¡Por todas las mujeres! Las sabías, las menos sabias, las famosas y las anónimas, las cercanas y las lejanas, las nuestras y las otras. Feliz 8 de marzo.
Os dejo con uno de mis relatos "Los juegos de las niñas sabias". En el 2011 fue 2º premio de relato corto del X Certamen de Narrativa Breve "Mujeres en el arte" que había convocado la concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Valencia.
Los juegos de las niñas sabias
Rocío Díaz
Cuentan que en algún
lugar, a salvo del tiempo y el espacio, están jugando unas niñas.
A la pequeña Safo jugando
al escondite siempre le toca contar. Pero no suma diez, ni treinta, no suma
cuarenta ni cincuenta. Ella cuenta en endecasílabos, cuenta hasta once, y
vuelve a comenzar. Safo tamborilea con sus dedos, inventa versos que algún día
descubrirán escritos en papiros que nos la devolverán inmortal.
A la niña Isadora, en
cambio, el mar la tiene hipnotizada. Le gusta jugar descalza en la arena, le
gusta mirar las olas durante horas. Sola, y en silencio, con el pelo suelto y
sus vestidos vaporosos de finas telas envolviéndola, juega Isadora durante
horas a mover sus manos y sus pies siguiendo el vaivén de aquellas ondas...
La pequeña Frida, que no
puede moverse de su cama, juega a vivir más que las demás. Juega a mezclar los
colores, juega a despistar con la pintura un destino de animal eternamente
herido.
Las tres niñas solitarias
tampoco juegan al escondite. Solas con su padre en aquel páramo las niñas
Brontë inventan mundos de fantasía al que escapar. Miopes e inteligentes, cultas
y pobres las niñas quieren relatarlos, quieren transformarlos en palabras
escritas, aunque “las mujeres no debieran hacerlo”.
Mientras tanto, la niña
Camille juega con la arcilla. La niña coja pero bella, la niña de carácter
fuerte y voluntad tenaz se recrea en esculpir con fuerza y sentimiento. Esculpe
con pasión piezas delicadas pero impresionantes, bellas en sus rasgos, intensas
en su profundidad.
¿Y la pequeña Alma? Alma
ya es una niña artista que juega a componer música. Y lo hace muy bien. La niña
Alma tiene el adorno del talento, pero además es muy guapa y pasional. Y cómo
juega con la música, cómo compone, aún tan pequeña ella.
Pero cuentan que hay
ocasiones en que los cuentos de hadas no terminan bien para las niñas que esconden
una pasión. Las niñas que crecen y se convierten en mujeres queriendo bailar,
queriendo componer música, queriendo escribir, queriendo esculpir. Queriendo
alejarse de lo considerado “normal”, de lo establecido. Y llegará un día que
esas niñas tendrán que defender lo que les apasiona. La poesía, la danza y la
pintura. La literatura, la escultura y la música. La vida para con esas mujeres
mostrará sus garras y colmillos. La vida tendrá una punta afilada llena de
ponzoña que se les clavará donde más les hiera, donde a punto esté de acabar
con ellas.
Y quizás Safo vivió con
sus compañeras en un clima demasiado distendido y propicio a todos los comentarios.
Safo mujer quizás entendía la vida de forma diferente... quizás más femenino,
quizás solo femenino.
Y esa forma
revolucionaria de bailar y de vivir, esos temas de las danzas, la muerte o el
dolor, tan alejados de los clásicos de duendes y trasgos, a Isadora años
después le haría cosechar abucheos y polémicas.
Y nunca podrá jugar a
correr Frida Khalo, en un principio dolorida por la polio y después por un
accidente salvaje y cruel. Pasará casi toda su vida en la cama, pintando y
pintando, mientras la enfermedad y los dolores van ganándole terreno a sus
ganas de vivir.
Y las hermanas Brontë
jugaron a imaginar, a escribir historias. Pero hubieron de hacerlo con
disfraces, con opacos seudónimos y malas
críticas.
Y a Camile Claudel la
vida fue resquebrajándole su interior de escultora. Se esforzaba por ser
reconocida, por vivir de su arte, pero una sociedad conservadora, un amor
demasiado amargo, unas críticas despiadadas por su condición femenina, fueron
enloqueciéndola poco a poco
Y demasiado pasional, la
joven y brillante Alma se enamoró de aquel maduro Gustav Mahler. Por apoyarle a
él dejó a un lado su talento, esa carrera que tanto prometía en la música. Y
después de Gustav, llegaron otros, pero también se volcó en el talento de cada
uno de ellos, olvidándose del propio.
Y cuentan, siempre
cuentan que aquellas mujeres terminaron por penar su pasión.
Hubo que dejar pasar el
tiempo. Dejar que el poso de los años fuera transformando a la sociedad y su
moral. Dejar que subiera a la superficie lo que realmente importa.
Porque Safo en su
isla se recreó en su vocación y en la belleza.
Porque Isadora, mito y
carácter, rompió con las tradiciones y revolucionó la danza.
Porque la fuerza de
voluntad de Frida y sus ganas de vivir las fue plasmando en cada uno de sus
pequeños autorretratos surrealistas.
Porque las hermanas Brontë
escribirían obras maestras de la literatura universal.
Porque finalmente Camile
y Alma serían reconocidas por su escultura y su música, independientemente de las de sus amados.
Cuentan que en algún lugar, a salvo del tiempo
y el espacio, siempre están jugando unas niñas. Niñas sabias a quiénes el arte
rescató del olvido.
©Rocío Díaz Gómez
#8 de Marzo - Día Internacional de la Mujer
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