Un blog de literatura y de Madrid, de exposiciones y lugares especiales, de librerias, libros y let

viernes, 8 de marzo de 2019

Feliz 8 de Marzo. Uno de mis relatos: "Los juegos de las niñas sabias" de Rocío Díaz Gómez



¡Por todas las mujeres! Las sabías, las menos sabias, las famosas y las anónimas, las cercanas y las lejanas, las nuestras y las otras. Feliz 8 de marzo.


Os dejo con uno de mis relatos "Los juegos de las niñas sabias". En el 2011 fue 2º premio de relato corto del X Certamen de Narrativa Breve "Mujeres en el arte" que había convocado la concejalía de Bienestar Social del Ayuntamiento de Valencia.






Los juegos de las niñas sabias

Rocío Díaz


Cuentan que en algún lugar, a salvo del tiempo y el espacio, están jugando unas niñas.

A la pequeña Safo jugando al escondite siempre le toca contar. Pero no suma diez, ni treinta, no suma cuarenta ni cincuenta. Ella cuenta en endecasílabos, cuenta hasta once, y vuelve a comenzar. Safo tamborilea con sus dedos, inventa versos que algún día descubrirán escritos en papiros que nos la devolverán inmortal.

A la niña Isadora, en cambio, el mar la tiene hipnotizada. Le gusta jugar descalza en la arena, le gusta mirar las olas durante horas. Sola, y en silencio, con el pelo suelto y sus vestidos vaporosos de finas telas envolviéndola, juega Isadora durante horas a mover sus manos y sus pies siguiendo el vaivén de aquellas ondas...

La pequeña Frida, que no puede moverse de su cama, juega a vivir más que las demás. Juega a mezclar los colores, juega a despistar con la pintura un destino de animal eternamente herido.

Las tres niñas solitarias tampoco juegan al escondite. Solas con su padre en aquel páramo las niñas Brontë inventan mundos de fantasía al que escapar. Miopes e inteligentes, cultas y pobres las niñas quieren relatarlos, quieren transformarlos en palabras escritas, aunque “las mujeres no debieran hacerlo”.

Mientras tanto, la niña Camille juega con la arcilla. La niña coja pero bella, la niña de carácter fuerte y voluntad tenaz se recrea en esculpir con fuerza y sentimiento. Esculpe con pasión piezas delicadas pero impresionantes, bellas en sus rasgos, intensas en su profundidad.

¿Y la pequeña Alma? Alma ya es una niña artista que juega a componer música. Y lo hace muy bien. La niña Alma tiene el adorno del talento, pero además es muy guapa y pasional. Y cómo juega con la música, cómo compone, aún tan pequeña ella.



Pero cuentan que hay ocasiones en que los cuentos de hadas no terminan bien para las niñas que esconden una pasión. Las niñas que crecen y se convierten en mujeres queriendo bailar, queriendo componer música, queriendo escribir, queriendo esculpir. Queriendo alejarse de lo considerado “normal”, de lo establecido. Y llegará un día que esas niñas tendrán que defender lo que les apasiona. La poesía, la danza y la pintura. La literatura, la escultura y la música. La vida para con esas mujeres mostrará sus garras y colmillos. La vida tendrá una punta afilada llena de ponzoña que se les clavará donde más les hiera, donde a punto esté de acabar con ellas.

Y quizás Safo vivió con sus compañeras en un clima demasiado distendido y propicio a todos los comentarios. Safo mujer quizás entendía la vida de forma diferente... quizás más femenino, quizás solo femenino.

Y esa forma revolucionaria de bailar y de vivir, esos temas de las danzas, la muerte o el dolor, tan alejados de los clásicos de duendes y trasgos, a Isadora años después le haría cosechar abucheos y polémicas.

Y nunca podrá jugar a correr Frida Khalo, en un principio dolorida por la polio y después por un accidente salvaje y cruel. Pasará casi toda su vida en la cama, pintando y pintando, mientras la enfermedad y los dolores van ganándole terreno a sus ganas de vivir.

Y las hermanas Brontë jugaron a imaginar, a escribir historias. Pero hubieron de hacerlo con disfraces, con opacos seudónimos y  malas críticas.

