Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

martes, 2 de septiembre de 2025

Septiembre

 



Septiembre atesora un aroma a libro nuevo y papel de forro transparente que, a la que te descuidas, te hace cosquillas desde la memoria. Abro carpetas en mi pc con la ilusión de llenarlas de escritos con la misma ilusión que años atrás comenzaba a tatuar cuadernos cuadriculados con mi bolígrafo azul de punta fina. Septiembre me devuelve a los compañeros de trabajo como antes me devolvía a los compañeros de clase y, si me descuido, hasta me parece oler en casa la sopa calentita del cocido que apetece cuando refrescan las mañanas.

Me encanta agosto por la supuesta tranquilidad (cada vez menos) que trae, por el tiempo libre que me regala. Pero mi mes es septiembre, el mes de mi cumpleaños, de los comienzos de curso, de las ganas por emprender tareas.

Septiembre del latín “september”, que a su vez viene de “septem”, o siete. El mes séptimo para los romanos en aquellos tiempos en los que el calendario tenía diez meses y comenzaba en el mes de marzo. Pero pasados unos siglos agregaron el mes de enero y el de febrero, que iban después del décimo o diciembre. Sin embargo, corriendo el tiempo y por una cuestión de fechas de elecciones, que comenzaban el 1 de enero, este mes y febrero acabaron siendo el primer y el segundo mes, con lo cual septiembre que era el séptimo, acabó siendo el noveno mes del calendario romano. Os lo he contado súper rápido y resumiendo mucho pero seguramente ya conocéis la historia.

Septiembre y su hilera de cumpleaños, consecuencia inequívoca de frías navidades salpicadas de muchas burbujas. “Septiembre” título de libros importantes en mi vida cada uno en un momento muy distinto: Uno de David Lerma y otro de Rosamunde Pilcher. Septiembre con su cargamento de higos, gusto que heredé de mi madre. Septiembre que, generoso, acostumbra a regalarme algún viaje. Mes de matrículas en alguna actividad que uno comienza con ilusión y ya veremos como termina. Septiembre, salpicado de estrenos en los teatros y las salas de exposiciones. Septiembre y su veranillo de San Miguel haciendo de nuevo más cálidas las tardes cuando a punto está ya de despedirse el mes. 

Septiembre oliendo a nuevo, tiene voluntad de comienzo y planes, voluntad de ilusión, renovación, vida.



jueves, 28 de agosto de 2025

Un trío. Agosto se está yendo y Madrid va haciéndose más concurrido, más y más.

 


Lo nuestro era un trío. No me importa confesarlo. 

Todo el año yo esperaba el momento justo para disfrutar de las posibilidades infinitas que te otorga ser tres. ¿Qué queréis que os diga? Una mayor riqueza indiscutible. Buf. En fin, hay situaciones que solo entiende quién las vive. Y a nadie más importan.

Pero este año nos sorprendió un intruso que nos desbarató la ecuación. Un intruso, un forastero, un, un... un verdadero horror. Porque no es cierto eso de que "Dos son compañía y tres multitud". No, de eso nada, monada. Cuatro sí que son multitud. Bah. Con cuatro ya la situación se desborda, los límites se difuminan, se hacen parejitas, el equilibrio se tambalea y conclusión: se desbarata la esencia del invento. 

Pero nosotros tres, nosotros tres éramos invencibles: Agosto, Madrid y yo. Si vosotros supierais la de posibilidades lúdicas y relajantes que te ofrece ser parte activa de un trío... ¡De ese trío! Bueno, bueno, bueno. Si yo os contara... Pero que no os lo voy a contar, que no, no, porque total ya no importa. 

Porque este año llegó la ola de calor. Y que no era una olita, era una señora ola, ancha, posesiva y sudorosa, que nos abrazó más de quince días seguidos y nos dejó fuera de juego. No era cálida, era puro fuego si abrías las puertas, las ventanas y lo que quisieras abrir. Bueno, bueno, bueno. Si os cuento no acabo. Con el cuatro... no hay trato.  

Así ha pasado, que en cuánto me he descuidado advierto que ya mi trío se está desvaneciendo como un fantasma, se difumina como calima, se va, se aleja y llegaron nubecitas y viento para aliviarme de que aquí me deja, en un Madrid que cada vez está más lleno de gente, más lleno, más, sin apenas haberme dejado disfrutar de la ansiada soledad de agosto en esta concurrida ciudad donde habito. 

Con la ilusión que yo tenía... 28 ya. Jo. Y ya no sé, ya no sé qué hacer para distraer la pena, si crucigramas o pucheros. 






domingo, 24 de agosto de 2025

"Duane Michals: el fotógrafo de lo invisible" en la Sala de Exposiciones del Canal Isabel II

 


"Yo creo en lo invisible. No creo en lo visible. La realidad no me interesa en absoluto. Prefiero vivir en un mundo irreal, me parece más estimulante. Para mí la realidad está en la intuición, la fantasía, y en esa pequeña voz en mi cabeza que me dice: ¿no es acaso esto extraordinario?".


