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lunes, 14 de agosto de 2017

Oporto y sus murales

Oporto. Mayo 2017


Oporto, aquel mayo luminoso del 2017, también nos prestó unos cromos para nuestra colección de "Murales y trampantojos".

Era una ciudad tan paseable, con tantos rincones bellos... Sus preciosas iglesias de azules azulejos y sus vistas al atardecer sobre el río Duero, sus elegantes escaparates y sus librerías. ¡Sus librerías! ¿Os acordáis de la librería Lello?

Pero había otro Oporto, el que descubrías paseando, el que te atrapaba con su explosión de colores como en la fachada de la fotografía que encabeza esta entrada, de un restaurante. O el Oporto en blanco y negro de sus delicados dibujos en cualquier rincón, cualquier mueble urbano, como en la foto de debajo de este párrafo.

Oporto. Mayo 2017


Y ese otro Oporto que no era turístico, pero que seguía siendo el de las calles adoquinadas y tranvías, el de las flores en los balcones de las casas y las murales en cualquier recodo. 

Oporto. Mayo 2017

 Oporto, qué buena escapada en cualquier estación.


Si quieres ver los murales de otras ciudades, ya sabes que están todos en la pestaña de "Murales y trampantojos". Te dejo un enlace por si quieres recordarlos:



jueves, 10 de agosto de 2017

Faros de Asturias: Cudillero y Luarca

Faro de Cudillero (Asturias)


Nos gustaban los faros.

Sabíamos que desde su posición privilegiada y solitaria estaban vigilantes custodiando algún fantástico tesoro. Solo había que buscarlos, acercarse a ellos y descubrir cual era ese tesoro.  

Por eso salíamos todos los veranos a buscarlos.

Aquel año nos decidimos por los de Asturias.

En primer lugar descubrimos al faro que encabeza esta entrada: el Faro de Cudillero. Cuando aún no existía este faro se hacían unas fogatas que prendía el Gremio de Mareantes en la zona de La Garita. Después en el 1858 se inauguró el faro de Cudillero a 75 metros sobre un acantilado. Pero si te acercabas solo podías acceder hasta su verja. Siempre cerrada. Atisbabas dentro unas frondosas palmeras que lo medio escondían. A los faros paradójicamente les cuesta dejarse ver, ellos que iluminan a tantos... 

El Faro de Cudillero guarda el tesoro de ese pueblo de colores que a ido creciendo mientras sus casas iban trepando las montañas. Casas que querían colocarse bien para admirar el paisaje, y se habían ido posicionando como en unas gradas con vistas al mar Cantábrico.


Faro de Cabo Vidio (Asturias)


Muy cerca del anterior está el Faro del Cabo Vidio.

No pudimos resistirnos y también fuimos en su búsqueda.

Situado a 89 metros sobre el nivel del mar, era el último faro construido hasta la fecha en Asturias y uno de los más nuevos de España, ya que se construyó entre los años 1948 y 1950. Esta formado por el faro y dos viviendas que sustituyó a la antigua señal de aviso.

Nada más verlo, nos pareció que el faro languidecía como venido a menos. Pobre faro rodeado de veraneantes bulliciosos en bicicleta y mesas de bar ocupadas por turistas perezosos. Pero estábamos equivocados. Porque aunque de frente solo viéramos que estaba ocupado por una terraza de refrescos, también guardaba su propio tesoro.

No había más que rodearlo, recorriéndo despacio su perímetro para darse cuenta de que, a su espalda, el tesoro que guardaba se resumía en las preciosas vistas que hay desde su privilegiada posición.

Miras a un lado y al otro del faro y distingues todo el perfil rocoso de nuestro país en esa costa Asturiana. Qué belleza de acantilados. A lo lejos Estaca de Bares y Cabo de Peñas.

