Se me había quedado atrás ésta entrada que había medio hecho en su día del libro "Retrato de un hombre inmaduro" de Luis Landero.
He pensado que ya que estaba medio hecha se merecía su lugar, aunque después de este libro me haya leído dos o tres, o cuatro casi, no la iba a dejar sin colgar ¿no? Pobrecilla...
Así que aquí os la dejo.
Se trata de una reseña sobre la última novela de Luis Landero (Alburquerque, 1948).
El argumento cuenta la historia de un hombre de 65 años que en una noche de hospital (quizá la última de su vida) evoca vivencias personales y le cuenta a alguien —según parece, a una mujer— los acontecimientos más importantes de su vida, los que merecen reflexión.
Por tanto la historia no está contada de modo lineal, ya que su memoria da muchos saltos en el tiempo y elude sucesos menos relevantes o los pasa con una breve alusión. Y por tanto el paso de un suceso a otro es aleatorio según le dice la memoria, pero al lector el autor se los divide en espacios en blanco para facilitarle la lectura.
Está dividida la historia en siete capítulos sin título ni numeración alguna, dividido en esas escenas que ya os he comentado donde se van recogiendo los distintos recuerdos.
A mí de esta historia sobre todo me gusta la forma en que es es contada. El protagonista está claro que es un antihéroe, un ser inseguro, inmaduro, desorientado... (de ahí el título), que se intuye no va a terminar muy bien... Ha sido botones, periodista en una revista de su barrio madrileño de Chamberí y tendero con una papelería, habiendo querido ser pastor (“sin nada que guardar”, pág. 152)... De todo.
Pero tiene muchas dosis de humor, y de vez en cuando te sorprende la historia con escenas que te dejan perplejo por su surrealismo y su originalidad. Por ejemplo la historia del minusvalido que busca a alguien para que le lleve a la manifestación ¡cómo te sorprende luego...!
Sí, tengo que destacar que tiene una riqueza de personajes dignos todos de ser protagonistas. Porque junto a nuestro protagonista antihéroe, tenemos a varios que son para nota, como la del nómada con vocación de sedentario en contraste con el fontanero impostor que cambiaba de barrio pero sin llevar herramientas. Solo por citar alguno más.
“A mí lo que me parece interesante es el mundo, el asistir gratis al espectáculo de los demás.”
Yo creo que lo mejor de esta novela es ese ritmo con que va fluyendo, sucediéndose los recuerdos según van saliendo de la mente de su protagonista, un poco sin orden ni concierto. Pero eso le da a la lectura una agilidad que la hace muy entretenida.
Por otro lado de fondo está tocando temas tan importantes como el dinero, el tiempo, la vida, la muerte... las contradicciones y la conciencia. Una conciencia llena de contrastes que podría ser la que tenemos cada uno de nosotros habitualmente dándonos toquecitos de atención desde dentro. Y sobre todo, ya he dicho, el paso del tiempo y la pregunta interior y machacona de si lo hemos aprovechado bien. Claro con ese tema de fondo cómo no me iba a gustar a mí, que es una de mis principales obsesiones.
Está contado en primera persona, lo cual te hace que te puedas sentir muy identificado con la historia.
A mí me gustó, la verdad. Hombre no es que sea inolvidable, de hecho en algunos momentos yo le hubiera quitado digresiones al texto, creo que está un pelín inflado de ellas, claro es mi opinión. E incluso la del protagonista en varias ocasiones:
“Bueno, supongo que porque así es mi vida, porque voy y vengo y no sustancio nada” ... “Ya he vuelto a perder el hilo de la historia”, “Bueno, si es que esto es una historia” . “¿Por dónde seguir en esta aldea en ruinas que es la memoria al cabo de los años?”
Pero está entretenida y sobre todo es que me gusta mucho cómo escribe Luis Landero. Ese tono coloquial y sin embargo depurado que tiene. Esa forma de escribir que pronto ves tan cuidada. Esa forma tan fluida de mezclar todos los estilos, el directo con el indirecto, la prosa con los diálogos... la narración con la reflexión.
En fin... que en cuanto tenga oportunidad me leeré alguna que otra obra suya que me llama la atención.
Luis Landero, que se dio a conocer hace veinte años con el Premio Nacional de Narrativa y de la Crítica que le supuso su novela Juegos de la edad tardía, a partir de cuya publicación se situó en el panorama literario actual, ha escrito también Caballeros de fortuna, El Guitarrista y Entre líneas: el cuento o la vida, entre otras obras. Ésta es la última "Retrato de un hombre inmaduro".