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miércoles, 17 de agosto de 2011

Hoy hace 75 años que murió Federico García Lorca



Hoy, esta noche, hace 75 años que mataron a Lorca en el barranco de Viznar.

Quería dejaros con un texto  que ya os había copiado en este blog, cuando os conté que estuvimos haciéndole un homenaje mis compañeros de la tertulia Rascamán y yo en el mes de junio. Tenéis reseña de ese viaje y en concreto de ese acto ya en varias entradas de finales del mes de junio y principios de julio, podéis consultarlas si os apetece recordarlo.

Pero permitidme que me repita solo un poco porque creo que merece mucho la pena tanto recordar a este poeta y dramaturgo que para nuestra cultura fue tan importante y desgraciadamente murió de forma tan absurda, como hacerlo con las palabras de Jesús Marchamalo que a mí me parecen tan emocionantes.

Este fue el texto, el retrato de Lorca, con el que yo intervine en dicho acto de homenaje.



"Qué miedo debió de pasar Federico la noche que lo mataron, decía Alberti con la resignación de lo inevitable. Él que ni siquiera se atrevía a cruzar la Gran Vía si no era del brazo de alguien. Siempre tuvo, Federico un temor reverencial, supersticioso, a la muerte. Temía morir ahogado, atropellado, despeñado, apuñalado, desangrado, enfermo y desahuciado. Temía la fuerte fatal e irreversible, la putrefacción y la nada. De ahí que intentara conjurarla con la macabra ceremonia de representar su propio velatorio. Se tumbaba en la cama con su mejor traje: los ojos cerrados, las manos de dedos largos, blancas como las de un médico, sobre el pecho, y describiía con todo lujo de detalles el atáud; el entierro, a hombros de sus allegados, por las calles llenas de baches de Granada; las lágrimas de sus deudos; el luto de sus compañeros: vecinos, admiradores; la congoja de los curiosos... Hay un cuadro de su amigo Dalí, Natura Morta, que representa a Lorca posando como un cadáver, y unas fotos de una de esas sesiones mortuorias que le hizo la hermana del pintor, Anna María, y que nunca quiso hacer públicas tras la muerte, la muerte verdadera del poeta.

Después se levantaba de repente, como un aparecido y se reía a carcajadas, los dientes blanquísimos, los ojos tristísimos velados de lo que sus amigos llamaban "intermitencias lánguidas". Esos momentos en que se ausentaba, se quedaba sin habla y sin música: la mirada vidriosa, perdida y triste.

La otra cara del poeta era la de los recitales, las canciones al piano. Nadie ni siquiera sus enemigos declarados, era inmune a su embrujo sentado al teclado, con un mechón de pelo caído sobre la frente despejada. Entonces no hacía ni frío ni calor, hacía solamente Federico. El de La Barraca y las Misiones pedagógicas, el amigo de Neruda, Buñuel y Prados, el Federico del viaje a NUeva York y a La Habana, el autor de éxito que saludaba desde la corbata de los escenarios de medio mundo, recogiendo aplausos y ramos de flores. Dibujó mucho, y pintó a la acuarela, nunca al óleo porque temía mancharse y que su madre, mamá, le regañara.

La tarde del 12 de julio de 1936 dejó en las oficinas de Cruz y Raya, la editorial que dirigía su amigo Bergamín, el manuscrito de Poeta en Nueva York, y una nota: "Querido Pepe, he estado a verte y creo que volveré mañana". Nunca lo hizo, la noche del 13 de julio estaba invitado a una cenaa la que no acudió. El resto de los comensales, entre los que se encontraba Luis Cernuda, estuvieron esperándole hasta que alguien llamó anunciando que acababa de dejarle en el tren, camino de Granada. Un mes más tarde, el 16 de agosto fue detenido. Después, no se sabe si la madrugada del día 18 o 19, fue conducido a un lugar en los alrededores de Víznar y, junto a un maestro de escuela y dos banderilleros, fusilado, sin ataúd, ni cortejo fúnebre, ni las manos sobre el pecho. Nunca se han conocido las circunstancias, ni qué miedos le asaltaron. Tenía treinta y ocho años, y la mirada triste."

