El 11 de abril de éste año, dedicábamos una entrada a la Residencia de Señoritas de María de Maeztu. Lo hacíamos a propósito de las placas que encontrábamos a nuestro paso en la calle Miguel Angel esquina con General Martínez Campos en Madrid.
Ya entonces contábamos la historia de este edificio y de paso la de la Residencia de Señoritas.
Hoy os quería dejar con el otro lado del edificio. Me gustó mucho con ese jardín tan agradable.
Pero permitidme que os vuelva a copiar lo que os contaba entonces, porque a mí me parece interesante. Y está bien repasarlo...
El grupo
femenino de la Residencia de Estudiantes, se llamó Residencia de
Señoritas, porque entonces la palabra "señorita" era un término de
cortesía aplicado a la mujer soltera que ya hoy no se utiliza mucho. Fue
creado por la Junta de Ampliación de Estudios para facilitar el acceso
de las españolas a los estudios medios y universitarios y crear unas
señoritas cultivadas.
Era una
idea muy innovadora. Era una apertura total para las mujeres de clase
media. Aprovechando el traslado de la Residencia de Estudiantes a lo que
se llamaba entonces los Altos del Hipódromo, la Residencia de Señoritas
ocupó inicialmente los hotelitos de la calle Fortuny que habían
cobijado a los estudiantes varones antes de su traslado a los edificios
de la calle Pinar. Y para conducir la Residencia se eligió a María de
Maeztu, un espíritu reformista.
María de Maeztu Whitney (1881-1948)
que según palabras propias del año 1925: "Soy feminista. Me avergonzaría
de no serlo porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo
de colaborar como persona en la obra total de la cultura". Pertenecía a
la Institución Libre de Enseñanza y fue alumna de Miguel de Unamuno y
José Ortega y Gasset.
Era rubia, menuda, nerviosa, y dicen
que se expresaban con tan locuacidad que a veces era imposible seguirla.
Dicen también que vestía de cualquier manera, sin ninguna coquetería,
siempre con un abrigo y un sombrerito en la nuca al que Lorca le dedicó
con mucho cariño, pues eran muy amigos, una copla.
Aquí
se albergaban mujeres mayores de 16 años que pudieran hacer estudios
universitarios o no. En la Residencia de Estudiantes sí que eran
universitarios. Pero aquí se admitian a mujeres que quisieran ingresar
en Facultades Universitarias, en la Escuela Superior de Magisterio, en
el Conservatorio Nacional de Música, en la Escuela Normal, en la Escuela
del Hogar o en otros estudios. Y otra diferencia con la Residencia de
Estudiantes es que en este caso la mayoría de las mujeres procedían de
clases medias, mientras que los varones procedían de familias más
acomodadas.
Las
residentas estaban en contacto con profesores, escritores, artistas
nacionales y extranjeros, que daban conferencias, realizándose toda
clase de intercambios culturales, en tertulias, lecturas comentadas,
representaciones, conciertos, visitas a museos, excursiones a ciudades y
pueblos. La Residencia de Señoritas tuvo gran significación para la
cultura femenina española. María de Maeztu, con su prestigio personal y
cultural, mantenía el espíritu de la Residencia, en un ambiente grato y
atractivo para las universitarias y los visitantes vinculados y
residentes, como Marie Curie. Asiduos contertulios fueron Ortega y
Gasset, Pérez de Ayala, Eugenio Montes, Menéndez Pidal, Marañón, Juan
Ramón, Azorín, Pancho Cossío, Jorge Zalamea, Pedro Salinas, Vicente
Huidobro, F. García Lorca...
La Residencia de Señoritas estaba prácticamente vacía cuando se inició la Guerra Civil en 1936 debido al parón vacacional.
la Residencia de Señoritas quedó desde este momento en una situación
inestable y cambiante. Sus edificios se utilizaron como hospital de
reposo, alojamiento para niños tuberculosos y huérfanas del Ministerio
de Hacienda, como enfermería y laboratorio de farmacia, como escuela de
capacitación de las Juventudes Socialistas Unidas, como alberge de
familias sin hogar, como sede del Batallón antigás y, finalmente, como
escuela de puericultura.
Al finalizar la guerra la Residencia de Señoritas se convierte en
Colegio Mayor Santa Teresa de Cepeda bajo la dirección de Matilde
Marquina, inicio de una etapa pedagógica que, al pesar de aquellas
antiguas alumnas de la institución que regresaron tras la guerra
(Eulalia Lapresta, entre ellas), ya nada tendría que ver con la
predecesora. Sin embargo, esta presencia resultó decisiva para la
conservación del legado de María de Maeztu y del archivo de la
Residencia de Señoritas, que Lapresta ocultó en un baúl que finalmente
fue olvidado en los sótanos del edificio Arniches cuando el colegio
mayor se trasladó a la ciudad universitaria. Allí lo encontró Alicia
Moreno, alumna de Vicente Caho Viu y, desde entonces, el archivo
propiedad de la Universidad Complutense se conserva al cuidado de la
Fundación Ortega y Gasset que ocupa sus dependencias desde finales de
los años ochenta.
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