Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

jueves, 27 de junio de 2013

Los escritores en Ibiza: Rafael Alberti


En este mes he estado pasando una semana de vacaciones en Ibiza.

Me gusta mucho cuando encuentro el rastro de escritores en mi camino. En este caso, paseando por Dalt Vila, la zona antigua e histórica de Ibiza, Patrimonio de la Humanidad desde 1999, encontramos la casa donde se alojó el poeta Rafael Alberti y Maria Teresa León en 1936. Dicen por internet, que estuvo alojado aquí hasta que le pillaron y tuvo que resguardarse. No sé cuánto habrá de cierto en ésto...

Pero he buscado por la red y he encontrado algunas huellas de aquel tiempo que os copio a continuación:

"...isla donde les sorprende el inicio de la guerra y que no abandonarán hasta el mes de agosto." http://cvc.cervantes.es/actcult/alberti/cronologia/1902_1939.htm


"Estábamos sentados en una higuera, en una de esas higueras de que te he hablado de sombra profunda, sentados en las ramas, María Teresa y yo, y de pronto vimos —nuestra casa quedaba a unos treinta metros de la higuera—, vimos a una pareja de la Guardia Civil que llegaba a la casa y que venía realmente a buscarnos, porque esas noches iban a detener a mucha gente... A nosotros nos ha salvado la sombra de una higuera ibicenca. Bajamos a la casa cuando la Benemérita se fue y cogimos lo que pudimos, unos jerseys, nada, dinero que teníamos..." http://www.meneame.net/story/alberti-maria-teresa-leon-escaparon-muerte-gracias-higuera-ibiza


"....escribe Alberti: "...recién regresado yo de la isla de Ibiza, en donde había caído prisionero".
Doy por sentado que sobre su propia vida sabe más Rafael Alberti que nadie, pero, según mis noticias, varias y contrastadas (testimonios que saldrán publicados en un próximo librito sobre los modernos Ulises mediterráneos como Alberti), nuestro poeta jamás cayó prisionero de nadie en Ibiza. Rafael Alberti se escondió simplemente, e hizo muy bien. ¿Qué habría ocurrido de no esconderse? Seguramente habría caído, como dice él, prisionero. He leído igualmente su primer tomo de La arboleda perdida, su Miliziani a Ibiza, y el hermoso libro de su esposa, María Teresa León, Retornos de lo vivo lejano. Nada en sus páginas hace pensar que hubiesen caído prisioneros de nadie. Según lo que sé, don Rafael vivió unos días en plena arboleda de pinos, tan abundantes, aromáticos y protectores en estas Pitiusas (islas de pinos). Pero, en fin, corríjame si me equivoco yo.- Mariano Planells

También existe un libro de Antonio Colinas sobre ésta época: "Rafael Alberti en Ibiza: seis semanas del verano de 1936".


Es una casa más, entre las encaladas que se pueden ver en las calles empedradas del Dalt Vila. Entre buganvillas detrás de la verja se adivina un bonito patio interior.








De la casa de Rafael Alberti en el Puerto de Santa María ya hablamos en otra entrada de este blog en su día. Una casa bien chula. Si queréis recordarlo os copio el link:


miércoles, 26 de junio de 2013

"El álbum" de Medardo Fraile



Hoy voy a regalarme (y de paso regalaros, claro que sí) un cuento de un gran relatista: Medardo Fraile (Madrid, 13 de marzo de 1925 - Glasgow, 9 de marzo de 2013). Es un cuento al que tengo mucho cariño porque todavía recuerdo cuando estando yo en el BUP los leímos en clase. Me gustó mucho en su día, se me quedó grabado. Y supongo que en algo, o seguramente en mucho, influyó para que yo me dedicara a inventar historias.

Espero que os guste.



EL ALBUM  de Medardo Fraile

"Entraron aprisa en el café y se sentaron. La impaciencia les encendía los ojos al dejar el paquete sobre la mesa. Ella, apenas sentada, comenzó a abrirlo, mirando con amor, alternativamente, la cinta roja sobre el papel y el rostro de él con ligero orgullo protector y expectante.