Jesús Marchamalo
39 escritores y medio
Editorial Siruela

jueves, 28 de julio de 2011

Arcos de la Frontera y los escritores



Debe ser que de tanto trabajar y trabajar, me ha entrado nostalgia porque de pronto me he acordado de que no os había hablado de un pueblo que he vuelto a visitar (ya lo conocía) en estas últimas vacaciones.

Me refiero a Arcos de la Frontera en Cádiz. Bien bonito.

En lo alto de un desfiladero que hay sobre un río se agrupa y se derrama todo un pueblo blanco. Así es por fuera. Por dentro es un laberinto de calles muy estrechas que suben y bajan adaptándose al cerro en el que están, alternándose las casitas blancas con las fachadas de casas más señoriales.  Y en lo más alto una plaza con la Iglesia, el Parador, algunos monumentos más y una vista preciosa.

Por supuesto que merece la pena ir. Pero además es que a lo largo de sus calles había un montón de cartelitos con poemas dedicados al pueblo que es lo que yo en definitiva os quería enseñar...















viernes, 22 de julio de 2011

De las palabras y la vida de Granada...

Este cartel estaba en la pastelería que había justo al lado de nuestro hotel.


Tengo debilidad por las palabras ya lo sabéis. Y por extensión debilidad por las frases, por los títulos, por los carteles, por los nombres de las tiendas...

Cuando voy por la calle, no puedo evitar querer retener con mi cámara todos los carteles que me llaman la atención. Sobre todo cuando destilan las costumbres, el lenguaje, la vida cotidiana de ese momento. Me encantan.

Tenía todavía algunos de cuando estuve en junio en Granada que no os había enseñado.

A veces es que se acumulan las posibles entradas en mi cabeza y no veo el momento de subirlas al blog.

Pero bueno poco a poco ¿no?








Estas dos fotos son de una tienda que vimos por la noche en una placita de Granada. Enseguida un amigo me dijo: "Mira Rocío que a tí te gustan éstas cosas..." Y me la traje. Es gracioso el título ¿verdad? al estilo de las tiendas de "Desavío" que vi por Huelva el año pasado.


Y al fondo de la placita un montón de granaínos celebraban a grito pelado que su equipo había subido a primera. Al día siguiente por Granada podías encontrarte miles de señales de la juerga y la alegría. Aquí tenemos hasta el cartel de un menú... ¡Los humanos que somos así....!




viernes, 8 de julio de 2011

La casa de Alberti en el Puerto de Santa María de Cádiz


La fachada de la casa de Alberti en la calle Santo Domingo, 25

Este verano de pura casualidad estoy visitando algunas casas de escritores. Hace nada estuve en las casas de Lorca de Granada, la de la Huerta de San Vicente y la de Fuente Vaqueros, de las que ya os he hablado en el blog.

La semana pasada estuve en la casa de Alberti en el Puerto de Santa María. La verdad es que si alguna vez estais allí (y os interesan estos temas, claro) no dejéis de visitarla. Porque merece la pena.

Por fuera, como veis en la foto de arriba, es la típica casa de estos pueblos andaluces blancos, con un toque de color (en este caso) azul añil. El tono del mar de Alberti.

Por dentro tiene dos plantas. 