Y a Camile Claudel la vida fue resquebrajándole su interior de escultora. Se esforzaba por ser reconocida, por vivir de su arte, pero una sociedad conservadora, un amor demasiado amargo, unas críticas despiadadas por su condición femenina, fueron enloqueciéndola poco a poco

Y demasiado pasional, la joven y brillante Alma se enamoró de aquel maduro Gustav Mahler. Por apoyarle a él dejó a un lado su talento, esa carrera que tanto prometía en la música. Y después de Gustav, llegaron otros, pero también se volcó en el talento de cada uno de ellos, olvidándose del propio.

Y cuentan, siempre cuentan que aquellas mujeres terminaron por penar su pasión.



Hubo que dejar pasar el tiempo. Dejar que el poso de los años fuera transformando a la sociedad y su moral. Dejar que subiera a la superficie lo que realmente importa.

Porque Safo en su isla se recreó en su vocación y en la belleza.
Porque Isadora, mito y carácter, rompió con las tradiciones y revolucionó la danza.  
Porque la fuerza de voluntad de Frida y sus ganas de vivir las fue plasmando en cada uno de sus pequeños autorretratos surrealistas.
Porque las hermanas Brontë escribirían obras maestras de la literatura universal.
Porque finalmente Camile y Alma serían reconocidas por su escultura y su música, independientemente  de las de sus amados.



 Cuentan que en algún lugar, a salvo del tiempo y el espacio, siempre están jugando unas niñas. Niñas sabias a quiénes el arte rescató del olvido.

©Rocío Díaz Gómez



 #8 de Marzo - Día Internacional de la Mujer
#Relatos Rocío Díaz Gómez
#Relatos mujeres

jueves, 7 de marzo de 2019

Sagrario del Peral y Paco Fenoy



Sagrario del Peral

Rascamán, 7 de marzo de 2019



Feliz no cumpleaños Sagrario.
Ojalá seas más feliz allá.

Un abrazo muy cálido.



Aún quedan locos. (Sagrario del Peral).

Ayer caminaba todavía, una posibilidad entre nosotros
hoy es tan tarde, quizás lo fue siempre.
Las aguas que nos unieron eran quimeras,
 flores de un día
como el deseo caprichoso, navega mientras el placer embriaga.

Después se olvida con la velocidad de otros dedos que acarician
los mismos lugares que buscábamos juntos
Necesito parar un tiempo que jamás se detiene
quiero seguir soñando y pensar que permaneces.

Despierto y la vulgaridad se hace paso
todo brilla menos
el reloj no me lleva a tu encuentro
la pesadilla me trae el periódico
desayuno la era del desamparo
Menos mal que aún quedan locos
que hablan de poesía y mueren por un verso.




Paco Fenoy


Seguro Paco que allá donde estés, durante todo este año que ha pasado, tampoco te has perdido ni una tertulia.

Un abrazo Compañero.







Y con un beso
en la gruta desnuda
viene la danza.

Iba cediendo
encendida de amor.
Lúbrico ritmo

Larga de gozo
se convida al delirio.
Montaña y Luna.

Era su cántico
extravio de vértigo.
Sima completa.


Paco Fenoy


domingo, 3 de marzo de 2019

"La caseta del telégrafo" en Tenerife





Cuando nos íbamos de viaje, nos gustaba dejarnos llevar por señales que salían a nuestro encuentro y no teníamos anotadas en nuestros itinerarios. Señales azarosas y llenas de misterio que abrían una puerta ante la que nuestra curiosidad no podía hacer otra cosa que aventurarse. 

Al fin y al cabo un viaje es una aventura.

“La caseta del telégrafo” decía aquella señal en la rotonda camino del Faro de Punta de Teno, en Tenerife. 

Como las circunstancias quisieron que nos costara tres viajes llegar hasta aquel faro, tres veces nos salió al paso la señal en nuestro camino indicándonos “la caseta del telégrafo”.

¿Qué telégrafo? ¿Qué caseta? Pero tres veces ya eran muchas para ignorarlo.