Paisaje desde el Faro de Cabo Vidio



Y finalmente en aquella ocasión cazamos un último Faro, el Faro de Luarca que nos esperaba al atardecer semiescondido al final de la Atalaya.

Ese era su tesoro: Esa Atalaya, vestigio del pasado, porque en los siglos XVI y XVII era un fuerte defensivo para proteger la villa de los ataques franceses e ingleses. Antes de que se construyera el faro en el año 1862, se hacían fogatas para orientar a las embarcaciones. Ahora todavía conserva la Capilla  de la Atalaya o de la Virgen de la Blanca y un precioso cementerio también blanco donde está enterrado el Premio Nobel de Medicina D. Severo Ochoa y su esposa.



Faro de Luarca
Cementerio de Luarca

Tumba de Severo Ochoa en Luarca (Asturias)

Tres faros, tres tesoros: un pueblo tan precioso como Cudillero, unas vistas tan bellas como las del Cabo Vidio, una Atalaya como la de Luarca.

Un inmejorable botín para un solo día cazando faros.

sábado, 5 de agosto de 2017

Cuando la poesía sale a tu encuentro: Oporto y Ribadeo






A veces vas caminando por la calle, por cualquier calle del mundo y la poesía sale a tu encuentro.

¡Cómo no vas a pararte! Es una llamada de atención, un dejar de mirar fuera para mirarse dentro.
Hoy os traigo dos ocasiones en que ocurrió.

La foto que encabeza la entrada está tomada en Oporto. De pronto ahí estaba el poema decorando el mobiliario urbano. Otra vez se nos cruza en nuestro camino la poeta portuguesa Florbela Espanca, una poeta que conocimos porque también tropezamos con ella por las calles de Lisboa. ¿Os acordáis? También hice una entrada a propósito de ese encuentro.

Florbela Espanca (1894-1930) nació un 8 de diciembre, se casó otro 8 de diciembre y murió aún otro 8 de diciembre, porque se suicidó. La llaman la Dama del Alentejo, y el pueblo portugués convirtió muchos de sus poemas en la letras de sus fados. Fue valiente para su época, decidida, liberal, se casó varias veces y buscó incansable la felicidad entre sus desdichas amorosas.


La foto de debajo está tomada ya en nuestro país, en Galicia, en Ribadeo. Y también fue así, íbamos descubriendo la ciudad y allí estaba la pintada, en una pared cualquiera, de una calle cualquiera: ¡Sin poesía no hay ciudad!

Ahí queda eso.





viernes, 28 de julio de 2017

Escuelas Selgas de Asturias



Y ocurre que vas andando por El Pito, un pueblecito muy cerca de Cudillero, y de pronto ¡zas! te sorprende un edificio que no te esperarías en una población tan pequeña. Porque el que más y el que menos hemos estado en Cudillero, o alguien nos ha dicho que si vamos a Asturias no dejemos de ir a conocerlo. ¿No es así? Porque hay que reconocer que el precioso Cudillero, con sus casitas de colores escalonándose hacia el mar, como un anfiteatro de lujo, uno no debería perdérselo nunca.

¿Pero El Pito? El Pitu como dicen los asturianos, no te dice casi nadie que vayas a conocerlo. Y fíjate que es una pequeña localidad pegadita a Cudillero, tranquila, apacible, asturiana donde las haya con sus típicas casonas y su cielo gris, pero también donde uno de pronto se topa con un conjunto cultural que tiene más de cien años y que se merece que te pares a mirarlo despacio y que en cuánto no te vean ¡te lo traigas para Madrid!

Que es lo que yo he hecho. 

Y ahora que ya estamos en confianza, no es por "chafardear" pero mira que tenían que ser "acomodados" los Selgas, esa familia de El Pitu de principios del 1900 para hacer esa Iglesia que me hubiera encantado conocer por dentro porque desde fuera tenía muchísimo encanto, y hasta dicen que tiene una cripta panteón con el altar más antiguo de España, del siglo VIII; o ese Palacete que menudos jardines de vistosos que luce y dicen que guardan sus buenas obras de artes, y yo, qué penita, que no he podido tampoco conocer, y sobre todo o desde luego esas escuelas señoriales y monumentales que fueron tan importantes en su época y que aún funcionan y despertaron esta curiosidad mía para con todo lo que signifique educación.


