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sábado, 26 de diciembre de 2020

"Los últimos románticos" de Txani Rodríguez

 

 

 «Y a todas las personas que fueron amables alguna vez conmigo»

 

Anoche me terminé este libro: "Los últimos románticos" y la verdad es que creo que está bien.  

Está bien porque consigue metérsete dentro. Es una novela corta, tiene apenas 200 pagínas, pero está llena de detalles de esos que os digo que se te quedan revoloteando alrededor de la cabeza; pequeñas pinceladas que ves, que con pocas palabras han dibujado un ambiente, un atmósfera que logra situarte, de un plumazo, en medio de la historia. Y eso dice mucho de la escritora, en mi opinión.

La protagonista es Irune, que vive en un pueblo cerca de Bilbao, un pueblo en el que hay una fábrica de papel donde trabaja nuestra protagonista. Irune es solitaria, y parece que lleva una vida un poco sosa donde se deja llevar un poco por las circunstancias. Reparte su tiempo entre ir a trabajar, venir de trabajar y poco más. Pero tiene varios problemas: un problema físico, uno vecinal, y uno laboral, que van poco a poco empujándola a tomar las riendas de su vida.

Más o menos este es el argumento, sin querer contaros mucho para no destriparos nada.

Con este pequeño argumento aborda variados y enormes temas: La soledad, el maltrato, la lucha y la solidaridad obrera, la enfermedad, el amor... 

 

"Podría decir que me sorprendió, pero ya me había acostumbrado a que me dejara el descansillo hecho un asco. Así que apoyé las bolsas en la pared, abrí la puerta de casa, saqué una escoba y un recogedor del armario del balcón y volví al rellano. Esta vez solo había esparcido un puñado de colillas apestosas. Podía haber sido peor. Desde que lo denuncié, raro era el día en el que no me encontraba cáscaras de naranja, pieles de pollo o verduras putrefactas, entre otros restos orgánicos.

  

Eso también me ha gustado de esta novela. Que sin ser una novela trepidante, sin tener los grandes giros en la narración, porque está contada de forma líneal y pausada, no da ningún salto en el tiempo, ni prácticamente en el argumento, va hacia adelante, hacia adelante y de algún modo te engancha. Y ahora que lo pienso te engancha porque aunque está contada de forma muy sencilla aborda temas muy importantes que te calan, cómo os decía antes.

Me ha encantado la dedicatoria, que os he copiado al principio: "Y a todas las personas que fueron amables alguna vez conmigo". Ole. Qué bueno, qué mejor forma de agradecerlo que dedicarles un libro, con lo que cuesta escribir una novela... Muy bien. 

También reconozco que me llegado bastante el título "Los últimos románticos". Y me ha dibujado una sonrisa la parte de sus llamadas periódicas a Renfe preguntando por billetes a diversos lugares.

En fin... Que esta novela, sin tener un ritmo trepidante, sin contar las grandes hazañas es chirimiri que te va empapando. Es una novela con muchos silencios que tú tienes que llenar. Las flores de papel que hace en casa y luego lleva a un lugar, la ropa tendida en el balcón de su vecina, las asas de una bolsa que se clava en los dedos, la voz que le responde siempre cuando necesita escuchar a alguien, los compañeros apostados en frente de la fábrica... Todos esos detalles crean una atmósfera, te cuentan una historia muy cercana, que la hacen especial.

 

"Los japoneses no son gente parlanchina, y eso me gusta. Tienen sus perversiones sexuales y sus cosas raras, ya lo sé, les gusta salir a la calle vestidos de peluches, frecuentan bares de gatos, lo tienen todo lleno de máquinas expendedoras, y diría que gastan muy mal carácter, pero no conozco a nadie que sea absolutamente normal. Yo, por ejemplo, suelo calentarme la cara con el aire del secador de pelo, y no creo que eso me caracterice en absoluto, aunque es probable que a algunas personas esa costumbre les parezca denitoria. También tengo que caminar siempre por la derecha y cuando me rodean muchas personas, me mareo. Además, pagaba el alquiler de un piso, a pesar de ser la propietaria de una vivienda desocupada, para que al levantar la vista de mis tareas pudiera ver la lápida de mis padres."


La escritora vasca Txani Rodríguez es periodista y guionista, además de novelista. Además de publicar cuatro novelas, ha publicado un libro de relatos y varios cómics como guionista. También, colabora en programas radiofónicos y en el diario “El Correo”.