No tuvimos más remedio que ir en su busca. Cuando falló el sentido común y el google maps, recurrimos a aquel paisano amabilísimo que quiso que visitáramos todas las excelencias de un pueblecito que a primera vista tenía bien poco que ofrecer. Pero que luego nos regaló un pedazo de la historia y una pequeña biblioteca de esas que me gustan a mí. 



Por el momento nos encaminábamos a la tan anunciada Caseta del Telégrafo. Caseta que, por fin, en la orilla del mar nos esperaba impoluta por fuera e inaccesible por dentro. 

Para rastrear su historia sólo teníamos que retroceder hasta el año 1883. ¡Solo! Cuando se comunicaron las islas de Tenerife con la Isla de La Palma mediante la instalación de un cable submarino. Vaya si la caseta tenía historia. El amarre se llevó a cabo en el pueblecito de Los Silos, y en lo alto del acantilado de la pequeña playa de Agua Dulce. Fue el primer cable que se ponía en el océano Atlántico. El primero.

Después el tendido del cable se extendería hasta Cádiz. El 6 de diciembre de 1883 se envió un telegrama conmemorativo. Poco a poco se fueron uniendo el resto de las Islas Canarias por cable y quedó la línea abierta al servicio el 12 de febrero de 1885.

Tenerife al incorporarse a las comunicaciones empezó a recibir mucho turismo británico. Y las costumbres tinerfeñas se abrieron más.




Todavía se conserva la caseta para recordarnos la historia. Se restauró en el año 2001 porque ya estaba muy deteriorada.

Qué descubrimiento. Qué oportuna la señal. Y qué bien hicimos siguiendo su indicación. 

Viajar con mayúsculas es dejarse guiar por las señales azarosas, seguir nuestro instinto y descubrir.



#La caseta del telégrafo
#Los Silos
#Tenerife

viernes, 1 de marzo de 2019

Viceversa en Febrero. Sala Galileo Galilei de Madrid


El 22 de febrero, fue viernes, y Viceversa estuvo de nuevo en la sala Galileo Galilei.
Y nosotros con ellos.

Adelantando puestos hasta alcanzar una de las mesas de la primera fila.

Cantando todas las canciones otra vez.
Cantando desde la primera hasta la última.

Disfrutándolo todo.



Vengan pequeños y grandes
y no olvidarán jamás
el fabuloso programa que les voy a presentar.
Mientras el siglo cansado va acercándose a su fin
anímense, no lo duden,
que se van a divertir. 


Ocupen su localidad
y presten todos atención
a punto está de levantarse
el telón....





Y si hubiera salido Sabina, ya habría sido... 
Lo más.

Pero de todos modos cuánto lo disfrutamos.







#Viceversa
#Sala Galileo Galilei de Madrid
#Conciertos

jueves, 28 de febrero de 2019

"Las sinsombrero2: Ocultas e impecables" de Tania Balló. Reseña literaria



Confieso que la época de La Generación del 27 siempre me ha resultado muy atractiva.

Diez autores que hemos estudiado tanto y que supusieron un movimiento cultural apasionante: Pedro Salinas, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Jorque Guillén, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, y Lorca. Ese grupo de autores que surgieron a raíz de su reunión en Sevilla para la conmemoración del 300 aniversario de la muerte de Luis de Góngora.

Me interesa mucho la revolución cultural de entonces. La época de la Residencia de Estudiantes donde muchos de ellos coincidieron siempre me ha gustado. También la de la Residencia de Señoritas y la del Lyceum Club.

Pero ya se sabe que de ellos solo conocimos sus nombres masculinos, sus compañeras de estudios, sus compañeras intelectuales y artistas no han llegado hasta nosotros. Incluso habiendo sus compañeras de pandilla, y de clase. Habiendo sido sus mujeres y sus novias, ni ellos mismos como Buñuel (cuya novia durante siete años fue Concha Mendez) o como Alberti (que no hablaba de María Teresa León, su compañera) han hablado de ellas. Todas fueron mujeres brillantes que se merecen su lugar y que las conozcamos.

