Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

domingo, 14 de noviembre de 2021

Recital poético de "Voces al Verso" en la Torre de los Lujanes de Madrid.

 


Tarde de poesía en uno de los lugares más elegantes y con más historia de Madrid, la torre de los Lujanes en la Plaza de la Villa.

Como dijo el presentador del recital, por fín Lorca estuvo en la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. 

El grupo Voces al Verso compuesto por tres poetas que recitaron muy, muy bien: Manuel Sanz, Juan Calderón y Juan B. Raña. Éstos dos últimos compañeros de mi tertulia.

Los tres estuvieron acompañados a la guitarra de Francisco Moyano que puso el justo contrapunto musical.

Los intérpretes iban alternando pasajes de la biografía del poeta con poemas extraídos de sus libros, ofreciéndonos una visión tanto de su vida como de su poesía.

La sala tenía el aforo completo.


No estaba yo en el mejor sitio para grabar, pero os dejo con algunos momentos de la velada.

 


 


 


 

 






 


 

sábado, 6 de noviembre de 2021

"La noche de plata" de Elia Barceló

 


Pues tenía muchas ganas de leer algún libro de Elia Barceló, y escuché a una compañera hablar de "La noche de plata"y dije pues ya está, a por el libro de esta autora que la tengo ganas.

Me atrajo el argumento con el que publicitaron la novela:

Carola Rey Rojo, policía española en excedencia, especialista en secuestros y homicidios infantiles y, para su desgracia, madre de una niña desaparecida veintitantos años atrás, vuelve a Viena, la ciudad donde todo ocurrió para encargarse de deshacer la biblioteca de un marchante de arte que ha fallecido. Allí, su situación familiar se enredará, mientras que se verá envuelta en otra nueva trama policial a la que atenderá junto con su amigo y colega, el inspector Wolt Almann. Y si eso era poco, desaparece otra niña...


La novela, a mi entender, tiene un ritmo un poco desigual. Tiene un buen arranque, es potente, abre muchos interrogantes que habrá que ir cerrando. Y al principio me tenía muy atrapada. Pero, después en algunos capítulos me ha parecido un poco lenta en su desarrollo. 

Aunque está bien escrita, no había leído nada de esta autora y me ha parecido que tiene un estilo preciso, elegante, pulcro, rico, que va fluyendo solo. Está estructurada la novela en capítulos cortos que deberían imprimir a la narración un buen ritmo (aunque la trama, ya os decía, en algunos pasajes lo retarda) y la autora ha salpicado la trama con los giros suficientes para que no se pierda el interés del todo. 

Sobre todo la ambientación me ha parecido muy buena, las descripciones muy ricas, los escenarios muy detallados, tanto de la ciudad de Viena y sus mercadillos navideños, como de la preciosa casa donde vive la protagonista que está llena de salas a cual más interesante. El título alude a las noches de Viena. Todo eso me ha gustado bastante, por eso creo que leeré algún libro más de ella, porque he estado investigando y tienen mejores críticas otras novelas suyas, como El color del silencio.

Pero desde luego ésta no deberían etiquetarla como novela negra. Aunque la novela, en general, me ha tenido entretenida, creo que sobran algunas páginas, y ha sido bastante predecible su final. Creo que con el tema tan duro que toca de fondo, los niños desaparecidos y asesinados, aludiendo expresamente a los intermediarios, pasa la trama un poco por este tema de puntillas. En mi opinión debería haber profundizado más en ello. Yo esperaba más explicaciones, más detalles al final. Y he encontrado que la autora ha recurrido a estrategias un poco facilonas para explicarnos. No quiero decir más para no destriparlo. Por todo ello el final creo que es lo menos logrado de esta novela, y dadas sus caracteríticas es un poco pretencioso incluirla de lleno en el género negro cuando la editorial o las críticas hablan de ella. Quizá ese sea el problema, que lees las frases que han dicho de esta novela en los periódicos y demás, y te haces otra idea. Al menos yo.

Pero está bien escrita y, cómo os decía, tengo intención de leer algún que otro libro de esta autora para formarme una mejor opinión.




lunes, 1 de noviembre de 2021

Los cipreses de los cementerios. 1 de noviembre del 2021. Día de todos los Santos

 


   Dice la mitología griega que el dios Apolo regaló a Cipariso una jabalina para cazar. El muchacho feliz con su regalo se fue al bosque a cazar con ella, pero mató por error a un ciervo, protegido de las ninfas, un ciervo sagrado que tenía las astas de oro y guirnaldas de piedras preciosas. Cuando Cipariso se dió cuenta de a quién había matado, fue tanto su dolor que por más que le decían era inconsolable. El jóven le pidió al dios Apolo que le permitiese penar para siempre. Y el dios, aunque no quería perderlo, atendiendo a su súplica le convirtió en un hermoso árbol. Su pelo se convirtió en un follaje espeso de color verde oscuro y su delgado cuerpo se fue cubriendo de corteza de árbol. Apolo, con tristeza, contempló cómo poco a poco fue creciendo hasta el cielo hasta transformarse en un majestuoso ciprés y entonces suspiró diciéndole: Durante toda la eternidad te lloraré, hermoso jóven. Mientras, tú compartirás la tristeza de los demás. Y para siempre estarás entre los afligidos".



