Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

sábado, 22 de marzo de 2025

Madrid este marzo

 



En marzo el Manzanares ya no es el domesticado río al que estábamos acostumbrados los madrileños. Ha crecido y se ha revuelto quejoso mientras los pavos reales del Palacio también Real chillan desatados, no sabemos si por esta lluvia que nos tiene aburridos, por marcar territorio o por lucirse frente a esas pavas que se suben a los mismos árboles que él a cuchichear y dejarse mimar. 

En marzo hemos tenido el día de la Felicidad, el de la Meteorología, el del agua y la poesía. En Marzo por celebrar hasta llegó la primavera, aunque por aquí nadie se ha dado cuenta, bastante teníamos con mirar el cielo, mirar al río, mirar a las baldosas sueltas y las traicioneras hojas que nos hacen casi resbalar tantas mañanas. 

Ahora que lo pienso quizá sea eso, quizá el pavo real esté gritando a Noé para que no le deje en tierra. ¿Cómo no me di cuenta?

Dios de la lluvia dile al bueno de Noé que tenéis que hablar... Id juntitos a un rincón discreto y lejano a hablar de vuestras cosas y dejadnos un poquito de bonanza que se nos está enguachinando hasta el ánimo. ¿No lo veis? Si hasta el pavo llora lastimero.









jueves, 20 de marzo de 2025

"Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración" de María de la O Lejárraga (María Martinez Sierra). Reseña literaria

 


“En este libro, sin continuidad rigurosa ni pretensión autobiográfica, quiero consignar el recuerdo de unas cuantas horas, que acaso alguien pueda leer con interés, no por ser parte de mi vida…sino porque esta vida mía anda mezclada con otras de los que han hecho más o menos ruido en el mundo de la literatura, de la música, del arte dramático y, hablando en términos más generales, de la inteligencia española desde 1898 a 1947.


Terminé de leer "Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración" de María de la O Lejárraga. 

Me arrastran más las novelas, me embaucan, me secuestran, casi. Pero tengo también que hacer huecos para leerme libros de biografías o ensayos sobre algunos temas con los que puedo aprender más. Me entraron ganas de leer este libro, del que ya había oído hablar en alguna que otra ocasión, después de ir a la exposición de esta escritora en la Biblioteca Nacional. 

Reconozco que siempre me había causado curiosidad, bueno no sé si ésta es la mejor palabra, o quizá sea inquietud, lo de que sus libros, los de su marido y ella, se firmaran con el nombre solo de él: Gregorio Martínez Sierra. Cuando todos los rumores dicen que en realidad los escribió ella sola. 

Y, tras leerlo, puedo decir que claramente en este libro de memorias no lo dice pero, vamos, da toda la impresión de que ahí la que escribía las obras de teatro era ella. Él se ocupaba mucho más de esperar a que ella se las enviara terminadas para montarlas, ocuparse de gestionar los teatros donde se iban a representar y demás asuntos de su puesta en escena. Pero lo que se dice escribir, escribir... no parece que él escribiera mucho. Y cuando estrenaban y había éxito, él estaba abajo codeándose con unos y con otros, actores y público, recibiendo honores y ella viéndolo todo desde un palco alejado. Pero también es cierto que, según sus memorias, porque ella lo quería así, porque no era de jolgorios, ni tumultos. 

María Martínez Sierra, o María de la O Lejárraga que era como se llamaba antes de casarse, escribió dos libros de Memorias cuando él murió (años antes él se había ido con una actriz) ya con su propio nombre de María, para ganar algo más de dinero con ellos y poder reclamar sus derechos de autor.   

En éste segundo libro que nos ocupa, que en un principio se iba a titular "Horas serenas", no quería hablar de política ni de religión para no tener problemas con la censura. Solo quería hablar de la vida literaria con su marido, es decir, de sus horas serenas. Pero aún así, tampoco la censura le dejó publicarlo en España, y tuvo que hacerlo finalmente en el 1953 en México. "Horas serenas porque son las únicas que quiero recordar" dice al comenzar el libro que finalmente se tituló "Gregorio y yo. Medio siglo de colaboración".

A mí el prólogo me ha parecido bastante largo, la verdad. Pero cuando ya ha empezado en sí el libro de Memorias, lo cierto es que lo disfrutaba porque era pura literatura, escribía muy bien esta autora. No me extraña que tuviera tantos libros, sobre una centena. Es un lenguaje rico, algunas de sus palabras ni las conocía, con muchas imágenes, muy visual. Da gusto leerlo. 