Tania Balló en sus dos libros de las Sinsombrero quiere que algunas de estas mujeres recuperen su lugar en la historia. 

En el blog ya está la reseña del primero de estos libros, que por cierto me encantó. Os dejo el enlace por si queréis recordarla.



En ese primer libro se habló de: Margarita Manso (1908-1960), Marga Gil Roesset (1908-1932), Concha Méndez (1898-1986), Maruja Mallo (1902-1995), Angeles Santos (1911-2013), María Zambrano (1904-1991), María Teresa León (1903-1988), Rosa Chacel (1898-1994), Ernestina de Champourcin (1905-1999), y Josefina de la Torre (1907-2002).


Y en este segundo volumen se habla de otras: Artistas como Delhy Tejero o Rosario Velasco, traductoras como Consuelo Bergés, Académicas como Carmen Conde, escritoras como Elena Fortún que en realidad no se llamaba así, sino que era un seudónimo... Artistas de todas las disciplinas, asi olvidadas todas.

En concreto en este libro se habla de: Carmen Conde, Delhy Tejero, Margarita Ferreras, Consuelo Berges, Rosario Velasco, Elena Fortún y Lucía Sánchez Saornil.

Lo que cambia del primer volumen a éste, es que en este segundo libro se habla de mujeres que tras la guerra civil se quedaron en España, no se exiliaron. Y aún así, de muchas de ellas, apenas hemos escuchado nada, porque aún quedándose, se las silenció.Y eso que no todas eran de izquierdas.

 De Carmen Conde es de la que más se había oído hablar porque fue la primera mujer en ser elegida académica de la Real Academia Española en 1978. Claro ya eran otros tiempos. Pero tampoco se sabe mucho más de su vida. En esta ocasión la autora ha querido profundizar más en ella. 

Y con las demás ha realizado una verdadera labor de investigación a través de sus familiares o de otras mujeres con las que tuvieron relación. Con su técnica de las constelaciones ha ido tirando del hilo de sus palabras cuando salió su nombre en los diarios o conversaciones de otra. En este sentido este libro está bien porque ves el trabajo que hay detrás, ese trabajo de la escritora por investigar y conocer a la protagonista de su estudio. Muy interesante esa labor. 

Yo no había oído hablar de muchas de ellas. No sabía nada de Margarita Ferreras, de Consuelo Berges, de Rosario Velasco o de Lucia Sánchez Saornil. Y ha sido muy interesantes conocerlas, tanto en su obra como en su vida. Por ejemplo parece mentira que Consuelo Berges, habiendo sido la mano derecha de Clara Campoamor haya trascendido tan poco.

De otras mujeres de este libro algo sabía, como por ejemplo de Delhy Tejero a la que descubrí en una exposición de la Residencia de Estudiantes en la que se hablaba de la Residencia de Señoritas. Junto a los de Maruja Mallo, aparecían algunos de sus cuadros entre las fotografías. Y me resultaron muy atractivos. Me apetecía mucho saber más de ella. 

Y por supuesto de Elena Fortún y de su Celia sabía. Pero no podía ni imaginar la vida que había tenido esta escritora, su vida sentimental, los avatares de su obra. Qué interesante.

Son libros que se leen bastante rápido. Y nos dan una panorámica de la vida cultural, social, familiar de las mujeres artistas de aquella época. También gracias a ellos conocemos otros libros que nos pueden ayudar a profundizar en este tema. Por ejemplo yo a raíz de éste me compré "Memorias habladas, memorias armadas" de Concha Méndez que me tiene de lo más entretenida. Qué mujer tan original.

En fin, si os interesa este tema, os recomiendo estos dos libros. Yo mientras esperaré a que Tania Balló nos saque el tercero que he leído que estaba preparando.


jueves, 21 de febrero de 2019

Los nombres de las tiendas. Tenerife. El Médano

En el Medano. Febrero 2019


Nuestra colección de nombres curiosos de tiendas se quejó de que el blog no le hacía caso. 

Menuda pataleta montó para hacerse escuchar. Amenazaba con descolocar todas las fotos de la colección, eliminar entradas, arrasar con la etiqueta entera de "Nombres" y "Letreros".

