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viernes, 17 de enero de 2014

"Caerán precipitaciones en forma de nieve" un artículo de Alex Grijelmo


Parece ser que este fin de semana va a hacer mucho frío o como dirían los meteorólogos vamos a tener "condiciones climatológicas adversas"...

Entonces cómo seguramente pasaréis más tiempo en casita y tendréis más tiempo para leer os quería dejar con un artículo de Alex Grijelmo que salió hace días, el 22 de diciembre de 2013, en el periódico ELPAIS, en la sección La punta de la lengua titulado “Caerán precipitaciones en forma de nieve”. Está bien, es muy curioso, no dejeis de leerlo.



“Caerán precipitaciones en forma de nieve”.


Este invierno tendremos “condiciones climatológicas adversas”, se lo digo con toda seguridad. Y además se lo anuncio con toda solemnidad. Si no hubiera querido deslumbrarle a usted solemnemente, habría escrito que este invierno tendremos mal tiempo, y ya está.
 
Ese mal tiempo, de todas formas, hará que suba “la siniestralidad en las vías interurbanas”, lo cual también le expreso a usted con la ampulosidad precisa para que le dé la importancia debida al hecho de que habrá más accidentes en las carreteras.
 
Y los habrá, sin duda; por mucho que para evitarlo se produzca un despliegue de las “fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado”, mayormente de la Guardia Civil.
 
Lógico, porque las condiciones climatológicas adversas y el consiguiente despliegue de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado para evitar la siniestralidad en las vías interurbanas se van a dar porque “caerán precipitaciones en forma de nieve”. También pueden sobrevenir “precipitaciones en forma de granizo”, incluso “precipitaciones en forma de agua”.
 
Y no se quede usted ahí: las peores precipitaciones son las de viento: se precipitan los árboles, se precipitan las cornisas, se precipitan los carteles de las peluquerías… Sí, a veces ocurren tales desgracias por la negligencia de los responsables de conjurar esos riesgos, personas que descuidan sus obligaciones y que en algunos casos se merecen acabar encerradas en una institución penitenciaria, lo que antes de inventarse el idioma administrativo se llamaba prisión.
 
Los accidentes de tráfico debidos a que nevará, granizará o lloverá (o sea, precipitaciones en forma de tal y tal) se concentrarán en algunos “puntos kilométricos”: “Atención, se ha producido un desprendimiento de tierras (o sea, otra precipitación) en el punto kilométrico 21”; es decir, lo que veníamos llamado “el kilómetro 21”.
 
Y eso nos lleva a la perplejidad de conocer que hay puntos kilométricos, cuando siempre los imaginábamos redonditos y pequeños; vamos, de milímetros. Los puntos siempre fueron milimétricos.
 
Alguna extraña razón activa en ciertas personas la costumbre de alargar los términos de cualquier idea. Quizás el subconsciente les dice que así consiguen alargar la idea misma. Y entonces incurren en pleonasmos como el de esas fuerzas y esos cuerpos (se nos haría raro pensar en cuerpos de seguridad sin fuerza, o en fuerzas de seguridad sin cuerpos); o el de las precipitaciones que caen (o caídas que se precipitan); casi siempre hacia abajo, por cierto.
 
Hoy se celebra la Lotería de Navidad. Así que a algunos se les precipitará el Gordo. Les caerán precipitaciones en forma de premios. Y lo organiza todo la Sociedad de Loterías y Apuestas del Estado, que no debemos entender como la sociedad mediante la cual el Estado lanza sus envites (las apuestas del Estado), sino como la “sociedad estatal de loterías y apuestas”, pues se supone que quienes juegan son los ciudadanos. (Bueno, y también el Estado, ciertamente, porque a veces le tocan los números que nadie compró).
 
En fin, ante tanta precipitación en el lenguaje oficial, constituye nuestro deber avisar a los lectores: habrá euforia de los agraciados, que se amontonarán si el premio, como acostumbra, está muy repartido. Eso puede generar “la invasión de las vías urbanas”; y “los efectivos de las fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado” no podrán desplegarse “por toda la geografía nacional”. Por tanto, se informará con puntualidad acerca de eventuales “alertas de nivel amarillo (circulación intermitente)” para evitar “la siniestralidad invernal”.
 
