Madrid. Barrio de Chamberí. 2018 |
Estaba siendo muy duro recoger, doblar la ropa, decidir qué quedarse y qué dar. Doblar el amor incondicional, despegarlo de las telas y los objetos, desechar lo que a nadie le cabe en casa con esa presión en el pecho que amenaza con ahogarte, intentando preservar en el fondo de ti intacto el sentimiento.
Estaba siendo tan duro mantener la serenidad.
Entonces el grito de uno de los mayores llegó desde la buhardilla.
Y el corazón se encogió como un papel estrujado. Corristeis en fila india todos escaleras arriba a sabiendas de por qué lo gritaba.
Verse otra vez delante de la colección manchada de polvo y tiempo de "Roberto Alcazar y Pedrín" era verse de nuevo sentados todos a la mesa.
La comida humeante y rica de mamá. El sonido de la radio al fondo. Y su voz diciendo: "¡Lo estoy viendo dentro del plato! Retira ya ese tebeo de la mesa. Luego sigues. Y a comer. ¡¿Cuánto veces tengo que decir que en la mesa no se lee?!."
Su voz.
La de todos cuando no se decían palabrotas en casa.
Y aquella expresión que había gritado uno de los mayores: ¡Ostras Pedrín!
Rocío Díaz Gómez
Qué curioso que una frase en un tebeo haya trascendido tanto. Además, siempre me ha gustado suavizar la exclamación "hostias" por la de "Ostras". Es más divertida.
ResponderEliminarBuen fin de semana, Rocío.
un beso
Sí, era una opción muy socorrida para suavizar... Muchas gracias por tus comentarios Iñaki, y por tu atención. Un besazo
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