“El soldadito era de la Quinta del Biberón, la leva de niños
reclutados cuando ya no quedaban hombres jóvenes ni viejos para la
guerra. Víctor Dalmau lo recibió junto a otros heridos que sacaron del
vagón de carga sin mucha consideración, porque había prisa, y tendieron
como leños en esterillas sobre el piso de cemento y piedra de la
estación del Norte, en espera de otros vehículos para llevarlos a los
centros hospitalarios del Ejército del Este. Estaba inerte, con la
expresión tranquila de quien ha visto a los ángeles y ya nada teme.
Quién sabe cuántos días llevaba zarandeado de una camilla a otra, de una
posta de campaña a otra, de una ambulancia a otra, hasta llegar a
Cataluña en ese tren. En la estación, varios médicos, sanitarios y
enfermeras recibían a los soldados, mandaban de inmediato a los más
graves al hospital y clasificaban al resto según dónde estaban heridos
—grupo A los brazos, B las piernas, C la cabeza, y así seguía el
alfabeto— y los enviaban con un cartel al cuello al lugar
correspondiente. Los heridos llegaban por centenares; había que
diagnosticar y decidir en cuestión de minutos, pero el tumulto y la
confusión eran sólo aparentes. Nadie quedaba sin atención, nadie se
perdía. Los de cirugía iban al antiguo edificio de Sant Andreu en
Manresa, los que requerían tratamiento se mandaban a otros centros y a
algunos más valía dejarlos donde estaban, porque nada se podía hacer
para salvarlos. Las voluntarias les mojaban los labios, les hablaban
bajito y los acunaban como si fueran sus hijos, sabiendo que en otra
parte habría otra mujer sosteniendo a su hijo o a su hermano. ..."
He vuelto a pasar unos días de
placer en el universo de Isabel Allende.
Viajar de nuevo a sus historias,
volver a vivir entre sus páginas es garantía de disfrute, de conocer personajes
entrañables, de vivir muchas vidas fascinantes.
“Largo pétalo de amor” no ha sido
ninguna excepción.
Me daba pena que se terminara, y
de hecho fue lo que menos me gustó de todo el libro, que se termina casi sin
que te des cuenta. El final no me convence mucho. Llegas a la última página y
te preguntas: ¿Ya? Y sí, más o menos te imaginas qué pasará después. Pero
querrías que también eso te lo hubiera contado, porque la Allende cuenta las
cosas “tan bonito…”.
El tema de la novela es la patria y el desarraigo. Y por supuesto creo que también podría ser el amor.
"Y entonces ese vasco alegre y corajudo, que había visto tanta muerte y sufrimiento, tanta violencia y maldad, lloró disimuladamente con la cara escondida en la nuca de la joven, cuyo olor no olvidaría. Lloro por ella, porque todavía no sabía que era viudad, lloró por Guillem, que nunca conocería a su hijo ni volvería a abrazar a su novia, lloró por Carme, que se había ido sin despedirse, lloró por sí mismo, porque estaba muy cansado y por primera vez en su vida dudaba de su buena suerte."
"Y entonces ese vasco alegre y corajudo, que había visto tanta muerte y sufrimiento, tanta violencia y maldad, lloró disimuladamente con la cara escondida en la nuca de la joven, cuyo olor no olvidaría. Lloro por ella, porque todavía no sabía que era viudad, lloró por Guillem, que nunca conocería a su hijo ni volvería a abrazar a su novia, lloró por Carme, que se había ido sin despedirse, lloró por sí mismo, porque estaba muy cansado y por primera vez en su vida dudaba de su buena suerte."
Por primera vez la historia está
ambientada en España, en tiempos de la Guerra Civil. Ahí arranca esta novela. Y
después nos hablará del barco Winnipeg, donde un puñado de republicanos, ni más ni menos que dos mil,
buscarán otro lugar para vivir: Chile. Y ahí la historia se trasladará a ese
país mientras nos cuenta las vidas del médico Víctor Dalmau y la que será su
mujer, la pianista Roser Bruguera y su historia de amor.
Pablo Neruda tiene un papel
importante en la obra y la autora le hace un homenaje en este libro. Por esta historia circulan junto a los personajes ficticios, personajes reales como, ya he dicho Pablo Neruda, pero también Salvador Allende o Elizabeth Eidenbenz.
Temporalmente la novela comprende un periodo de tiempo entre el año 1936 y el 1994.
No quiero contaros mucho porque
es mejor zambullirse en esta nueva novela e ir descubriéndola poco a poco. La gesta
del Winnipeg, barco del que yo nunca había oído hablar y un ramillete de vidas
a las que toca no solo pasar la Guerra Civil, sino también el golpe de
Pinochet.
Como siempre la autora disecciona
los sentimientos y los sabe traducir a palabras de forma efectiva y delicada.
A mí me ha parecido una novela
muy entretenida y amena. Creo que me ha gustado más que la anterior novela de
esta autora, pero quizás a otras personas ésta le guste menos que alguna que
otra, porque Isabel Allende tiene muchas novelas entrañables, y para gustos…
#Reseñas
#Isabel Allende
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