-¿Qué van a tomar?

-Café con leche. ¿Y tú?

-Lo mismo.

En la mesa apareció con pastas de color azul marino, como el traje de los días señalados, el álbum de las chocolatinas. Era un gran día. Habían hablado de él como se habla de cuando llegará un niño. Aquel álbum representaba el tesón del novio en su niñez, que había reunido una estampita tras otra hasta cubrir todas las ventanillas sin paisaje de aquel libro difícil.

Sus compañeros de colegio -él lo recordaba- habían dejado en el álbum huecos de desamor y desidia. Y el álbum, ahora flamante sobre la mesa, mostraba la solicitud en el tiempo de un hombre cuidadoso, fiel toda su vida a sus más inocentes alegrías, al objeto de su ilusión más nimia. Para la novia, aquel álbum implicaba tesón y constancia. Tenían sobre la mesa el café con leche del amor humilde, pero tenían también dentro del libro las maravillas todas del Universo, y se pusieron a deshojarlas con lentitud amorosa, como si en ello les fuera su felicidad, el sí o el no.

-No: hoy "Las Mariposas", no -decía ella con tremendo gozo-. Hemos visto ya "Los Grandes Inventos".

Cada hoja les aproximaba, día tras día, un poco más. El día de "Las Mariposas", ella balanceó sus pestañas en el aire hacia un hombre joven que estaba enfrente sentado, y él-el novio- tuvo celos. Pero ella ni había mirado siquiera a aquel hombre: quería simplemente mariposear con sus finas pestañas. El día de "Las Aves Domésticas" proyectaron un canario naranja transparentándose en el hogar que tendrían, en la ventana con sol: "Mejor, blanco", insinuaba él. "No, tiene que ser naranja", decía resuelta ella, entornando los ojos como si le dañara el agridulce color del pájaro. En "Las Aves Exóticas" pusieron sobre el pelo de ella, suave, un sombrerito atrevido de vistosas plumas en una tarde con risa en el mundo, y champaña y "confetti". En "Flores para Regalo" él la obsequió con doce tulipanes para que no olvidara alguna cosa. Al llegar a "Animales Prehistóricos", tuvo ella miedo y se acercaron más. Él quiso continuar más días viendo "Los Animales Prehistóricos", pero ella se negó y entró en la hoja rutilante de"Las Piedras Preciosas". Ante "Las Piedras Preciosas" él anduvo receloso por sentimiento atávico. Veía en los ojos de ella cierta cortesana desfachatez, ciertas desmesuradas pretensiones, que le tuvieron en desazón toda la tarde y que interpuso entre ellos una pastosa frialdad anfibia. En "Las Algas" enredaron sus dedos, manos, brazos, miradas y palabras. Con "La Evolución del Automóvil" lo pasaron bien, dieron saltos y frenazos bamboleantes sobre sus sillas. Con "Las Fieras" se identificó ella de tal forma, que los ojos se le llenaron de instinto y él se encontró como un domador trágico que de un instante a otro podía perecer. Con "La Fauna del Mar" cruzaron una y otra vez por los ojos de él y de ella los peces cariñosos, perezosos, suaves, del amor, y estuvieron pasando toda la tarde mansa, humildemente. Al llegar a "Las Frutas", ella, con un rubor, posó su mano sobre las manzanas para que él no tuviera ningún pensamiento avanzado, para que no pensara como Adán.

Terminaron el álbum, y estaban tostados y palpitantes como después de un largo viaje. Era como si volvieran con los mismos recuerdos de una luna de miel respetuosa. Ella esperó todos los días -sobre todo el último- a que él dijera: "El álbum para ti, te lo regalo." Pero no lo hizo. Llenar aquel libro de cromos había sido la gracia de su niñez, le había proporcionado entrada de honor en todas las visitas. Y cogió su álbum y se lo guardó. Ella, de haberlo tenido, le habría devuelto su regalo en palabras llenas de entendimiento y colores, en experiencia del mundo, en primores de planta y honduras de mar. Pero así las tardes fueron enfriándose, se aburrían y hacían tos de las palabras rotas. Y un día ella -que se había enamorado de aquel álbum- le dijo adiós a él. Y él tendrá que sacarlo de nuevo en su vida, cuando llegue la hora, sin atreverse a regalarlo nunca. "