En la planta de abajo hay una constante muestra de su obra gráfica. Cómo iba entremezclando el lenguaje con la imagen. Es una casa con muchísimo color en todos sus rincones. Y después hay una exposición con los momentos más destacados de su vida y de su obra. Tiene varias partes: 1902-17: años infantiles y adolescencia en el Puerto de Santa María. 1917-30: Traslado a Madrid de la familia Alberti-Merelló. Vocación inicial hacia la pintura. Residencia de Estudiantes. Premio Nacional de Literatura. Amistad con el grupo de poetas conocido como la Generación del 27. 1931-39: Matrimonio con María Teresa León. República y Guerra Civil. Compromiso social y político. Secretario de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. 1939-77: El exilio: Francia, Argentina e Italia. Nostalgia de España y plena dedicación a la literatura. Retorno a la Pintura. 1977-99: Regreso a España. Diputado del PCE por Cádiz en las primeras Cortes Democráticas. Activa participación como poeta en la calle. Premio Nacional de Teatro y Cervantes de Literatura. Nuevo Matrimonio con María Asunción Mateo.

Y en la planta de arriba hay también una muestra de su obra gráfica, hay una parte dedicada íntegramente a su primera mujer María Teresa León, y una parte de biblioteca. 

Os dejo con varias de las fotos que hice para que os podais hacer una idea. La verdad es que fue una exposición muy interesante, un recorrido muy detallado y a la vez entretenido por toda su vida y obra de forma amena y coloreada siempre con sus palabras y sus dibujos de fondo.



Un detalle de la planta de abajo, hay muchísimas fotos y poemas muy coloreados

Un detalle de la planta de arriba de la casa.
De las cuatro estaciones, la primavera.


Aquí empieza la parte de la exposición dedicada a su vida

Claro hay muchas alusiones a Lorca, a su amistad.

De la parte de su vida cuando conoce a su mujer.


Éstas dos últimas fotos son una broma, un honor más bien, posar aquí para la posteridad con la Generación del 27...

sábado, 2 de julio de 2011

El barranco de Víznar y Lorca



Y en nuestro recorrido por la Granada de Lorca, cómo no, terminamos en el Barranco de Víznar.

Allí quisimos hacerle un pequeño homenaje leyendo poemas suyos.

Como yo soy más de prosa elegí un retrato hecho por Jesús Marchamalo en su libro "39 escritores y medio", que os recomiendo mucho.

Ese texto, que a mí siempre me gustó, dice así:

"Qué miedo debió de pasar Federico la noche que lo mataron, decía Alberti con la resignación de lo inevitable. Él que ni siquiera se atrevía a cruzar la Gran Vía si no era del brazo de alguien. Siempre tuvo, Federico un temor reverencial, supersticioso, a la muerte. Temía morir ahogado, atropellado, despeñado, apuñalado, desangrado, enfermo y desahuciado. Temía la fuerte fatal e irreversible, la putrefacción y la nada. De ahí que intentara conjurarla con la macabra ceremonia de representar su propio velatorio. Se tumbaba en la cama con su mejor traje: los ojos cerrados, las manos de dedos largos, blancas como las de un médico, sobre el pecho, y describiía con todo lujo de detalles el atáud; el entierro, a hombros de sus allegados, por las calles llenas de baches de Granada; las lágrimas de sus deudos; el luto de sus compañeros: vecinos, admiradores; la congoja de los curiosos... Hay un cuadro de su amigo Dalí, Natura Morta, que representa a Lorca posando como un cadáver, y unas fotos de una de esas sesiones mortuorias que le hizo la hermana del pintor, Anna María, y que nunca quiso hacer públicas tras la muerte, la muerte verdadera del poeta.

Después se levantaba de repente, como un aparecido y se reía a carcajadas, los dientes blanquísimos, los ojos tristísimos velados de lo que sus amigos llamaban "intermitencias lánguidas". Esos momentos en que se ausentaba, se quedaba sin habla y sin música: la mirada vidriosa, perdida y triste.

La otra cara del poeta era la de los recitales, las canciones al piano. Nadie ni siquiera sus enemigos declarados, era inmune a su embrujo sentado al teclado, con un mechón de pelo caído sobre la frente despejada. Entonces no hacía ni frío ni calor, hacía solamente Federico. El de La Barraca y las Misiones pedagógicas, el amigo de Neruda, Buñuel y Prados, el Federico del viaje a NUeva York y a La Habana, el autor de éxito que saludaba desde la corbata de los escenarios de medio mundo, recogiendo aplausos y ramos de flores. Dibujó mucho, y pintó a la acuarela, nunca al óleo porque temía mancharse y que su madre, mamá, le regañara.

