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jueves, 22 de diciembre de 2022

22 de diciembre. Comienza la Navidad del 2022

 


22 de diciembre y desde un ayer remoto llega revoloteando el soniquete típico de los niños cantando los números de la lotería.  Mientras va trajinando por la casa, mi madre escucha atenta el transistor, y cada vez que cae uno de los "gordos", se detiene, se limpia las manos y lo apunta en un papel. 

En el desván de mi memoria es Navidad.

Desde aquel ayer, tan querido, han ido cayendo muchos 22 de diciembre como fichas de un dominó. Pero todavía revolotea el mismo soniquete, la misma ilusión. 

¿Que diría Carlos III si pudiera ver cómo los españoles seguimos jugando al juego que él trajo de Nápoles en el siglo XVIII? 

"Prohíbo que las personas estantes en estos reinos, de cualquier calidad y condición que sean, jueguen, tengan o permitan en sus casas los juegos de banca o faraón, baceta, carteta, banca fallida, sacanete, parar, treinta y cuarenta, cacho, flor, quince, treinta y una envidada, ni otros cualesquiera de naipes que sean de suerte y azar"

Prohibió lo que había y nos dejó la lotería, más lucrativa, para siempre jamás. No fue sencillo hacerlo, trajo al Director de la Lotto de Nápoles, trajo a los "posteros" que sabían de la reglamentación y para no topar con la Iglesia anunció que su finalidad era benéfica. De ahí que los niños de San Ildefonso empezaran vistiendo a la manera napolitana. Y aunque entonces no se decía "tocar el gordo" sino "caer el terno" aquí sigue como la conocemos hoy, tras los ajustes que hicieron las Cortes de Cádiz en el 1811 dividiendo el billete en décimos, que traía mas a cuenta de cara a la recaudación. 

Y por mucho que cada vez se llenen antes las baldas de los supermercados de dulces navideños, y se enciendan en noviembre las luces de las calles, desde que tengo memoria la Navidad verdadera comienza hoy, comienza con el sorteo de la Lotería. 

Gracias a ella nos engañamos sabiendo que nos estamos engañando. Y qué importa. Es el tiempo en que la vida se llena de muchos "ojalá" dichos por todos a la vez. "Ojalá" esa palabra mágica que explica a la perfección la ilusión, la esperanza.

No voy a echar cuentas del dinero que he gastado en la lotería de Navidad este año. Probablemente lo perderé todo. Pero una vez más me habré dado la satisfacción de compartirlo con las personas que vivo día a día, a los que quiero estén dónde estén. 

Y solo por eso valió la pena.


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