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lunes, 25 de agosto de 2014

La Escuela Rural de Linás de Marcuello


Este verano viajando por aquí y por allá he tenido el placer de visitar un Museo diferente. Me estoy refiriendo a la Escuela Rural de Linás de Marcuello en Huesca. Este pueblecito es muy pequeño, he leído que tiene en torno a los cincuenta habitantes, pero tiene este Museo digno de visitarse.

En el año 2003 comenzaron a rehabilitar lo que había sido la vieja escuela: una casona con la clase y también la vivienda del maestro. La reconvirtieron en lo que puede considerarse una sala más del Museo Pedagógico de Aragón. Y abrió sus puertas en mayo del 2004.

En esta Escuela, que cerró en los años setenta por falta de alumnos, podemos ver cómo era la antigua clase con su pupitre y sus mapas. Hay vitrinas con los libros de entonces y con los distintos materiales escolares con que se trabajaba. Hay una sala dedicada a la enseñanza de la religión, otra sala dedicada a la enseñanza de las Ciencias, otra al aprendizaje de la lectura y la escritura...





También nos paseamos por la casa dónde vivía el maestro o la maestra en el piso de arriba de lo que era la escuela, no tenía más que bajar la escalera para ir a su trabajo. Era otra vida, otro mundo. El edificio la verdad es que es bastante curioso en sí, si te fijas los suelos de entonces, la pila de lavar, las vigas vistas, hasta el hule era curioso con su mapa de España.





 Es muy interesante. Los materiales que te muestran pertenecían al Museo del que os he hablado y parece ser que se recogieron en las distintas escuelas rurales de la provincia de Huesca. Aquí todo es original, tanto el edificio, como todos los objetos: las labores, los ábacos, la enciclopedia Álvarez...



 
Podemos admirar carteras y ábacos, catecismos, láminas de la Biblia y del cuerpo humano, mapas mudos y esferas, manuales de higiene y de urbanidad, pupitres y plumieres, huchas para el Día de la Santa Infancia… Es material educativo con un montón de años, hay objetos que son desde el siglo XIX hasta nuestros años setenta. Y salpicados por aquí y por allí hay letreros con frases o con información de cómo se realizaba el magisterio en aquellos años. Del mismo modo hay muchas fotografías en blanco y negro de distintos cursos escolares. Imagino que cuando algunas de esas personas, que seguirán viviendo en el pueblo o cerca, vean las fotos les traerán un montón de recuerdos de entonces y les resultara un lugar entrañable.



A mi también me gustó mucho la visita. Es curioso. Y es digno de admiración el trabajo que han realizado para mostrarnos ese pedazo de nuestra historia.

En julio este Museo solo estaba abierto los sábados y domingos por la tarde, llamamos y nos estaban esperando para enseñárnoslo. En agosto los horarios se ampliaban también a los días laborables.


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