“Las palabras no tienen huesos, pero los rompe” decía el abuelo de Theodor Kallifatides, el autor griego que ha vuelvo a su lengua materna para escribir el último libro que he saboreado despacio mientras andaba yo también por tierras griegas.
Como mi propósito era viajar a ese país quería leer algo de algún autor de allí. Y dado que el tiempo es escaso, quise matar dos pájaros de un tiro viendo por un lado la serie de Los Durrell, y por otro leyendo a Kallifátides de quién había escuchado hablar muy bien.
"Esa era la hora de la poesía. El alba. El amanecer. El resto del día era para los prosistas. No me lo dijo él, fui yo quién lo pensó en el balcón de mamá."
Theodor Kallifatides es un autor griego afincado en Estocolmo a quién nunca había leído, y escogí un libro: "Otra vida por vivir" que es una especie de ensayo que no llega a las 200 páginas, y está estructurado en tres capítulos.
En este librito, y solo utilizo el diminutivo por su extensión, el autor nos cuenta cómo llegados los 77 años siente que está bloqueado para la escritura y se replantea su vida. Theodor Kallifatides nació en Grecia pero con 26 años, en el año 64, emigra a Suecia por motivos políticos. Una vez allí, no solo aprenderá ese idioma, sino que siempre va a escribir en él y se convertirá en un reputado escritor que escribe en sueco.
"Los griegos cantan cuando beben, los suecos cantan para beber."
Sin embargo en esta ocasión y después de 50 años lo va a hacer en su lengua materna, en griego, una lengua que ni tan siquiera enseñó a sus propios hijos.
"Pero cuando no tienes nada que decir, lo dices mejor en tu lengua materna".
“La emigración no me había hecho escritor; estaba convencido de que también en Grecia habría escrito, por la sencilla razón de que no tenía otra forma de existir a los ojos de los demás, ni a los míos”.
No quiero contaros mucho porque, si además de que es corto, os destripo lo que va ocurriendo... Pero solo deciros que, además del tema de la creación literaria, se aborda la emigración, la memoria, la vida, el envejecimiento, la pérdida de los seres queridos, el desasosiego...
“Yo quería que todo siguiera siendo como antes. Ése es uno de los dramas del expatriado. Sueña con volver a lo que dejó. Pero eso ya no existe más que en su empañada memoria”
Su escritura te va involucrando en el curso de sus pensamientos, es una escritura íntima, envolvente, suave, sencilla y directa, llena de frases que irías apuntando, una escritura bella y sugerente. No es una novela, ya os he dicho que es un ensayo escrito en primera persona, o un diario o no sé muy bien cómo etiquetarlo, el caso es que no hay más conflicto que el conllevan las reflexiones que va desgranando el autor que va trenzando con hechos de su propia vida y que conforman una lectura delicada que te va llevando.
"Fue una verdad simple la que se me reveló de aquella manera. Cuando alguien comienza a salvaguardar la escritura, cuando se siente escritor, cuando cuelga letreros con su nombre en las puertas, es que está acabado. La escritura es como un manantial. Puedes ornamentarlos con estatutas, adornarlo con una preciosa fuente, construir alredecdor del borbotón una placita y sembrarla de sicomoros. Pero nada de eso es lo que hace que el agua fluya."