La tarde del 12 de julio de 1936 dejó en las oficinas de Cruz y Raya, la editorial que dirigía su amigo Bergamín, el manuscrito de Poeta en Nueva York, y una nota: "Querido Pepe, he estado a verte y creo que volveré mañana". Nunca lo hizo, la noche del 13 de julio estaba invitado a una cenaa la que no acudió. El resto de los comensales, entre los que se encontraba Luis Cernuda, estuvieron esperándole hasta que alguien llamó anunciando que acababa de dejarle en el tren, camino de Granada. Un mes más tarde, el 16 de agosto fue detenido. Después, no se sabe si la madrugada del día 18 o 19, fue conducido a un lugar en los alrededores de Víznar y, junto a un maestro de escuela y dos banderilleros, fusilado, sin ataúd, ni cortejo fúnebre, ni las manos sobre el pecho. Nunca se han conocido las circunstancias, ni qué miedos le asaltaron. Tenía treinta y ocho años, y la mirada triste."

Jesús Marchamalo
39 escritores y medio
Editorial Siruela

jueves, 30 de junio de 2011

Casa natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros




En la ruta Lorquiana que hicimos la tertulia Rascamán, después de visitar la casa de la Huerta de San Vicente, visitamos el Museo Casa Natal Federico García Lorca de Fuente Vaqueros.

La casa natal de Lorca es una típica casa de labranza, donde nada más entrar sientes el fresco que guardan estas casas antiguas, hacía un calor... Nos contó el guía que en un principio la casa era de la primera mujer de Federico García Rodríguez (el padre de Lorca) de Doña Matilde Palacios. Después cuando ésta muere se casa con Doña Vicenta Lorca Romero que era maestra en este pueblo. Y aquí nace el 5 de junio de 1898 Federico García Lorca. Había fotos en la casa de los niños de la clase, y como su madre era maestra pues el pequeño Lorca sale en las dos fotos, con los niños y con las niñas.

Aquí también nacieron sus hermanos, había un hermano nos dijo el guía que se llamaba Luis y que nunca nombran porque se murió muy pequeño.

En esta casa como en la anterior hay objetos de la familia porque aunque cuando murió el padre volvió a manos de la familia de la primera mujer, puesto que era suya, la Diputación de Granada la adquirió en 1982, y a partir del 86 empieza a funcionar como museo.

Es una casa típica de pueblo, como ya he dicho, el comedor, la cocina, los dormitorios, y el patio... Guarda la cuna de los pequeños, el tacatá, otro piano de Lorca, parte también de la vajilla de la madre... y muchas fotos. Es una casa que tiene un patio interior muy agradable con un pozo y flores. Y desde este patio se accede a lo que antes eran los graneros y que ahora han convertido en más habitaciones para exposiciones.

En este momento estaba una exposición sobre Lorca en Cuba donde fue en 1930, donde se puede profundizar en esta etapa de la vida del poeta. Otra ves sus cartas, sus dibujos, sus poemas... Esta exposición estará hasta mayo del año que viene. 

Fue allí donde nos pusieron las únicas imágenes grabadas que existen del poeta con el grupo de teatro La Barraca montando unos escenarios, con un jersey sobre los hombros... y durante también su viaje a Uruguay, a Montevideo. Y con ello finaliza este viaje por el pasado de este autor.

Yo creo que está bien visitar las dos casas, quizás haya más que ver en la primera, en la de la Huerta de San Vicente, pero ésta tiene mucho encanto también con ese patio interior y la exposición y las imágenes de un Lorca aún moviéndose...

