cotidianos y conmovedores.
Los pies
Qué feos son los pies de todo el mundo,
menos los de mis hijas.
Qué bonitos son los pies de mis niñas.
Los mofletes redondos y rosados de los ángeles
envidian sus talones, y sus dedos,
vistos desde la planta, diminutos,
tienen la suavidad de los guisantes.
Los tienen a estrenar. Y me conmueve pensar
en cada paso que aún no han dado.
Cuéntamelo otra vez
Cuéntamelo otra vez: es tan hermoso
que no me canso nunca de escucharlo.
Repíteme otra vez que la pareja
del cuento fue feliz hasta la muerte,
que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera
se le ocurrió engañarla. Y no te olvides
de que, a pesar del tiempo y los problemas,
se seguían besando cada noche.
Cuéntamelo mil veces, por favor:
es la historia más bella que conozco.
(Amalia Bautista. Cuéntamelo otra vez. Comares. La Veleta.1999)
Vamos a hacer limpieza general
Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
nos traen recuerdos amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prender fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.
La vida responsable
Conducir sin tener un accidente,
comprar desodorante y macarrones
y cortarles las uñas a mis hijas.
Madrugar otra vez, tener cuidado
de no decir inconveniencias, luego
esmerarme en la prosa de unos folios
que me importan exactamente un bledo
y darme colorete en las mejillas.
Recordar la consulta del pediatra,
contestar al correo, tender ropa,
declarar los ingresos, leer libros
y hacer unas llamadas por teléfono.
Me gustaría permitirme el lujo
de tener todo el tiempo que quisiera
para hacer un montón de cosas raras,
cosas innecesarias, prescindibles
y, sobre todo, inútiles y bobas.
Por ejemplo, quererte con locura.
Vamos a hacer limpieza general
Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
nos traen recuerdos amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prender fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.
La vida responsable
Conducir sin tener un accidente,
comprar desodorante y macarrones
y cortarles las uñas a mis hijas.
Madrugar otra vez, tener cuidado
de no decir inconveniencias, luego
esmerarme en la prosa de unos folios
que me importan exactamente un bledo
y darme colorete en las mejillas.
Recordar la consulta del pediatra,
contestar al correo, tender ropa,
declarar los ingresos, leer libros
y hacer unas llamadas por teléfono.
Me gustaría permitirme el lujo
de tener todo el tiempo que quisiera
para hacer un montón de cosas raras,
cosas innecesarias, prescindibles
y, sobre todo, inútiles y bobas.
Por ejemplo, quererte con locura.
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Amalia Bautista es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense y trabaja en el departamento de comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ha publicado Cárcel de amor (Sevilla, 1988), La mujer de Lot y otros poemas (Málaga, 1995), Cuéntamelo otra vez (Granada, 1999), La casa de la niebla. Antología (1985-2001) (Mallorca, 2002), Hilos de seda (Sevilla, 2003), Estoy ausente (Valencia, 2004), Pecados, en colaboración con Alberto Porlan (Almería, 2005), Tres deseos. Poesía reunida (Sevilla, 2006), Luz del mediodía. Antología poética (México, 2007) y Roto Madrid, con fotografías de José del Río Mons (Sevilla, 2008). Poemas suyos han aparecido en antologías como Una generación para Litoral (Málaga, 1988), Poesia espanhola de agora (Lisboa, 1997), Ellas tienen la palabra (Madrid, 1997), La poesía y el mar (Madrid, 1998), Raíz de amor (Madrid, 1999), La generación del 99 (Oviedo, 1999), Un siglo de sonetos en español (Madrid, 2000) o Con gioia e con tormento. Poesie autografe (Rimini, 2006). Ha sido traducida al italiano, portugués, ruso y árabe.
Me ha gustado mucho ...
ResponderEliminarY ese final ... sobre todo quererte con locura
Besos de presentación.
Bienvenida Ana A.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado mucho. La poesía de Amalia Bautista fue para mí en su dia todo un descubrimiento, ya se nota.
Muchas gracias por decirme que te había gustado.
Rocío
Ay, Rocío, sí... es como si desvelara las capas más íntimas y te leyera por dentro... Me gustan mucho los poemas que has elegido, los pies, las olas, la cámara de fotos... todas esas cosas que toman una nueva dimensión, como lo que nos cuentas del mercurio,... Las mismas cosas ya son diferentes cuando han pasado por ella, por su visión particular.
ResponderEliminarsigue procurando este alimento, casi tan rico como tu sonrisa...Compartiéndola.