Mi madre siempre deshidrataba los tomates al sol después de recogerlos en la huerta de la parte de atrás de la casa. Así se conservaban más tiempo y le aportaban más sabor a los platos. Eso decía.
En realidad no sólo está la cuestión de los tomates. También están las bolsas en los ojos que me devuelve mi imagen en el espejo, mi pelo desgreñado, mi descuido general en la vestimenta, las arrugas que empiezan a aparecer en las comisuras de los labios con la misma forma de tela de araña que las suyas...
Pág. 11
Si tú empiezas a leer un libro con este comienzo, y tú eres yo, tienes que seguir leyéndolo. Eso me ocurrió a mí con esta pequeña novela "Isbrük" de David Vicente.
Pequeña por el tamaño, grande en silencios y tristeza, metáforas y poesía.
Ha sido galardonada con el Premio Internacional de novela corta Ciudad de Barbastro 2017.
Comienza con este fragmento de un poema, que me encantó. Y que imagino que también es del autor puesto que no se dice otra cosa:
...hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos...
Y después ya comienza con el párrafo que encabeza esta entrada la novela en sí.
Nos cuenta la historia de la protagonista Anja, que está casada con Andreas. Ambos viven en un pueblecito pesquero al que no hace mucho que se han trasladado: Isbruk. Un pueblecito donde vivió Anja de niña. Habla también de personas peces y tomates deshidratados. Habla de personas que se van deshidratando como los tomates.
El tema de esta novela es la soledad, la incomunicación.
Está estructurada en ocho partes contada cada una de ellas por un personaje de la historia. Se toma como uno más de esos personajes a Isbruk, el pueblecito donde viven. El autor ha utilizado la técnica del multiperspectivismo para contar la historia. Por tanto son varias las voces de los narradores, cada uno va a imprimir a su relato su visión de los hechos.
Es una novela muy poética, una historia llena de imágenes y silencios, una historia de tomates deshidratados y hombres peces, qué símbolos tan bien elegidos, qué visuales, qué sugerentes. Desde luego es una novela impregnada de soledad.
No se puede contar mucho de ella, se lee en un suspiro, pero deja un sabor de boca que persiste mucho más allá de la última página.
David Vicente, escritor y editor que está al frente de la escuela de creatividad La Posada de Hojalata. Ha publicado las novelas Un pequeño paso para el hombre (Editorial Planeta, 2012; reeditado por VdB Ediciones, 2015), seleccionada como uno de los cinco mejores debuts literarios del año 2012 por El Cultural del diario El Mundo; Esto podría ser un gambito de dama, pero es una canción de amor (Editorial Almuzara, 2016), y el libro de relatos El sonido de los sapos (Editorial Planeta, 2013; reeditado por Inventa Editores, 2016). Además de la obra de teatro infantil en edición bilingüe, La hormiga que quiso ser persona (Inventa Editores, 2016).
Nos cuenta la historia de la protagonista Anja, que está casada con Andreas. Ambos viven en un pueblecito pesquero al que no hace mucho que se han trasladado: Isbruk. Un pueblecito donde vivió Anja de niña. Habla también de personas peces y tomates deshidratados. Habla de personas que se van deshidratando como los tomates.
El tema de esta novela es la soledad, la incomunicación.
Está estructurada en ocho partes contada cada una de ellas por un personaje de la historia. Se toma como uno más de esos personajes a Isbruk, el pueblecito donde viven. El autor ha utilizado la técnica del multiperspectivismo para contar la historia. Por tanto son varias las voces de los narradores, cada uno va a imprimir a su relato su visión de los hechos.
Es una novela muy poética, una historia llena de imágenes y silencios, una historia de tomates deshidratados y hombres peces, qué símbolos tan bien elegidos, qué visuales, qué sugerentes. Desde luego es una novela impregnada de soledad.
No se puede contar mucho de ella, se lee en un suspiro, pero deja un sabor de boca que persiste mucho más allá de la última página.
David Vicente, escritor y editor que está al frente de la escuela de creatividad La Posada de Hojalata. Ha publicado las novelas Un pequeño paso para el hombre (Editorial Planeta, 2012; reeditado por VdB Ediciones, 2015), seleccionada como uno de los cinco mejores debuts literarios del año 2012 por El Cultural del diario El Mundo; Esto podría ser un gambito de dama, pero es una canción de amor (Editorial Almuzara, 2016), y el libro de relatos El sonido de los sapos (Editorial Planeta, 2013; reeditado por Inventa Editores, 2016). Además de la obra de teatro infantil en edición bilingüe, La hormiga que quiso ser persona (Inventa Editores, 2016).
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