De familia "acomodada" dicen los artículos. Pues a juzgar por sus obras "acomodada" sería poco. ¡Vaya  con los Selgas!

Unas escuelas que si te llaman la atención por su elegancia y su grandiosidad en el 2017 ¡qué parecerían cuando las construyeron entre los años 1914 y 1915! ¿Os imagináis cómo sería ese pueblecito entonces? Porque ahora no vale, hay que situarse cuando se construyeron.

¿Y no os imagináis cómo se llamaba este miembro de la familia Selgas que hizo posible estas monumentales escuelas? ¡Fortunato de Selgas y Albuerne (1838-1921)! no me digáis que no le viene el nombre que ni pintado... 

Pues bien, el afortunado Fortunato era el penúltimo hijo de un matrimonio acomodado de El Pito, que tuvo a bien, a muy bien diría yo, destinar parte de su fortuna en luchar contra la lacra de analfabetismo que casi era del 50% en aquellos años de principios del siglo XIX. Erudito y hombre apasionado por el arte, pensó qué podía hacer para que la cultura, en el amplio sentido de la palabra, llegara al pueblo. Y se decidió por construir un centro escolar en su aldea asturiana de origen. 

Un centro que no solo era espectacular en cuando a arquitectura sino que además daba educación a todos los niños que quisieran, independientemente de su renta familiar. Que daba los libros gratis y tenía cinemateca y comedor. Ahí es nada. Un año después, en 1916, el Rey Alfonso XIII le agradecería a Fortunato su labor en pro de la cultura. Con el tiempo las Escuelas Selgas pasaron a ser colegio público, y ahora alberga el Instituto de educación Secundaria del municipio. 



Y que yo os traigo hasta mi blog para que sepaís de su existencia, que imagino que muchos ya sabríais mejor que yo. Y de las que ya hablamos, aunque de pasada, cuando le dedicamos una entrada al tema de la educación en Asturias con motivo del Museo de la Escuela Rural de Viñón.

Se merecían esta entrada ¿verdad?Los Selgas, Fortunato y sus bienes.


sábado, 22 de julio de 2017

Museo Escuela Rural de Asturias, de Viñón (Cabranes)



“Al llegar a la escuela saludábamos al maestro, no había estufa, éramos grandes aliados del frío. Nos sentábamos en mesas de dos, la clase se componía de tres secciones: pequeños, medianos y mayores. Nos poníamos el mandilón de color verde, yo tenía el 9, éramos 50 en clase". Yo consideraba al maestro como un segundo padre, pues si algo sé, él me lo enseñó." Andrés Batalla


Hoy quería recomendaros un lugar muy especial, que he visitado recientemente y me ha causado muy buena impresión.

Me estoy refiriendo al Museo de la Escuela Rural de Asturias, que está en Viñón (Cabranes). A 7 km de Villaviciosa y a 15 de Naves. 

Estuve en este mes de julio y nos dijo el señor que nos lo enseñó que les hicieramos publicidad, y aquí estoy compartiéndolo con vosotros porque realmente merece la pena. Muy amable el señor que nos la enseñó, que no era además la persona que suele estar habitualmente. Nos dijo que era una compañera quién suele estar, pero justo esa mañana no estaba, así que le perdonáramos porque no solía hacerlo. Nada que perdonar, desde luego.

No es la primera vez que visito un Museo de estas características. Va a hacer tres años que os hablé de la Escuela Rural de Linás de Marcuendo en Huesca. Os dejo el enlace por si queréis recordarla:


Y sin desmerecer a aquella, que también me gustó mucho. Os diría que la que os traigo hoy está genial, porque es muy completa. 