Así que el blog se ha puesto nerviosito y me ha llamado al orden.  

Y envuelta en esta espiral de nervios y prisas, he recuperado dos fotos de nombres de tiendas que llevaba días queriendo traer. 

Tema: El Mar 

Lugar de origen: El Médano (Tenerife). 

Espero que os gusten porque son curiosas y muy marítimas, y le van fenomenal a un lugar como El Médano, con tanto encanto y tanto atractivo para los amantes del mar o de los deportes acuáticos.

"Calmachicha" se llama la tienda de la foto que encabeza la entrada.

He buscado el origen de esta expresión "Calma chicha". Intuía que procedería del lenguaje marinero y en la página de Rinconete del Instituto Cervantes he encontrado un artículo de Arturo Ortega Morán que precisamente se titula así y donde dice:

"Pudo ser que, algún día del siglo XVIII, en uno de tantos viajes a través del mar, el viento cesó y el barco se detuvo. El calor y la quietud desesperante, hicieron exclamar a un marinero de origen francés algo así como «¡esto es una calma chiche!». En francés, chiche significa «avaro», de modo que la expresión podría traducirse como «¡esto es una calma avara!», esto, por no ceder ni un ápice de viento. La expresión debió gustar a los marineros españoles; hacía tiempo que la palabra «calma» había perdido su dureza y necesitaban una nueva forma de echar en cara a la naturaleza su «avaricia».

Al acomodarse a la fonética castellana, se dijo «calma chicha» para nombrar a esos momentos en que la ausencia de viento hacia desesperar a los marineros. Sería cuestión de tiempo para que, coloquialmente, se usara para referirse a cualquier situación de quietud desesperante."

Calma chicha
Por Arturo Ortega Morán
 
 


"No hay mar que por bien no venga" se llama la tienda de la foto con la que termina la entrada. Donde han jugado con el refrán "No hay mal que por bien no venga", y se lo han llevado a su terreno marítimo, muy ocurrentes.



En el Médano. Febrero 2019
#Nombres de las tiendas
#Letreros
#El Médano
#Tenerife

martes, 19 de febrero de 2019

A vista de pájaro

Madrid. 2018




Nos hace falta ver el mundo
 desde arriba.

Ver que somos uno más 
entre millones de minúsculos puntos
que se mueven.

Hace falta recordar
 que somos insignificantes.


Insignificantes.




París. Septiembre 2018


Nápoles. Volcán Vesubio. Septiembre 2018



#Viajar
#Madrid
#París
#Volcán Vesubio


viernes, 15 de febrero de 2019

Los faros de Tenerife. Una visita obligada.


Faro de Punta de Teno. Tenerife 2019

 Nosotros queríamos traernos un faro. 
O dos, o tres... o los que fueran, no le voy a engañar. El caso era: traernos un faro.
Los faros nunca sobran y alumbran mucho. Además, que no son pocas las ocasiones que necesitamos que nos indiquen por dónde tirar, que a veces nos sentimos un poco perdidos.
Y la verdad, que cuando se trata de faros no tenemos medida ¿sabe? 

Así que nos dedicamos a rodear la isla, sí Tenerife, para elegir el nuestro. Porque Tenerife tiene siete ¿sabe? Una maravilla.

El caso es que cuando te pones a llevarte un faro pues vas mirando todo, ya sabe, que no es cuestión de llevarse el primero que veas. Miras su estética, miras su ubicación, sus vistas, en fin, todas sus prestaciones. No se equivoque, que todos los faros no son iguales, ni mucho menos. Y nosotros queríamos llevarnos uno del que nos sintiéramos muy orgullosos. Que nos tenía que durar para toda la vida.

