Entra Carmina Casala en nuestro refugio del Ruiz, envuelta en una sonrisa, mientras se deshace de prisas y disculpas. Quería haber llegado diez minutos antes, pero venía de una celebración… No sabe que nosotros nos alegramos de que no hubiera llegado antes. Queríamos recibirla con más oídos, más bolígrafos y cuadernos preparados para escucharla. Pero los tertulianos van goteando despacio, la vida les tiene secuestrados y no les deja llegar más temprano a nuestra cita con la poeta invitada.
El coordinador de nuestra tertulia, Javier Díaz lee la presentación que ha preparado para introducir la lectura. Mientras, Carmina va sacando sus diferentes libros decorados con separadores de colores que distinguen los poemas que nos leerá. Al fondo se escuchará durante toda la lectura la música de Norah Jones.
“El clamor sin perfiles de las aguas”, “Ahora que las algas agonizan”, “Lava de labios”, “Octubre sin raíz” y “Albaluna” son los cinco libros desde el que nos traerá poemas. Tienen títulos preciosos, sonoros, visuales, como luego descubriremos que son sus versos.
Varias veces a lo largo de la lectura traeremos el poeta José Hierro a compartir tertulia desde sus recuerdos, desde nuestras preguntas. Fueron buenos amigos. “Era una persona afable, sencilla, y le gustaban mucho los caracoles…”. Los pequeños detalles nos devuelven al poeta que tantas veces hemos leído, como alguien más cercano.
Carmina publicó poemarios desde el año 1981 hasta el año 2002, y todos son fruto de premios recibidos. El primer libro que nos lee se titula “El clamor sin perfiles de las aguas” y está estructurado siguiendo los cuatro elementos de la naturaleza: fuego, tierra, agua y aire. Comentamos si es un modo de ordenar un poemario que está o no de moda… Es un modo clásico, desde luego. Carmina opina que es una forma que ofrece muchas posibilidades. Ella quería hacer una propuesta de identidad, y cada parte corresponde a un elemento, por ejemplo la primera parte, el fuego, correspondería al signo bajo el cual nació. En realidad es el segundo libro que escribió, a partir de éste tomó conciencia de la poesía de forma mucho más madura.
El segundo libro del que nos lee algunos poemas se titula “Ahora que las algas agonizan”. Es un libro, según sus palabras, más duro, más existencialista. Un libro que le dio el poder de la palabra: “la palabra salva”. Es también el libro de los “des”: desconsuelo, desesperanza… Un libro que refleja una época de rebeldía, una búsqueda, un querer encontrar sentido a las cosas.
No era solo una lectura, sino que había momentos que alguno de nosotros quería decir algo y se iniciaba un diálogo con Carmina sobre los aspectos de la poesía, de su poesía, de la escritura... Este vídeo que os pongo aquí debajo me hace mucha gracia. Porque no es solo Carmina Casala leyendo sino que también se ve cómo hablámos, cómo le decíamos "sí, sí leeló..." y aprovechábamos para charlar, para cambiarnos de sitio, para... No sé, me gusta porque es rico en voces, en movimiento, en nosotros.
Le toca el turno a “Lava de labios” que consiguió el accesit del Premio Adonais en el año 87. Es un libro de amor. Hablamos de este premio, el Adonais, tan importante en poesía. Un premio que económicamente no reporta nada, sin embargo muy bien considerado por el prestigio que te da.
Carmina decía cosas muy interesantes sobre la escritura con las que, al menos yo, me sentía bastante identificada. “El poema te lleva” nos dijo. Algo que yo he sentido muchas veces a la hora de escribir. La historia te lleva, hay que dejarse conducir por la escritura. Y supongo que en el caso de la poesía la sensación es más clara. Carmina Casala nos decía que “Uno no sabe a dónde te lleva la palabra, como ocurre en cualquier conversación. El poema te lleva y ese poema es al final una vía de conocimiento de uno mismo”.