Cuesta 1,80 euros y la visita es guíada cada hora.



lunes, 27 de junio de 2011

La casa-museo de Huerta de San Vicente de Federico García Lorca en Granada




"Luego todo el verano lo pasaremos juntos,
pues tengo que trabajar mucho y es ahí
en mi Huerta de San Vicente,
donde escribo mi teatro más tranquilo."

Federico García Lorca, 1933


Ya os comenté que el fin de semana pasado estuvimos haciendo una ruta Lorquiana por Granada los componentes de la tertulia Rascamán.

Lo primero que visitamos fue la casa-museo de la Huerta de San Vicente. Fue la casa de verano de la familia García Lorca entre 1926 y 1936. Claro entonces la casa estaba fuera de Granada, en la Vega. Había seis casas de verano ,entre ellas, ésta. Ahora mismo al ir creciendo la ciudad, pues está dentro, bajando

Rodeada de casi dos hectareas de tierra, son dos casas unidas y conserva parte del mobiliario original.

Teníamos una guía que no nos dejaba tocar, nada más entrar nos dijo que por favor las mochilas en la parte delantera, que nos tocáramos nada porque era original, que tampoco tocáramos nada de las cosas de bronce porque venía una persona especialmente a abrillantar todo... vamos tanto nos dijo que no tocáramos que ya hasta nos daba nosequé tocar la barandilla para subir al piso de arriba. Pero pronto vimos que era una persona muy preparada, que sabía mucho sobre la vida y la obra de Lorca.

El suelo era original, muy bonito, así como los muebles. Estaba el piano de cola que sale en todas las fotos de Lorca tocando, donde él hacía música con las canciones tradiciones para que luego las cantara La Argentinita. También en las paredes había obras de autores importantes: Dalí, Alberti, Hermenegildo Lanz... y dibujos hechos por Lorca, así como decorados de una fiesta de marionetas o títeres que le había hecho a su hermana Isabel en su cumpleaños. La cocina también llamó mucho nuestra atención, antigua e implecable con parte de la vajilla de la señora Vicenta, la madre de Federico.

En la parte de arriba de la casa normalmente se hacen exposiciones. Nosotros pudimos estar en la habitación de Lorca donde había escrito algunas de sus obras de teatro más importantes: "Así que pasen cinco años", "Bodas de sangre", Yerma o Diván del Tamarit.

Lo que a mí me gustó mucho son las cartas que se conservan que escribía Federico García Lorca a su familia. Me gustaba el tono en el que estaban escritas, recuerdo una que había mandado desde el Monasterio de Silos donde comentaba cómo eran los monjes y cómo le daban de comer. Todo ello en un tono muy distendido y a veces gracioso.

Nos contaba la guía muchas cosas de la vida de Lorca. Que su familia tenía mucho dinero, que se habían enriquecido con la caña de azúcar. Pero en cambio que les gustaba vivir con cierta humildad, no dilapidando el dinero. El padre quería que Federico (el mayor de los cuatro hermanos) estudiara una carrera, porque él quería ser músico. Pero el padre insistía en que él no quería un "hijo pijo". Así que al final estudió derecho, pero tardó diez años en terminarla, y la mayor parte de las asignaturas las fue aprobando por enchufe.

Al final él quería ser músico pero acabó siendo poeta. Uno de los mejores. Nos contaba también anécdotas de cuándo escribió "El Público", de cuando gastó 60.000 pesetas de entonces en ramos de rosas para convender a Margarita Xirgú para representara su Mariana Pineda, de muchas cosas.

La verdad es que a mí me gustó mucho la visita. Fue muy interesante.


"Era un campo habitado,
civilizado, hecho a la medida
del ser humano. Parecía pensado
para vivir gozando de una
naturaleza domesticada,
de refinamiento impensable
hoy día".

Isabel García Lorca.