El fotógrafo Duane Michaels me sorprendió muy gratamente. 

Sus series de fotografías intentando reflejar lo introspectivo, lo que no vemos, nuestros sentimientos, nuestras sensaciones, son puros relatos. 

No es uno de esos fotógrafos que cazan el instante y hacen la gran fotografía, no, él la inventa, la crea, queriendo que reflejen algo ya muy concreto que era abstracto.  Es un fotógrafo experimental y poético. 

La ansiedad, el sueño, la emoción, el miedo... La secuencia de cuando uno muere, la de cuando viene el Hombre del Saco, cuando... Situaciones y sensaciones que nos tocan a todos, él ha hecho por plasmarlas en las fotos. 

Seis secciones temáticas: Imaginación, Visualización, Sensación, Intuición, Indignación y Revelación. Y seis décadas trabajando que han quedado reflejadas en la exposición de PhotoEspaña que ha estado hasta este fin de semana en la Sala de Exposiciones del Canal de Isabel II de Mateo Inurria. 

Me cuesta tanto llegar a todo en agosto... creía que no llegaba a tiempo. Pero sí, allí fui con los amigos y yo creo que todos salimos contentos. 












viernes, 22 de agosto de 2025

Madrid en agosto. "Pelar la pava"

 



¿Os he dicho alguna vez que me encanta esta ciudad en agosto? 

"Dijo una voz popular...": ¡CIENES Y CIENES de veces!

Bueno tampoco hay exagerar, pero claro que os lo habré dicho... Es tan relajante venir a trabajar por las mañanas cuando puedes cruzar sin que venga ni medio coche a lo lejos, pasear por al lado del Palacio Real y ver más palomas que turistas o paseantes de perro... Ni a los pavos reales se los ve. ¿Dónde andarán? Con las serenatas que nos han dado toda la primavera haciendo eso exactamente: "pelar la pava". 

Me encanta esa expresión "Pelar la pava": Esa costumbre entre los enamorados de hablar de amor, de cortejarse, de conversar y conversar en la ventana. Leo que su origen parece estar en Andalucía, porque allí era costumbre que la moza desplumara a las aves (pollo, pavo...) mientras escuchaba al enamorado hablándole, en voz baja, desde el otro lado de la reja... Y si la madre o el ama le llamaba ella respondía: ¡Que estoy pelando la pava! Y de ahí llamar al cortejo "Pelar la pava". Parece ser que la primera vez que apareció escrita la expresión fue sobre mediados del siglo XVIII.  

Soy una saltimbanqui de las palabras. De los alrededores del Palacio Real, a los pavos, y de ahí a "Pelar la pava" ¡un pasito de hormiga! como decíamos en El escondite inglés, sin mover las manos ni los pies. Qué tiempos...

Lo único que quería deciros es que, sobre todo ahora que hace otra vez fresquito, es una gozada caminar por este Madrid de agosto mientras va despuntando el día. Un pequeño placer, de esos que no cuestan dinero porque no se pueden pagar, como secarse al sol, mirar las nubes, escuchar un cuento chulo, ¡ay! no voy a seguir que podemos alcanzar terrenos escabrosos. 

Y que solo me queda una semanita de mes, que lástima... Como un niño que empieza a sufrir viendo como su helado cada vez es más pequeñito, más pequeñito, así estoy yo con agosto. 

En fin... ¡Que es viernes!

¡Buen fin de semana!







jueves, 21 de agosto de 2025

"Pipas" de Esther L. Calderón. Reseña Literaria

 



"Escribí.

Escribí sobre lo construido mientras lo demolía.

Justo para demolerlo."


Escuché hablar de este libro en varias recomendaciones y me gustó lo que decían de él, el título se me antojó muy evocador y os podéis imaginar el resto, me tiré en plancha a por él. Lo empecé a leer y tengo que deciros que me atrapó esa prosa con la que está escrito, entre narrativa, ensayo y poesía. 

La novela es una mirada al pasado desde los ojos de una joven que ha vuelto a casa por la pandemia. Su casa está en un pueblo de las afueras de la ciudad de Santander, el extrarradio, donde pasó la infancia y la juventud, aunque en el momento que comienza la novela ella ya vive en Madrid desde los tiempos en los que fue a la Universidad. 

Aborda muchos temas como las expectativas que tenemos, tanto nosotros, como nuestros mayores depositadas en nosotros, a propósito del futuro. También la diferencia entre la ciudad y las afueras. Además del paso del tiempo, el amor, la amistad, la nostalgia, la familia... Muchos temas. Es una crítica social y una novela de amistad.

Está ambientada en dos tiempos: los años noventa en los que la protagonista se reunía con sus amigos los sábados a comer pipas mientras se aburrían, se enamoraban, tenían sus batallitas... Y años después, en tiempos de la pandemia, cuando vuelve a su casa del pueblo y echa la vista atrás a ese pasado y lo contrasta con el presente que vive cada uno. ¿Qué pasó con su futuro? ¿Y el de sus amigos?  

