¡FORMENTERA! –exclamaron casi al unísono el conde Timascheff y el capitán Servadac.
Era el nombre de una isla del grupo de las Baleares situado en el
Mediterráneo. Esto indicaba con claridad y exactitud el punto que
ocupaba entonces el autor de los documentos. ¿Pero qué hacía allí aquel
francés? Si estaba, ¿vivía todavía?
No podía dudarse que era Formentera de donde había lanzado las
noticias indicando las posiciones del fragmento del globo terrestre a
que llamaba Galia.
Julio Verne
Héctor Servadac pág. 106
Quiero terminar junio con otra entrada dedicada al rastro de los escritores que encuentro en mi camino. Ya os hablé hace nada de que había estado en Ibiza y había visto la casa en la que veraneó Rafael Alberti y María Teresa León en 1936.
Pues bien, hoy quería que esta entrada fuera también de otro escritor con el que he tropezado este mes. Me refiero al monolito que existe dedicado a Julio Verne en el Faro de la Mola en Formentera.
Rebuscando por la red resulta que no está muy claro si Julio Verne conocía Formentera o no, no se sabe a ciencia cierta si realmente estuvo en el Faro de la Mola. Este impresionante lugar que os dejo en mis fotos. Y que si no conoceis deberíais conocer porque es una preciosidad.
De lo que sí que no hay duda es de que Julio Verne escribió su novela Hector Servadac inspirándose en este lugar. Aquí existe un monolito donde un par de placas, fechadas en el año 1978, hablan de ello.
Hector Servadac es una novela de Julio Verne,
publicada en 1877 en el que el protagonista Héctor Servadac y un grupo
de personajes de distintas nacionalidades realizan un curioso viaje
durante dos años a través del sistema solar encima de un cometa debido a
una catástrofe en la tierra en la que un aerolito gigante arranca un
trozo del mediterráneo (donde transcurre la acción) del globo terrestre
hacia el espacio exterior.
Parece ser que a Julio Verne le gustaba mucho la forma de esta isla, tan plana pero que sin embargo terminan con una pendiente de entre 120 y 140 metros justo a la altura de este bello faro. Parece ser que le parecía un lugar desde el cual podrían despegar aviones o naves o incluso ovnis.
Y ya que estamos en este lugar aprovecho para contaros que este faro de la Mola fue proyectado por Emilio Pou, y después de estar construyéndole durante unos tres años se inauguró el 10 de junio de 1861. Es el faro más importante y antiguo de Formentera y fue mandado construir por Isabel II.
Tres fareros se encargaban de su funcionamiento y mantenimiento. Y solo en dos ocasiones ha dejado de iluminar, una durante la guerra de Filipinas y otra durante la guerra Civil española. La luz del faro electrificado en 1.973, alcanza una distancia de 23 millas náuticas.
Qué sugerentes son los faros ¿verdad? Son lugares mágicos muy susceptibles de hacer literatura con ellos.
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