Os recomiendo que si visitais Granada y os interesa la literatura, o más concretamente, la obra de Lorca no dejéis de visitarla. Es una lugar agradable con tanto jardín alrededor, decía la guía que algunos de los árboles eran los originales. Cuesta 3 euros entrar y está abierto por la mañana y por la tarde, merece la pena.

viernes, 17 de junio de 2011

Lorca en tertulia


Mañana, día 18 de junio,
los componentes de la tertulia "Rascamán"
que habitualmente nos reunimos en el Café Ruiz de Madrid
nos trasladamos a Granada para hacer una lectura.

¡Bien!

Lectura en el Café "La Tertulia". 20.30 horas de Granada

Haremos dos rondas de lecturas los poetas y los narradores.
También aprovecharemos para mencionar y presentar la obra publicada este año por integrantes de la Tertulia:
La antología "Donde no habite el olvido"
y los poemarios de Fernando Soriano y el de Javier Díaz Gil
editados por Poeta de Cabra.

¡Bien!



Claro ya que estamos allí aprovecharemos para hacer
una ruta Lorquiana:

Casa museo de la Huerta de San Vicente

Casa natal de Federico en Fuentevaqueros

 Visita al barranco de Víznar y lectura homenaje de la Tertulia


¡Bien!




Así que ya sabéis, si estais por el Sur
acordaros de que podéis ir a escucharnos:

20:30 Lectura de la Tertulia Rascamán
en el café "La Tertulia" de Granada
 
¡Bien, bien y requetebien!

domingo, 22 de agosto de 2010

La tienda de los desavíos




En la esquina de la plasa, "la tienda de los desavíos", una tienda mu chica pero con una pechá de cosas, el pan, las cervesas pa el partido, las asitunas, el choper, los pañales del crío... ¡Ni el cortinglés! Mu sensillo todo, ni una mijita de adorno, pero mi arma cualquier cosa que se te hubiera olvidao... allí estaba. Cada dos por tres a ver al shico de los desavíos, a toas horas detrá del mostradó y de primeras  la alegría de la güerta, pero pá despistá, porque mi arma que malaje tenía cuando estaba la tienda hasta arriba, ná más que hablando todas de grati hasiendo la crónica sosiá y sin comprá... ¡Unas voses que las daba que pa qué! "Aquí ya no hay ná que disí ni se dise ya ná má, AQUÍ SE VIENE A COMPRÁ, A COMPRA!  Un estriñío eso es lo que era el shico de los desavíos, un estriñío, pero como tenía de to, y abría a toas horas...



Según el diccionario de la Real Academia:

desavío.

1. m. Acción y efecto de desaviar.

2. m. And. Trastorno producido a alguien.



 Me gusta mucho esta palabra "desavío", en Andalucía se usa mucho más que en Madrid, de hecho hay muchas tiendas con ese nombre: "La tienda de los desavíos".


Las fotos están tomadas en Moguer. La descubrí, exactamente ahí, en una esquina de la plaza, y claro no me pude resistír y me la traje con mi cámara...




lunes, 9 de agosto de 2010

La casa de Juan Ramón Jiménez en Moguer... "M.P.S." Meditado para Siempre


Si alguna vez vas a Moguer no dejes de visitar la Casa-Museo de Juan Ramón Jiménez...


Es la casa donde pasó la juventud. Nos dijo la guía (una chica morena que explicaba muy bien, de forma muy amena y completa) que Juan Ramón Jiménez prefirió expresamente esa casa para Museo que la que nació, que está en el barrio de los pescadores, porque en ella pasó menos tiempo, creo que hasta los cinco años, porque parece ser que se mudaron a ésta nueva porque la zona en la que está les gustaba más a los padres para que creciera su hijo. Entonces la que más recordaba Juan Ramón era ésta casa y por eso dice que sea en ella donde se instalen todos los enseres que el matrimonio Jiménez-Camprubí legó, para formar la Casa-Museo. Más tarde cuando murió, en el año 1958, se decide instalar allí también su completa biblioteca.