Me ha gustado mucho la prosa de la autora, lo que más. Es una prosa cuidada, intimista, no exenta de poesía, detallada, con un poso de nostalgia y aderezada como con puñados de realidad que vienen de la mano de párrafos escritos como si no se tratara de una novela, sino de un ensayo. 

Para mí ha sido un descubrimiento la autora y esta novela, aunque entiendo que pueda no gustar a todo el mundo, pero está muy bien escrita, es muy evocadora. 


"Parece que me oye y saca un botecito de Neutrógena de la chaqueta. El primer bote de Neutrógena se lo regalé yo una vez que volví de Madrid por vacaciones y él había empezado a trabajar en la carpintería. Pero quiso usarlo hasta que le dije que era la crema de manos que utilizaban los pescadores noruegos. 

-Sigo echándome esta mierda de los pescadores -dice mientras la extiende mano contra mano. Y no sé si está a punto de añadir que le recuerda a mí o solo me transmite una información. 

-¿Me estás dando las gracias?

-Supongo que sí, decidiste muchas cosas a las que me resistía y luego me han hecho feliz -responde, y no me lo espero y noto que estamos entrando en terrenos pantanosos, así que me pienso bien la respuesta."

"La librería de los recuerdos perdidos" de Susan Wiggs - Reseña Literaria

 



"Nunca estás sola cuando estás leyendo un libro."

La verdad es que no suelo leer estas novelas que se identifican como "románticas". Pero en una de esas noches que una se desvela y ya no sabe ni que hacer para ver si el sueño se decide a venir, la encontré entre los libros que tenía metidos en el ebook. No sé ni desde cuándo, ni cómo llegó hasta ahí, pero empecé a leer y no solo me dormí, aleluya, sino que me ha tenido entretenida toda una semana de mucho agobio en la vida, así que se merece esta entrada más que de sobra. 

El argumento nos cuenta que la protagonista Natalie Harper hereda una librería en San Francisco que debe tener muchísimo encanto, además de ser el lugar donde creció, lo malo es que también descubre que está llena de deudas. Se traslada a ella para ocuparse y estar junto a su abuelo que empieza a sufrir pérdidas de memoria. En fin... que se le ha complicado muchísimo la vida, además de estar bien triste. 

Y no os cuento más, pero ya imaginareis que tiene que llegar un hombre, o dos... Y que, como es una librería, los libros no solo hacen compañía sino que también...

Es una novela que aborda el tema de creer y dedicarte a lo que te mueve el corazón, aborda la confianza, la felicidad. 

Los personajes están bien perfilados. Y hay algún que otro misterio que se va descubriendo. Dentro de que no es para nada una novela de misterio. Es romántica. Aunque no es empalagosa, eso sí. 

Es una historia donde van ocurriendo cambios, van apareciendo personajes, se lee muy bien, es muy entretenida. Sí, cierto, también un poco previsible. Pero te deja un regusto agradable en estos tiempos que solo se ven dramas. Sirve muy bien para desconectar, para leer entre libro y libro sesudo, ligera, una amble lectura para el verano entre chapuzón y chapuzón. 



viernes, 15 de agosto de 2025

15 de agosto.

 


Tu voz soplándome que eche más cebolla al sofrito, que estará más rico. Que venga, que espabile que este dolor de cabeza no es nada, una aspirina y a la calle a distraerme y ya veré como se va pasando. Que no me olvide de regar que hace mucho calor, pobres plantas. Y que no sea tonta, que "eso", tan cotidiano, tan insignificante, la frase, el gesto, la ausencia, solo tiene la importancia que uno le quiera dar. 

Tu voz trenzándose con el tiempo. Pero el tiempo no hace que duela menos, sino que duele distinto. 

Siempre suenas dentro, acompañando mi paso.   

Pero yo no te contaría las penas porque siempre me las supiste sin que yo las hiciera palabra. Aunque ojalá todavía pudiera volver a casa para contarte el día a día, el ahora resbaladizo. Que ayer, en aquel restaurante donde nos juntamos había colgada una jaula, y dentro de la jaula, un globo terráqueo, y era bonita y terrible la metáfora, pero llamaba la atención. Te habría gustado ese sitio. Que el chico de Correos siempre me dice que qué bonita letra y esta afición, que espera darme suerte y me hace sonreír. Que el espejo me grita que me hago mayor. Y que a veces, solo a veces, abro la puerta al lobo, porque no trae enharinada la patita como en el cuento que me contabas.

Ya ves que escribir sigue consiguiendo que levante las plantas de los pies y flote, mis dedos necesitan la teclas como tú necesitabas la aguja y el hilo. Pero a nadie le alegraban mis buenas noticias como a ti, a nadie, ni siquiera a mí. Eso también lo echo de menos: Tu genuina alegría con todo lo mío. Mucho.

El tiempo no hace que duela menos, solo duele distinto.