 

 

Dicen que ya las antiguas civilizaciones plantaban cipreses en los cementerios.

Dicen que la forma ascendente de este árbol hacia los cielos, ayudaba a que las almas encontraran el camino más recto hasta éstos, los encaminaban a dónde debían, los ayudaban en su ascenso.

Para la cultura cristina representan la inmortalidad, la incorruptibilidad y los nobles sentimientos.




Por otra parte, dicen también, que además de que son buenos como cortavientos, sus propias características los hacen muy adecuados para permanecer en los cementerios: Que sus raíces crezcan de forma vertical no estropea las tumbas o monumentos funerarios que hay a su alrededor.

Que sus hojas perennes y duras que, aguantan en cualquier estación, apenas ensucian. 

Que su rápidez de crecimiento y longevidad, algunos incluso han durado tres siglos, favorece que apenas necesiten cuidados.




 

Las fotos están tomadas este fin de semana en la Sacramental de San Justo de Madrid.


domingo, 31 de octubre de 2021

LuzMadrid: Festival Internacional de la Luz en Madrid. Octubre 2021

 

Embrace, de Charles Sandison (Fachada del Palacio Real)


Octubre se despide lluvioso. Muy lluvioso.

Sin embargo, Madrid necesitaba esta lluvia que va a limpiar sus calles, sus edificios, su aire. 

Octubre se despide también luminoso.

Y Madrid deja que varios artistas engalanen sus fachadas y sus calles de juegos de luces y colores, de vídeos y voces, de movimiento y de arte.

 

Y madrileños y forasteros nos damos cita bajo esa lluvia pertinaz, nos damos cita para pasear bajo el aguacero admirando otro Madrid, el festivo, el multitudinario, el jaranero que decía doña Emilia Pardo Bazán.


'La vida continúa entre hojas blancas', de Luzinterriptus (Plaza Mayor).

'Intrude family', de Amanda Parer (Puerta del Sol)

Disparate Volador', de Ángel Haro (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando


'Camino a la vida', de Juanjo Llorens (Fachada del Palacio de Cibeles)



lunes, 25 de octubre de 2021

"La gente no existe" de Laura Ferrero

 


 «No tendría más de seis años y sus padres, sus tíos, incluso su abuelo, reunidos a lo largo de la mesa, fingieron no ver a Gabriel. Él hablaba y ellos no lo oían. Incluso su padre empezó: “Y el pequeño Gabriel ¿dónde está?, ¿alguien puede ir a buscarlo a su habitación?”. “¡Gabriel! —llamó su madre—. Está lista la comida.” Y la nana, que era la única que podía haberlo entendido, la cómplice de todos sus juegos, alegrías y pesadumbres, se quedó callada, en la puerta de la cocina, mientras Gabriel decía: “Estoy aquí. Estoy aquí. ¿Es que no me veis?”. Pero los adultos siguieron su cháchara. “¡Estoy aquí!” Por unos instantes, Gabriel dejó de existir. De hecho, creyó que nunca había existido».

 

 En el apartado de Reseñas le llega el turno a "La gente no existe" de Laura Ferrero. Me he sentido muchas veces identificada con lo que cuentan estos relatos y sobre todo con lo que no cuentan. Esa es una sensación muy íntima y placentera. Y son relatos tan cotidianos y a la vez tan profundos, que cómo no hacerlo. 

Por ello tengo que recomendar este libro de relatos.

Es paradójico que me guste más leer novelas que libros de relatos, cuando mis mejores momentos conmigo misma los paso escribiendo relatos. Pero lo cierto es que es así.

Sin embargo eso no me ha ocurrido con este libro: "La gente no existe", de Laura Ferrero. Se trata de un conjunto de relatos de temas variopintos: Os copio los que dicen en su reseña para no desvelaros más. Un padre lleva a su hija adoptiva a conocer a su madre biológica, una mujer se enamora de su vecino de abajo a quién solo conoce por cómo cuida su frondoso jardín. Un hombre da una fiesta para celebrar que ha superado su cáncer. Una madre lleva a su hija a ver un montón de casas que no pueden comprar. Una mujer recuerda a su abuela que ha muerto sola en un hospital... por poner varios ejemplos. 