Del primero que vimos, el Faro de Buenavista, nos gustó el paraje en el que estaba. Lo podías divisar a lo lejos y desde lo alto. Eso decía mucho en su favor. En la lejanía reinaba en medio de un paraje casi llano y absolutamente despejado, nada le hacía sombra, un placer para la vista. Por otra parte para llegar hasta su base tenías que ir atravesando muchas plataneras, eso nos gustaba, que el platano de Canarias, oiga, no es cualquier cosa, pequeñito pero bien rico. Pero cuando llegamos hasta él pues hombre, te sorprendes al encontrar este faro tan moderno. Tiene una escalera que va subiendo en espiral hasta arriba, hasta la luminaria. Lo miramos de lejos, lo miramos de cerca, y no es que no nos gustara, entiéndame, pero es que era tan parecido a un sacacorchos, que no acababa de llenarnos tanto, tanto como para llevárnoslo, la verdad. Así que le tiramos un beso y seguimos buscando.

Faro de Buenavista. Tenerife 2019


El siguiente que vimos, fue el Faro del Puerto de la Cruz. Mire si le soy sincera, a mí el Puerto siempre me ha gustado mucho. Tiene su playa de arenas negras, su barrio de los pescadores, su litoral. Es un lugar muy agradable para pasear, para estar, mucho. Al Puerto de la Cruz hay que ir, si usted va a Tenerife, hay que ir sí o sí. Pero el lugar donde está su faro, pues no sé, un poco desangelado nos pareció. Ni está sobre rocas, ni tiene un litoral de postal, la verdad. Está muy cerca de un aparcamiento, no le voy a engañar. Y si nos pareció moderno el de Buenavista, éste ya ni le cuento. Es bastante singular, por decirlo suavemente. Y también es cierto que es un faro jovenzuelo, y tiene poca experiencia, y quizá por eso sea un poco más atrevido. No sé, pero sinceramente, pues que nosotros somos más tradicionales, y claro tan, tan moderno nos chocaba. Así que le agradecimos el día soleado, y le dijimos hasta pronto con otro beso. Porque volveremos eso sí que se lo digo.

Faro del Puerto de la Cruz. Tenerife 2019


El tercero que visitamos, menudo fracaso. Oiga que ni le vimos. Y no será porque no le buscamos... Me estoy refiriendo al Faro de Punta de Rasca. Fuimos hasta el sur en su busca. Y según el google maps, estábamos cerca. Pero ya podía decir el google, que no había forma de llegar. Todas las indicaciones terminaban en caminos privados, vallados, o por dónde fuera por lo que fuera no se podía acceder. Así que cómo para llevárnoslo. Que está muy bien que los faros estén sobre parajes abruptos y acantilados, pero que se dejen ver ¿no le parece? Porque si un faro no se deja ver, mal vamos, perdone que le diga. Que sí, que lo comprendo, que los que le tienen que ver no vienen de tierra adentro, pero oiga, si es un faro, es un faro. No fastidie. En fin, que no voy a discutir porque cada uno se pone donde quiera o donde le dejan. Pero el caso es que un fracaso encontrarle. Así que ni beso.


Al siguiente faro llegamos volando. Literalmente volando. Y nos gustaba, vaya si nos gustaba. Era un faro pinturero, sabe. Muy bien situado cerca de un pueblecito pesquero, pero al final de su consabido camino que llega al Faro. Además se dejaba ver a lo lejos y estaba en lo alto de los acantilados bajo el cual rompian las olas. Hasta tenía la singularidad de tener un pueblo fantasma cerca. Vamos que no le faltaba detalle. Bien es verdad. Y más mono que era... Ahí quietecito, y vestido con sus franjas de toda la vida. Le juro que nos lo hubiéramos llevado. Pero es que estaba envuelto en tanto viento... Pero en tanto viento... Que la verdad ¿Y si se volaba? Después de traernoslo ¿si se volaba? Nos hubiera partido el alma. Y que no esta bien, oiga. Llevárselo, desarraigarle, para que luego se nos pierda, pues qué quiere que le diga, no está bien. Así que con todo el dolor de nuestro  corazón, allí que le dejamos también. En medio de esa ventolera. Y por supuesto que también le tiramos un beso. Pero también salió volando. No le digo más. Ah que no le he dicho su nombre, el Faro de Abona, uno de los más antiguos, pero un primor de faro. 