En la planta baja tenemos varios paneles donde explican cómo ha evolucionado la escuela y por tanto la educación en Asturias. 

Atendiendo a la educación oficial por un lado, señalándose el año 1857 como los inicios de la educación en Asturias. Y por otro parte prestando la atención que se merecen las otras alternativas educativas que existieron en esos primeros momentos: La ayuda económica tan enorme que prestaron aquellos indianos que habian hecho fortuna en México, Cuba, o Santo Domingo y querían ayudar a su pueblo y a sus vecinos y crearon buenas escuelas, como por ejemplo las Escuelas Selgas, de las que hablaremos en otra entrada. O aquellas escuelas temporales con maestros babianos sin titulo que venían de León, de la zona de Babia, y que eran contratados para dar una educación básica impartiendo clases en los pórticos de las Iglesias o donde podían y a los cuales también alimentaban cada vez en una casa y por eso se les llamaba "catapotes".

La foto de debajo es del día de la inauguración de la escuela que visitamos. Fue en noviembre de 1908. Más de cien años y podemos ver hoy esa imagen, ya veis.  Entonces fue ideado para que fuera a un lado la clase de los niños y al otro la de las niñas. Ya os traeré fotos de otras escuelas donde claramente se ve la distinción.






  Además de toda esta información, en esta planta baja tenemos la recreación de dos clases. Según entras a la izda tienes la que sería de la época de la República, más o menos del año 1931, más rudimentaria, más pobre; y a la derecha, con muchos más detalles puesto que está más cercana en el tiempo, una recreación de la típica escuela del Franquismo, de los años cincuenta o sesenta.

Os dejo varias fotografías de la escuela, no le falta detalle: La bola del mundo, la pizarra donde nos explican cómo era uno de sus días, la estufa para calentarla, los libros, las labores, los plumieres, lo cuadernos, los libros, los babis blancos colgados cerca de la puerta. 

Nos explicaba el señor que nos la enseñaba que él había sido un alumno más en esa escuela. Y que había clase de lunes a sábado. Y que los sábados lo último que hacían era limpiar la clase entre todos. 




 
La escalera de subida a la segunda planta tiene fotos de grupos de niños que han estudiado allí. Fotos de varios años, de varias épocas.  Distintos grupos escolares para el recuerdo. Miras las fotos y ves cómo van cambiando los cortes del pelo, los vestidos e incluso el número de niños que asistían a las clases.



 En la parte de arriba de la casa estaban las viviendas del maestro y de la maestra con sus familias. También es muy curioso ver como era, con su cocina, sus mesas camillas, "la loza" y demás enseres domésticos que hoy ya ni se utilizan. También vemos fotos de algunos de los maestros que habían pasado por allí. 




Ahora a un lado de la parte de arriba de la casona está recreada como era una de estas casas del maestro, ya lo veis en las fotos.





  Y al otro lado de la parte de arriba tienen un pequeño museo de juguetes. Con un montón de ellos.


Se ven juguetes de muchas épocas. Cómo van cambiando las modas, cómo va cambiando la forma de pensar, se ve claramente en los juguetes que se tienen de cada tiempo. 

Y si ya nos fijamos en un juguete en particular, por ejemplo un triciclo, tienen los suficientes para que podamos ver la evolución de él a lo largo de bastantes años, puesto que el primero de ellos es de principios del siglo XX.

A mí me gustó especialmente el apartado en que estaban todos esos juguetes con los que yo jugué de pequeña: las batería de cacerolas de acero inoxidable, el saltador, las muñecas recortables de papel. Jo, parecía que había vuelto a uno de mis días de Reyes...





Finalmente os dejo con el exterior de este Museo. Las vistas que se ven desde las ventanas de arriba de esta escuela centenaria que ahora nos ha ayudado a dar un paseo de más de un siglo por la educación en Asturias.