A medida que te van enseñando la casa, un lugar fresco y muy agradable,  con algunos de los suelos de entonces, preciosos, se va haciendo un repaso por la vida del autor y de su esposa.  Primero puedes ver un audiovisual sobre su vida, en una sala donde hay muchas fotos que van reflejando los distintos rostros del poema a lo largo de su vida. También en esa sala está el telegrama donde se le dijo que le daban el Premio Nobel de Literatura en el año 1956. Nos contó la guía que ya Zenobia está muy enferma y entonces se lo quisieron decir antes de que muriera, pero probablemente no se enteró. Juan Ramón Jiménez que era una persona toda la vida muy depresiva, además con la pena por su mujer, no fue a recogerlo y donó íntegramente el premio.


"...Poco antes del fin Juan Ramón recibió el Nobel de Literatura: para Zenobia era la confirmación oficial de que su existencia no había sido un desperdicio. Ricardo Gullón cuenta que, cuando le dijeron lo del premio, Zenobia ya no podía hablar; susurró una canción de cuna y murió a los dos días (el 28 de octubre de 1956). Juan Ramón enloqueció literalmente de pena, tuvo que ser internado y no volvió a escribir más. Falleció un año y medio más tarde. Después de su muerte se encontró una libreta que decía "A Zenobia de mi alma, este último recuerdo de su Juan Ramón, que la adoró como la mujer más completa del mundo y no pudo hacerla feliz". Del libro "Historias de mujeres" de Rosa Montero.
El telegrama y una foto de la entrega del Nobel

Después lo primero que te enseñan es la biblioteca personal de Juan Ramón Jiménez. Allí había libros de los dos de todo tipo, no solo de literatura, sino también de filosofía, de música, de antropología, hasta de cocina... y muchos en francés e inglés, por JR Jiménez consideraba que había que leerlos en su lengua. Más de tres mil quinientos libros, con ex-libris, anotaciones, dedicatorias... También hay revistas, periódicos...  Juan Ramón Jiménez acumulaba y acumulaba papel, en los que iba poniendo anotaciones, y entonces  después nunca se quería desprender de ninguno de ellos. Pues muchos de ellos están en la vitrinas y otros nos dijo la guía que los estaban estudiando...


Y después te llevan al que fuera su despacho, donde están también guardadas todas las cajas en las que JR Jiménez iba clasificando todo lo que escribía, era muy, muy organizado, demasiado. Nos contaba la guía que él escribía todo según se decía, sin diferenciar la g de la j, y por ejemplo en la palabra perenne, ponía una n en vez de dos...


Luego era Zenobia la encargada de pasarle todo a máquina e ir cambiando y escribiendo correctamente todas las palabras.




"Juan Ramón pasaba todo el día en casa, trabajando y sobre todo corrigiendo lo que había escrito, revisando su obra una y otra vez de forma enfermiza. Muy pocas veces, en sus papeles aparecía una enigmática anotación: "M.P.S.". Significaba que el poema, el folio, el perfil, lo que fuera estaba Meditado Para Siempre y que se comprometía a no tocarlo más, como la rosa.

La perfección no sólo afectaba a lo escrito, sino también al diseño de los libros, a la calidad de la impresión, al tipo de letra y, por supuesto, a las erratas: "Voy a morir un día de una errata -escribió- que, por cierto, es un verso endecasilabo". Encontrar alguna le molestaba de tal manera que llegó a plantearse instalar una pequeña prensa Minerva en los bajos de su casa para, con un empleado de absoluta confianza, imprimir a su gusto lo que escribía.

"Esta obsesión por conseguir la perfección le llevó a pretender destruir toda su primera obra, deseo que participaba a todas las personas que conocía, a quienes solicitaba la entrega de los libros suyos que tuvieran en sus bibliotecas. No había mejor regalo para él que alguno de sus libros de juventud, que acariciaba con mimo exquisito, diríase que con amor paterno, antes de arrojarlo directamente al fuego." De "39 escritores y medio" de Jesús Marchamalo y Damián Flores.

