Si ellos ya eran aire
El viento se cuela entre los rizos de Marina y se esconde a mirar.
Si dos bailan, un tercero está de más.
Pablo sabe de ese viento celoso,
pero sabe más de sus pies descalzos, sus dedos ligeros,
su limpia complicidad.
"No dejes de mirarme Marina, no dejes,
que se marchará."
El viento celoso trepa los rizos de Marina
asciende el ángulo perfecto de su brazo,
alcanza las suaves yemas de sus dedos
Y con un ¡ay! roto de pena
se deja escapar.
Pandora espera,
espera con su caja de los vientos
y le abre una rendija nada más:
"¡Viento travieso! Si ellos ya eran aire,
¿A qué vas?"
Y mientras se cuela el viento en su caja,
otra vez bailan Pablo y Marina,
bailan y bailan,
no dejarán de bailar.
.