Por otra parte, te lleva volando hasta la intelectualidad que la rodeaba y con quienes se relacionaban de forma estrecha. Gracias a sus palabras da la impresión de que los conoces mejor. Jacinto Benavente, Juan Ramón Jiménez, Los hermanos Quintero, Santiago Rusiñol, o Galdós de quién os copio un fragmento... 

"Le visitamos varias veces. Decíase que había elegido tal emplazamiento para estar cerca de su gran amigo don José María Pereda, autor de esa joya de la literatura española, Sotileza,  y de tantas otras novelas admirables…De una  de sus visitas a la casa de Santander guardo un suave recuerdo. Ya estaba casi ciego [+ 1920], pero quiso, con graciosa cortesía, salir a despedirnos y, en el jardín, buscando a tientas una mata de hierbaluisa, cortó para mí un inmenso ramo de fragantes hojas. Largos años las he conservado hasta que se convirtieron en polvo”.

También, claro, tuvo muchísima relación con algunos músicos con los que trabajaron: Manuel de Falla, Usandizaga, Turina... Da gusto leer los párrafos en los que habla de todos éstos artistas, cómo los describe, se palpa la cercanía con todos ellos. 

Fue una mujer muy viajera, teniendo en cuenta que estamos a principios del siglo XX, y hay muchos fragmentos que parecen verdaderos cuadernos de viajes. Habla de muchas ciudades, de París, Bélgica, Berlín, de Florencia, de Milán... Era nómada, pero iba escribiendo por todas partes mientras visitaba y vivía los lugares. 

“Siempre me gustó Berlín en verano…Antes de 1914, y a pesar de los gastos de tren, resultaba el veraneo más barato que yendo a El Escorial o Cercedilla…La tierra alemana me es simpatiquísima… En la Selva Negra he pasado semanas de soledad inolvidables…, huella profunda han dejado en mi espíritu mis vagabundeos por Heidelberg, Francfort, Hamburgo; mi estancia en la casa de un guarda forestal en los Vosgos…"


Esta riojana, nacida en el año 1874, se consideraba de la Generación del 98, la generación de los escritores de los últimos años del siglo XIX. 

Maestra de primera enseñanza desde el año 1895, en alguna ocasión dijo que comenzó a escribir con el nombre de su marido para que sobre ella, siendo maestra y desempeñando un cargo público, no cayera la dudosa fama de ser una mujer literata... 

Fue una mujer muy culta, adelantada a su tiempo, con muchos deseos por aprender y escribir. Una mujer que hizo mucho por las letras y el teatro español. 

Sus obras no solo se estrenaron en varios de nuestros más importantes teatros: el Eslava, el Lara de Madrid, el Novedades de Barcelona, sino que saltaron a Londres e incluso Nueva York. 

Es una pena que no se la diera el lugar que merecía y que aún hoy muchos no sepan de su existencia. 







“Gregorio Martínez Sierra jamás escribió nada que circulase con su nombre. Ya fuese novela, ensayo, poesía o teatro. Eso es algo que Juan Ramón Jiménez. Ramón Pérez de Ayala y yo sabemos muy bien. Eso es algo que Usandizaga sabía muy bien; sabía que el libreto de Las golondrinas era de María. Turina sabía que el libreto de Margot era de María. Falla sabía que las directrices para los ballets de El sombrero de tres picos y El amor brujo eran de María. Eso es algo que Marquina sabía muy bien; El pavo real fue escrito por María y puesto en verso por Eduardo. Arniches lo sabía: los dos actos de La chica del gato eran de María, etc. Pero quienes mejor lo sabían eran los actores, que siempre estaban nerviosos cuando salían de Madrid y en especial cuando viajaban por América: “El tercer acto que tiene que enviar doña María no ha llegado todavía y tendremos que suspender los ensayos”.

Pedro González Blanco, crítico y escritor.




domingo, 16 de marzo de 2025

"1924. Otros surrealismos" - Exposición en la Fundación Mapfre de Madrid

 



En mi tertulia, cuando aún éramos taller de creación literaria, alguna vez disfrutamos de ese famoso juego surrealista de los "cadáveres exquisitos". Se trataba de escribir en un papel una frase al azar. Y cuando te llegaba el papel ya con algo escrito que tenías que tapar, y sin ver lo ya escrito por el anterior, apuntabas tu frase y pasabas la hoja al siguiente. Al final se leía seguido el texto entero formado por las frases escritas por todos y era muy curioso lo que podía salir de tantas imaginaciones y caligrafías. La obra final era el resultado de ir sumando contribuciones improvisadas de todos los que estaban en la mesa. Una obra surrealista.

