Desde siempre la Navidad comienza mañana.
La
radio sonando por toda la casa, la musiquilla de los niños sacando las
bolas del bombo, mi madre limpiandose las manos en el delantal para
apuntar en un papel cada uno de "los gordos" que van saliendo.
Ya no vivo en la misma casa de entonces, ni puedo ver a mi madre barajando números y sueños por cumplir.
Pero
llevo dentro los sonidos del 22 de diciembre, llevo dentro la cantinela
infantil estirando los números que mi madre después comprobaba
ilusionada en sus décimos.
Y da igual que pasen los inviernos que pasen, a mí esas sensaciones me siguen abrigando.
Desde siempre mi Navidad comienza mañana.
Es tiempo de ilusión.
Y no puedo evitar que me guste.
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