 

"A veces, Amelia se esconde detrás de la verja y se queda ahí, de pie, observando cómo sus compañeros de clase, que salen en tropel, se abalanzan al cuello de esas madres que los esperan a la salida del colegio con los bocadillos envueltos en papel de plata, donuts para los afortunados, y bollycaos si aún hay más suerte. A Amelia le gusta quedarse ahí, a caballo entre los dos mundos, la escuela y la calle, agarrada a esa mochila en la que Cobi extiende los brazos con traje y corbata. «Friends for life», se lee en el bolsillo exterior. De puntillas, mirando a través del jazmín enredado en los barrotes, fantasea por unos segundos. Observa a las madres de sus compañeros, de sus amigos, y piensa en cómo sería ser hija de Susana, por ejemplo, que va a buscar a Matías con un 4×4 enorme de color blanco que aparca en la esquina. O de Pati, la madre de Tito, su mejor amigo, que no tiene marido porque se murió pero tiene una casa con piscina a la que Amelia va muchos viernes. O de Antonia, tan divertida y cariñosa siempre, la madre de Alejo, al que el Ratoncito Pérez le trajo un viaje a París de regalo: le dejó una tarjeta debajo de la almohada y en ella se recortaba la silueta de la torre Eiffel...."


Es un libro de sentimientos, pero también una ráfaga de vida cotidiana, y un pensamiento íntimo que se ha escrito sobre el papel. Es lo que llevamos dentro, pero también lo que vivimos fuera. Es todo eso y más.

Es un libro de relatos que habla de abuelas, de padres, de madres, de amores. De lo que se piensa para uno mismo. Relatos sobre los miedos que tenemos, sobre lo vulnerables que somos. Son relatos que me creo, que siento. 

Relatos que te emocionan, que te pellizcan, que desde luego no te dejan indiferente. Relatos normales, pero que de tan normales duelen. 

Escritos con precisión, con elegancia, atendiendo a los detalles. 

 “Uno de los hombres le dijo a Teo, sonriendo: “Parece que os lleváis a la llorona, eh”. La monja les contó que Mina se había encariñado mucho con algunas de ellas. Cuando salieron del orfanato, Teo exclamó triunfante: “Nos hemos llevado a la única que aún puede llorar. Hay vida ahí, Lara” .

 

En fin... que ya tengo otro libro de esta autora esperándme en casa para devorarlo.

 

 

viernes, 22 de octubre de 2021

Vicky Gastelo en concierto. Sala Berlanga de Madrid

 

 

Y mi compiche de conciertos dijo ¿Te vienes el sábado a ver este? 

Y ya era de noche, y yo ya estaba en la cama, no sé si medio dormida o medio muerta pero acerté a contestar: "Si yo creo que no me se ni una canción..." Y mi compinche contestó: "Vicky Gastelo te gustaría..." Y ¿me lo pensé un minuto? Bah ni eso. Ni medio segundo. 

"Bueno pues voy".

Porque a mis taytantos cada vez digo no a menos cosas. 

Y a mí me liaron, pero yo lié a otros. 

Y alla que fuimos al concierto. 

Y nos gustó una canción, y dos, y todas.

Todas.

 

Y como nos había gustado tanto, se lo dijimos a Vicky a la salida, porque las cosas buenas hay que decirlas siempre. 

Y nos hicimos una foto con ella porque es tan importante que te hagan disfrutar y sentirte bien... que yo siempre quiero hacerlo eterno.

 


 Y ya solo queda ser agradecida.

Gracias a Alberto, mil gracias, de todos mis hermanos el que nació detras de mí, y trajo tanta música a mi vida.

Gracias Vicky Gastelo, gracias, gracias.


 

 




















sábado, 16 de octubre de 2021

Una vez trabajé en un palacete

 


 

Una vez trabajé en un palacete.

Uno muy señorial, de principios del siglo XX, en el centro de Madrid. 

Tenía despachos muy elegantes, con techos labrados de flores y chimeneas de marmol.

 

Tenía un suelo precioso de maderas nobles con dibujos geométricos que crujía al pisarlo.

Tenía una escalera señorial, casi de caracol, con una elegante vidriera de llamativos colores.

Tenía una biblioteca fantástica, de madera y cristal, que me tenía robada la voluntad.


Y dos ascensores, uno al aire y coqueto, que conservaba una verja labrada, y otro diminuto y agobiante, en el que apenas subí, que llevaba a los despachos del palomar.

Y una entrada para carruajes, ostentosas lamparas y más plantas de las que parecía, admirando su fachada cuidada y neoclásica.

Tenía muchos vericuetos semiescondidos a distintas alturas que que se habían aprovechado para colocar despachos que pasaban tan desapercibidos como los funcionarios que trabajaban en ellos.

 

Pero sobre todo, aquel palacete donde yo trabajé una vez, tenía un fantasma.

Un fantasma al que solo podía ver yo, y que cada tarde,

y solo a mí, 

me iba contando de su pasado aristocrático y su triste destino,

mientras yo iba escribiendo su historia.


Una vez, en un palacete, me enamoré de un fantasma.

 

 Rocío Díaz






#Palacio de Adanero (Madrid)