Pues ese juego nos llegó del movimiento surrealista, del que ahora podemos ver una exposición en la Fundación Mapfre de Madrid, y que estará hasta mayo. 

Se titula "1924. Otros surrealismos", donde con la excusa de que ha hecho cien años de la publicación del "Primer manifiesto del surrealismo" de André Breton se pretende ver la repercusión que tuvo en España dicho movimiento, también en las mujeres del grupo. 

Es un gusto volver a los cuadros de Rosario Varó, de Ángeles Santos, de Delhy Tejero, Leonora Carrington, Maruja Mallo... Me parecen muy interesantes. Su pasión por lo improvisado, por los sueños, por el inconsciente y el deseo, la búsqueda de la piedra filosofal, las ciudades, el Cosmos... Sus grandes temas están recogidos en las distintas secciones y en estos cuadros tan imaginativos.

















viernes, 14 de marzo de 2025

Pasear con "pa" de pájaro

 



Pasear Madrid, temprano, es un regalo para los sentidos. 

Sentir el viento en la cara y, bajo los pies, las aceras casi vacías, despejadas. 

Caminar deprisa pero tan en silencio que ni los pájaros se inquieten cuando pasas por su lado. Pidiéndoles casi permiso por invadir su hora y su paz.


Pasear. 

Sentir como los alborotados pensamientos van posándose despacio dentro de la cabeza, livianas hojas, frágiles plumas, notas de música que, al fin, encuentran su melodía. 

Pasear. Pensar en ti. Encontrarle a todo un sentido. 

Con esa "pa" de pájaro, de paciencia, de pausa y paz.

Pasear.










jueves, 13 de marzo de 2025

"Carmen de Burgos, Colombine (1867-1932). La modernización de España." y "María Lejárraga. Una voz en la sombra". Dos exposiciones en la Biblioteca Nacional

 




Una tarde cualquiera salí de la oficina y necesitaba sentir que ese día había hecho algo más que trabajar. Me podía haber ido a comprar un libro o un vestido (consuelos banales pero que a corto plazo cumplen su función), sin embargo, me fui corriendo a la Biblioteca Nacional para ver un par de exposiciones que tenía ganas de ver. 

Tuve que correr mucho pero llegué a tiempo. 

"Carmen de Burgos, Colombine (1867-1932). La modernización de España." y "María Lejárraga. Una voz en la sombra". Ambas tenían que haber acabado en enero, pero gracias a que las prorrogaron llegué a verlas, porque definitivamente las cerraron el 2 de marzo. Y merecían mucho la pena. 

Qué tranquilidad se respiraba mientras paseaba por aquellas dos exposiciones, éramos muy poquitos, quedaba una hora para cerrar, y  podías detenerte todo el tiempo que quisieras delante de los paneles, de las fotografías, ir y volver, si querías remirar. 

La exposición de Carmen de Burgos era naranja, la de María de la O Lejárraga era verde, pero estaban la una justo a continuación de la otra. Qué dos vidas más interesantes, qué mujeres tan intelectualmente preparadas, tan viajeras, luchadoras, incansables, qué vidas más ricas y, por tanto, cuánta riqueza dejaron tras su camino.

Carmen de Burgos, almeriense, aterrizo en Madrid en 1901 y se convirtió en la primera redactora de un periódico bajo el seudónimo de Colombine. Periodista, conferenciante, escritora que dejó casi trescientos títulos con su nombre. Pareja durante mucho tiempo de Ramón Gómez de la Serna y pionera en la lucha por la igualdad de los derechos de la mujer. 

María de la O Lejárraga (San Millán de la Cogolla, 1874 - Buenos Aires, 1974), maestra. Ocultó su nombre tras es el de su marido Gregorio Martínez Sierra y bajo ese nombre común se supone que escribían ambos, pero sobre todo fue ella la que escribió un montón de obras dramáticas que tuvieron muchísimo éxito. Además de para el teatro, escribió novelas, artículos, y libretos para óperas u otras composiciones musicales. Escribió codo a codo con importantes músicos como Falla, Turina o escritores como Juan Ramón Jiménez, Benavente, los Hermanos Quiroga... 

