Me gustan mucho estas fotografías.
Las tomé en un pueblecito de Teruel el año pasado. Un pueblecito de esos tan poco conocidos de la comarca del Matarraña. Uno de esos de piedra y madera, de macetas con plantas verdes en los balcones y apenas casi nadie por las calles.
Y de pronto un anciano en esa ventana. Cerca de la luz. Leyendo.
Tan desconocido, tan quieto, tan absorto.
Tan ajeno a mí, a quién sin embargo, le estaban conmoviendo sin pretenderlo pero para siempre esos ojos suyos pegados al papel.
La foto es tan bonita que había pensado que era un cuadro. Que Dios nos conserve la vista para poder seguir leyendo.
ResponderEliminarEs bonita ¿verdad Amparo? A mí tambien me lo parecía. Y ojalá que sí, ojalá que podamos seguir leyendo hasta el ultimo día, cómo sentiría no poder hacarlo, no quiero ni pensarlo... Muchas gracias por estar ahí, o aquí, mejor dicho. Un beso, Rocío
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