Ahora bien (y aquí viene el principal aviso): se oirá decir en los medios de comunicación que algunos afortunados, deseosos de celebrar su suerte, han tirado la casa por la ventana. Eso, que conste, forma parte del lenguaje popular (tan distinto del lenguaje verdadero) y, por tanto, no debe tomarse al pie de la letra, pues en ningún caso significará que se estén produciendo precipitaciones en forma de muebles.
 

viernes, 11 de diciembre de 2009

Las palabras largas. Alex Grijelmo


" ... Ya es conocida la propensión de los personajes públicos a estirar las palabras por esa creencia tan absurda y tan arraigada según la cual los términos con muchas sílabas resultan más prestigiosos. Buscan con ello la fascinación de los oyentes, que se quedan perplejos ante esa supuesta elevación de los conceptos...

... Así , en lugar de aplicar un método, los políticos establecen una metodología.
Donde la gente sencilla dice ejercer, ellos pronuncian ejercitar.
Si nosotros hablamos de completar, ellos se refieron a complementar.
Los unos cumplimos y ellos cumplimentan.
Nosotros hablamos de señalar un asunto, y ellos los señalizan.
Si nosotros hablamos de clima, ellos se refieren a la climatología.
Un ciudadado analiza los problemas, pero los políticos examinan la problemática.
Si cualquiera tiene una intención, ellos muestran una intencionalidad.
Si nosotros buscamos un fin, ellos van en pos de una finalidad. Si nosostros cumplimos una obligación, ellos plantean una obligatoriedad.
Si nosotros seguimos las normas, ellos aprueban la normatividad y defienden la normativa.
Si nosotros lamentamos los accidentes, ellos ofrecen los datos de la accidentalidad (o la siniestralidad).
Si nosotros concretamos, los administradores de la sociedad concretizan; si nosotros deseamos aclarar algo, los políticos buscan esclarecerlo.
En lugar de potencia, hablan de potencialidad; en lugar de necesidad, de necesariedad; en vez de culpar, culpabilizan; contabilizar y no contar, rumorología y no rumores.
Si los ciudadanos sienten una obligación, ellos decretaran la obligatoriedad.
Si nosotros decimos todos, ellos dicen la totalidad.
Nosotros buscamos tener crédito y ellos quieren disfrutar de credibilidad.
Y así sucesivamente: en lugar de peligro, peligrosidad;
en lugar de disfunción, disfuncionalidad;
en lugar de límites, limitaciones;en lugar de influir, influenciar;
en vez de emoción, emotividad;
en lugar de distinto, diferenciado, y en el puesto de regulación, ellos colocan regularización.
Si nosotros nos referimos al uso, ellos hablan de la utilización.
Y si nosotros vemos un exceso, ellos aprecian un sobredimiensionamiento.
Nosotros generalmente sufrimos una gripe. Pero cualquier persona importante o cualquier deportista destacado, lo que sufre es un proceso gripal.

Son éstos algunos ejemplos claros del poder de las palabras, aunque se trate en ciertos casos de términos inexistentes. Pero quién los emplee buscará la seducción con ellos... Pretende fascinar y repartir perplejidad. ... Hace creer que las palabras largas también prolongan su contenido."

Alex Grijelmo
La seducción de las palabras

Taurus 2000




Álex Grijelmo
BURGOS, 1956
Álex Grijelmo (Burgos, 1956) escribió a los dieciséis años su primer artículo en La Voz de Castilla, un periódico de su ciudad en el que después trabajaría como redactor en prácticas mientras estudiaba Ciencias de la Información. En 1977 ingresó en la agencia de noticias Europa Press, y en 1983 fue contratado por el periódico español El País, en el que trabajó durante dieciséis años. Diez de ellos, como redactor jefe; y en ese periodo fue el responsable del Libro de Estilo. Después dirigió la cadena de diarios locales y regionales del Grupo Prisa; y, más tarde fue nombrado director general de contenidos de Prisa Internacional, división que englobaba las emisoras de este grupo en América Latina, así como tres periódicos y una cadena de televisión en Bolivia y la edición mexicana de la revista Rolling Stone. Desde 2004 preside la Agencia Efe, y en 2007 fue elegido presidente del Consejo Mundial de Agencias. Ha escrito los libros Defensa apasionada del idioma español (Taurus, 1998), La seducción de las palabras (Taurus, 2000), La punta de la lengua (Aguilar, 2004), El genio del idioma (Taurus, 2004) y La gramática descomplicada (Taurus, 2006). Ha recibido el «honorary degree» en dirección y administración de empresas por la fundación universitaria ESERP, y es profesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, que preside Gabriel García Márquez, con quien codirigió, en 1998, un curso sobre estilo periodístico. En enero de 1999 recibió el premio nacional de periodismo Miguel Delibes.