Faro de Abona. Tenerife 2019



Y finalmente llegamos a nuestro faro. Un faro al que nos costó tres veces llegar. Pero oiga como debe ser, hay que seducirle poco a poco, así se hace valer, y tú lo valoras más. Al que no se puede llegar si no es por una carreterita bien estrecha, con peligro de desprendimiento, pero que te permite llegar. Un faro que está situado en un parque natural, en un espigón, rodeado de acantilados de piedra volcánica. Un faro al que llegas, y divisas desde varios lados, pero no puedes acceder hasta su base. Aunque estás ahí, ahí al ladito. Un faro precioso al que llegas, pero no llegas. Y ahí en su misterio, está su encanto. Con los galones que da la experiencia, porque le inauguraron en el 1897, y hasta tenía su casa de farero, y ahí sigue. Ataviado como un faro de toda la vida, se luce como un faro elegante, con clase. Así que no seguimos buscando más ¿sabe? Porque era ese, el que teníamos que encontrar. Ese, el Faro de Punta de Teno. Y qué contentos nos pusimos. Saltando por los riscos, no le digo más. Vamos, que no tiene usted más que ver las fotos. 


Faro de Punta de Teno. Tenerife 2019

#Faros de Tenerife
#Faro de Buenavista
#Faro de El Puerto de la Cruz
#Faro de Punta de Rasca
#Faro de Abona
#Faro de Punta de Teno

jueves, 14 de febrero de 2019

"El cielo según Google" Marta Carnicero



" (...)Según me contó Bruna, mi padre solía encerrarse a escribir y entonces no se lo podía molestar. A veces eran varias tardes seguidas; otras, de noche y hasta la madrugada, mientras todos dormían. Solía compartir sus textos con ella: eran poemas y algún relato breve de vez en cuando. Los poemas, sobre todo, me han parecido impactantes, magníficos; en vida no quiso ni oir de publicarlos, pero le dio a Bruna total libertad para disponer de ellos cuando ya no estuviera. Muchos hablan de mí, y ella me los ha pasado para que sea yo quién decida. Cambio de opinición todos los días. Por un lado, me gustaría preservar este último vínculo de comunicación guardándomelo para mí sola, pero últimamente estoy pensando que publicarlos sería el primer paso hacia una reparación que se me antoja necesaria. Da igual el número de lectores que pueda tener (con la poesía ya se sabe); es más bien una declaración de principios, una forma de recordar que lo que hacemos, lo que somos, depende de lo que nos han dado y de lo que nos han quitado."

Pág. 121
El cielo según Google
Marta Carnicero



Me acerqué a esta novela de menos de 150 páginas porque la autora estuvo como invitada en uno de los programas de Página2, el programa de la 2 de televisión de libros.

Sentí curiosidad por esta novela porque contaba la autora que era el trabajo fin de Master de escritura creativa de la Universidad Pompeu Fabra. Lo escribió en catalán y lo ha publicado dos años después la editorial Acantilado con traducción de Pablo Martín Sánchez. Ya esas tres premisas despertaron mi curiosidad porque me atraían las tres.

El argumento que ella contó y que luego releí en la página de la editorial también lo hizo: "La llegada a casa de Naïma, la niña que acaban de adoptar Júlia y Marcel, debía suponer el inicio de una vida familiar plena, pero la nueva situación a la que se enfrenta la pareja hará aflorar una realidad que se empeñaban en ignorar. «Si pensáramos que nos morimos poco a poco, un poquito cada día, procuraríamos centrarnos en lo que nos hace felices. A menudo nos queremos, y hasta nos permitimos hacernos daño, como si tuviésemos carta blanca para rectificar, todo el tiempo del mundo para aspirar a la felicidad y ninguna prisa por alcanzarla». El lector tiene en sus manos una novela honesta, sagaz, profundamente conmovedora y llena de sabiduría, que nos habla del amor en todas sus formas."

Es la primera novela de esta autora y si escribe más me gustará leerlas, porque en general me ha gustado.

Aunque debo admitir que se me ha hecho más pesada la primera mitad de la novela que la segunda. La autora a la hora de contarlo ha elegido alternar dos voces: la de Julia y la de Marcel por un lado, gracias a un narrador omnisciente. Y la de su hija adoptada Naima unos años después, en primera persona.

