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lunes, 12 de agosto de 2024

Mis chicas.

 



La mayor es tierra, tierra fértil, tierra porosa. Mientras que la pequeña es viento, un viento cálido y sereno que transmite, desde el azul de sus ojos hasta su cadencioso caminar, un mar de calma.

 La mayor pisa paso a paso, y se mancha las manos, se embadurna de dudas, pero germina, germina con fuertes raíces y se eleva recta hacia arriba. La mayor es de carne y hueso, seria y cómica a un tiempo, y lo mismo viste chanclas con calcetines, que se empeña en hablar inglés con hindúes despistados que se perdieron dentro de la torre de Babel. La mayor es un bucle de carcajadas alegrando la noche y se ríe de sí misma, del mundo. 

La pequeña enarca las cejas y la mira por el rabillo del ojo con sonrisa cómplice, mientras se cimbrea con delicadeza exhibiendo templanza sin hacer ruido, escuchando, estando, en armonía. Segura de su camino se guarda las dudas bajo la melena rizada, y emprende el rumbo, dirigiéndose donde quiere ir.

Quizá parecen como todas, con sus pantalones cortitos y su melena larga, con sus dentaduras perfectas y sus ojos grandes, marrones, azules. Pero son únicas.

 Mis chicas, mis adolescentes, las niñas que nos trajo Rosa para que no me quejara más de que en mi familia solo hubiera hombres, hermanos, sobrinos. Nuestra Rosa.

Curiosas y despiertas, naturales y espontáneas, tan pronto pisan sin remilgos las viscosas algas para zambullirse y nadan hasta agotarse, como se embadurnan de arena hasta las cejas para seguir leyendo a gusto y ansiosas el libro que toque.

Hermanas, cómplices, amigas. Mis chicas. 

Cómo y cuánto crecen, valientes. 

Cómo, y a pesar de los reveses de la vida, crecen. 

Por fuera y por dentro, crecen. 

Y pelean, mastican las penas, se las tragan y viven con y a pesar de ellas. 

Crecen, viven, disfrutando hasta el último segundo de esta cruel y maravillosa vida. 


6 comentarios:

  1. Qué preciosidad de retratos, Rocío. Qué bien escribes. Y qué emotivo el recuerdo de Rosa. Un beso grande, amiga.

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  2. Muchas gracias Maestro. Un poco la necesidad de triturar en palabras lo que parece que no te cabe más dentro y otro poco obligarme a escribir en este agosto caluroso. Gracias. Un abrazo

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  3. Un relato para no olvidar ,como todo lo que tú plasmas con palabras. Un homenaje describiendo sentimientos a vuestra Rosa. Seguro que cuando lo leo en voz alta ella lo escucha y sonríe. Espero seguir disfrutando de tus escritos en esta cruel y maravillosa vida.

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    1. Yo también lo espero. Muchas gracias por estar y por tu comentario. Gracias.

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  4. Me has emocionado, Rocío. Como siempre. Como nunca. Ojalá que esa vida, que tan mezquina ha sido con ellas, sea en el futuro muy generosa. Un beso muy grande, amiga!!
    David Lerma

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    1. Mi querido David, ojalá que sí, ojalá que se luzca con ellas. Muchas gracias por estar ahí detrás y por comentarme. Un beso muy grande

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