Con Medardo Fraile, las letras españolas pierden al maestro por antonomasia de las últimas generaciones de cuentistas, y a uno de los más notables prosistas en castellano del siglo XX.
Sus cuentos admirables van a acompañarnos siempre.
El vacío que dejan en todos los que le quisimos su generosidad, su malicia de hombre bueno, su humor y su ternura, no tienen —no pueden tener— consuelo.

Ángel Zapata


martes, 25 de junio de 2013

Aula Hospitalaria Montepríncipe


El otro día asistí como improvisada espectadora a una entrega de diplomas muy especial.

Por razones que no vienen al caso últimamente he estado frecuentando un hospital. Otro día hablaremos del paso del tiempo dentro de un hospital, cómo cambia nuestra percepción. Pero hoy os quería hablar de cómo desde la ventana de la habitación dónde estábamos pudimos asistir a la fiesta fin de curso del "Aula hospitalaria Montepríncipe". Porque se hizo, ya veis en las fotos, en el jardín de detrás del hospital y al aire libre

Decían que hacía un año que comenzaron a funcionar. Celebraban la entrega de diplomas a los niños que habían asistido durante este curso a esa escuela hospitalaria. Niños con cáncer. Niños que se levantaban a recoger su diploma con su cabecita tapada con alguna gorra o sombrero, o que incluso arrastraban los goteros tras ellos. Desde algunos que no tendrían un año hasta otros que estaban en bachillerato. Jo. Se te encogía el corazón.

Decía la presentadora que cada día era único porque cómo nunca sabían  cuántos alumnos iban a ser, pues esperaban a ver quiénes estaban y luego ya empezaban a dar clase. Durante los recreos visitaban a los niños que estaban en cama. Por supuesto se trata de normalizar su vida lo máximo posible. De que asistan al cole todos los días, al igual que van sus hermanos. Pusieron algunos vídeos de cómo transcurrían sus días. Y al final actuó un grupo de música bastante bueno que nos encantó. Era un grupo que tocaba blues y rock, y que comenzó el concierto con una versión de "Susanita tiene un ratón". Uno de mis hermanos bajó a verles más de cerca, y de paso hacer estas fotos, y le regalaron uno de sus discos y le dijeron que actúaban en "Clamores".

Mientras actuaban algunos niños se volvían con sus padres a sus habitaciones, pero otros, imagino que los que estaban mejorcitos, jugaban y saltaban con los monitores, perdiendo los sombreritos con la alegría del juego...

En fín, que fue una entrega de diplomas muy, muy especial. Qué asco de enfermedades. Qué bueno que existan éstas aulas hospitalarias.

 

domingo, 23 de junio de 2013

Se acaba el finde, se acaba el cuento...



Joan Margarit en el programa de Pepa Fernández



Nunca sientas piedad por lo que has sido
pues la piedad es demasiado efímera
no da tiempo a construir nada sobre ella...


"Se pierde la señal"
Margarit


Joan Margarit acaba de publicar en castellano su último poemario 'Se pierde la señal' (Visor Libros, 2013), una obra que define el propio autor como "autobiografía en verso" y de la que se desprende que "para ser feliz no hace falta esperanza". 

En 2008 recibió el Premio Nacional de Poesía por su obra 'La casa de Misericordia'.Pero tienen más de treinta obras publicadas, tanto en castellano como en catalán.

Dice Margarit en el Epílogo de este libro que “la poesía es una herramienta para gestionar el dolor y la felicidad”
 
Ha estado este sábado, 22 de junio de 2013, en el programa de Pepa Fernandez "No es un día cualquiera" presentándolo. Os copio el vínculo de la entrevista por si queréis echarle un vistazo. Ha estado muy bien. Os la recomiendo.