Alternar los dos narradores y que el tiempo no sea lineal sino que salte adelante y atrás, en principio está muy bien. El ritmo se agiliza. Además son capítulos cortos, lo cual también ayuda. 

Pero es más densa la primera parte, la del narrador omnisciente. Precisamente la que cuenta el declive de esa relación amorosa narrada por los dos miembros de la pareja. Hay tantos detalles, tantos pensamientos de uno y de otro, que a mí ya me cargaba un poco. Aunque reconozco que está bien contado, está bien reflejada ese sufrimiento del amor que uno siente que se aleja de ti, esa agonía del amor.

A partir de que alza la voz narradora de la hija adoptiva que está atravesando por un momento vital parecido, me ha resultado mucho más entretenida, más redonda porque recoge lo que le han contado por un lado y por otro y le da otra lectura según lo vivido. Es una parte más entretenida por cómo se cuenta y por cómo redondea lo ya dicho.

Esta novela aborda un tema muy actual: cómo puede o debe cambiar la vida de una pareja con la llegada de un hijo adoptivo.

Literariamente quiero destacar que me ha llegado su prosa rica al diseccionar los sentimientos, al llegar hasta el detalle, al plasmar las reflexiones de los personajes. Es un lenguaje rico en metáforas, en imágenes literarias. Un lenguaje muy cuidado, muy trabajado.

El título me parece otro acierto. Ahora que acudimos tanto a google, a google maps, para ver las ciudades. Me ha parecido muy adecuado.

Así que estaré atenta para leer la siguiente novela de Marta Carnicero.






Sé que mi madre no dejó de ocuparse de mí en ningún momento; no necesito pruebas de ello. Y al mismo tiémpo no me cabe la menor duda de que experimentó, como yo misma, la necesidad de evadirse del mundo durante un rato, de ser ella sola sin descendencia, sin nadie, alejada de todo. Cuando tienes un hijo, me dijo el día que anuncié en casa mi intención de adoptar, pasas a ser un personaje secundario de tu propia vida.
No será para tanto, pensé yo: no será para tanto.
Pág. 83


#El cielo según Google
#Marta Carnicero
#Reseñas

lunes, 11 de febrero de 2019

Pueblo fantasma de Abades, en Arico


Arico



El viento nos llevó sobrevolando un pueblecito pesquero tinerfeño hasta el faro de Abona con tal ímpetu que solo conseguimos parar abrazándonos a él. Qué sensación tan liviana. Sentir el cuerpo en perpendicular al suelo y patalear el aire dejándose mecer por el viento.


Pero las manos se resbalaban por la piel lisa del faro, los faros no están acostumbrados a los abrazos.


Y el viento, compadeciéndose de ese faro que funcionaba desde el año 1902, tras prometernos que nos dejaría volver, en volandas nos elevó de nuevo hasta dejarnos en pleno centro de un pueblo fantasma.
Pero... ¿Y éste lugar sale en los mapas?

Porque allí estaba, en medio de la nada, polvoriento, silencioso y zarandeado por todas las corrientes de aire del mundo.

Y aunque a la entrada había un cartel anunciando que era propiedad privada, como otros que llegaron antes, nos subimos la capucha, nos apretamos el pañuelo al cuello y decididos a luchar contra ese viento pertinaz, nos animamos a pasearlo. 

El cascarón de una vieja Iglesia  e hileras de casas medio derruidas languidecían bajo el sol. Se habían construido durante la Guerra Civil con vocación de leprosería, pero nunca llegaron a serlo. Esas calles, esas casas, con el tiempo formarían parte de una base de entrenamiento militar que también después se abandonaron.

Y aunque dicen que los terrenos se vendieron a un italiano, allí siguen la Iglesia altiva, las casas pintadas por los grafiteros, las calles polvorientas y el silencio del abandono solo interrumpido por curiosos como nosotros y ese viento feroz que no cesa.

Así descubrimos Abades, en Arico, al sur de Tenerife.








#Abades
#Arico
#Tenerife
#Pueblo fantasma
#Pueblo abandonado