Hoy, 17 de enero, los protagonistas eran ellos.
Y allí estaban, esperando pacientemente su turno en la cola para entrar en la Iglesia.
Casi
quietos, mirando todo con interés, reconociendo a sus iguales,
oliéndose los unos a los otros, quizá incluso hasta saludándose, sin
perder ni aplomo ni tranquilidad.
Era su día.
¿Lo sabrían?
Cuentan
que en una ocasión a San Antonio Abad se le acercó una jabalí con sus
jabatos y el santo los curó. Por ello, siempre se le representa con unos
cerdos.
San Antón, patrón de los animales, en la Iglesia de Madrid
que lleva su nombre, les bendice cada 17 de enero. Según la tradición,
de esta manera se da a los animales salud y protección para el año que
acaba de llegar.
¡Y cuánto de animal llevamos dentro!
Así que yo también he ido.
Por si acaso.