Indagad sobre ellas, conocedlas, sabed cuánto hicieron por nuestra cultura, en unos tiempos que no era nada fácil para las mujeres. 

Y la Biblioteca Nacional, lo cierto es que nos ofreció dos exposiciones muy exhaustivas y muy interesantes. 












martes, 11 de marzo de 2025

Días de puro "retrete"

 


Hay días que no lloramos porque ya somos muy mayores, días que te dices ¡pero qué rollo es todo ¿No?!, días que cuando ya te ves en casa tienes que exorcizarlos haciendo una entrada en el blog de ¡RETRETES! 

Así que aquí va una pequeña muestra de los últimos trofeos recopilados para nuestra colección particular. 

Un tributo a la originalidad. Y a los días de mi...

Algunos los capturaron mis amigos Javier y Piluca, unos zascandiles de cuidado a los que quiero mucho pero ¡van mandándome retretes de todas las partes del mundo mundial! Que me encanta...

Otros me los traje yo. 

A ver qué os parecen. 


Regalo de mis amigos: De un chiringuito de playa de Roquetas




Estos los pillé en un Restaurante de Madrid Río "Angus"

Creo que éstos eran de una tienda de "Manolitos". Creo... Me parece que sí que los fotografié ahí. 

Estos también me los enviaron mis amigos: Baños de la Villa Romana Vinamarga de Gastellón.


Tengo más, pero yo creo que los vamos a dejar para otro día ¿verdad? Ya está bien de escatología. 


domingo, 9 de marzo de 2025

"Vanguardia es una mujer" Libro ilustrado de Clara de Frutos


 


Siguiendo con las reseñas pendientes, le toca el turno a un libro ilustrado bien chulo que me regaló mi hermano Alberto y me encantó. 

Me lo he leído en dos ratos al sol (en aquel Madrid de cuando teníamos sol) y cuánto lo he disfrutado. 

Lo primero decir que esta novela gráfica es ganadora de la 1ª Beca de Creación El arte de Volar. Se titula "Vanguardia es una mujer" y su autora es Clara de Frutos. 

Su protagonista es Concha Méndez, una poeta de la Generación del 27. Quizá haya todavía a quién ni le suene, y si digo su nombre real menos aún: María de la Concepción Méndez y Cuesta. Pero seguramente sí que habéis oído hablar de su novio de muchos años: Luis Buñuel. O de su marido: Manuel Altolaguirre, sí el de la Imprenta tan famosa de Málaga. Conocemos mucho más a los hombres de la Generación del 27 que a sus mujeres. Pero Concha Méndez es una de las "Sinsombrero" que también formaba parte del grupo de Lorca o Dalí, buenos amigos suyos. 

Concha Méndez fue poeta y una vez casada con Manuel Altolaguirre fue editora de libros y revistas muy importantes de aquellos años. Fue una mujer luchadora, que no se conformó con la vida que le esperaba a una señorita de entonces, y escribió, viajó y frecuentó los círculos más importantes de la intelectualidad de aquellos años. Acabó exiliada en México como consecuencia de la Guerra Civil. 

Yo ya la conocía gracias al libro "Memorias habladas, memorias armadas" que escribió su nieta, Paloma Ulacia, transcribiendo las cintas que grabó con su abuela hablando de su vida de aquellos años previos a la guerra. 

Este cómic es un homenaje a todas aquellas mujeres que no pasaron a la posteridad, teniendo al menos los mismos méritos que sus compañeros. Todas aquellas artistas y escritoras que reflexionaron y trabajaron tanto o más que los hombres de su mismo grupo, y sin embargo, no llegaron hasta nosotros en nuestros libros de texto. Las hemos conocido cuando algunas escritoras las han recuperado para devolverlas su legítimo lugar en la historia. 

Es un comic dibujado con viñetas en tono pastel, creando una atmósfera muy cálida para la lectura. Viñetas por las que desfilan todos los intelectuales importantes de la cultura de los primeros años del siglo XX. Sobre todo mujeres, aunque como estaban juntos pues también aparecen los hombres. Reconocemos a la mayoría en sus casi 150 páginas y te permite conocer, o en mi caso, recordarlos. 

Es una novela gráfica muy enriquecedora, muy ilustrativa, yo diría que hasta bonita y sobre todo instructiva. Una buena novela para un 8 de marzo.