Se me acumulan las entradas pendientes y no quiero dejar de hablaros de todas ellas, así que vamos corriendo a dejar reseña de ellas.
Nada más comenzar noviembre ha estado en Madrid el músico Javier Ruibal cantando en el emblemático Café Central.
Qué bien estuvo. Nos hizo un repaso de sus treinta años en la música muy bien acompañado de José Recacha (Guitarra, Bajo), Diego Villegas (Saxo, flauta, armónica y clarinete) y Javi Ruibal (Batería). Quería destacar especialmente a Diego Villegas que nos hacía unos solos espectaculares con su clarinete o su armónica.
Qué gusto escuchar las canciones "de amor" (cómo él mismo dijo) de éste músico gaditano, cuánto me gustan la verdad. Las canciones de Javier Ruibal son inconfundibles, con esa rica mezcla de sonidos aflamencados, pero también con toques africanos o de jazz... Un lujo. Son canciones que rezuman vitalidad y sensualidad al mismo tiempo. Y por supuesto sus letras son de un cuidado lenguaje que llama la atención, con imágenes preciosistas y esa mezcla de lenguaje popular y culto que hay en algunas tan bien fusionada.
Muy bien Ruibal. En directo fenomenal.
No me resisto a dejaros con algunas de sus letras.
La gloria de Manhattan de Javier Ruibal
Airoso como los cabales,
bajaba la 42
con un vasito de cerveza
y un cantecito echao a media voz.
A la hora de los miserables,
entre el ocaso y el neón,
hay un sin casa y un don nadie
montando un trullo de cartón.
Y qué me estas contando, "my friend",
a mí de tu bahía
si yo soy de la isla,
mira tú qué arte y qué alegría.
Si a mí no me faltara
mi hembra y sus lunares,
sabrían en el Madison
que el cante grande es lo que vale.
Ella se defendía el baile,
él nunca había sido "El Caracol",
pero decía bien el cante
con una pataíta y un farol.
Llegaron con aquellos barcos,
y con su cara de media ración
no pudo hacer su flamenquito
contra las torres de oro y hormigón.
Después de casi un año tiraos
no me queda un garito,
y ella se fue en un barco
que iba pa la isla derechito.
Y otro gallo cantara, "my friend",
si me lo hubieran dicho:
la gloria de Manhattan
empieza a partir del quinto piso.
Y en la venta de Vargas dijo
que no pisaba la calle Real
pa mendigar un sueldo fijo,
pa terminar comido por la sal.
Yo he nacido para la gloria,
yo reinaré por soleás,
y bailará por bulerías
hasta la Estatua de la Libertad.
No vayas a joderme, "my friend",
yo duermo en esta esquina:
si me haces un laíto
voy a echarte un cante de Porrinas.
Si a mí no me faltara
Lucía y sus lunares,
sabrían en el Madison
que el cante grande es lo que vale.
Y qué me estás contando,"my friend",
a mí de tu bahía,
si yo soy de la isla,
mira tú que arte y que alegría.
Y otro gallo cantara,"my friend",
si me lo hubieran dicho:
la gloria de Manhattan, "brothers",
empieza a partir del quinto piso
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