“Duerme pequeña zorra, la amá no te comerá esta noche”
Ya
me he terminado de leer “Legado en los huesos” de Dolores Navarro. El
segundo libro de la trilogía del Baztán. Y me ha gustado, la verdad, me
ha gustado casi más que el anterior.
Es otro nuevo caso en el que está envuelta la Inspectora Salazar, Amaia Salazar.
El
argumento en éste segundo libro se podría resumir así: En Arizkun, muy
cerca de Elizondo, también en Navarra, han ocurrido actos de profanación
en la Iglesia. En un principio se pensaba que eran actos vandálicos sin
más, pero en la última ocasión también se han acompañado de los restos
de un “mairu beso”, o lo que es lo mismo, el brazo del esqueleto de un
niño, un bebé que no debió ser bautizado. Se piensa que quizás este acto
esté relacionado con Los Agotes, un grupo de vecinos a los que se les
consideraba inferiores y sufrían la segregación social y religiosa…
Además la inspectora se ve directamente implicada.
Y desde luego el tema es el mal. La maldad que existe en algunas personas.
Este
nuevo caso se va a desarrollar en la misma ubicación geográfica, en
Navarra. En el valle del Baztán. Otra vez está muy presente la mitología
de la tradición vasca. El ambiente es el propio de esa zona, lluvioso,
muy lluvioso, oscuro, sombrío, frío. Hay seres mitológicos como en el
primero.
Y
los personajes principales son los mismos: La inspectora Jefa de
Homicidios de la Policía Foral de Navarra, Amaia Salazar, de treinta
años, que en este libro ha sido madre de un niño Ibai. Su marido James,
su tía Engrasi, sus hermanas Flora y Rosaura y por supuesto su malvada
madre. También algunos compañeros de la policía vuelven a salir: Jonan
Etxaide, conciliador y homosexual que se lleva muy bien con Amaia, y el
Inspector Montes, descarado pero resuelto, enfrentado a la Inspectora.
Aunque justamente una escena que hay entre ellos es lo que más me ha
chirriado de la trama. No sé muy bien a qué venía… Pero bueno en general
me gustan estos personajes, están muy bien perfilados. La autora les
hace un retrato psicológico muy ajustado.
En
cuanto al ritmo de la novela, es más lento en la primera parte, que en
la segunda. Se vuelve, en mi opinión, más entretenida pasado un tercio
de la novela.
Estamos
otra vez ante un thriller español, a nuestra manera que no tiene nada
que envidiar a los de fuera de nuestras fronteras. La autora ha llegado a
tener un estilo muy particular en el que mezcla lo policíaco con los
rasgos psicológicos de los personajes. Los miedos, los sueños, los
secretos familiares están muy presentes en la historia. Más el
componente fabuloso de la mitología hace de esta saga ser bastante
especial.
A
mí este segundo volumen me ha resultado muy entretenido. La intriga
está muy bien dosificada por el libro, te atrapa, creo que incluso más
que el primero. A mí me ha parecido más intrigante que el primero, el
mal me ha impresionado más, ha inventado una trama más rica, con más
hilos, que van confluyendo. Y el final es más sorprendente. Y por
supuesto aunque se resuelve el caso, deja un cabo lo suficientemente
abierto para querer leer el tercero.
Eso
sí, creo que no habría que dejar pasar demasiado tiempo entre uno y
otro libro. Yo he sentido que tenía que haber tenido el primero más
fresco, cuando he leído éste. A ver si el tercero no tarda demasiado en
llegar…
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