Y el exterior de esta escuela. Una de esas casonas que me gustan tanto del norte pintada de azul.

Como escuela este centro dejó de funcionar en el año 1970. Cuando entró la nueva Ley de Educación. Nos dijo el señor que nos la enseñaba que se cerró este centro y muchos más del mundo rural por entonces. 

Hay que agradecer que exista a todos cuántos ha contribuido con sus recuerdos y sus cosas. También por supuesto con la documentación y con su tiempo. Personas que han pasado por ella, muchos de ellos. Han hecho un buen trabajo de recopilación y estudio, merece la pena la visita.

viernes, 14 de julio de 2017

El Faro de Calella (Barcelona)


Había que seguir cazando faros.

Aunque se escondieran tras las palmeras. Aunque sus veletas les aconsejaran salir huyendo en la dirección contraria de dónde estaba la cámara que terminaría cazándolo.

Necesitábamos descubrirlos, necesitábamos que siguieran iluminando nuestro camino hacia delante, siempre adelante, hacia tierra.




El Faro de Calella se encuentra situado en la cima de un promontorio de unos 50 metros de altitud. En el lugar dónde ahora está el faro, había una antigua torre de vigilancia y defensa, que vigilaba y protegía las costas del peligro de los ataques de los piratas argelinos. Fue inaugurado el día 15 de diciembre de 1859.

 Hoy, la luz del faro llega a una distancia de unas 35 millas y es conocido en las cartas de navegación por sus destellos, 3 y 2, cada 30 segundos.




Otras entradas sobre faros y lugares mágicos literarios:
http://rociodiazgomez.blogspot.com.es/search/label/LUGARES%20M%C3%81GICOS%20LITERARIOS

martes, 4 de julio de 2017

La biblioteca del Palacio da Bolsa de Oporto





Se quedará en la memoria cómo la biblioteca que no nos enseñaron. Aquella de vitrinas altas de madera y paredes color siena. Aquella que tenía un techo precioso de pinturas y unas lamparas verdes en las mesas que solo pueden iluminar libros fantásticos. La misma que tuvimos que fotografíar desde la puerta y casi a oscuras.

Nos enseñaron muchas salas del Palacio de la Bolsa de Oporto. Ese edificio construido en estilo neoclásico en la segunda mitad del siglo XIX que ahora es sede de la Asociación Comercial de Porto.

La construcción del Palácio da Bolsa comenzó en 1842 y pasó casi medio siglo hasta su inauguración en el año 1891. Participaron en ella grandes nombres de la escultura, de la pintura, de la arquitectura y de las artes decorativas. 

En la actualidad está calificado como Monumento Nacional.

 
Recordaremos a aquel señor que no consiguió hacerse un café a la entrada por más que lo intentó. Recordaremos lo bien que comimos en el restaurante de su planta baja, lo rico que nos supo aquel sabroso bacalao. Nos veremos otra vez sobre ese suelo de colores, ese mosaico que pisamos en el patio central bajo tantos escudos. 


Y después subiendo las preciosas y nobles escaleras para ir recorriendo despacio la sucesión de señoriales salones.  Uno tras otro...
 


Recordaremos incluso el gabinete de Gustave Eiffel, aquel que ocupó cuando pasó por Oporto. Tan austero, tan desnudo pero con aquella máquina de escribir antigua que lo llenaba todo.

¡Y cómo olvidar esa maravillosa Sala Árabe o Arábiga inspirada en La Alhambra de Granada! Cómo no recordarlo: Una sala de más de 300 metros cuadrados, muy recargada con motivos islámicos, decorada según el gusto oriental característico del siglo XIX.




Pero  lo que será imposible de olvidar, sé que no lo conseguiremos, es que no nos enseñaran aquella biblioteca. 