Los poemas de Carmina Casala son visuales y profundos. Nos lee un largo poema que suena a oración, a salmo. Poemas que hablan de alas y del color amarillo. “Un paisaje poseo que es fiel al amarillo”. El amarillo es la luz, la infancia, el verano… Los poemas de Carmina Casala tienen intensidad, y ella los lee concentrada y tranquila.
Los poemas de Carmina Casala son visuales y profundos. Nos lee un largo poema que suena a oración, a salmo. Poemas que hablan de alas y del color amarillo. “Un paisaje poseo que es fiel al amarillo”. El amarillo es la luz, la infancia, el verano… Los poemas de Carmina Casala tienen intensidad, y ella los lee concentrada y tranquila.
Vamos, amor, sube a mi vuelo.
Ya nos sonríe la estación más triste
y el canto del cisne se aleja de nosotros.
Tracé el círculo
con puertas abiertas a la aurora,
he talado las sombras
de todas las ausencias,
de todas las noches
nutridas de sombras.
Ya nos aguarda el alba.
Ya disparé mi flecha y se fijó en el Mar,
mi flecha está cargada de océanos
y ellos sólo contienen
la huella de tus ojos.
Vamos, amor, sube a mi vuelo.
Tengo tus alas desplegando mi risa.
Pondremos nuestra boca en la boca del Mundo,
que es pequeña la tierra
para tanta esperanza acumulada.
Ya no estamos heridos,
tenemos una isla repleta de verano.
Y la lámpara aguarda,
y Júpiter aguarda.
Vamos, amor, sube a mi vuelo.
(De Lava de labios, 1988)
Hubo también durante la tertulia momentos graciosos. Uno de los compañeros quiere comentar algo de su poesía y antes de hacerlo le pide perdón porque no la conocía… Carmina le dice que no, que no le pida perdón, que ella tampoco se conoce y entonces debería pedirse perdón todas las mañanas al levantarse… Me gusta esa contestación.
Del cuarto libro que nos lee sus poemas es del titulado “Octubre sin raíz”. Un libro de otoño que prologó el poeta Enrique Badosa. Un libro triste, según su autora. “Octubre no soporta la locura de los dioses”. Tiene este libro también muchas referencias a Siria porque nos comentó que vivió durante muchas temporadas allí. Esas referencias vuelven a los poemas exóticos y brillantes.
Y finaliza con la lectura de poemas del libro “Albaluna”.
Le pedimos a la poeta que nos hable de sus autores de cabecera. San Juan de la Cruz, los sonetos de Lope, Pepe Hierro, Ángel González, Fernando Beltrán. Nos presenta a Sagrario Torres, a quién no conocíamos, y de ella nos recomienda su libro “Los ojos nunca crecen”. Gil de Biedma, Claudio Rodríguez, a quién conoció y con quién compartió muchos ratos.
“Un poema salva una obra”, dice en un momento dado Carmina Casala a propósito de Guillén, creo. Porque nos cuenta que hace muchos años frecuentaba el Café Gijón, y allí conoció a muchos poetas conocidos e importantes. Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, José Nieto… Recordaba una anécdota que vivió con sus padre cuando ella era niña, cuando él le habló no recuerdo de qué poeta y ella respondió: “Ah ¿Pero entonces los poetas viven?”. Decía que años después se había reído con él a propósito de esta anécdota...
Porque sí claro que viven.Y trabajan a nuestro lado. Y desayunan cerca. Y... hay veces, algunas veces que incluso esos poetas, una poeta, se acerca hasta nuestro Ruiz, se sienta con nosotros, nos lee sus poemas, se vuelve una más tertuliando sobre escritura, y hace que nuestro miércoles, el miércoles 22 de febrero de 2012, se vuelva diferente y especial.
Gracias Carmina Casala.
Gracias Carmina Casala.
Gracias Ro por esta magnífica entrada, con tu permiso la utilizaré para la bitácora.
ResponderEliminarUn beso, amiga.
Javier
De nada. Y claro que la puedes utilizar para el Cuaderno de Bitácora. Fue una tarde muy agradable, muy fluida, pero es dificil reflejar eso. Habrá que repetir muchas de éstas. Un beso, Rocío
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