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domingo, 17 de junio de 2012

Eduardo Galeano "Los hijos de los días"




Junio
16

Tengo algo que decirte


Oscar Liñeira fue otro de los miles de muchachos desaparecidos en Argentina. En lenguaje militar, fue trasladado.

Piero Di Monte, preso en el mismo cuartel, escuchó sus últimas palabras:

- Tengo algo que decirte. ¿Sabés una cosa? Yo nunca hice el amor. Y ahora me van a matar sin haber conocido eso.


Eduardo Galeano
Los hijos de los días




Ayer me vinieron a visitar y me regalaron este libro.

Viene con una dedicatoria a mi nombre escrita por Eduardo Galeano en la Feria del Libro.

Tiene una historia para cada día. Os copio la de ayer.

Los amigos especiales traen regalos especiales.

Gracias, gracias, gracias.

domingo, 11 de julio de 2010

¡El futbol! las Cibeles y Galeano

Madrid, las Cibeles, 10 de julio de 2010... 


No me gusta el futbol, pero Eduardo Galeano... Eduardo Galeano sí. Y mucho.




sábado, 12 de junio de 2010

Hoy cumplimos un año


Hoy mi blog cumple un año.

Era doce de junio del año 2009, cuando intenté ver si yo era capaz de comenzar un blog... 

http://rociodiazgomez.blogspot.com/2009/06/hoy-comienzo-este-blog.html

 Y resulta que fui capaz, y además lo he continuado, y no me he cansado de querer decir, todo lo contrario. Pero lo mejor de todo, es que gracias a él creo que, aunque suene quizás cursi o tonto, me he multiplicado,  he mejorado, he crecido, sé más, porque durante este año él me ha regalado a mí muchas cosas, muchas palabras, mucha comunicación, muchos sentimientos, muchas personas.

Gracias, muchas gracias a todos los que estais ahí al otro lado de mis palabras. Gracias por  animarme  a comenzar este camino, gracias por asomaros, por leerme, por estar.

Gracias a todos por ayudarme a soplar una vela.





Aquí va mi regalo de cumpleaño...

Palabras perdidas

Por las noches, Avel de Alencar cumplía su misión prohibida.

Escondido en una oficina de Brasilia, él fotocopiaba noche tras noche, los papeles secretos de los servicios militares de seguridad: informes, fichas y expedientes que llamaban interrogatorios a las torturas y enfrentamientos a los asesinatos.

En tres años de trabajo clandestino, Avel fotocopió un millón de páginas. Un confesionario bastante completo de la dictadura que estaba viviendo sus últimos tiempos de poder absoluto sobre las vidas y milagros de todo Brasil.

Un noche, entre las páginas de la documentación militar, Avel, descubrió una carta. La carta había sido escrita quince años antes, pero el beso que la firmaba, con labios de mujer, estaba intacto.

A partir de entonces, encontró muchas cartas. Cada una estaba acompañada por el sobre que no había llegado a su destino. 

Él no sabía qué hacer. Largo tiempo había pasado. Ya nadie esperaba esos mensajes, palabras enviadas desde los olvidados y los idos hacia lugares que ya no eran y personas que ya no estaban. Eran letra muerta. Y sin embargo, cuando los leía, Avel sentía que estaba cometiendo una violación. Él no podía devolver esas palabras a la cárcel de los archivos, ni podían asesinarlas rompiéndolas.

Al fín de cada noche, Avel metía en sus sobres las cartas que había encontrado, les pegaba sellos nuevos y las echaba al buzón del correo.

Bocas del tiempo
 Eduardo Galeano



jueves, 22 de abril de 2010

El libro. - Eduardo Galeano


El libro

Reina Reyes quería que Felisberto Hernández pudiera dedicarse a escribir sus cuentos prodigiosos y a tocar el piano. La literatura le daba pocos lectores y plata ninguna, y la música no era, que digamos, un gran negocio: Felisberto viajaba por el interior del Uruguay y el litoral de la Argentina, ofreciendo conciertos, y terminaba siempre escapándose del hotel por la ventana.

Reina era profesora, trabajaba mucho para ganarse la vida. Mientras vivió con ella, Felisberto no escuchó nunca hablar de dinero.

El primer día de cada mes, Reina le regalaba un libro, de alguno de los narradores o poetas que a él le gustaban. Dentro del libro, estaba la libertad que lo salvaba del infierno de las oficinas, o de cualquier tormento laboral de esos que roban las horas y gastan la vida. Cada pocas páginas, bien planchadito, había un billete.

Pág. 127
Bocas del Tiempo
Eduardo Galeano





A los libros, mi otra forma de viajar.
A los libros, que un día se harán los dueños de mi casa.
A los libros, que me han enseñado tanto.

A mi amiga Ana Barrera que un día me regaló un libro de Eduardo Galeano y su preciosa amistad.

Gracias.
23 de abril de 2010. Día del libro.

domingo, 21 de febrero de 2010

"Yo, mutilado capilar" Eduardo Galeano



Y algunas entradas llevan a las siguientes... En la entrada pasada hablábamos de bisoñé y en esta hablaremos de calvos. Pero lo haremos por la puerta grande.

Porque hoy os quería dejar con este fragmento de un libro que a mí me gusta mucho: "El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano.

Este fragmento está en la página 208 y dice así:


Yo, mutilado capilar


Los peluqueros me humillan cobrándome la mitad. Hace unos veinte años, el espejo delató los primeros claros bajo la melena encubridora. Hoy me provoca estremecimientos de horror el voluminoso reflejo de mi calva en vidrieras y ventanas y ventanillas.

Cada pelo que pierdo, cada uno de los últimos cabellos, es un compañero que cae, y que antes de caer ha tenido nombre, o por lo menos número.

Me consuelo recordando la frase de un amigo piadoso:
- Si el pelo fuera importante, estaría dentro de la cabeza y no afuera.

También me consuelo comprobando que en todos estos años se me ha caído mucho pelo pero ninguna idea, lo que es una alegría si se compara con tanto arrepentido que anda por ahí.





Eduardo Germán Hughes Galeano, nació en Montevideo, Uruguay, el 3 de setiembre de 1940, de ascendencia europea.
Desempeñó todo tipo de oficios: fue mensajero y dibujante, peón en una fábrica, taquígrafo, cajero de banco y diagramador.Comenzó su carrera como periodista en el semanario Marcha, entre 1959 y 1963 como jefe de redacción.
Desde principios de 1973, durante los años de la dictadura militar uruguaya, estuvo exiliado en la Argentina -donde fundó la revista Crisis- En 1976 cuando la dictadura militar se instala en Argentina debe volver a exiliarse esta vez en España. Vuelve a Montevideo en 1985 -tras finalizar la dictadura uruguaya- donde sigue trabajando como escritor y periodista.
En su obra confluyen la narración y el ensayo, la poesía y la crónica, comprometida con su ideología.

Actualmente se encuentra difundiendo su último libro:Espejos. Una historia casi universal”.