"La poesía hablando de lo mismo, siempre dice cosas nuevas",

http://www.rtve.es/alacarta/audios/no-es-un-dia-cualquiera/dia-cualquiera-joan-margarit-poesia-hablando-mismo-siempre-dice-cosas-nuevas/1890069/

miércoles, 19 de junio de 2013

Patricia Esteban Erles: "No hay nada como quedarse a solas..."

 
 
No hay nada como quedarse a solas
con una historia por contar.
Patricia Esteban Erlés




Patricia Esteban Erlés (Zaragoza, 1972) es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, ha publicado hasta el momento cuatro libros de cuentos. El primero de ellos, Manderley en venta (2008), obtuvo el Premio de Narración Breve de la Universidad de Zaragoza en 2007 y fue seleccionado en el V premio Setenil, como uno de los diez mejores libros de relatos editados en España en el año 2008. Su segundo libro, Abierto para fantoches (2008), ganó el XXII Premio de Narrativa Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal y ha sido elegido como lectura de la Guía de Verano del Seminario de Bibliotecas Escolares de Zaragoza 2009. En 2010 publica su tercer libro de cuentos, Azul ruso, en Editorial Páginas de Espuma, que también estuvo seleccionado como uno de los candidatos al premio Setenil. El último libro de cuentos que ha publicado se llama "Casa de Muñecas".

martes, 18 de junio de 2013

El "telefón" y "El caballo no come ensalada de pepino" en la exposición: "La Historia de las Telecomunicaciones"


Se me van acumulando los temas y de pronto doy con alguna carpeta de fotos que se me había ido quedando atrasada y de la que tenía pendiente hablaros.

Eso me ha ocurrido con esta exposición que vi hace semanas y que me pareció interesante. Está en el edificio de la Telefónica que hay dedicado a exposiciones en la Gran Vía de Madrid, el llamado Espacio Fundación Telefónica. En la segunda planta hay una exposición titulada "Historia de las telecomunicaciones".

Es bastante curiosa. Pretende mostrarnos la evolución de la comunicación a distancia, subrayando la importancia de la telefonía. 

La exposición tiene varios bloques, uno de ellos dedicado a la historia. En ella nos dice que la palabra teléfono viene de un término alemán "Telefón", término con el que Johann Philipp Reis, un profesor autodidacta al que le interesaba mucho la transmisión de sonidos, bautizó a su nueva máquina: una especie de oreja de madera que hablaba y que hoy todos conocemos de sobra como teléfono. Con ella quiso transmitir la frase "El caballo no come ensalada de pepino". Curioso ¿verdad? Una frase que en alemán es dificil de entender acústicamente pero que serviría para probar que su voz podía ser entendida al otro lado... El experimento fue un poco desastroso porque no se entendió la frase, aunque llegó el sonido... Y no tuvo la repercusión que debía haber tenido.

Luego llegaron Antonio Meoucci y el archiconocido Bell, cuya autoría del teléfono ya es un poco dudosa pero que en cambio se llevó toda la fama...

Bueno pues con detalle de todo ésto y de mucho más nos habla esta exposición.

Y además nos deja una selección de 50 piezas -desde los telégrafos de finales del siglo XIX a los móviles de última generación-, distribuidas cronológicamente en siete bloques. 

Os dejo con varias fotos de los teléfonos que allí se pueden ver.




 En el año 1956 se empezado a hacer estos teléfonos de arriba. De baquelita. Al principio solo podían ser negros, luego ya con el tiempo también blancos.


 En el año 1966 se comenzaron a poner cabinas telefónicas en las calles. Antes solo los había en lugares públicos como restaurantes, hoteles, locutorios. Al principios se utilizaban con fichas que previamente había que adquirir. Luego ya se empezaron a utilizar con pesetas.


¿Os acordais de éste teléfono de aquí abajo?




Bueno, pues ya sabéis, si pasais por allí y os apetece no dejéis de visitarla.

http://espacio.fundaciontelefonica.com/exposiciones-2/historia-de-las-telecomunicaciones-2/

Espacio Fundación Teléfonica

Fuencarral 3
28004, Madrid

Horario

De Martes a Domingo de 10:00 a 20:00 h.