Esa tan coqueta por la que pasamos nada más entrar, esa que no tenía una mota de polvo, esa que olía a libro y a siglos de estudio, esa que solemne e hipnótica, aletargada y a oscuras palpitaba tras una insignificante cuerda. 
 
Esa misma biblioteca que contenía más de ¡10.000 libros!

Esa que relucía intacta. Que nos esperaba.


Nos esperaba.

Y nunca nos enseñaron.

sábado, 1 de julio de 2017

Los letreros de las calles por Cataluña




Hoy vamos a dedicar la entrada a estos letreros que al paso nos roban la voluntad. Hay que estar muy atentos porque nos acechan desde cualquier esquina, cualquier escaparate, tablón o pared. 

Y son muy listos, hacedme caso, muy listos. 

Y a la que te descuidas ¡zas! te atrapan.


Encabeza la entrada uno que me gustó mucho y que me raptó en Vic (Barcelona). Estaba en una tienda de regalos y dice más o menos así: "A cierta edad a uno ya no se impresiona con cuerpos fantásticos, sino con almas cautivadoras". Y yo creo que es verdad.





Esta foto de aquí debajo también muestra uno de esos letreros que me hizo sonreír. Estaba en Sitges (Barcelona) en la puerta de una quesería muy agradable donde había muchas cosas ricas...




Y ya el último de esta tanda nos lo encontramos en Calella, en un café, y tampoco tenía desperdicio: "Nada está perdido mientras sigamos buscando".



martes, 27 de junio de 2017

Esa biblioteca de Barcelona cuyas salas góticas tenían nombres de vientos



En mi último viaje por Cataluña, tuve la ocasión de visitar la Biblioteca Nacional de Catalunya y me gustó mucho el ambiente que se respiraba, la tranquilidad que trasmitía, el ocio que albergaba, y por supuesto el edificio que ocupa.

Está situada muy cerca de las Ramblas y del barrio gótico, muy cerca del famoso mercado de La Boquería. Desde el año 1939 ocupa las dependencias de un edificio histórico, el antiguo hospital de Santa Creu. Construido entre los siglos XV y XVIII, durante muchos siglos, fue el hospital más grande de Cataluña y el resultado de la fusión de diversos hospitales que existían en la Barcelona medieval. La primera piedra del Hospital de la Santa Creu se colocó en el año 1401.

También he leído que en este edificio cuando aún era hospital murió Antonio Gaudí, después de haber sido atropellado por un tranvía. Y por aquí también pasó el famoso Buffalo Bill porque había llegado a Barcelona con su espectáculo de circo de cowboys en diciembre de 1889. Durante su estancia, también dos de los indios que trabajaban en el espectáculo enfermaron de viruela y fueron llevados al Hospital, donde consta el ingreso y el alta, se trataba de dos sioux: Black Hawk (Halcón negro) y Charging Crow (Cuervo de carga).


Por otra parte, la Biblioteca de Catalunya ya existía desde el año 1914 pero estaba situada en otro edificio. Es curioso que el traslado a éste fuera justo en los tres años de la Guerra Civil Española. Después el edificio, para dar cabida a todas las necesidades de la biblioteca, por supuesto ha sufrido varias remodelaciones que han tenido incluso importantes premios.

 Es muy curioso que las salas góticas de la biblioteca tengan nombres de viento: entramos por la Nave de Poniente, continuamos per la Nave de Tramontana y llegamos a la Nave de Levante.

En los jardines, ya lo veis, demás de conversar y leer, se juega al AJEDREZ. Así en mayúsculas.




Y también hay una terracita donde puedes tomar algo muy, muy agradable.

Me gusta mucho el ambiente académico relajado que tiene ese jardín. Fue una visita muy intereante, me agradó mucho ese lugar tan céntrico, sí, pero con historia y a salvo de todo el bullicio que hay alrededor. 

Merecía de sobra su lugar en nuestra colección de "La vuelta al mundo en 80 bibliotecas".