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miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Apóstrofe o Apóstrofo?




Y ahora una pregunta muy simple:

¿Vosotros cómo llamáis a la coma aérea que utilizamos a veces para subrayar la omisión de algún sonido? Por ejemplo: pa’que se nos salga el mal agüero…

¿Apóstrofe? ¿Habéis dicho “Apóstrofe”?

Porque toda la vida yo inmediatamente hubiera contestado: “Apóstrofe” y lo hubiera hecho sintiendo que estoy en posesión de la verdad absoluta.


Pues no.

Me temo que si me habéis contestado “Apóstrofe” que es lo que yo hubiera hecho, nos habríamos caído con todo el equipo. Y parece ser que es un error muy común el hacerlo.

A dicha coma aérea se le llama: APÓSTROFO, acabado en o. Porque Apóstrofe es otra cosa, una figura literaria.

Esta distinción me la regaló ayer uno de mis hermanos y la verdad es que me quedé muy sorprendida.

Pero mejor vamos como hacemos otras veces a escuchar la voz de “los supertacañones” o lo que es lo mismo la voz de la Real Academia de la Lengua.


Apóstrofo. Signo ortográfico auxiliar en forma de coma alta (’), que apenas se usa en el español actual. 1. Como usos propios de la lengua española, se distinguen principalmente dos:



a) Para indicar, en ediciones actuales no modernizadas de textos antiguos, sobre todo poéticos, la elisión de la vocal final de determinadas palabras (preposiciones, artículos, conjunciones) cuando la que sigue empieza por vocal: d’aquel (por de aquel), l’aspereza (por la aspereza), qu’es (por que es).



b) Para reflejar, en la escritura, la supresión de sonidos que se produce en ciertos niveles de la lengua oral. Aparece con frecuencia en textos literarios cuando el autor desea reproducir el habla de personajes de escasa cultura: «Sacúdete el vestidito, m’ija, pa’que se nos salga el mal agüero» (Hayen Calle [Méx. 1993]).




2. Se conserva en la reproducción de nombres o expresiones pertenecientes a lenguas en las que se mantiene el uso moderno del apóstrofo, como el catalán, el inglés, el francés o el italiano: L’Hospitalet de Llobregat, O’Connor, c’est la vie, D’Annunzio.



3. Hay que evitar los siguientes usos del apóstrofo, ajenos al español, y que se deben al influjo del inglés:



a) Cuando aparece en sustitución de las dos primeras cifras de un año: ’82 por 1982. Si se desea hacer la abreviación, lo que es frecuente en la expresión de acontecimientos relevantes celebrados en ciertos años, no debe utilizarse el apóstrofo: Barcelona ’92 (Juegos Olímpicos). Basta con las dos últimas cifras del año, que pueden unirse o no con guión a la palabra precedente: Barcelona 92 o Barcelona-92.



b) Cuando se usa, seguido de una s, para indicar el plural de una sigla: ONG’s. El plural de las siglas es invariable en español: las ONG (→ sigla, 3).



4. No debe utilizarse el apóstrofo para separar las horas de los minutos: las 20’30 h. En este caso, se recomienda el empleo del punto, aunque también se admiten los dos puntos.



5. Tampoco debe usarse para separar, en los números, la parte entera de la parte decimal: 3’1416. En este caso ha de emplearse preferentemente la coma, aunque también se admite el uso del punto.



6. No debe confundirse con apóstrofe (‘invocación vehemente’ e ‘insulto’; → apóstrofe).



Apóstrofe.


Invocación vehemente a una segunda persona’: «¡Aléjate del yo, Simón, y créeme! ¡El yo quema! (Juan Anido dejó de hablar después de este apóstrofe)» (MFoix Quincena [Esp. 1988]);



e ‘insulto o dicterio’: «Ante el alud de apóstrofes y de ultrajes, retrocedió, temeroso, el público» (Mujica Escarabajo [Arg. 1982]). Aunque en el español clásico se usaba a menudo con el género femenino etimológico, hoy se emplea exclusivamente en masculino.




No debe confundirse con apóstrofo (‘signo ortográfico’; → apóstrofo).

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