Todo esto que os he copiado de un libro nos lo decía también la guía. Después fuimos pasando por las distintas habitaciones: su despacho, su dormitorio, el comedor, el cuarto dedicado a Zenobia...


En la salita tenían enmarcado este precinto. Cuando ya estaban Juan Ramón Jiménez y Zenobia en el exilio, entraron unos ladrones en su casa de Madrid y les robaron bastantes cosas porque dijeron al entrar a la señora que la cuidaba que eran amigos del matrimonio. Cuando salieron y les vió todo lo que se llevaban, la señora que había al cargo de la casa avisó a las autoridades y pusieron este precinto para que no volviera a ocurrir.


Esta foto es de la habitación dedicada a Zenobia. "Zenobia Camprubí nació en la Costa Brava. Era hija de una puertorriqueña rica y de un ingeniero de Caminos catalán: una niña, en fín, de muy buena familia... Era culta, activa, desenvuelta, moderna. Creía en Dios de una manera muy libre y participaba de ese espíritu de servicio a los demás tan típico de la época... Recibía unas pequeñas rentas de la herencia materna que ella complementaba con diversos trabajos. En el exilio fue profesora de Lengua y Literatura, primero en una universidad cercana a Washington, luego en la de Puerto Rico. Antes de la guerra había tenido una tienda de artesanías en Madrid y amueblaba con primor apartamentos de alquiler para extranjeros. De las rentas y los empleos de Zenobia vivió fundamentalmente el matrimonio durante los cuarenta años que estuvieron juntos: los ingresos de Juan Ramón eran escasos e intermitentes". De "Historia de Mujeres" de Rosa Montero.


"Juan Ramón Jimenez era un hipocondríaco y en sus peores momentos creía estar agonizando: no comía, no se lavaba, no hacía planes para el día siguiente porque pensaba que ya habría fallecido. Estaba lleno de manías: acumular cantidades ingentes de periódicos y recortes que luego era incapaz de tirar, por ejemplo, o cerrar las ventanas herméticamente porque no soportaba las corrientes de aire..." De "Historias de mujeres" de Rosa Montero.

 "Juan Ramón odiaba, sobre todas las cosas, el ruido. Era incapaz de trabajar, de concentrarse, de leer si en su vida interfería el más mínimo sonido. De hecho, todas sus mudanzas estaban motivadas por idéntico motivo: de la calle de Conde de Aranda se marchó porque unas cubanas tocaban la pianola en un piso cercano: de Lista, porque un vecino le hacía la vida imposible arrastrando muebles por el piso: de Velazquez 96, porque el sonido chirriante de los tranvías que circulaban por la calle le perturbaba... En la casa que ocupó en la calle Padilla no sólo se quejaba de los vecinos y de las molestias que le ocasionaba un cercano taller de carpintería, sino incluso del alboroto de las bandadas de gorriones que se juntaban al caer la tarde en los jardines del sanatorio del Rosario, frente al que vivía y donde de vez en cuando ingresaba..." De "39 escritores y medio" de Jesús Marchamalo y Damián Flores.

Todo lo que uno va leyendo acerca de este matrimonio le señala a él como un maniático obsesivo e imposible para la convivencia y a ella como la persona de la que depende absolutamente, puesto que se hacía cargo de él y de la economía familiar de los dos. En la visita también la guía nos decía ésto, aunque según ella "los dos eran especiales", porque en aquella época no había muchas mujeres como Zenobia, si no no hubieran podido estar juntos tantos años...

Bueno no quiero extenderme más, porque me gusta este tema y no le veo el fin. Espero que con las fotos os hayais hecho una idea de lo agradable que es esa casa, y lo bien que la tienen preparada para las visitas. La guía conoce muy bien de lo que habla y es muy cercana haciéndolo. Cuando nos despedíamos, un matrimonio le dijo que solo "Hasta pronto, porque volveremos más veces, seguro". Yo también espero volver algún día. Ya sabéis: si alguna vez vais a Moguer no dejéis de entrar...